miércoles, marzo 28, 2007

Back to Quebec


De Berlin Smith Bonobobo se espera que diga cosas canadienses (mis enemigos - ¿los tengo? - que no pasen por alguno de los irreverentes debates de los seguidores, siempre queridos, de esta página, encontrarán una excelente oportunidad de efectuar una originalísima rima con mi recientemente estrenado segundo apellido, mucho más con el asunto de hoy: pregunten a Mapuche).

Lejos de mí efectuar sociología de país tan remoto a través de la lectura ¿siempre interesada? de nuestros prestigiosos diarios de tirada nacional en todas las naciones que tenemos a nuestro alcance, que son variadas. Es decir, que no tengo ni idea acerca de si los quebequeses están hasta los genitales de los independentistas (se desconoce dónde dan las patadas en Quebec), o si han recobrado un amor intenso por el país de la hoja de arce. Pero podemos ver el revés y la vuelta de tanto entusiasmo y tendencias exportables de circunstancia que tan mal le viene a la coyuntura de Esquerra Republicana: la autodeterminación puede salir que no a pesar de repetirse incansablemente.

Sólo, por el momento, selecciono una pieza del diario dependiente de sus negocios del alba madrileño:
No deja de ser paradójico que en la Meca de los nacionalismos sin Estado a la que peregrinan no pocos partidos soberanistas -el plan del lehendakari Ibarretxe era un calco del ensayado, sin éxito, por los independentistas del PQ- se mire hacia España y se aprecie en nuestro país una interesante tercera vía.
Es evidente que aquí existe una lectura que prescinde de detalles bastante relevantes: en Canadá sí existe la posibilidad (originada en las prerrogativas de los estados federales) de que a la gente le pregunten a qué país quiere pertenecer. Y ante la insistencia de la pregunta, segundo detalle relevante, han desarrollado un cuerpo jurídico que permite establecer las condiciones democráticas (y no tribales, circunstanciales o abusonas) para realizar tal empeño en las condiciones más justas posibles. De ahí, que este comentador del desarrollo teórico de la plasmación legal de la voluntad de secesión pacíficamente expresada, pueda ponerse a efectuar ese mismo tipo de especulaciones a distancia y apuntarse el tanto de que, gracias a que la posibilidad existe, el centro electoral se traslada a la vida cotidiana.

Que El País, y no sé si otras cosas que he leído por ahí, alaben la moderación del insurgente Dumont por su apego de la vía catalana a la construcción nacional, no tiene sentido: precisamente nuestra experiencia cotidiana demuestra que es un pacífico desastre de irresolución constante y que en muchas ocasiones lo único que hace es disimular las pulsiones más totalitarias del nacionalismo. De las que tiene todo nacionalismo. Me dirán que para irresolución constante los dos referenda quebequeses. Puede ser, pero tienen reglas claras.

Más interesante es la interpretación que hace el mismo diario independiente, que no independentista, en la sección internacional, alejada supuestamente de la opinión:
Prisioneros de su compromiso referendario, su "razón de ser" como partido, los pequistas han sido desbordados por un líder joven que desde el nacionalismo moderado conservador ataca su modelo intervencionista estatal y fuerte fiscalidad y la amalgama progresismo-independentismo revolucionario.
A ver si todo esto del problema nacional/nacionalista se soluciona con más mercado y no nos hemos enterado...

lunes, marzo 26, 2007

Soy un copión y un propagandista


Porque acabo de imitar al Señor de las Navajas, que anda por aquí cerca, y me dedico a plagiar sus ideas de agitación y propaganda. Acabo de insertar el enlace que ven aquí a la izquierda arribota del todo. Para que se vea bien. Mi amigo Mapuche no sé qué pensará de mi afecto savateriano en aquello que tiene de arcadiano, pero uno es como es. Si pinchan se irán ustedes a una página de las juventudes liberales en la que traducen la interesante entrevista que da pie a esta obra de adoctrinamiento. Se adoctrinen, oigan.

domingo, marzo 25, 2007

No, no me puedo resistir (las cosas de PRISA me ponen cachondo)


