jueves, diciembre 29, 2005

Después de todo, existe algo en común



Debemos alegrarnos, algo nos une. Los hechos son los hechos, la mediocridad futbolística en ausencia de jugadores foráneos es un rasgo típicamente español como demuestran la histórica incapacidad por ganar nada y, lo que es peor, que parezca que se puede ganar algo. Ese rasgo típicamente español una vez desagregado por sus componentes nacional/territoriales parece confirmarse como recurrente. Precisamente, suele decirse que el todo es la suma de las partes. Los resultados ante las grandes potencias de la globalización, son apabullantes:

Navarra 1-0 China
Euskadi 0-1 Camerún
C. Valenciana 2-1 Colombia
Andalucía 4-1 China
Murcia 1-1 Lituania
Cataluña 1-1 Paraguay

La derrota euskalduna ante Camerún da mucho que pensar. En realidad, puede que confirme la mediocridad intrínseca del futbolista español al ser esta la única comunidad que alardea entre sus equipos mayores de emplear jugadores únicamente vascos (es decir, los únicos donde, el diario ABC dixit, los que juegan tienen pasaporte español). A lo mejor no es el futbolista español el mediocre, sino su juego colectivo. Los entrenadores innovadores suelen contratar psicólogos. Parece que ni con esas.

El advenimiento de la selección de Murcia y la amenaza del pepino mecánico resulta conmovedora. Pero estén seguros de que esto complica más las cosas: si ya casi todos tienen selección autonómica, ¿cómo se diferencian los históricos de los demás?

Atención: el jueves otro fascinante partido, Galicia-Uruguay. ¿Gallegos contra Gaitas?


P.D.: se desconoce si las autoridades gallegas han investigado en el pasado de los jugadores de la selección uruguaya para determinar cuántos de ellos proceden de Lalín y limítrofes. Una oportunidad exquisita para encontrar a sus antepasados, llevarlos al palco, ganar unos votos, y donar unas cuantas fotocopiadoras a la Casa de Galicia de Montevideo.

Actualización: esto me pasa por inventarme posts de estos mientras leo la prensa. Efectivamente (y no sé si por la mala uva del diario), en El Mundo nos cuentan que había mucho cemento en el Cataluña-Paraguay y que eso conduce a la necesidad inevitable de seguir profundizando en la causa. Fuerte contraste con los grandes llenos de los dos primeros años de selección catalana. Menos presencia de políticos. Pero véase lo que piensan los elementos más nacionalistas de la selección: «Hay que ir más allá. No creo que con los actos folclóricos, una vez al año, nos quedemos con la conciencia tranquila. Hay que seguir trabajando y confío en que la gente que se encarga de estas gestiones siga trabajando para que sea una realidad», se lamentó Oleguer Presas. La gente no ha ido al partido, en mi opinión, no porque no se sienta catalana. Simplemente, no se siente atraída por el espectáculo o la inanidad del torneo. La cuestión es que una vez que hemos jugado como catalanes y ya hemos reivindicado la cosa deja de tener su interés. ¿Y ahora qué? Pues jugar un partido no es suficiente, ahora quiero más. Parece un ejemplo perfecto del mecanismo de insatisfacción melancólico de todo nacionalismo. Mi amigo Viladesau me dirá que es precisamente por carecer de la posibilidad por lo que se siente la necesidad de tener y cuando se tenga, se podrá dejar de anhelarlo, por lo que ahora resulta necesario ser nacionalista y razonablemente melancólico. Es un argumento con base: se me imponen cosas, entonces no me agradan esas cosas. Para mí lo que sucede es que la sobrecarga de la patria termina cansando normalmente por poco práctica, pero cuando los brujos de la tribu sienten que la patria deja de interesar - puede que por innecesaria en la vida cotidiana - han de encontrar un nuevo exorcismo que eleve los espíritus. Ya saben lo que pienso: hagamos un referéndum para preguntarle a la gente lo que quiere ser. Terminaremos tan saturados y aburridos de las naciones y las patrias que se quedará lo práctico y la gente huirá de lo cansino. Viene a ser lo mismo que las selecciones: gustan si gano al hockey (porque puedo ganar), pero puede que a los jugadores de otros deportes les interese jugar con un equipo con posibilidades de ganar un torneo serio. El warterpolo atesora un enorme número de jugadores catalanes, pero sin el concurso de otros probablemente fuera difícil tener opciones de ganar los grandes torneos internacionales. No está mal, dejemos que la gente elija. Pero el problema es que lo estamos construyendo a la carta, de forma que unos podrían elegir y otros no tanto. País indefinido.


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martes, diciembre 27, 2005

Una aportación al independentismo inteligente


(Homenaje a Viladesau)


Martin Varsavsky, ese argentino listo (valga la redundancia), probablemente más listo si se confirma que ese apellido es de procedencia judía, me lleva a través de su blog a un viejo artículo publicado por The Economist de inquietante título para los residentes de este país pendiente de definirse: ¿Qué tamaño debe tener un estado-nación?.

El artículo parte de una observación más inquietante aún: "de los diez países más ricos del mundo en términos de renta per cápita, sólo dos tienen más de cinco millones de personas: los Estados Unidos, con 260 millones, y Suiza con siete". A Catalunya som sis milions, nos decía el respetado presidente Pujol; en la Euskal Herria mítica (que incluye, como saben, el viejo Reino de Navarra y los territorios transpirenaicos de la Baja Navarra, Lapurdi y Zuberoa) no sé cuántos serían, pero seguro que son menos de cinco. Tampoco los gallegos son más, incluídos los de Buenos Aires. El artículo fue publicado el 18 de diciembre de 2003, por lo que presumimos que los datos son de entonces. La culpa de esta mala noticia para las fuerzas imperiales (tengan camisa azul o no) la tenían dos economistas norteamericanos, Alberto Alesina de Harvard y Enrico Spolaore de la Universidad de Brown, que publicaron un librito titulado The Size of Nations.

Entre esos países pequeños no hablamos especialmente del Principado de Mónaco, sino de joyas como Singapur y Noruega. En el texto nos advierten de las grandes ventajas de los países grandes, entre ellas la nada desdeñable capacidad para crear economías de escala y recaudar impuestos con más eficiencia. Si no he leído mal, no se menciona nada de la influencia política y cultural de una mayor demografía, pero lo añado yo porque creo que la ciencia no me va a contradecir: lo comento porque es un argumento en favor de la pervivencia de España as we know it.

La explicación del éxito de los países pequeños, de acuerdo con Alesina & Spolaore, reside en la combinación de tamaño y apertura económica. La conclusión es apasionante:

No obstante, el intercambio entre los costes y beneficios del tamaño está influído por otro factor: las restricciones al comercio. La importancia del tamaño económico para la prosperidad depende de modo crucial en el grado de apertura de una economía. Países pequeños que podrían no ser viables en un mundo con restricciones al comercio, pueden prosperar si los intercambios son libres y los mercados abiertos. "Por lo tanto", dicen los autores, "se debe esperar que la integración económica y la desintegración política vayan mano a mano, en un proceso que se autoalimenta". Un ejemplo: la existencia del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica ha reducido posiblemente los costes de la separación de Quebec.


Cambiemos el NAFTA por la Unión Europea y Quebec por Euskadi. Precisamente la inseguridad acerca de si la independencia produciría la separación de facto de los vascos de la Unión Europea (con el retorno de los aranceles) es un argumento esgrimido por algunos para la falta de osadía del nacionalismo vasco presuntamente moderado en solicitar de modo abierto la independencia y recurre a cosas como el Plan Ibarreche (que, por cierto, se parece mucho al intento de obtener la soberanía de los partidos nacionalistas quebequeses en 1995, lo contaré otro día).

Sea o no sea viable separarse de España en el seno de la Unión, no deja de ser un argumento de reflexión para quienes defienden, simplemente como argumento emocional porque creo que racionalmente no es defendible, que España es una única nación. Si queremos España, tendrá que ser con otro tipo de argumentos a los tradicionales: ni la tradición, ni el floklore ni los meros sentimientos, aunque sean buenos e interesantes aderezos, sirven para justificar un país (un estado, una nación) para un hombre moderno y, añado yo, liberal y laico. Luis Amézaga nos dió uno muy defendible y apropiado en los tiempos que corren.

No llamen a Varsvasky aguafiestas. Cree más en España (y en el español) que los propios españoles y no deja de asombrarse de la miopía y la falta de ambición del conjunto: "En el "Valley" la gente cuando sueña en hacer algo se lo imagina para todo el planeta. En España para todo el mundo hispano...a veces."



P.D.: El argumento es el contrario al de Viladesau, el independentista inteligente, que espera reducir la integración económica de Cataluña con España para hacer posible la indepedencia. Al final, querido amigo, la estrategia de ERC parece más correcta: reconocimiento de la soberanía dentro de la UE.

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domingo, diciembre 25, 2005

Por qué me pongo el sombrero liberal


Un sombrero es sólo un sombrero, es una cobertura, el yo está más abajo y siempre es contradictorio. Pero creyendo ya a estas alturas de mi vida que precisamente eso, la vida, es sólo elección, que la única posible libertad está en las elecciones que hacemos y en el esfuerzo para encontrar la forma de ver con claridad los espacios para elegir, yo elijo cosas como ésta:

...si pudiera haber una cosa tal como el socialismo combinado con la libertad individual, aún seguiría siendo socialista. Porque no puede haber nada mejor que vivir una vida libre, modesta y simple en una sociedad igualitaria. Me costó cierto tiempo reconocer que esto no es más que un bello sueño; que la libertad es más importante que la igualdad; que el intento de realizar la igualdad pone en peligro la libertad, y que, si se pierde la libertad ni siquiera habrá igualdad entre los no libres.

Karl Popper, Búsqueda sin Termino (una autobiografía intelectual)

Asumiendo el fuste torcido de la humanidad, la imperfección y el caos como algo inevitable, la incompatibilidad crónica y profunda entre libertad e igualdad llevados a su extremo, sólo puedo elegir aquello que permite vivir racionalmente en el caos. La seguridad absoluta termina por ahogar.

