sábado, septiembre 16, 2006

Intravenoso


El fiscal dice:
«puede poner la salud y la vida del mismo en peligro, circunstancia que en ningún momento puede ser permitida ni aceptada ni por la Administración Penitenciaria ni por la Autoridad Judicial»
¿Y quienes son los jueces para decidir sobre la vida de nadie? Incluso legalmente hemos renunciado a la pena de muerte, se aceptan (con muchas limitaciones sobre la transmisión del patrimonio, es cierto) las últimas voluntades de la gente, no creo que exista la tipificación del suicidio como delito: vano esfuerzo juzgar al muerto.

¿Tendremos miedo, pues, a la propaganda? ¿A que, efectivamente, el etarra sea tan estúpido como para morirse él en nombre de los demás, sentados como están en sus sillones, a veces decidiendo sobre la vida de otros?. La mirada política nos llevaría a preguntarnos si el Gobierno resistiría el desgaste de un día tras otro en el que los etarras/batasunos le culpen de cada gramo que pierde el asesino convertido en mártir. Si resistiría a un muerto héroe mientras hace o dice que negocia con sus hermanos de fe.

Pero creo, todavía, que la libre voluntad de suicidarse está por encima de lo que un Gobierno tiene derecho a hacer por mucha propaganda dañina y retorcida que se cree.