De cómo diciendo la verdad se cae en la más absoluta de las evidencias y el bochorno. Dice una información del diario independiente al amanecer:
Los Gobiernos autonómicos del PP, especialmente los de Madrid, la Comunidad Valenciana y Murcia, han beneficiado de manera indisimulada a grupos de comunicación afines a la hora de repartir licencias de televisión
Claro que está feo señores vigilantes de la libertad, la democracia, la igualdad, la cultura y el respeto a las minorías. Creo que voy a escribir al defensor del lector solicitando su intervención ante la introducción de opinión en la información ("de manera indisimulada", dirán de Federico) Pero con todo, es mucho menos grave que los antecedentes:
  • que se adultere la ley para que un servicio público esencial sea de pago

  • que se haga una ley para evitar el cumplimiento de una sentencia judicial firme

  • que te dejen hacer una fusión que permite que esté en las mismas manos el monopolio de pago, los derechos del cine americano, los derechos del fútbol y la propiedad del transmisor de la señal

  • o que te cambien la televisión de pago, que era esencial, por una en abierto cuando palmas pasta.

La verdad es que tiene que joder un huevo ver que te quitan las cosas de la mano sin poder competir. Cuando el favoritismo es para los otros, las cosas sientan verdaderamente mal.


P.D.: De todas formas sería mucho más bonito que los defensores del liberalismo radiofónico, televisivo y periodístico pusieran el grito en el cielo ante la concesión de televisiones por el dedo grácil de los políticos de turno y no se efectúen subastas. Ya, ya sé la objeción: que contra el poder de esta gente hay que resistir y aprovecharse del sistema. Pero no me vale. Las duras y las maduras.

sábado, marzo 24, 2007

Escapismo


En este mundo cruel en el que PRISA dice pupa, Felipe se asombra del clima crispado, José Luis fabula con sus hadas, Mariano persiste en no caer en las garras de alguna palabra que reúna los significados de astucia, estrategia y análisis más unas ciertas dosis de realismo, un servidor no puede menos que salir corriendo y dedicarse a disfrutar de la grandeza de la vida cotidiana. Esa que uno espera que todos los anteriores juntos no terminen de fastidiársela.

Observen con detenimiento el espectacular arroz que Berlin Smith Chimp ha urdido y dado cuenta en esta mañana de sábado:





Mi pescadero favorito me ha preguntado solemnemente si deseaba que los chipirones que le he pedido fueran nacionales, pregunta que por un segundo me ha hecho pensar si el clima de atrincheramiento prebélico que al parecer se vive se había trasladado a esos espacios tan interesantes que son los mercados de productos frescos. No sabía si vendrían envueltos en papel rojigualda o tarareando el himno nacional por falta de frescura.

La diferencia entre los nacionales y el otro género del que disponía nuestro pescadero, se reducía a ser los primeros frescos y los segundos congelados. El propio aspecto hacía evidente que nuestros chipirones nacionales eran el manjar preciso para hacerme más alegre la pitanza: nada de chipirones congelados.

Unos preceptivos ajos, la carne de unas ñoras, esas espléndidas judías verdes que pueden contemplar, sabrosísimas chirlas, azafrán que me traje de Persia, más una base que hice el otro día con un carabinero, un hueso de rape y unas honradas hortalizas terminaron lo que ha sido, no lo duden, una obra de arte. La siesta complementaria no le iba a la zaga.

Todo ello se lo cuento por dos razones: para que vean, por un lado, que tanto análisis introspectivo de uno mismo no me ha dejado sin mi natural optimismo y, por otro, para que Ricardo Royo no se piense que tiene el derecho reservado al alarde de cierto saber hacer con el fuego y las sartenes.

Más dentro de las entrañas del cobarde


Neus ha adoptado un párrafo de las entrañas del cobarde y además de darle trompas de viento, honores y fanfarria, ha remitido algún alma voladora que me agradece las letras reunidas. Más le agradezco yo que me diga que le han servido para algo.