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sábado, diciembre 24, 2005

Criticar el nacionalismo... (una prolongación)


Repasando mi bloglines en esta mañana que antecede al grosero y cansino festín nocturno del solsticio de invierno, hallo vía Cine y Política esta nota de Arcadi Espada:

El excelente artículo de Pericay comenta un párrafo de la Exposición de Motivos de la Ley Audiovisual catalana. “Esta ley se fundamenta en el derecho de los ciudadanos de Cataluña a disponer de un sistema audiovisual que refleje su realidad inmediata a partir de formas expresivas vinculadas a su abanico de tradiciones, es decir, el entorno simbólico, y debe otorgar a la Generalitat, en defensa de los derechos y de los intereses de los ciudadanos, la capacidad de intervenir en la regulación de los operadores y de los contenidos”. Ahora basta con pensar (enésima operación Gombrowicz) que fuera el Partido Popular el que la redactase para España, diciendo así: “Esta ley se fundamenta en el derecho de los ciudadanos de España a disponer de un sistema audiovisual que refleje su realidad inmediata a partir de formas expresivas vinculadas a su abanico de tradiciones, es decir, el entorno simbólico, y debe otorgar al Gobierno, en defensa de los derechos y de los intereses de los ciudadanos, la capacidad de intervenir en la regulación de los operadores y de los contenidos.” Pero no, no es imaginable. Las formas del reaccionarismo político más excluyente sólo se dan en las naciones manqué, en ese universo protozooario, sisífico y sicalíptico.

Decíamos - decía Aranzadi hace 25 años y sigue vigente - que hay un nacionalismo que no está de moda. Insistía Aranzadi en desmontar mitos. Esto que apunto hoy, me parece que se debe parecer a eso de deshacer los mitos: no está mal ponerle al nacionalismo un espejo. Creo que voy a releer a Umberto Eco en busca de redención: si el logo de TVE contuviera el recuerdo o la obvia reproducción de la bandera española, se diría que es algo franquista y nostálgico. Si el logo de TV3 tiene una senyera, debe ser el reflejo de la realidad inmediata. Una bandera es fascista (mal que nos pese, no parece haber quien le borre ese poso), la otra bandera forma parte del abanico de tradiciones.

Todo parece ser incompatible.

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viernes, diciembre 23, 2005

Criticar el nacionalismo...


"Criticar el nacionalismo vasco, el andaluz, o cualquier otro de los que hacen su agosto en esta hora de las autonomías no implica defender el nacionalismo español. Desenmascarar los mitos que los sostienen no implica defender que éste se base en realidades; sólo indica que aquéllos están de moda, mientras que éste anda de capa caída, aunque nunca le faltarán poderosos profetas armados y le hayan salido últimamente algunos apologistas modernos. No me encuentro entre aquéllos a quienes preocupa lo poco que queda de España; lo que a mí me molesta es lo mucho de ella que queda en los nacionalismos que la niegan. Tras cuarenta años del más necio españolismo ya no hay en este país quien sostenga el Estado con una mística patriótica centralista y uniformista (a no ser con la ayuda de un fusil); la docilidad y sumisión que ya no consiguen el castellano, los Reyes Católicos y el gol de Marcelino la logran, sin embargo, el euskera, el catalán, el árbol de Guernica, la sardana o el modo de producción andalusí. Son distintas las leyendas que nos narran pero es una misma voz de la que salen y el objetivo que cumplen. Atacar lo que ya nadie se cree me parece una estúpida complacencia. Lo urgente es desenmascarar los mitos de repuesto. Por si acaso un día..."

Juan Aranzadi, en 1981. Publicado en Milenarismo Vasco.

Como se ve, el progreso en casi 25 años ha sido extraordinario.

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domingo, diciembre 18, 2005

¿Hablamos del déficit fiscal en serio?


En cierta ocasión, y sin que sirviera de precedente, en este blog que no comulga con los distintos PSOEs que nos gobiernan o nos han gobernado, recurrimos a la voz sabia de Alfonso Guerra; sabio por viejo y por diablo. Lo llamábamos Mitos y Paradojas y recogíamos palabras como éstas:

«Lo que hay son prioridades de gasto. Hay una comunidad que se queja del déficit sanitario, pero que tiene dos canales de televisión que con un 10% de su coste acabaría con dicho déficit. Eso no es insuficiencia financiera»

En el día de hoy, Maurizio Carlotti, uno de los dos genios italianos que hacen la televisión de este país, la hacen bien y nos dan lecciones de cómo hacerla a todos los carpetovetónicos (el otro genio es Vasile), encuentra hueco en el diario El Mundo para asegurar cosas como ésta:

«...no se puede reclamar el déficit sanitario y luego tener mil millones de deuda por la televisión pública como ocurre en Cataluña. Es indispensable tener tres cadenas analógicas, ocho canales digitales, tres radios... para informar de una comunidad, muy importante, no sé si con rango de nación o no, pero estamos hablando de ocho millones de habitantes.En la Corporación Catalana de Radio Televisión hay más periodistas que en Antena 3 y Telecinco juntos. Habrá que cuestionar este modelo, porque lo está pagando el contribuyente»

Algún día hablaré del Estatut. Entre paréntesis: ya sé que no tiembla nadie frente a la amenaza.

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sábado, diciembre 17, 2005

Boicot invertido


Una bomba destroza (no sé cuánto, ni cómo) parte o el todo de las instalaciones de una empresa vasca, Angulas Aguinaga, lo leo aquí mismo, en la versión electrónica de El Mundo. Salvo error u omisión, sólo cabe pensar en que son bombardeados porque no quieren, no desean, se resisten o no tienen para pagar esa coacción llamada impuesto revolucionario (págame para que pueda matar). Su página web termina en punto es, sólo la encuentro en castellano (ah, ¡y en inglés!) y escriben Guipúzcoa así, Guipúzcoa. ¿Tendrá que ver?

Sugiero que después de tantas idas y venidas con aquello de no comprar productos de a quien se tiene por enemigo, hagamos el juego a la inversa. Hágamosle el boicot al impuesto revolucionario, hagamos un boicot al revés: yo me voy a comprar cinco paquetes de sucedáneo de angulas, otros cinco de surimi que me van muy bien con la ensalada y alguna otra bicoca nueva que tengan para probarla a ver si me gusta.

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Bono patriota, Bono católico, Bono socialista


Así que Ezequiel Moltó, redactor de El País, se pasó ayer a cumplir con el acto del Ministro de Defensa, Bono bonísimo, y fechó en Alicante una crónica en la que no pudo reprimirse y encabezó el artículo con tres adjetivos y sus respectivas comas: patriótico, católico y socialista.

Inmediatamente pensé en el pobre Marqués de Bradomín: feo, católico y sentimental. ¿Podría Valle-Inclán narrar la saga del ministro, cacique y esperpento estandarte de la democracia cristiana vestida de progresismo y modernidad? En este ruedo ibérico Bono es esa cosa que hubiera llevado camisa del movimiento pero hubiera sido muy simpático, es el tipo que llegó tarde a poder decir que es de derechas de toda la vida sin miedo a no poder vivir del poder, o que pensó que hacerse cura progre no era lo suyo.

Clases magistrales como las que impartió en Alicante están al alcance de pocos:

José Bono dio lecciones sobre qué es ser socialista. A su juicio, el socialista debe ser solidario con aquellos que menos tienen, pero también ser moderado y escuchar al que critica o discrepa, ser transigente y no dogmático.

En cierta manera, es lo que temíamos de él. Ser socialista es únicamente ser un buen muchacho. Ya está. En esto consiste el socialismo, la socialdemocracia y lo que te rondaré morena. Con estos mimbres, es imposible que, no digo ya una opción verdaderamente liberal, sino el mismo Partido Popular tenga opciones serias de ganarle las elecciones al llamado Partido Socialista Obrero (sic) Español (esto, con Bono, no está puesto en duda). No se puede competir contra un buen hombre de buenas intenciones y nada más, todo un español de a pie.

Y al grito de "No pienso dejar ni mis ideas y creencias religiosas, ni el socialismo" (¡¡ar!!) la crónica concluye con nuevas referencias a la llamada en pro de los que menos tienen: no sabemos si repartió limosnas. Ezequiel Moltó, que parecía mirar los toros desde la barrera parece poner un espejo deformado por delante y empeñarse en que Valle Inclán está vivo: "Así se mostró anoche en Alicante el ministro de Defensa, José Bono, que no defraudó a los suyos, aunque mantuvo un tono moderado". Es lo que tienen los fraudes, que para que lo sean no pueden defraudar.

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jueves, diciembre 08, 2005

Una disquisición probablemente liberal


Esta es una disquisición probablemente liberal:

Sartre, ese viejo y a ratos fascinante mito de la izquierda europea, ese extraño ser empeñado en conciliar su humanismo con el marxismo, incluso con el marxismo llevado a la práctica, escribió en El Ser y la Nada que "el hombre está condenado a ser libre, porque una vez arrojado al mundo, es responsable de todo lo que hace". Una frase como esa, le parece a este ignorante en filosofía un aserto apropiado para un protestante. Apropiado para un liberal.

Vicente Verdú, que él me disculpará si equivocadamente le atribuyo un sesgo digamos cercano a las corrientes socialdemócratas, titula su columna de hoy en El País "El consumismo es un humanismo", toda una evocación del clásico sartriano "El existencialismo es un humanismo". Dice algunas cosas que merece entresacarse:

Nuestra sociedad española, y no española, sigue contando con una vasta legión de nuevos reaccionarios, antiguos progresistas, que ven en el consumismo la raíz de las peores dolencias, pero son ellos los afectados en su punto de vista.

Por el consumismo, dicen, nos degradamos, y esta monserga, en diferentes tonos, nos acompañará desde estos primeros días de diciembre hasta las penurias de la cuesta de enero


Pero dice más:

Sin la fuerza del consumismo desfallecería la base del sistema y, en consecuencia, la producción, el empleo, la renta, las oportunidades de vivir y, ahora, además, el método automático de hacer el bien al prójimo. Dar limosna comprando, salvar a un pobre derrochando: el sistema se ha acoplado tanto con el consumo y el consumismo como la naturaleza con el reciclaje. Más consumo equivale a mayor prosperidad y grandes compras en Navidad son el buen augurio del año. Para todos. Puesto que el consumismo se ha reencarnado en humanismo.

Hasta hace poco, el vicio de consumir parecía un acto de exclusivo narcisismo. A la acción del ahorro se asociaba la idea de solidaridad (con las generaciones futuras, con los beneficios de la inversión acertada) mientras el consumo sufría la mala fama de la egolatría. Contrariamente hoy, el consumo demuestra palmariamente su carácter de extraversión, comunicación, comunidad, movimientos transatlánticos. Sus contumaces detractores, chapados a la antigua, continúan diciendo que por el consumismo nos consumimos. Pero viene a ser precisamente al revés: gracias al consumo elegimos, nos degustamos, nos reconocemos y, al cabo, transformamos aquella primera etapa del seco amor por los objetos en una jugosa lubricia interpersonal. Cambiamos, en definitiva, la represión por la expansión y la continencia repetida por el juego interminable de la ilusión o la compulsión.


