Hoy amplío en tres puntos más la respuesta de Carles Puigdemont, junto con mis "réplicas". Recuerden: los párrafos en negrita son frases mías que Carles comenta y su comentario recibido por mail va en cursiva. Yo contesto en cuerpo normal:
“Me dirás que Cataluña lleva soportando siglos de agravios: sin entrar en ello, pienso que un agravio no se restituye con otro agravio.”
Estoy completamente de acuerdo con esta afirmación. Por eso no entiendo que tanta gente reaccione con simpatía o indiferencia ante la campaña de boicot contra productos catalanes, que es una forma de reaccionar con un agravio a otro (presunto) agravio. No creo, por otra parte, que trasladar la CMT sea ningún agravio. Sólo lo es para quien crea que el Estado le pertenece más a él que a los demás. Si hay que hacer listado de agravios, necesitaremos mucho papel para enumerar los de Madrid con Barcelona.
Réplica: acuerdo por acuerdo, sólo disiento en que el traslado de la CMT se convierte en agravio por las formas. Era el sentido de mi respuesta ayer. Probablemente, la palabra "agravio" suena enorme, estoy dispuesto a buscar sinónimos. Quiero recalcar una cosa que he escrito: "Seguramente, los vecinos de Madrid han aprendido con esto lo que significa para otros las imposiciones de un centro de decisión, pero no era la vía."
“Simplemente, no se puede aceptar que exista la sombra de sospecha de que un político pueda jugar con ventaja o no esté en condiciones de garantizar la igualdad de oportunidades en el mercado para el afectado, que son los accionistas de Endesa. Plantear esto se puede hacer con motivaciones anticatalanas, pero es un hecho en sí mismo que es al margen de cualquier anticatalanismo: usted no puede ser juez y parte. Usted no puede ser independiente si sus compromisos están sujetos a intereses partidistas con quien plantea la OPA”.
Bien: ¿cómo se miden las sombras de sospecha? ¿Son la COPE o El Mundo los instrumentos que determinan estas sospechas? Si esto es así, deberíamos pedirles a estos termómetros de la sospecha que sospecharan también de decisiones del gobierno de Aznar como la adjudicación de los comboyes del AVE Barcelona-Madrid a empresas de escasa experiencia en el sector de los trenes de Alta Velocidad en detrimiento de otras de solvencia contrastada (y por cierto, con factoría en Catalunya). ¿Existió corrupción? ¿Hay connivencia financiera? No tienen credibilidad suficiente para que yo los tome como termómetros objetivos para medir quién está bajo sospecha y quién no. Y si uno es responsable, y sabe que existe el riesgo que se aproveche una información (por cierto: ¡publicada hace meses en Catalunya!) para fomentar anticalanismo, debería ser especialmente cauto en cómo se formulan las cosas. De lo contrario parece claro que no interesa tanto el contenido de la noticia como los efectos que quieren causar.
Réplica: nada de lo que me argumentas, tenga sentido o no, responde a la cuestión: ¿existe o no existe un conflicto de intereses entre el ministro José Montilla, por su condición de primer secretario del PSC y la como mínimo sorprendente condonación de un importante, importantísimo crédito, al partido que representa mientras forma parte del gobierno y se ve involucrado en la toma de decisiones que afectan seriamente a los intereses de una entidad como La Caixa? Yo he visto dimitir en Suecia a una ministra por pagarse los pañales del crío con la tarjeta de crédito del ministerio. Hoy sabemos que, además de condonar y no reclamar el pago de muchos millones de euros, La Caixa "se olvidó" de cobrar intereses y que Montilla, aún con poca influencia en la gestión, era consejero de la entidad en su condición de alcalde. No es limpio. Me dirás que es un problema de la financiación de partidos, etc., etc. Pero simplemente no se puede admitir, no lo podemos aceptar desde la ciudadanía. Es más, la izquierda, siempre vendedora de su superioridad moral no puede aceptar esto. ¿Dónde queda la igualdad, la solidaridad con los que no tienen cuando no pueden pagar una casa y son embargados? ¡Por una caja de ahorros! Y no tiene nada que ver con el AVE, que no juzgo y sería largo meterse ahora. La cuestión es que tenemos un ministro al que le sobran razones para devolver favores a una entidad financiera tan poderosa (y si fuera menos poderosa sería igual) y tiene que tomar partido en algo nada baladí como la integración de dos compañías energéticas que van a dar lugar, en muchos territorios, a situaciones de monopolio. Que sobre esas decisiones, van a participar subordinados suyos y personas nombradas por él. Seguro que Montilla ha hecho otras cosas bien, pero son cosas distintas. El Mundo o la COPE pueden no ser simpáticos, pero si lo que se ha publicado es cierto es irrelevante la motivación. Si en Cataluña estaba publicado hace meses y nadie ha protestado, me temo que algo grave ocurre. De nuevo, no es una cuestión de catalanidad, sino de rigor democrático. No podemos valorarlo por un "y tú más" o como si fuera un Madrid-Barça, ese sentimiento tan futbolero de "quiero ganar aunque sea de penalty injusto en el último minuto". Hombre, mientras la pasión sea un juego, pues hasta es divertido, pero si hablamos de los representantes y cargos públicos, los ciudadanos debemos movilizarnos para no aceptar estas situaciones.
Qué mala suerte para el catalanismo que ocurra con un ministro de un partido catalán, porque los voceros de lo anticatalán se lo pasan en grande y no se les puede reprochar nada.
Sí se les puede y se les debe reprochar. Aunque les asistiera la razón, nadie debe usarla para cometer otros atropellos, y cualquier actitud anticatalana es repudiable aunque la protagonice alguien que tenga razón.
Réplica: tienes razón, pero me explico. La expresión "no se les puede reprochar nada" se refiere a "no se les puede reprochar que tengan razón" Es un caramelo para el anticatalanismo primario, ¿quién les dice que lo de Montilla, con mi argumentación anterior, que se pueden creer o no, no es adecuado? Yo me siento incapaz. Me siento capaz de reprochar si a eso se le pone la coletilla "el ministro catalán", como forma de dar a entender, pero es que es como el 0-3 del otro día, inapelable.
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