El cobarde congeló estas frases:
La cobardía intrínseca del género masculino. La aspiración a coleccionar cópulas diversas, contabilizables, novedosas, diferenciadas, frecuentes a ser posible, desmadradas e insólitas, aquí y allá, a favor y en contra, en pecado y ajustadas a derecho, pero todas ellas irresponsables, inconsecuentes, escenas de una obra que desaparecen tras el telón mientras la otra vida sigue su curso. Cuento: una, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Por lo menos. Seis veces en que el cobarde dejó pasar la ocasión de convertir, teniendo argumento, el cuento de la cópula en novela de sentimientos.
Hoy ando trasteando entre webs y emociones, toqueteando nuevos servicios, inventos fascinantes, reproduciendo todo lo que he acumulado en el itunes hasta que se cruzan el hambre y las ganas de comer, un sitio para crearse shows de lo que sea (que aún no sé qué shows me puedo inventar) y canciones que te explican algún momento pasado no necesariamente mejor. La excusa está servida, aquí tienen una asociación musical a determinados momentos de la vida del cobarde y al reconocimiento de su adicción. Me llamo Berlin Smith y soy un cobarde:


domingo, marzo 18, 2007

Indagación en las entrañas de un cobarde (a la búsqueda de)



Con el simple pulsar de un botón, me entero de todas las cosas que son un cobarde. Que son muchísimas: miedoso, medroso, tímido, temeroso, pusilánime, atemorizado, apocado, acoquinado, achantado, encogido, irresoluto, amilanado, gallina, cagón, cagueta. Llevo varios minutos pensando en si me tengo que echar a temblar. Después caigo en la cuenta de que si me respondo un sí quedaría demostrado que quien responde es un cobarde. Ante todos ustedes.

Si la respuesta fuera no, conviene armarse de una buena dosis de antónimos, quizá para que al verlos impresos (tililando de píxel a píxel) se pudiera disponer de una especie de faro a las entrañas, un iluminarse interiormente a la búsqueda de esos pliegues arrugados frente al temor y ver cómo estirarlos: valiente, valeroso, osado, audaz, atrevido, bravo, intrépido, animoso, denodado, impávido, heroico, fuerte.

Elegiré impávido como antídoto. Impávido porque es sinónimo de impasible, e impasible el ademán, cara al sol, en el puesto que tengo allí, si te dicen que caí, pues proporciona una excusa traída por los pelos para que el texto tenga una mínima justificación editorial con los contenidos habituales de este tenderete semi-introspectivo dedicado a esas cosas que los libros suelen dar matarile con la expresión "la vida nacional". O porque haciendo el ejercicio de repetir cobarde, cobarde, cobarde, me quedo frío. O sea, impávido. De otra forma: mirando de frente.

Al frente: llamarse Berlin Smith (Chimp) es un síntoma de encontrarse frente a un cobarde. Tras la cortina, los que tuvieran que saber no saben, y una parte de lo que se es, no se muestra. A los que se muestra, no se deja saber. Tirar la piedra y esconder la mano. El refugio de un mediocre que se dedica a aparentar. O el escondite de un falsario. La reconstrucción de un ser discapacitado. Una vida distinta, una fuga, una segunda realidad. Mirado con atrevimiento y no medrosamente: la máscara de un actor. Un actor que quisiera simultanear muchos personajes. Una alternativa a la esquizofrenia. O alguien pendiente de examen de conciencia.

La cobardía intrínseca del género masculino. La aspiración a coleccionar cópulas diversas, contabilizables, novedosas, diferenciadas, frecuentes a ser posible, desmadradas e insólitas, aquí y allá, a favor y en contra, en pecado y ajustadas a derecho, pero todas ellas irresponsables, inconsecuentes, escenas de una obra que desaparecen tras el telón mientras la otra vida sigue su curso. Cuento: una, dos, tres, cuatro, cinco, seis. Por lo menos. Seis veces en que el cobarde dejó pasar la ocasión de convertir, teniendo argumento, el cuento de la cópula en novela de sentimientos.

El riesgo del sustento. El cobarde que mira el abismo de la incertidumbre que supone volver a empezar. O el de quien vuelve a empezar demasiadas veces sin empezar lo que tiene que empezar. Quien contempla la llamada de sus padres cada aniversario de nacimiento a la espera de empezar de una vez, eso, lo único que habría que empezar. Y le sube un escalofrío: el tiempo empieza a descontar más deprisa de lo que suma. Quedarse en el sueño del jardín. Uno, que se ve por la ventana de una casa silenciosa y cálida, el refugio que pudiera al fin ser construido y encontrado. El sitio donde mirarse al espejo y observar las arrugas, las cicatrices incluso, sin echarse nada en cara.