Esta es una disquisición probablemente liberal: si, como dice Verdú, "gracias al consumo, elegimos", si siendo más Friedmaniano somos (o debiéramos ser) libres de elegir, si siendo sartrianos somos responsables de lo que hacemos y no debiéramos sentirnos culpables de consumir... es que debiéramos ser libres o proponernos serlo. Verdú nos aclara que ahora que las marcas dedican parte de sus dineros para convencernos de elegir sus productos, con menos motivo debiéramos sentirnos culpables de... consumir ¿Es todo esto el meollo de la libertad?

El cuento de las calles de Cuba dice que ese es un país en el que se da un alto grado de consumismo. Con su mismo traje, con sus mismos zapatos, con su mismo plato de arroz...

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De las creencias y la percepción, a la identidad


El hijo de mi amigo del alma que, como saben, es catalán (una casualidad como otra cualquiera) ha venido a pasar el puente a Madrid. Por su edad, no le conmueve ningún interés sociocultural, básicamente está entusiasmado con la posibilidad de conocer jóvenes madrileñas en flor (o de donde sea, esencialmente las prefiere jóvenes y abiertas... de mente). No le culpo, a su edad yo pensaba en lo mismo, la dictadura del ADN tiene estas cosas que hay que saber conllevar.

Al chico, la política, como más o menos he dicho ya, le importa un pimiento. Así que vive de las percepciones normales de la gente normal (si es que tal cosa existe). Entretenidos, con una cerveza en la mano y repasando el plan para quemar Madrid que se traen entre manos él y la colección de zangolotinos que le acompañan, damos vueltas a las fechas que son éstas que son: este absurdo laboral de las dos fiestas consecutivas separadas por un día. Una cosa lleva a la otra y me dice "es que en Madrid tenéis muchas fiestas". En tono docto y paternal le explico que el calendario laboral es igual para todos, que existen una serie de fechas que las autoridades locales ponen por su cuenta pero que en el conjunto suman los mismos días. Como la política le importa un carajo, no había caído en la observación de que el once de septiembre sólo se celebra en Cataluña. Tampoco en la cuestión sociológica de que San Esteban no es tradicional a este lado del Ebro. Ni la Mercé, aunque tenemos San Isidro.

Otras percepciones interesantes son esas del déficit fiscal. Es sintomático ver cómo siempre está fuera del debate que la Comunidad de Madrid lo tiene mayor que Cataluña. Y no es moco de pavo el mallorquín. No se sabe el vasco y el navarro por la cosa del concierto. Así, lo que es un puro efecto del IRPF (pagan más los tramos más altos de renta) se convierte en la "percepción de saqueo". No le he preguntado ni a mi amigo del alma ni a su hijo si se consideran expoliados, pero como toda cosa repetida con insistencia (perdón que suene a Goebbels, pero tengan por seguro de que no acuso al tripartido de ser nacional-socialista), pues seguramente lo perciben así. Es decir, que si el problema es la decisión del gasto (una decisión que toma el Parlamento con la presencia de diputados de todos los territorios), se percibe que la causa está en la recaudación, cuando es obvio que es igual, fraude y conciertos aparte, para todos. Y sobre el tema del gasto, dada la influencia de los partidos catalanes en los distintos gobiernos de la democracia resulta chocante que se convierta en arma política en los últimos años. Pero es el clásico: Cataluña trabaja, Madrid repleta de funcionarios se lo lleva. Algo de lo que cabe sospechar, porque ya saben que alguien decía que los tópicos son verdad.

Estas cosas, que tienen su morbo, no son exclusivamente de catalanes y madrileños. A la gente le gusta creer determinadas cosas porque nos justifican. Así, ¿se les ha ocurrido preguntar algunas veces a un español quien es más creativo, si un alemán o un español? No, no lo digan. Estoy seguro de que no tienen duda. Dónde va a parar la gracia y el salero, esa picaresca inventiva frente a esos tipos tan cuadrados, tan grises. Nosotros el país de Picasso, Dalí y Buñuel y no sigo porque no habría espacio. Hoy la prensa publica, por enésima vez, uno de esos estudios donde se compara la capacidad de innovar de los países. ¿A que se lo imaginan? La lista de los más innovadores empieza por y de mejor a peor: Estados Unidos, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Bélgica, Holanda, Austria, España e Italia.

Independientemente de que pudiera haber errores en la información o en el propio estudio (en los periódicos existe una tendencia peligrosamente insistente a informar mal de todas las cosas que son datos o estadísticas) casi nadie tiene duda de que tecnológicamente nunca ha sido España un primor. Parece que los españoles no asocian innovación técnica a creatividad, la asocian más al ripio y la chirigota por lo que se ve. Así, es sorprende que esa gente tan seria como la escandinava gane por goleada a los países, explosivamente creadores, del mundo mediterráneo.

Alemania queda en sexto lugar en un trabajo promovido por los propios alemanes a los que nunca me he tomado la molestia de preguntar si se consideran creativos: pues no lo sé, si la cultura que ha dado a los grandes campeones de la filosofía moderna y de la física, por no hablar de la reputación de sus músicos... Me dirán que si hago una lista de los anteriores aparecerán muchos austríacos (y muchos judíos, qué divertido) pero no veo a ningún español poniendo como ejemplo de tradición creativa a los austríacos, esos centroeuropeos.

Lo que juzgo interesante de estas percepciones es que terminan convirtiéndose en creencia y en justificantes o excusas para confirmar una identidad, sea inventada o no: pretendidamente se confirmaría un hecho y con ello ya puede tener uno paz interior. Es interesante, porque contribuye tanto a los mitos positivos como a los negativos. Por ejemplo, ese eterno complejo de inferioridad español. Los españoles se creen muy creativos e inventivos, pero también el reino de la chapuza y la informalidad (¿cómo cuadra eso con la capacidad del Santander o de Telefónica de competir internacionalmente? ¿Será que no se lo han creido y tienen que hacer las cosas bien?). Los catalanes se creen modernos, trabajadores e ilustrados. Es mejor creer que uno es así, aunque en la realidad no sea para tanto: Josep Pla creía que Cataluña es un país muy ordinario y grosero, al tiempo que creía que era el más democrático del mundo. También los alemanes se creen mucho más eficientes y seguro que, en líneas generales, lo son, no sabemos si tanto como los suecos. De modo paradójico uno presiente que ambas cosas, la creencia cierta o falsa y la realidad, son simultáneamente ciertas aunque sean contradictorias entre sí. Lo malo del asunto es que se convierte en un arma arrojadiza sobre la superioridad de razas, pueblos, agravios y desagravios. Supongo que es una constante de la vida de los hombres de todos los tiempos.

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martes, diciembre 06, 2005

La Nación, las Españas y el realismo, ese hecho escurridizo


Cuando leía a Jon Juaristi y asimilaba el hecho de la melancolía nacional, es decir, la memoria entristecida, evocadora y latente (de latir, de supurar, de sufrir) de un pasado que nunca existió, sólo me quedaba una pregunta por resolver: y si es así, que el nacionalismo es pura menlancolía y alejamiento de la realidad, ¿cómo es que, a pesar de todo, existe?. Mejor dicho, ¿qué hacemos con un hecho que irremediablemente es presente y que no va a cambiar por mucho que descubramos sus verdades falsas (aunque, desde luego, la digamos, la contemos, la divulguemos)?. Sería una esperanza imbécil el creer que conseguiremos que los nacionalistas de toda especie alumbren por sí mismos su bucle melancólico y se encuentren con una nueva certeza.

Xavier Rubert de Ventós, apuntó un argumento:

Todos querríamos claro está, mujeres y naciones incluidas, que ni el nacionalismo ni el feminismo existieran. Su ideal, el destino que uno y otro anhelan es precisamente el que anunciaba Marx para el Estado, el de disolverse en cuanto tales. Su condición es como una fiebre, como un síntoma de la pobreza política o discriminación legal de ciertos individuos, que serían los primeros en querer dejar de sentirla. Los dos – nacionalismo y feminismo – son cosas que no hubieran debido existir, que dañan a sus propios protagonistas, que les amargan y les aíslan del entorno, que les obligan a reivindicar algo tan elemental como su ser, en detrimento de tantas cosas que en situaciones normales podrían y deberían hacer. ¡Qué pesado resulta ser mujer o catalán!. ¡Qué pérdida de tiempo, qué insensatez, ese continuo reivindicar la propia identidad a expensar de mil tareas que reclaman nuestra atención y nuestro esfuerzo!

El tema parece así de claro: tanto el feminismo como el nacionalismo son cosas que no deberían existir. Y eso mismo hace de ellos los fenómenos más sintomáticos de nuestra época


Cuando Rajoy dice taxativo que sólo existe una nación, la española, tropieza con la realidad. Suponiendo que es cierto, ¿qué sucede con los que no lo piensan? ¿qué sucede si no están dispuestos a cambiar de opinión? ¿puede permitirse el país no resolver la contradicción entre quienes creen que hay una y quienes creen que son algunas más? ¿qué respuesta tiene el conservadurismo español para esta realidad? ¿basta con gritar a los cuatro vientos que la Constitución es esa bella señorita que a todos nos seduce? Quizá es el debate ideológico que el PP necesita realizar y que debiera hacer bien dentro de sus filas, porque de ello depende el que la gente que opina esta cosa tan diferente pueda aceptar las razones de Rajoy.

Escucho ahora a Lluis Llach, enero de 1976, concierto en Barcelona. Al final de L'Estaca se escucha una voz lejana que grita ¡visca Catalunya!. El público responde al unísono y con entusiasmo, ¡visca!. Nadie puede imaginar ni entonces ni hoy que se hubiera gritado, en un recital en el que insistemente se repetía aquéllo de "amnistía, libertad", ¡viva España!. La realidad, me dijo un amigo sabio, es tozuda.

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sábado, diciembre 03, 2005

No escribiré (espero) más de Losantos


Porque después de verter algunos ríos de tinta Santiago Navajas lo ha hecho mucho mejor, ha descrito perfectamente en qué consiste el personaje y lo que supone. Léanlo: FJL, freak una comparativa extraordinaria entre Lenny Bruce y Losantos:

FJL es un histrión semejante a Bruce. En el arte y en el periodismo la libertad de expresión tiene un margen de extensión más amplio que el del común de los mortales. Los artistas y opinadores son los bufones de nuestros sistemas democrático-liberales, y tienen bula para decir a voz en grito lo que otros, por miedo o vergüenza, sólo se atreven a susurrar por las esquinas.

¿Qué se pasa frecuentemente en sus críticas y vocabulario? Pues se cambia de emisora.


Fin de la historia. No quiero escribir más de Federico.

