Mi estimado colega cibernético y espero que de alguna forma amigo (virtual, no nos hemos tomado un vino juntos, pero nunca se sabe porque los dineros de Moscú nos pueden dar para unas botellas de buenos caldos), Ricardo Royo-Villanova, es un genio del agitprop, ése termino tan en desuso y con el que estoy seguro no se encuentra muy conforme. Pero es que resulta apasionante: el golpe de efecto de la querella (perdona Ricardo, nunca me acuerdo si es demanda, querella o qué, me da pereza rebuscar entre los posts, pero todos nos entendemos) a Federico Jiménez Losantos es entusiasmante y, debo decir, que a pesar del efecto propagandístico, plantea un problema serio sobre las fronteras del delito ¿de opinión? y los límites que, especialmente desde la izquierda o desde el llamado progresismo (nacionalismo conservador incluído), están dispuestos a soportar en la crítica a la realidad imperante. En honor a la justicia, Fede es acusado con frecuencia de mentir con descaro y de tergiversar con ganas. Pero viene a ser lo mismo que dicen el mismo Federico y otros muchos que hacen la SER y PRISA un día sí y otro también. Y creo que, salvo los muy militantes del PSOE y quienes de una forma o de otra están a sueldo de Polanco (paga mejor que Moscú), muchos estaremos de acuerdo en que PRISA tergiversa y altera la realidad con verdadero denuedo, eso sí, de forma mucho mejor vestida y seria.
Pero,volviendo al tema, además de la demanda/querella, Ricardo pide firmas contra la COPE, ¡y ya lleva 15.000!. Otra iniciativa más que confirma lo que digo: el sentido extraordinario de la oportunidad para la agitación. No hay entre las webs liberales, falsas liberales, conservadoras-cristianas a secas y fachas puras y duras ninguna iniciativa tan brillante, ni siquiera de lejos, para promover la polémica política. Ni qué decir tiene que tanto ésta iniciativa como algunos insistentes rumores periodísticos de que el Consejo Audiovisual de Cataluña (sobre ésta magna e inútil institución, les recomiendo que lean la opinión de J.M. Mainat, prócer de Gestmusic/Endemol) quiere abrir un expediente en nombre del artículo 20 de la constitución y esa frase arcano que dice que todo el mundo tiene derecho a la "información veraz" (¿qué es veraz?), no me encuentra a mí entre sus seguidores: no hace falta advertir de que un servidor piensa que Federico, los obispos y sus amigos pueden decir en la radio lo que les venga en gana siempre que cumplan la ley (algo que cuestiona Ricardo) y que los intentos de cerrar una emisora, echar a un ¿periodista? huelen mal, pero que muy mal: no deja de ser censura.
Otro amigo con el que, aún, no me he tomado un vino, es el creador de Crisis Hoy ese blog que sugiere tanto y que persigue con mucho atino "la crítica del tiempo presente". Bicho, el autor, acaba de publicar una lista de 5 preguntas sobre la "campaña antifederica" de Ricardo y habla de 15.000 firmas vergonzosas. Yo voy a defender que Ricardo haga su campaña, pero le voy a decir que, sin perjuicio del sensacional efecto de imagen sobre su clientela, el anuncio de las quince mil firmas es poco impresionante. Les cuento: Bicho plantea una primera pregunta que me resulta un tanto extraña y, con todo el cariño, un tanto falta de sentido: "¿Por qué consideras - se dirige a Ricardo - un medio legítimo el plebiscito partidista para arremeter contra una empresa privada?". Mi pregunta es ¿y por qué tú lo ves como un plebistito? ¿Por qué es tan terrible que recoja firmas?.
La recogida de firmas como acto de protesta es algo usual en ésta y otras democracias. Es más, desde las cartas al director a la búsqueda de firmas como medio de defensa del consumidor, el spam con intenciones políticas, etc. son todos medios en general respetados como forma de protesta ciudadana. Desde el punto de vista del mero oyente (o espectador), es también habitual que medios conservadores efectúen campañas similares contra programas ligeros de cascos o de "dudoso gusto" en la televisión. Lo hacen con cartas y llamamientos, exactamente igual que los que quieren acabar con Federico. Más serias son las protestas contra la emisión de según qué contenidos en horarios infantiles. Todo eso no son plebiscitos, ni siquiera en metáfora. Así, que Ricardo promueva una campaña para explicarle a la COPE que no le gusta Federico pues... entra dentro de lo más normal.
Ahora bien, si yo fuera Federico y la COPE, estaría encantado con Ricardo:
- se demuestra que me escuchan. Eso es rendimiento publicitario. Ladran, luego cabalgamos. ¿Efecto contrario al pretendido?
- según el EGM de mayo último (bueno, llamar estudio a eso, pero en fin...) se le conceden al programa de Federico nada menos que 1.636.000 oyentes. Pues si tomamos en cuenta los 15.000 ofendidos, eso hace que la tasa de cabreados firmantes sea sólo del 0,009%, nada serio como para preocuparse.
- al señor Lara, propietario de Planeta, Antena 3, La Razón y Avui entre otros, le preguntaron cierta vez por qué mantenía la línea ideológica de La Razón. Su respuesta, empresario pramático, fue "sólo es una opción de marketing". Es decir, que cada medio tiene su público. Los firmantes de la carta no son público para la COPE, por lo que es igual que se enfaden, lo que importa es que me oyen los míos, cuantos más de los míos mejor: por muchas firmas que haya, por mucho que en su indignación escuchen La Mañana para ir al trabajo con marcha, no son los oyentes de los que tenga que vivir la emisora. Y, lo que es peor, difícilmente van a admitir en esa burda encuesta que es el EGM que escuchan al diablo en persona. Y la publicidad se cotiza y tarifica por ese instrumentito tan vulgar.
En definitiva, me lo paso muy bien con Ricardo y sus campañas, resultan legítimas en democracia y, al mismo tiempo, no me gustan nada los intentos cubiertos o descubiertos de censurar a la COPE y a Losantos aunque tantas veces no me gusta nada lo que dicen. O mejor, cómo lo dicen.
P.D.: Sin embargo, este artículo de Losantos sobre el EGM es una pieza de opinión perfectamente legítima. Es interesante porque viene a cuento con la audiencia.
Fe de erratas: Jordi Cirera me advierte de mi error de cálculo con el porcentaje de "afectados". Evidentemente, no es 0,009% sino 0,9%, las prisas me llevaron a confundir la división entre ambos cocientes sin tener en cuenta que era un porcentaje: era muy temprano por la mañana. Ruego me disculpen. Pero, la intención, que el mismo Ricardo añadía y yo les confirmo, es verlo desde una manera divertida, y desde esa perspectiva, si sólo fueran 15.000 firmas y fuera la COPE no estaría asustado.
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