(Claves interpretativas para visitantes caídos del cielo: Pepe el Grillo se apareció vestido de indio en esta carpintería y yo no sé por dónde pasaron las hadas azules)

sábado, marzo 17, 2007

Y llegando al monumento a los Fueros...



Unos y otros se tropezarán con la alargada sombra de una oda pétrea a las leyendas de nuestros antepasados:
"Nosotros los vascos, que no tenemos otro señor que Dios, acostumbramos a dar acogedor albergue al extranjero, pero no queremos soportar su yugo. Oídlo bien vosotros, nuestros hijos"
Cada papel amarillo que releo, cada piedra de homenaje que contemplo, me lleva al mismo lugar: al de la historia como trampa, como creadora de paradojas singulares con el presente:
"La incorporación de Navarra a la corona de Castilla fue por vía de unión principal, reteniendo cada reino su naturaleza antigua, así en leyes como en territorio y gobierno (de la Ley 9ª de las Cortes de Olite del año 1545)"
Cada hijo de vecino puede encontar la justificación a su sufrida existencia encontrando un relato que le asegure que el sueño de su futuro tiene el respaldo de la memoria que queremos tener:
"Aquí estamos los euskaldunes de hoy congregados por respeto a la memoria de nuestros antepasados, porque queremos mantener nuestra ley"
¿Serán, son, los congredados esta tarde los euskaldunes de hoy? Quieren mantener su ley. Hace cien años y hoy. El resumen de todos los problemas de coherencia que este estado sureño soporta se basan sólo en uno: Madrid es un ente muy poco admirable que nunca tuvo el espíritu como para hacernos pensar que merecía confiar en quienes allí hollaban para dejarles nuestra Ley.

Nuevos papeles amarillos (III): A huevo, Navarra


Otro fragmento del discurso de acompañamiento de la Constitución de 1812:
"La constitucion de Navarra como viva y en exercicio no puede menos de llamar grandemente la atencion del Congreso. Ella ofrece un testimonio irrefragable contra los que se obstinen en creer extraño lo que se observa hoy en una de las más felices y envidiables provincias del reyno; provincia en donde quando el resto de la Nacion no ofrecia mas que un teatro uniforme en que se cumplia sin contradiccion la voluntad del Gobierno, hallaba este un antemural inexpugnable en que iban á estrellarse sus ordenesy provindencias, siempre que eran contra la ley o pro comunal del reyno. Todo lo dicho respecto de la constitucion de Aragon, exceptuando el Justicia, y los privilegios de la union y manifestacion, eso mismo se observaba antes en Navarra. En el dia todavia el reyno junta Cortes, que habiendo sido antes como en Aragon anuales, se han reducido á una vez cada tres años, quedando en el intermedio una diputacion. Las Cortes tienen aun grande autoridad. Ninguna ley puede establecerse sin que ellas las consientan libremente, para lo qual deliberan sin la asistencia del Virey; y si convienen en el proyecto, que en Navarra se llama pedimento de ley, el Rey le aprueba ó le desecha. Aun en el primer caso las Córtes todavía examinan de nuevo la ley en su forma original ya sancionada; la resisten si la hallan contraria ó perjudicial al objeto de su proposicion, haciendo réplicas sobre ella hasta convenirse el Rey con el reyno."
Cosas del pasado, a vueltas con el presente.


(¿Lo ve, Mapuche? ¿Ve como soy un vago? Me acabo de calzar tres posts para engrandecer mi obra con el sencillo recurso de copiar a otros. Y puede que haya hasta quien me tome por un tipo interesante aunque sea en pequeñas dosis)

Para Juan


Vete a verla, Juanito:



(todos los demás, también pueden. Incluso deben)



viernes, marzo 16, 2007

Mi comandante (desde el nuevo paraíso mágico)



"Mi comandante da la orden, obedecemos."


"¿Quién soy yo para cuestionar al segundo Libertador de la República, el mesías que Dios envió para salvar el pueblo?"


Lina Ros. Líder de uno de los partiditos de izquierda venezolana que Chavez pretende unificar en ¿un partido único?