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viernes, diciembre 02, 2005

A vueltas con la idea de nación


No me resisto a incluir unos párrafos de un artículo del historiador Borja de Riquer Permanyer de un artículo publicado en El País de ayer (El uso político de la Historia):

Realmente se ha hecho poco, por parte de los propios historiadores, para avanzar hacia un nuevo concepto de ciudadanía democrática que parta de un conocimiento crítico del pasado y contemple la existencia de identidades diversas como algo normal y compatible. Aún hay demasiados guardianes de la historia oficial. Parece que cuesta asumir aquello que afirmó, ya hace más de 30 años, Juan J. Linz, nada sospechoso de rojo-separatista, de que la historia de todos los nacionalismos hispánicos (el español, el catalán, el vasco y el gallego) es la historia de unos proyectos parcialmente fracasados, de fracasos recíprocos y compartidos. ¿Por qué no aceptar la evidencia de que nunca ninguno de ellos alcanzará sus máximos objetivos y de que además estamos en una situación de identidades plurales y cambiantes?

No sé si inspirado en Juan José Linz, pero al difunto Mario Onaindía le escuché yo decir en una conferencia multitudinaria en el Centro Cultural de la Villa de Madrid al comienzo de la transición una frase que no he olvidado y que ha presidido mis ideas sobre este variopinto país desde entonces: "España es una nación fracasada de naciones fracasadas".

No está nada mal y se encuentra pleno de sugerencias para quienes lo quieran ver, especialmente para acérrimos defensores de una España que no existe en la realidad, su cierre del artículo:

No hace mucho, Manuel Castells escribía: "Lo verdaderamente esencial en el mundo de las identidades vivas es que no sean excluyentes. La exclusión del otro es el principio del fundamentalismo y, por tanto, de la violencia". ¿Quién está hoy moralmente habilitado para decidir que Cataluña no es una nación, aunque la mayoría de los catalanes así lo piensen? ¿Debe persistir esa tradición nacionalista española de dictaminar "a la contra", en negativo, cuál es la identidad de una parte de los ciudadanos? El actual contencioso identitario español no encontrará su arreglo buscando legitimaciones, superioridades y dictámenes identitarios en la historia, y menos aún abusando de ella, sino asumiendo críticamente ese pasado, percibiendo la compleja realidad del presente y pensando y proyectando futuros de convivencia respetuosa y democrática.

En definitiva, el problema no es la palabra nación, sino contra quien se quiera emplear. El artículo tiene como origen una réplica a otro artículo de Antonio Elorza no menos interesante. Si os interesa, el cruce de opiniones se puede seguir en El País, revisado.

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martes, noviembre 29, 2005

Estreno blog: pasen y vean


¿Es el aburrimiento, las ganas de incordiar, el ejercicio del periodismo frustrado, el afán de notoriedad...? No lo sé, pero se me ocurrió que merecía la pena, y lo he puesto en marcha. Desde hace unos días vengo calentando motores de un nuevo blog que simultanearé con Noches Confusas. Su título: El País, revisado.

¿Qué es el país revisado? En su apertura afirmo tener la pretensión de crear "un espacio para el escrutinio político y periodístico del diario de referencia español. Para el lector crítico de todas las tendencias". Un resumen de lo que es el país revisado se puede discernir de este párrafo que extraigo de mi propia declaración de intenciones:

Habrá mentes que buscarán aquí una justificación o una oposición a la polémica línea editorial y prácticas periodísticas de este diario. Ningún periódico es inocente, ningún diario es verdaderamente independiente: ¿qué gran periódico español no es constantemente puesto en tela de juicio por sus motivaciones, por sus silencios y por sus elecciones? El País no se libra y este comentarista unas veces no comparte nada los editoriales de este periódico, en otros ve la larga mano de otros intereses y otras veces siente la confortable sensación de que sus opiniones coinciden con la de otros señores. De eso se hablara, sí, pero también de los muchos y apasionantes textos que recoge, siempre al gusto de quien esto escribe y de los que deseen manifestarlo y se pasen por aquí.

Si tienen tiempo y les apetece, les agradeceré que se pasen y me digan si les gusta o les horroriza. Gracias anticipadas a quienes lo hagan.

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lunes, noviembre 28, 2005

Cómo te sobras, Federico


El nunca bien valorado Ricardo Royo (qué poco sentido del humor tienen muchos de los que se indignan con sus giros verbales) está hoy, de nuevo, profundamente molesto con Federico Jiménez Losantos. Debo decirles que no me extraña: cómo se sobra. Tanto es lo enfadado que está Ricardo que quiere que IU se ponga a ello y engrase su maquinaria jurídica para que lo empapele aunque la causa sea un artículo electrónico y no el viejo producto de las rotativas.

A estas alturas, y sin formación jurídica, no me atrevo a decir qué se debe hacer con esto. Ni siquiera a nivel de comunicación: ¿se debe mandar una carta al director? ¿pedir al juez ejercer el derecho de rectificación? ¿es esto injurias o calumnias? ¿es todo junto? Creo que a pesar de todo lo que leo, la cárcel no es la cosa, me sigue pareciendo exabrupto, RAE: Salida de tono, como dicho o ademán inconveniente e inesperado, manifestado con viveza. La viveza, la supondremos.

Bien, las salidas de tono son varias. Apunto las siguientes:

Madrazo ha proclamado públicamente que su modelo político es la dictadura de Fidel Castro y forma parte del nunca archivado Pacto de Estella, proyecto totalitario y genocida en el que ETA y PNV, con su ayuda, proyectan destruir la nación y la constitución españolas, la nación y la constitución francesas y anexionarse Navarra para crear una ínsula totalitaria en el corazón de Europa, una Cuba en el Cantábrico y no un Puerto Rico en el Mediterráneo, donde los españoles, por el hecho de serlo, serían expulsados o exterminados.

Hombre, señor Federico, yo no sé si Madrazo es un admirador de Cuba (a lo mejor lo ha dicho por ahí), puede que incluso sea su modelo de Estado (ya me extraña, pero de todo hay... una buena razón para no votarle si es así) pero decir que el Pacto de Estella, que es una barbaridad, es genocida pues... mire que me cae mal a mí lo de Estella, pero es que asociar IU a genocidio, pues es una salida de tono. Es bien cierto que las tentaciones totalizadoras del nacionalismo vasco son algo intelectualmente defendible y bien posibles en la práctica, se puede decir incluso que expulsarían a los españoles, pero decir "exterminio"... pues como que resulta poco serio. Admitiría que usted dijera "viniendo de ETA no me extrañaría que pretendieran el exterminio de los españoles", que puede ser más o menos preciso, pero que Estella era exterminio y genocidio... va un trecho. Un trecho intelectual.

Si, pese a todo esto, Zapatero sigue pactando con Llamazares, es como si Aznar pactase con Tejero o con los skin-heads.

Joé, señor Federico, mire que yo no voto ni a Zapatero ni a Llamazares (¡pero tampoco quiero votar a Aznar!, al menos al de ahora) pero decir que si el PSOE e IU pactan es como ir con Tejero... con skin heads... Yo le juro que he visto a Llamazares con unos trajes y unas corbatas estupendas últimamente, no puede ser lo mismo.

Esta que sigue es buena:

La justicia española debe empezar ya a perseguir a los que, como el PNV e IU, están abiertamente a favor de los terroristas y en contra del Estado de Derecho.

La leche, señor Federico. Usted quiere meterlos en la cárcel. Yo lo que creo es que a usted se le va la olla. Es usted una desgracia para nosotros los liberales, porque diciendo estas cosas tan exageradas, tan bárbaras y tan desfiguradas, cuando hay veces - bastantes - que usted tiene un argumento sólido de algo, pues como que no hay quien le tome en serio. Si usted pretende convencer al público y no asustar - porque, joder, tengo la sensación de que usted no mata una mosca, pero susto ya da con esas voces - debería elegir otro tono que no fuera el de un mítin exaltado. Porque menciona usted el exterminio y otras resonancias hitlerianas, pero yo cuando le oigo o le leo, me lo imagino con la cara enrojecida como el Fürher, fuera de sí en una de esas manifestaciones nazis tan deslumbrantes. Es cierto que un Aberri Eguna cualquiera, con un lehendakari que dice "el futuro nos pertenece" pues se parece mucho a Cabaret, pero vaya, los que rompen los cristales son los de ETA y no el PNV ni IU, con todos sus fallos y las cosas que no nos gustan.

Y a ti Ricardo: ¿por qué le dais bombo a un tipo que no sabe ser serio? Es que a estas barbaridades sin sentido es mejor no hacer aprecio. Uno de los comentarios de tu página lo dice: "no es la primera vez ni la última que suelta una gilipollez de este extremo". Me dirás que su audiencia le sigue y le cree (¿toda, toda? ¿o se lo pasa en grande con el ingenio del aragonés y, en el fondo, muchos de ellos dicen, "sa sobrao"?). Con todo, ¿no se le está dando más importancia de la que tiene? A lo mejor me equivoco y tienes razón, que va y se convierte en un tipo peligroso, capaz de modificar votos y decisiones gubernamentales. Vamos, como cuando el Butano conseguía que se retransmitiera un partido porque, según él, España así lo quería. En fin, te propongo que desde el Ayuntamiento de Rivas pongais en marcha una nueva y deliciosa acción de agitprop: programad un ciclo de cine con A face in the crowd, Network y El Gran Dictador y después un sesudo coloquio con expertos de todas las tendencias para discernir en qué se parece y en qué no FJL a los personajes de esas películas. No sé si mi admirado Santiago Navajas, compañero de FJL en Libertad Digital, le ve el punto al tema...

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domingo, noviembre 27, 2005

El independentismo inteligente


El blog semianónimo (nada grave, yo también soy un pseudónimo) de EVF (Opino: desde Catalunya, Europa; por si quedan dudas) es, y perdonen la rotundidad, lo más inteligente, sereno, argumentado y entretenido que he leído nunca desde las filas del independentismo no sólo catalán, sino vasco. Les recomiendo amplitud de miras, deportividad y curiosidad por desmenuzar los argumentos y puntos de vista de un "rival" ideológico de muchos de mis visitantes. Ya saben los habituales que Berlin Smith es partidario de un referéndum claro sobre la permanencia en España y la estructura del estado, pero les aseguro que no quiero independizarme de un tipo como EVF aunque él si quiera. Recomiendo dos artículos:

- Madrí, Madrit, Madriz...: desmontando mitos y leyendas

- Sóc pesadet ja amb el tema de l'OPA: una hoja de ruta para la independencia pacífica

P.D: Por cierto, EVF, cuéntanos si conseguiste el trabajo en Madrid.

Actualización: hay dos enlaces más desde Opino que son tremendamente interesantes. Además, en castellano, para los que se sientan confusos con la lengua de Verdaguer: Madrid (I) y Madrid (II)

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Nuevas respuestas de Carles


Las tenéis aquí y aquí.

Breves y precisas, no como yo, que no sé parar.

