viernes, septiembre 08, 2006

Sabino Méndez



El libro es un puzzle de párrafos, de relatos de veinte, cincuenta líneas que releídos sueltos producen la sensación de no ser nada, de que ni siquiera pase algo. Pasa la vida, pasan las decepciones, el miedo, la esperanza, las ilusiones, la constante recreación íntima de un hombre. La política, los tomates de la cocina, diagnósticos mortales, la literatura, el rocanrol como leyenda desvanecida. Sabino sirve la intención de su dietario con una frase breve y estricta de Pla: “Observar es más difícil que pensar”.

Sabino era el tipo que componía bellas canciones optimistas, en cierta manera humildes y minúsculas, como Esto no es Hawai y Quiero ser una rock 'n roll star, que eran a la par tan limitadas en su expresión como brillantemente hondas y divertidas. Supongo que la lectura de Hotel Tierra, que es de lo que les hablo, como cuando leí Corre, Rocker la hago en clave generacional, y puede que por eso me emocione más de lo que otras miradas puedan ver. Pero, al cuerno con lo que sea verdaderamente. ¿Y por qué? Porque a mí me ha servido para encarar los días que me vienen.



P.D.: Como este es un blog tirando a político (aunque no sé si ya esto es una pequeña condena para el alma), no está de más que les deje una muesca del Méndez que habla de política (por cierto, buen amigo de Arcadi y participante en Ciutadans, cosa que he descubierto en la lectura). Algunas otras cosas están en Letras que Dejan Rastro, para los que les entretiene bucear entre frases que, al menos a uno, le dejan alguna estela en el cerebro:
…como procedemos en muchos casos de barrios de inmigrantes tienden a vernos como algo suburbial, de imposible prestigio intelectual. Lo que más les desconcierta es que estas mismas actitudes están marcando el compás en Nueva York, París y Londres, y eso es un hecho imposible de eludir. Los que aquí las practicamos encima saltamos del castellano al catalán con una facilidad pasmosa. Somos una eclosión de mestizos (hijos de inmigrantes de segunda generación, nacidos ya aquí) que, con el sentido común en la mano, imposibilita ya para siempre el viejo e inconsciente sueño del nacionalismo independentista de repatriar a todos los emigrantes murcianos al final del franquismo