domingo, julio 17, 2005

Ocho timos españoles (para espanto de liberales)

1.- La televisión pública: ¿por qué el ciudadano pagador de impuestos tiene que soportar que le digan que se trata de un servicio público cuando puedo tener lo mismo gratis viendo las televisiones privadas? Incluso la llamada "programación cultural" podría obtenerse dejando que los canales temáticos pudieran emitir libremente en los seis - nada menos que seis - que le dejan a TVE en el reparto digital, entre otras alternativas. No digamos nada de las autonómicas. Pregunta: ¿cuánto porcentaje del espectro se reserva el estado para teles gubernamentales, autonómicas y de ayuntamientos? Ninguna crítica liberal ni en la oposición ni en los diarios (económicos y de los otros) a algo que es de sentido común: la iniciativa privada debería tener derecho a acceder en condiciones de igualdad. Pero esos periódicos son los dueños de las teles, qué casualidad.

2.- La venta de tabaco: ¿por qué unos tienen derecho a vender tabaco y otros no? ¿quién decide quienes son esos señores?

3.- La venta de loterías y quinielas: ídem de ídem.

4.- Cobre usted su pensión por la Seguridad Social: hagamos el cálculo, si yo pusiera lo que me quitan de lo que legitimamente gano en un fondo y lo capitalizara, no sólo gestionaría un aspecto trascendental para mi vida por mi mismo (¿tengo derecho, no?) sino que seguramente me darían más. A los que me dicen que qué pasa con los que menos tienen, les digo: páguenlo de lo que ya pago de mis impuestos, pero no me roben haciéndome cotizar por una cantidad y dándome otra.

5.- Las licencias de radio: A nadie, ni siquiera a los listos de El País, se les ha ocurrido nunca que se ganaran mediante subasta y un límite por propietario. Sí pusieron el grito en el cielo cuando Rato no sacó las licencias de UMTS a concurso. Otro timo más. Las licencias de radio son de los amigos de quien están en el Gobierno de turno. A usted y a mí no nos darían ninguna anque tuviéramos el dinero.

6.- La libertad de horarios comerciales: Es decir, la ausencia de libertad de horarios. Es decir, que se puede vender pan el domingo, un periódico, ir al cine, pero no puedo vender bragas. El argumento es que las grandes superficies ganarían más. Es tan incosistente que no sé ni cómo se puede tardar un segundo en discutir esto. Mi libertad es mi libertad, que nadie me impida ganarme la vida.

7.- Las subvenciones del cine: que siempre tienen a los mismos de protagonistas y que después de tantos años siguen sin tener éxitos de taquilla. Y los que lo tienen: ¿por qué les tengo que seguir financiando de mi bolsillo?

8.- La sacrosanta unidad de España: ¿por qué no se puede votar? ¿quién le tiene miedo a que se decida en referéndum?. España, entonces, sobreviviría. No sería sacrosanta, sería legítima. Y útil para todos, puede que ni patria eterna.




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