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sábado, noviembre 26, 2005

Ni Chetniks ni Ustachis: el seny de Carles Puigdemont (y IV)


Termino con la serie dedicada a Carles Puigdemont. Insisto en lo sencillo y claro de su blog, muy interesante para entender los puntos de vista desde la vida cotidiana catalana. Hoy nos toca el "contra Catalunya".

“¿Afirmar estas cosas es ir en contra de Cataluña?”

Depende de la forma como se afirmen. Si para afirmar estas cosas se dice, como Jiménez, que “este gobierno sólo habla con terroristas, homosexuales y catalanes”, hay un intento de situar a los catalanes y a los homosexuales en la misma categoria moral que los terroristas, y ello es una acción claramente contra Catalunya. Por no hablar de la broma sobre la oportunidad que tendremos “los catalanes” en genérico de “gasear” a los españoles después de la OPA.
No se puede hablar con toda normalidad de un “gobierno nacionalsocialista” en Catalunya sin que se situe a Catalunya entera (que es la que ha permitido la existencia de este gobierno) en el mismo plano de responsabilidad que el pueblo alemán que aupó al nacionalsocialsmo y toleró o apoyó sus atrocidades. ¿Cómo alguien no puede sentir que se va en su contra si lo sitúan en el mismo nivel moral que a los mayores asesinos de la historia europea?

Es una equivocación sostener que cualquier crítica a decisiones, acciones, etc, de catalanes es ir contra Catalunya, pero también lo es no reconocer que hay opiniones que son ataques frontales a Catalunya y a los catalanes. ¿De dónde viene, sinó, el odio que expresó un aficionado al Real Madrid ante las cámaras de TV3 cuando criticó que el Bernabeu aplaudiera el Barça hablando de “estos putos catalanes”?

¿Este señor no iba contra Catalunya? Claro que sí que iba. Y muchos comentarios de Jiménez se inscriben en la estrategia de fomentar odio a lo catalán. El boicot a los productos catalanes que Jiménez ampara con su comprensión y redifusión en su programa: esto es fomentar el odio y la xenofobia.

Hablando de boicots quiero añadir una reflexión más. Se dice que los catalanes partidarios de consumir productos etiquetados en catalán empezaron con esta estrategia. Es falso; basta vivir en Catalunya para percatarse de dos diferencias básicas: la primera, hay una campaña que dura años para fomentar la compra de productos etiquetados en catalán, pero esta campaña en ningún caso ha discriminado los productos por razones étnicas o territoriales. Yo puedo consumir un producto elaborado en Madrid que entre las muchas lenguas de su envoltorio tenga el catalán, y no consumir uno elaborado en Camprodon que excluya el catalán de la relación de idiomas. Un detalle: mi móvil es Siemens, que patrocina la camiseta del Real Madrid (soy culé). En Catalunya hay, que yo sepa, almenos dos fabricantes de móviles, pero ninguno de ellos, a diferencia de los Siemens, ofrece la posibilidad de tener el menú en catalán.

Ofrecer alternativas a productos que no estén etiquetados en catalán no es ningún boicot, sinó una opción de grupo, como lo es para determinados colectivos consumir carne de animales sacrificados de cierta manera. Son opciones culturales, que no van en contra del otro (nadie, absolutamente nadie, reclama que no se etiquete en otras lenguas) y que, sobretodo, no generan ninguna campaña que persiga castigar a todo un pueblo. Lo siento, pero creo que deberían aparecer voces muy claras de los españoles sensatos alertando de la deriva xenófoba que tiene este boicot: las pintadas contra comercios de productos catalanes en Madrid es un aviso que recuerda los episodios macabros de la alemania nazi. Y los catalanes somos destinatarios de toda este odio.

El odio no sale por generación espontánea. Si un político o un comunicador catalán se pasa (como le ha ocurrido recientemente a ese juez) hay reacciones virulentas que tienen consecuencias. Carod ya no es Conseller en Cap y ese juez ya no escribe más en 20 Minutos. ¿Me puedes señalar cuándo ha sucedido esto en Madrid?

Por tanto, en este contexto me parece que los ataques a Montilla no son simplemente eso, sinó que son piezas de una estrategia mucho mayor con finalidades ocultas pero perfectamente identificables. Y que sus consecuencias las pagamos todos los catalanes. Con cambiar de emisora no es suficiente. Lo hicieron en Bosnia pero no sirvió de nada: un día descubrieron que sus vecinos serbios les odiaban como nunca lo habían imaginado, y ya fue demasiado tarde.


Réplica: Sobre el odio, ya hemos hablado. Hablemos de la animadversión. Yo creo que más bien la gente que desprecia lo catalán o que "insulta a Cataluña", lo hace por dos razones básicas. Una, porque lo que no le gusta es el catalanismo o el nacionalismo catalán. Otra, por los estereotipos sociales que se han construido en este país, que van desde el desprecio a la cultura catalana hasta la visión del catalán como pesetero y obsesionado por el dinero. Así, el ejemplo del futbolero es un mal ejemplo. En mis frecuentes viajes desde mi adolescencia a Cataluña siempre me he econtrado esta paradoja: en Cataluña siempre me cuentan la historia de uno que fue a Madrid y le rayaron el coche porque tenía matrícula de Barcelona. En Madrid, siempre hay uno que me cuenta la historia de aquél otro que le rayaron el coche en Barcelona por ser matrícula de Madrid. Seguro que casos hay, pero yo no he conocido ninguna persona a la que verdaderamente le haya pasado una cosa y otra. Vivimos en exceso del tópico y el recurso fácil sobre catalanes y madrileños: mejor no te cuento lo que puede decir la afición del barcelona sobre la madridista y con qué grado de inquina. En general, la animadversión futbolera de la afición del Barça con el Madrid suele ser superior a la de los madridistas con la contraria: tiene razón de ser, el Madrid ha ganado más, con mucha polémica, y eso ha generado frustración histórica, sin contar con aquéllo que decía Vázquez Montalbán, que el Barça es el ejército simbólico de Cataluña: en la diana sociológica.

Llegados a ello, hay una pregunta obvia, ¿por qué con este desprecio cultural mutuo existe tanto empeño por parte de "los españoles" por insistir en la unidad política? Digo lo mutuo porque Cataluña también está repleta de prejuicios sobre Madrid, España, los madrileños o los españoles. Se ve Madrid como una ciudad repleta de fascistas, de gente rara y que no trabaja, preocupada constantemente por arrebatar bienes y beneficios para los catalanes... Qué cansino. Pero es una buena pregunta a los que se quejan del nacionalismo catalán, si tan poco te gustan ¿por qué quieres vivir con ellos? Cierto es que hay mucho "castellano" que te dice sin complejos, "que se vayan, a mi me da igual", y cabe recordar las palabras de Miquel Roca cuando fracasó la operación reformista y se atribuyó a su oposición a presentarse como número uno de Madrid: "Debería ser al revés, habría que preguntarle a España por qué no se puede ser presidente del gobierno presentándose como número uno de la lista de Barcelona".

Con todo ello, mi percepción es la de una cierta tendencia a interpretarse toda crítica al nacionalismo catalán o las políticas catalanas como un ataque frontal contra un país. No sé dónde leí que Pujol o algún miembro de Convergencia (¿o era el PSC?) proponía que los chicos en el colegio cantasen canciones patrióticas. A mí eso me recuerda a la posguerra española y los chicos con el brazo en alto, qué quieres que te diga. ¿Criticar el nacionalismo es cargar contra Cataluña? La defensa habitual es la de "usted es nacionalista español", pero qué tal si no lo soy, o qué tal si lo soy y, efectivamente, doy con los males de todo nacionalismo, "los nacionalistas personalizan la tierra, la transforman en un sujeto del cual los hombres que la habitan son mero atributo; por eso los derechos individuales son subordinados a la soberanía nacional" que dice Juan José Sebreli. Ilustres nacionalistas catalanes (Duran i Lleida, Rubert de Ventós) suelen decir que se trata de conseguir la soberanía precisa, especialmente en cuestiones culturales, para dejar de ser nacionalista. Es lo mejor que se puede decir de lo mejor del catalanismo histórico, esa serenidad casi tópica sobre el carácter del país. Pero no por ello está libre de lo peor de la mentalidad nacionalista.

Y nos queda la cosa del boicot. Estoy en contra. Pero creo que si desde las filas del catalanismo verdaderamente se pretende una unión política con España, deben aprender a juzgar los sentimientos de la población con la que tienen que convivir, porque digamos que las cosas no están muy bien comunicadas (y muchos se encargan de deformarlas) y si se pretende disfrutar de las ventajas - que alguna tiene - de vivir en España, algunos precios debe tener la cohesión. ¿Los de ahora son excesivos? Eso hay que resolverlo, pero precios tiene que tener: si la gente se siente ofendida porque piensa que Cataluña quiere jugar con ventaja... pues surge el boicot. Todo se ve distinto desde fuera. Justo o injusto, hay una raíz seria en el boicoteo. Puede ser ingrato porque existen motivaciones históricas y personales que hacen que los catalanes se sientan dados de lado por centurias, pero no podemos vivir de las guerras de nuestros antepasados. Siempre he defendido que hay que resolver de una vez por todas si queremos que el estado sea federal, confederal, autonómico o, simplemente, que no sea, que cada uno vaya por su lado. Un referéndum dicen que dividiría, yo creo que nos pondría a todos en nuestro sitio y nos haría respirar.

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Ni Chetniks ni Ustachis: el seny de Carles Puigdemont (III)


Tercera entrega: Son respuestas muy relacionadas entre sí, y las comentaré a la vez.

“Verás que no comparto en general muchas de las cosas que dice, pero que también defiendo su derecho a decirlas. Aunque ofenda. Aunque sea desagradable. Puedo cambiar de emisora. Puedo mandar cartas a los obispos. Tengo muchas opciones libres”.

