jueves, septiembre 28, 2006

Menos mal que nos queda Portugal (2)


Santiago Petschen, catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid, publica hoy en El País un interesante artículo sobre el pensamiento portugués acerca de España. Es muy interesante. Extraigo esta cita, que viene que ni pintado al ensayo/ficción del otro día por la encuesta de marras, excusa semiimplícita del artículo:
El iberismo desarrollado en Portugal originó también un pensamiento político. Teófilo Braga estableció un plan concreto de Federación Ibérica en cuya construcción España debería aceptar importantes condiciones: organizarse como República, dividirse en territorios autónomos formando una federación, admitir en dicha federación a Portugal que sería así la mayor y más fuerte unidad del conjunto, establecer en Lisboa la capital de la Federación Ibérica.

Semejante idealismo no podía menos que tener su incidencia en Cataluña. El poeta Joan Maragall, en un artículo publicado en 1906 en el Diario de Barcelona, dijo que la naturaleza ibérica, por su suelo, por su cielo y por su gente, parecía la tierra prometida para concretar el ideal de un nuevo federalismo, no ya político sino también humano en el sentido más profundo de la palabra. Tiempo después, el periodista Gaziel escribió en 1963: "Pocas veces la insensatez humana habrá establecido una división más falsa. Ni la geografía, ni la etnografía ni la economía justifican esta brutal mutilación de un territorio único". Y concretó la dimensión política de su pensamiento introduciendo a Cataluña en el quehacer del acercamiento peninsular
Es muy interesante el análisis de sus conclusiones, pues se centra en el mundo de las percepciones sobre las patrias y los pueblos. Y es probablemente un tipo de razonamiento válido para las cuitas cotidianas de este país sin nombre y sin identidad precisos.