Sobre esta primera parte de tu tercera afirmación: en primer lugar nunca he defendido el cierre de ningún medio de comunicación. Es más, tengo publicado un artículo donde manifiesto que no soy partidario de retirar ninguna frecuencia a la COPE en Catalunya. No creo en el cierre de medios de comunicación, y por ello me manifesté en contra del cierre de Egunkaria. Por cierto, un cierre con el apoyo de estos grandes defensores de la libertad de expresión que han aparecido en la COPE. Egunkaria se cerró por motivos políticos, no porqué en su contenido se apoyaran crímenes o se incitara a ellos, pero esto no parece preocupar a quienes acusan a los críticos de Losantos de ir contra la libertad de expresión.
Creo, eso sí, en un poder judicial mucho más fuerte y sobretodo independiente que actúe en casos de abusos. Llamar “asesino” o “cómplice de asesinato” a un dirigente político que no es ni una cosa ni la otra (porque ninguna sentencia judicial así lo demuestre) no debería ser posible en medios serios y democráticos.
En seguno lugar, la garantía de la libertad de expresión no consiste sólo en poder cambiar el dial. También se puede intervenir para influir sobre los contenidos si estos nos disgustan: es lo que hacen los oyentes cuando llaman, o lo que hacemos tu y yo escribiendo blogs. ¿Acaso no expresamos nuestra opinión con el ánimo de influir en el contrario? Pero existe otro argumento, más poderoso. Afirmo que la COPE y Ramírez son causantes de crispación e incitación al odio, y es por ello que como afectado y destinatario de esta crispación y odio no puedo estar tranquilo sólo cambiando de emisora. Me preocupa que haya centenares de miles de españoles que escuchen argumentos cargados de violencia verbal porque esto afecta a mi economía, a la convivencia de mi país y a su futuro. Tengo el derecho, como lo tenéis quienes os oponéis legítimamente al Estatut, a intentar que no se traspasen ciertos límites. Cuando Aznar habla de balcanización me parece siniestro, porqué parece que conoce muy bién cómo empezó la guerra en Bosnia: a través de los medios de comunicación serbios, en un estilo periodístico cercano al que usan Jiménez y Vidal en la COPE.


“Viene a decir qué quién inicita más al odio, si él, o quien se reúne, en un acto de irresponsabilidad clamoroso por parte de un cargo público, con la cúpula de ETA”

Si fuera verdad que la reunión de Carod incita al odio, esto no exculpa a quienes también fomentan el odio. Lo de Carod puede tener muchas lecturas, pero dudo que la de fomentar el odio sea la más acertada.

“¿Puede el Conseller en cap del Govern de Catalunya atribuirse en secreto la capacidad para acudir a negociar algo que no le compete sin contar con nadie?”

No, no puede. Se equivocó, y dimitió. Algo que, por cierto, no hicieron otros cuando se equivocaron gravemente en otras ocasiones (las famosas armas de destrucción masiva de Iraq). Su reunión fue un error, y una irresponsabilidad, amén de una temeridad. Esto fomenta desconfianza, puede generar desconcierto. Pero no odio.


“No incitan más al odio quienes le dispararon en la pierna dejándole secuelas de por vida, precisamente militantes de Terra Lliure, organización que fue, tras el abandono de las armas, asimilada en cierta forma por ERC?”

Quines disparen tiros contra quién sea siempre generan odio, sobretodo entre las víctimas. Reconozco que odio a un determinado y desconocido camionero que provocó un grave accidente que tuve y me abandonó en medio de la carretera con riesgo para mi vida, pero aún teniendo secuelas no odio a los camioneros, ni me enzarzo en una cruzada contro todo lo que signifiquen mejoras para este colectivo profesional porqué ello podría beneficiar a ese capullo. ¡Faltaría más! No seamos estúpidos, por favor! Siento que le pegaran un tiro. Pero me alegro que Terra Lliure desapareciera y que ERC fuera decisiva, junto con el Gobierno español, para encontrar salidas. Y no creo que el odio sea un sentimiento bueno y útil, con el que debamos apoyarnos como guia de nuestras opiniones y actuaciones. Y menos desde micrófonos que gozan de gran audiencia. Un tiro siempre es nefasto, pero una proclama incendiaria también puede tener consecuencias terribles. No hace muchos mesos que un simple rumor sobre un terrorista suicida provocó decenas de muertos en Iraq cuando cundió el pánico entre la muchedumbre que atravesava un puente. No hubo ni un solo disparo, pero sí muchos cadáveres.

Carles, comparto casi todo lo que dices, no entraré en detalles pequeños (salvo uno: ¡yo no he dicho que esté en contra del Estatut!, al menos todavía, tengo una opinión bastante compleja sobre ello y no tengo demasiadas ganas de manifestarme sobre mi posición, está todo demasiado contaminado).

Prefiero centrarme en el tema principal de casi todas las respuestas que es el odio y la incitación al odio. El problema del odio es que es, como en el caso de tu experiencia con el camionero, relativo: depende de quien sea el incitado y el incitador. Lo que para muchos oyentes de Losantos es incitación al odio, para otros es legítima defensa. Una acción en contra de alguien se transforma en odio, el espectador independiente puede relativizarla. Por eso pienso que por mucho odio que se diga que Losantos incite no me parece suficiente argumento de nada, sólo tenemos los tribunales para aplicar las leyes que regulan la libertad de expresión. Un hecho cierto, es que genera irritación en mucha gente. Pero se puede decir que Iñaki Gabilondo la genera en otros: parecerá increíble, pero es así. Tiene mejor prensa, mejor estilo... pero no puede evitar que los mismos que se sienten bien con Losantos se sientan muy mal con Gabilondo.

Así, las declaraciones habituales de Carod-Rovira generan "crispación", "irritación" y, probablemente, "odio" en muchos no catalanes. Carod tiene el don de la falta de mesura y la irresponsabilidad. Acciones que dificultan mucho el entendimiento (lo mismo que sucede con gente como Losantos, que puede defender conceptos con los que se esté de acuerdo, pero que puede no gustarte nada la forma en que los defiende hasta el punto de perder el sentido positivo que pueda tener el concepto defendido). Sin embargo, es difícil que en Cataluña Carod sea percibido como incitador al odio. En su día Carod dijo lo siguiente, fíjate si puede ser demagogo: "Si en 600 años los españoles no han aprendido a decir Sabadell o Maragall bien pero dicen bien Schwarzenegger... No es que no nos entiendan; están en contra. Por eso soy cada vez más independentista". En un artículo mío en este blog, repliqué: "el argumento obvio es que si después de 600 años los españoles (sic) no saben pronunciar Sabadell, ¿qué podríamos decir de la inteligencia media y rigor intelectual de los catalanes que dicen Madrit y no Madrid?". ¿Decir eso es incitar al odio? Llama tonto a todo el que no es catalán sin preocuparse de si él es capaz de pronunciar Schwarzenegger en correcto alemán. Si lo hubiera hecho Losantos o Pedro J., estaríamos diciendo que es un ataque contra Cataluña y toda una demostración de odio. Carod, un separador que hace bien en querer ser separador porque es su intención, dimitió forzado, no porque quiso, como probablemente hubiera tenido que hacer Esperanza Aguirre si se hubiera ido a Marruecos a entrevistarse en secreto con la oposición de Mohamed para pactar el futuro de Ceuta y Melilla. Carod puede generar odio (en algunos, el odio es relativo) por estas palabras absurdas que he reproducido y por hacer sentir a muchos que con sus actos puede dar oxígeno a una organización terrible, con muchas víctimas abandonadas a la soledad que siguen clamando justicia. Como ves, la lectura que se hace de Carod puede ser exagerada vista desde según qué sectores de la sociedad catalana o puede ser vista como las de un fanático peligroso por sectores de la sociedad española. Yo puedo pensar honradamente que, aún no compartiendo muchas, muchísimas cosas de cómo Losantos explica las cosas, que se está exagerando con la COPE y Losantos, las palabras de momento no han matado y las falsedades, las injurias y las ofensas, al juzgado.

El odio es muy malo, es terrible. Es fatal. Lo comparto contigo. Pero no es fácil decir quién está atribuido para decidir lo que es incitar al odio y lo que no. Sólo podemos luchar contra ello como tú bien dices, escribiendo, dialogando - de verdad, no a la ZP -, polemizando, haciendo posible que múltiples medios de expresión puedan existir. Dos citas, para terminar, que recogí en una amplia relación de visiones que títulé "Del resentimiento, el odio, la incomunicación y los catalanes", las dos reales, aunque contradictorias y simultáneas:

"Se ve todo distinto desde Cataluña, pero yo creo que allí pasa algo raro, creo que hay un complejo en Cataluña: la gente se cree que Madrid es un ente abstracto que odia a Cataluña. Y yo estoy mucho en Madrid y jamás nadie por ser catalana me ha tratado mal, al contrario, Madrid no odia a Cataluña. Alguien debió decir algún día eso y se lo han creído."

Ariadna Gil, en EL MUNDO,(17 de septiembre de 2005)

Si vas un poco por ese camino, te das cuenta de que España es un país casi federal. Es una especie de federación. Hay tanta diferencia de mentalidades que casi todo se hace difícil. ¿Cuánta gente en España dice que es español? Son gallegos, son vascos, son catalanes, son andaluces. Es un elemento muy importante. Cuanto tú dices: soy catalán, representas a Cataluña, que es un trocito. Pero si juegas en el equipo nacional representas a España, que es muy grande. Y además, mucha gente de las otras regiones son tus enemigos.

Johan Cruyff, entrevistado por Jorge Valdano el 17 de julio de 2000

Enemigos, odio. Palabras a enterrar.

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miércoles, noviembre 23, 2005

Ni Chetniks ni Ustachis: el seny de Carles Puigdemont (II)


Hoy amplío en tres puntos más la respuesta de Carles Puigdemont, junto con mis "réplicas". Recuerden: los párrafos en negrita son frases mías que Carles comenta y su comentario recibido por mail va en cursiva. Yo contesto en cuerpo normal:

“Me dirás que Cataluña lleva soportando siglos de agravios: sin entrar en ello, pienso que un agravio no se restituye con otro agravio.”

Estoy completamente de acuerdo con esta afirmación. Por eso no entiendo que tanta gente reaccione con simpatía o indiferencia ante la campaña de boicot contra productos catalanes, que es una forma de reaccionar con un agravio a otro (presunto) agravio. No creo, por otra parte, que trasladar la CMT sea ningún agravio. Sólo lo es para quien crea que el Estado le pertenece más a él que a los demás. Si hay que hacer listado de agravios, necesitaremos mucho papel para enumerar los de Madrid con Barcelona.

Réplica: acuerdo por acuerdo, sólo disiento en que el traslado de la CMT se convierte en agravio por las formas. Era el sentido de mi respuesta ayer. Probablemente, la palabra "agravio" suena enorme, estoy dispuesto a buscar sinónimos. Quiero recalcar una cosa que he escrito: "Seguramente, los vecinos de Madrid han aprendido con esto lo que significa para otros las imposiciones de un centro de decisión, pero no era la vía."

“Simplemente, no se puede aceptar que exista la sombra de sospecha de que un político pueda jugar con ventaja o no esté en condiciones de garantizar la igualdad de oportunidades en el mercado para el afectado, que son los accionistas de Endesa. Plantear esto se puede hacer con motivaciones anticatalanas, pero es un hecho en sí mismo que es al margen de cualquier anticatalanismo: usted no puede ser juez y parte. Usted no puede ser independiente si sus compromisos están sujetos a intereses partidistas con quien plantea la OPA”.

Bien: ¿cómo se miden las sombras de sospecha? ¿Son la COPE o El Mundo los instrumentos que determinan estas sospechas? Si esto es así, deberíamos pedirles a estos termómetros de la sospecha que sospecharan también de decisiones del gobierno de Aznar como la adjudicación de los comboyes del AVE Barcelona-Madrid a empresas de escasa experiencia en el sector de los trenes de Alta Velocidad en detrimiento de otras de solvencia contrastada (y por cierto, con factoría en Catalunya). ¿Existió corrupción? ¿Hay connivencia financiera? No tienen credibilidad suficiente para que yo los tome como termómetros objetivos para medir quién está bajo sospecha y quién no. Y si uno es responsable, y sabe que existe el riesgo que se aproveche una información (por cierto: ¡publicada hace meses en Catalunya!) para fomentar anticalanismo, debería ser especialmente cauto en cómo se formulan las cosas. De lo contrario parece claro que no interesa tanto el contenido de la noticia como los efectos que quieren causar.

Réplica: nada de lo que me argumentas, tenga sentido o no, responde a la cuestión: ¿existe o no existe un conflicto de intereses entre el ministro José Montilla, por su condición de primer secretario del PSC y la como mínimo sorprendente condonación de un importante, importantísimo crédito, al partido que representa mientras forma parte del gobierno y se ve involucrado en la toma de decisiones que afectan seriamente a los intereses de una entidad como La Caixa? Yo he visto dimitir en Suecia a una ministra por pagarse los pañales del crío con la tarjeta de crédito del ministerio. Hoy sabemos que, además de condonar y no reclamar el pago de muchos millones de euros, La Caixa "se olvidó" de cobrar intereses y que Montilla, aún con poca influencia en la gestión, era consejero de la entidad en su condición de alcalde. No es limpio. Me dirás que es un problema de la financiación de partidos, etc., etc. Pero simplemente no se puede admitir, no lo podemos aceptar desde la ciudadanía. Es más, la izquierda, siempre vendedora de su superioridad moral no puede aceptar esto. ¿Dónde queda la igualdad, la solidaridad con los que no tienen cuando no pueden pagar una casa y son embargados? ¡Por una caja de ahorros! Y no tiene nada que ver con el AVE, que no juzgo y sería largo meterse ahora. La cuestión es que tenemos un ministro al que le sobran razones para devolver favores a una entidad financiera tan poderosa (y si fuera menos poderosa sería igual) y tiene que tomar partido en algo nada baladí como la integración de dos compañías energéticas que van a dar lugar, en muchos territorios, a situaciones de monopolio. Que sobre esas decisiones, van a participar subordinados suyos y personas nombradas por él. Seguro que Montilla ha hecho otras cosas bien, pero son cosas distintas. El Mundo o la COPE pueden no ser simpáticos, pero si lo que se ha publicado es cierto es irrelevante la motivación. Si en Cataluña estaba publicado hace meses y nadie ha protestado, me temo que algo grave ocurre. De nuevo, no es una cuestión de catalanidad, sino de rigor democrático. No podemos valorarlo por un "y tú más" o como si fuera un Madrid-Barça, ese sentimiento tan futbolero de "quiero ganar aunque sea de penalty injusto en el último minuto". Hombre, mientras la pasión sea un juego, pues hasta es divertido, pero si hablamos de los representantes y cargos públicos, los ciudadanos debemos movilizarnos para no aceptar estas situaciones.

Qué mala suerte para el catalanismo que ocurra con un ministro de un partido catalán, porque los voceros de lo anticatalán se lo pasan en grande y no se les puede reprochar nada.

Sí se les puede y se les debe reprochar. Aunque les asistiera la razón, nadie debe usarla para cometer otros atropellos, y cualquier actitud anticatalana es repudiable aunque la protagonice alguien que tenga razón.

Réplica: tienes razón, pero me explico. La expresión "no se les puede reprochar nada" se refiere a "no se les puede reprochar que tengan razón" Es un caramelo para el anticatalanismo primario, ¿quién les dice que lo de Montilla, con mi argumentación anterior, que se pueden creer o no, no es adecuado? Yo me siento incapaz. Me siento capaz de reprochar si a eso se le pone la coletilla "el ministro catalán", como forma de dar a entender, pero es que es como el 0-3 del otro día, inapelable.

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martes, noviembre 22, 2005

Ni Chetniks ni Ustachis: el seny de Carles Puigdemont


Hace pocos días publicamos aquí un artículo dedicado a cuestionar la actuación de José Montilla en todo su período como ministro aprovechando que el inteligente Carles Puigdemont publicó en su blog una excelente síntesis de argumentos defensivos. Carles me remitió vía correo electrónico una interesenta réplica que le he pedido permiso para reproducir. Una última entrada de su bitácora resume el espíritu de la controversia:

El bloc de Berlin Smith és un bloc que té molt de seny. Segurament hi haurà moltes coses que no compartirem o que les veurem de formes molt diferents, però jo sé que ell no és cap chetnik i ell probablement sap que jo no sóc cap ustachi. I que la península Ibèrica no són els Balcans.

La respuesta de Carles es extensa, así que lo haré en más de una entrada con algunos comentarios de contraréplica. Reproduciré en negrita las afirmaciones textuales de mi texto y posteriormente sus argumentos, todos ellos en cursiva. Mis observaciones se realizarán en un formato convencional:

“Para empezar, si se decide que no sólo Madrid, como ocurre con Bruselas y la Unión Europea, debe alojar las sedes de las instituciones y organismos del Estado, lo lógico es que haya un procedimiento democrático y no un simple dedo, una decisión ad hoc”

Sí: ¿y no es un procedimiento democrático que un gobierno legítimo tome una decisión?. No creo en los regímenes asamblearios, ni en la repartidora automática. Seamos sinceros: ¿cuándo Murcia ha reclamado ser sede de algún organismo estatal? Nunca. ¿Qué comunidades reclamaban autonomía antes de la Constitución? Sólo Catalunya y Euskadi, y Galicia con muy poco apoyo social. Sin embargo tuvieron que inventarse el Estado autonómico para diluir la realidad que en Espanya existen otras naciones.

Todas las ciudades pueden optar a lo que quieran, pero no debemos olvidar la realidad. ¿Alguien impide que Cáceres presente su candidatura a sede de los Juegos Olímpicos? No. Y sin embargo, no lo hace. Si lo que nos interesa es aprovechar oportunidades y competir a nivel internacional no hay ninguna duda que Barcelona es una ciudad muy por encima del resto en cuanto a proyección internacional y en cuanto a captación de residentes extranjeros de alto nivel profesional. El vecino que vive justo delante de mi casa es un empresario extranjero que fabrica en Asia hardware para telefonía IP y que vende en toda Europa. La sede es Catalunya no por ningún nacionalismo ni ninguna adesión previa a ningún proyecto político. Por pura y simple lógica. ¿Por qué no se ha ido a Cáceres? Supongo que Barcelona le ofrece muchas más oportunidades de negocio, con un entorno que también cuenta (más cerca de los centros de decisión europeos, con unas empresas de servicios buenas, etc).

Pongamos otro caso. Si España tuviera opción a ser la sede europea de una agencia dedicada al aceite de oliva, no tengo ninguna duda que Andalucía debería ser la comunidad elegida. ¿Significa esto que Lleida no tiene dercho a aspirar a ser la sede? Claro que no, pero no podría competir en cantidad con Andalucía. Así son las cosas. Barcelona tiene mar y Madrid no: ¿dónde debería estar la sede de Transmediterranea? ¿Por qué el gobierno del PP la trasladó de Barcelona a Madrid? ¿Hubo algún boicot contra productos españoles por este hecho en Catalunya? ¿Alguna emisora dio alas a campañas de boicot o de incitación? No.


Réplica: Carles son argumentos excelentes para responder a una premisa incorrecta. Me explico. Es cierto que el empuje histórico de Barcelona y Cataluña en busca de autogobierno (o mayor autogobierno), su capacidad de emprender, etc., etc. son reales como la vida misma. Y muy legítima y justa la aspiración tanto a poder ejercer ese empuje e iniciativa como a ser compensados por los "atrasos". Es bien cierto que fenómenos como el de Transmediterránea son injustos y chocantes (aunque su propetario actual, Acciona, no ha movido su sede de Madrid). De hecho, el centralismo abusivo tiene como resultado esas cosas, yo mismo me he preguntado por qué la Escuela de Guerra de la Armada está en Madrid, cuando sería más propio en puerto de mar. O por qué la Federación Española de Pelota Vasca está en Madrid. La respuesta es doble, porque alguien lo ha impuesto y porque para las actividades diarias a lo mejor no es del todo imprescindible o es irrelevante dónde se sitúe la sede física, buscándose la cercanía a otros centros de decisión o de disponibilidad de medios. Si hubo alguna vez motivos, hoy día en la era de las comunicaciones, han desaparecido. Pero ese no es el hecho que se critica. Se critica el hecho de que, llegado el momento de acabar con ello, el procedimiento empleado no es el más elegante y se responde a una injusticia con otra injusticia, se responde a un agravio con otro agravio (todo lo pequeño que se quiera en comparación, pero agravio). Seguramente, los vecinos de Madrid han aprendido con esto lo que significa para otros las imposiciones de un centro de decisión, pero no era la vía. El verdadero éxito es que se hubiera promovido un sistema estable de toma de decisiones para la instalación de las sedes de instituciones gubernamentales. Hombre, que la decisión la tome un gobierno democrático con sus poderes en la mano la hace legal, pero no más democrática y justa. Si Cáceres no lo ha pedido nunca no quiere decir que, abierto un proceso que lo permite, no se lo plantee. En mi artículo no se defiende que Cáceres sea mejor que Barcelona para la CMT, se defiende que puede tener argumentos para hacerlo y derecho a solicitarlo: para todos, el éxito del cuasifederalismo Maragalliano o, visto desde un ángulo más noventayochista, de un regeneracionismo tardío o, a más a más, de esa catalanización de España que algunos han sugerido en la historia, hubiera sido esa: la institucionalización de un proceso que no quedara al albur de un ministro o un Gobierno el decidir dónde están los edificios oficiales. Y se hubiera conseguido que un montón de familias no hubieran tenido que sentir la incertidumbre del cambio de su domicilio (hijos, trabajos de cónyuges, una vivienda, una vida...) ni el tremendo coste de hacerlo, que pagamos todos.

(Mañana seguimos)

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domingo, noviembre 20, 2005

Mañana, España, ¿será republicana?


Sondeo de El Mundo sobre la monarquía:

Por primera vez en un sondeo, hay un segmento de la población -los que tienen de 18 a 29 años- con más republicanos que monárquicos.

La primera reacción de este su servidor fue como todas las reacciones, basada en las emociones, más que en la razón. Así que me dije: ¿será verdad?

El párrafo que sigue, no deja de ser estimulante para este republicano:

Una cuarta parte de la población española se ha levantado hoy republicana. No ha sido cosa de una noche, sino del relevo generacional, del lógico desgaste del paso del tiempo, y no habría que descartar los efectos de un posible empacho de papel cuché.En los últimos cinco años, el número de personas que se declaran republicanas ha aumentado en ocho puntos, y este incremento se deja notar sobre todo en los segmentos de población más joven, en los que, por primera vez, el porcentaje de partidarios de la República supera al de monárquicos.

Quizá, como decía el denostado García Trevijano, es que empezamos a perderle el miedo a la palabra y a la idea "república". Largo será, sin duda.

Aquí en Noches Confusas ya habíamos sugerido que el primer republicano es el ¿futuro? Felipe VI. De hecho, el final del editorial de El Mundo de hoy sostiene algo inquietante:

un referéndum para cambiar los derechos de sucesión sería hoy una operación muy arriesgada, que podría convertirse en un refrendo sobre la monarquía, si no fuera acompañado de otras reformas constitucionales.

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sábado, noviembre 19, 2005

En Contra de la Defensa de Montilla (amablemente)


A veces, creo, que desde Cataluña se necesita otra lectura de las cosas. ¿Puedo criticar determindas afirmaciones y actitudes corrientes que percibo y provienen de Cataluña sin que sea considerado un ataque o una sospecha de anti cualquier cosa?.

Para empezar decir "desde Cataluña" ya implica caer en parte de las malas afirmaciones o malas prácticas que he empezado por anunciar. Si digo "desde Cataluña", parece que se dice que toda Cataluña dice las mismas cosas o que todo el mundo es igual o piensa igual. Claro, esto no puede ser así. Pero lo hago porque un pequeño y sencillo blog (el de Carles Puigmont, un saludo) representa muy bien las opiniones promedio que, de nuevo, "desde Cataluña" percibimos los demás que se tiene de las cosas y me permite efectuar esta, llamémosle crítica, al pensamiento dominante que leo y percibo en mis conversaciones privadas.

Carles, en su breve artículo "En defensa de Montilla", efectúa una serie de afirmaciones sobre las que quiero estar en contra, amablemente, en primer lugar porque al hacerlo no creo estar promoviendo "una campanya brutal per part de mitjans de comunicació propers al PP, que va més enllà de la crítica política" ni lo hago porque "Montilla és l'excusa: van a totes contra Catalunya". Lo hago porque son de sentido común.

En general, un servidor de ustedes cree que todos los gobiernos y sus simpatizantes creen ver campañas orquestadas y excesos verbales inaceptables acerca de sus opiniones y decisiones en el poder. Es válido para todos los partidos y países y es algo consustancial con la vida democrática: muchas veces la crítica es desproporcionada e injusta, muchas veces es incluso menos de lo que se merece el critcado, pero la crítica severa, afilada, constante y mordaz contra el poder es necesaria y probablemente el mecanismo más fuerte para prevenir el abuso de poder.

Por ello, Carles, quisiera criticarte algunas consideraciones que efectúas sobre Montilla y sus decisiones. Para que haya deportividad y entiendas mi perfil, debo decir que vivo en Madrid, nací en Madrid y que mi amigo de alma, es catalán.

Afirmación primera: "El ministre va aconseguir que s'aprovés el trasllat de la CMT, fet que ha deiat unes ferides terribles a la pell del centralisme". Querido Carles: para este escribidor uno de los aspectos más ilusionantes de las propuestas territoriales de Maragall cuando escribía en El País esos artículos suyos tan frescos, era su reivindicación de la necesidad de compartir las instituciones, que no todo fuera Madrid, que España se construyera en red. Pero de ahí a que el traslado de la CMT se corresponda con eso, va un largo trecho.

Para empezar, si se decide que no sólo Madrid, como ocurre con Bruselas y la Unión Europea, debe alojar las sedes de las instituciones y organismos del Estado, lo lógico es que haya un procedimiento democrático y no un simple dedo, una decisión ad hoc. ¿Por qué la CMT ha de estar en Barcelona y no en Murcia? ¿Tienen derecho los cacereños a presentarle un proyecto al Gobierno para que Cáceres sea la sede? Piensa que la primera región europea en unir sus escuelas por banda ancha ha sido Extremadura. Y que es una referencia mundial en software libre. ¿Reúne méritos? ¿Se le da el derecho a demostrarlo, a convencer de que va a ser la mejor localización? Hasta para elegir la ciudad que un gobierno decide apoyar a unos juegos olímpicos hay un mínimo proceso de candidaturas y la Unión Europea hace exactamente lo mismo en un proceso en el que se intenta que todos los países tengan sedes de organismos: en Alicante reside la oficina europea de patentes y marcas. Ni que decir tiene, que en estos casos son siempre organismos de nueva creación, en el caso de la CMT existía, con un cuerpo de funcionarios y técnicos que tienen sus derechos laborales y que aquí se ha tomado una decisión a dedo, sin consultar a nadie, sin dejar competir por la mejor sede a nadie, sin un listado de requisitos ideales necesarios y en un aroma de compensación política por otras decisiones. Si desde el PSC se defiende una España diferente, no centrada en Madrid, plurinacional, etc. etc. debería estar de acuerdo en que todos deben tener igualdad de oportunidades para recoger el dinero público y los beneficios de la presencia de los organismos estatales- Qué distinto hubiera sido si, precisamente, el PSC se hubiera presentado como primer defensor de la descentralización vía concurso y que el beneficiario en primer lugar no fuera precisamente Barcelona. Ahora, el efecto de la piel herida del centralismo, es peor, más resistencia se ha creado. Se ha convertido en un agravio. Me dirás que Cataluña lleva soportando siglos de agravios: sin entrar en ello, pienso que un agravio no se restituye con otro agravio.

Afirmación segunda:
"No ha interferit en el procés estrictament econòmic de l'OPA de Gas Natural sobre Endesa". Bien, creo que nadie desde la calle puede decir que esto sea o no sea así. En un país como éste donde hasta el presidente de Telefónica cree que debe llamar (y lo hace) al Presidente del Gobierno para decirle que va a comprar una empresa británica, no me puedo creer que ninguna operación económica de ese calado y en sectores regulados como son la electricidad y el gas exista un proceso "estrictament econòmic". Para empezar, el proceso debe ser autorizado por varios organismos gubernamentales, alguno de los cuáles tiene dependencia directa y su responsable ha sido nombrado por José Montilla. El hecho de que durante su mandato como ministro el accionista principal de la OPA condone un crédito al partido que lidera Montilla, por muy legal que sea, no tiene excusa posible: ningún ciudadano de a pie tenemos ese trato de una entidad "semipública" como son las cajas, y es imposible que se pueda tomar una decisión con independencia o apariencia de independencia en esas circunstancias: Carles, ten por seguro que un escándalo así habría llevado a la dimisión de cualquier ministro en Dinamarca o el Reino Unido. Simplemente, no se puede aceptar que exista la sombra de sospecha de que un político pueda jugar con ventaja o no esté en condiciones de garantizar la igualdad de oportunidades en el mercado para el afectado, que son los accionistas de Endesa. Plantear esto se puede hacer con motivaciones anticatalanas, pero es un hecho en sí mismo que es al margen de cualquier anticatalanismo: usted no puede ser juez y parte. Usted no puede ser independiente si sus compromisos están sujetos a intereses partidistas con quien plantea la OPA. Qué mala suerte para el catalanismo que ocurra con un ministro de un partido catalán, porque los voceros de lo anticatalán se lo pasan en grande y no se les puede reprochar nada.

Afirmación tercera: "ha parlat clar en assenyalar la COPE i el director del diari El Mundo, Pedro J. Ramírez, com a causants de crispació i incitació a l'odi." Si paseas por mi bitácora, encontrarás varios artículos sobre la cuestión Losantos. Verás que no comparto en general muchas de las cosas que dice, pero que también defiendo su derecho a decirlas. Aunque ofenda. Aunque sea desagradable. Puedo cambiar de emisora. Puedo mandar cartas a los obispos. Tengo muchas opciones libres. Pero también es bueno que conozcas la argumentación de Losantos cuando le dicen que incita al odio. Viene a decir qué quién inicita más al odio, si él, o quien se reúne, en un acto de irresponsabilidad clamoroso por parte de un cargo público, con la cúpula de ETA. Y que del resultado de esa reunión ETA publica un manifiesto que dice que deja de matar en Cataluña. Para las víctimas, para las fuerzas de seguridad que trabajan en la detención de los terroristas, para los ciudadanos de a pie, para quienes están amenazados, esto es duro y no vale el argumento de que yo iba por la paz porque, ¿quién se ha creído que es? ¿Puede el Conseller en cap del Govern de Catalunya atribuirse en secreto la capacidad para acudir a negociar algo que no le compete sin contar con nadie? Y por terminar: él lo recuerda, pero no lo dice así. ¿No incitan más al odio quienes le dispararon en la pierna dejándole secuelas de por vida, precisamente militantes de Terra Lliure, organización que fue, tras el abandono de las armas, asimilada en cierta forma por ERC? A lo mejor eso explica su odio. La incitación al odio es terriblemente relativa y no parece que nadie se pueda librar de ella. Montilla no es mejor hombre por decir esas cosas de Losantos y Pedro J.

¿Afirmar estas cosas es ir en contra de Cataluña? No puede la sociedad catalana envolverse en la senyera cuando escucha algo que no le gusta. Y más cuando existen argumentos serios y razonables para ser criticados, porque cuando algo se califica de centralista, anticatalán, etc. etc. deja de ser razonado y se convierte en una batalla. Como la del nuevo Estatuto, donde no puede ser que todo sea blanco o negro, donde no pueden deslegitimarse todas las críticas por ser anticatalanas, cuando hay decenas de artículos de constitucionalidad dudosa puesta en evidencia por la opinión de muchos juristas. Si Cataluña decide permanecer en España, debe estar preparada para que el resto opine sobre cómo quiere Cataluña establecer esa relación. Porque si en esa nueva relación se pretende resolver injusticias históricas, a lo mejor se crean nuevos absurdos. Sobre todo teniendo en cuenta que los protagonistas de la historia están muertos y no deberían enturbiar las disputas y los pactos de los vivos. Más que nada porque ya no se puede ganar la Guerra Civil ni la Guerra de Sucesión y los que estamos aquí vivimos en otro mundo. Pero ese, es cierto, es otro tema y yo sólo quería decirte apreciado Carles, amablemente, que cuando se critican cosas de catalanes o planteamientos de la política de catalana no se obedece necesariamente a una campaña orquesada anticatalana, aunque las hubiera, y qué bien se haría en no responder a ellas en defensa de Cataluña. Montilla debe defenderse solo, y no puede encarnar a todo un país.

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