(lo he recogido de la semana pasada en The Economist: la revista advierte que lo dice sin ironía)

domingo, marzo 11, 2007

De la magia y la confusión



Soy vago. Muy vago. Cualquiera de los que vienen por aquí se habrán dado cuenta. A veces me dejo párrafos con las comas cambiadas o frases de una extensión que lleva al borde del fin respiratorio y que se convierten en nuevos relatos que han dejado al anterior inconcluso. Son cosas de las carencias, las materiales y las psíquicas: no tengo impresora, y yo no corrijo bien los textos que no puedo ver y tocar físicamente (como que me quedo falto de perspectiva). La otra carencia, la psíquica, es la pereza y el salto de atención a otra partícula del universo, que me restan de ganas de volver a algo que ya está ahí.

Seguramente es por eso (dejemos el talento aparte, porque de sin talentos están llenas las estanterías) por lo que soy incapaz casi de iniciar, no digamos de concluir, novelas. La tragedia reside en que probablemente no sirva para otra cosa. En un oído un amigo dice que lee mis líneas cuando se le aparece un cierto tono proustiano: resulta encantador, aunque seguramente también conmovedoramente irónico. En el otro oído, otro amigo susurra sus decepciones a mi deriva: sólo me perdonaría mi politología mágica y mi incertidumbre trasladada al lector, esa que me dice que no se entiende nada, si esto fuera Macondo. "En fin, literatura" (Rayuela: capítulo 18, Julio Cortázar).

Me asusto con las ensenadas llenas de banderas. Me asusto con los himnos cantados a coro. Me sobrecoge la seguridad colectiva en forma de marcha, palabra que me sugiere arrollo, de arrollar. Embestida, cornada, prolegómeno de orgasmo, barrido, escoba. Me sucede al contemplar las gradas de los equipos de fútbol, las suaves praderas alavesas que albergan pueblos enteros en pie tras la llamada de la patria, las avenidas que esperan a sacerdotes de blanco prístino e inmaculado, las mareas rojigualdas en busca de ubicación, las subidas a Montserrat. Me acongojo con las proclamas y las gargantas que mastican palabras como traidor, fascista, cobarde, asesino, enano... Siempre habrá alguien para recordarme que se trata de justicia y razón, pero qué le voy a hacer, la precaución ante tanta gente junta es el rescoldo que me deja el miedo a las habitaciones oscuras del niño aquél del que me despedí.

No lo puedo evitar. La vista me devuelve en el mejor de los casos la sensación de frivolidad, el que cuestiones complejas queden simplificadas en un color, pienso que la emoción que sienten los marchadores sólo son paja seca en busca de su chispa. La sensación irremediable de que el que se emborracha del gentío cae en la misma injusticia de la que quiere defenderse. En la memoria, aquél americano que me relataba fascinado su recuerdo de España, que resumía en algo tan mágico para sus oídos como la acumulación de visiones del universo, tan impropia de su arquitectura protestante, que concita el dicho "en este mundo cruel, nada es verdad ni nada es mentira, todo es del color del cristal con el que se mira". Esta tierra, que es drama y que es copla. Si sólo fuera bolero.

El exilio de Luis dice entenderme. Mientras tomaba partido en la persecución de las jaurías de la última semana, Manel Gozalbo me regala un tesoro:
Prefiero equivocarme por ingenuo que acertar por sectario
Este inocente elige ésta como su condena."Todo lo escrito en ellos era irrepetible desde siempre y para siempre, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tenían una segunda oportunidad sobre la tierra".

Al fin, Macondo.

viernes, marzo 09, 2007

De mi jauría a tu jauría


Sin embargo, en la lejanía suena una voz, una voz, y un temor, y el correr de la jauría

Eurípides, Las Bacantes



Seguramente nadie como mi buen compañero de intrigas y discrepancias, el enorme Ricardo Royo, para encontrarle los paralelismos con el presente a estas palabras sueltas del coro de una tragedia griega: tenemos voces (¿la radio de los curas?, ¿la red de los liberales neofascistas?) y temores, el sudor frío a muchas cosas, a que pudiera gobernar gente como ésta, a que ganen la calle, a que regresen los hijos de Aznar o los campeones de la guerra.

Los temores no son únicos. Como no lo son las voces. Para la prensa llamada de progreso, la aparición de águilas en las enseñas rojigualdas es una mezcla de susto impostado con alegría eufórica que, advertidos por todos los Watson opinadores que siguen el argumento, permiten suspirar elemental, queridos: la derecha era eso, se ocultaba en una comedia de liberalismo y democracia pero en realidad no es más que un dóberman con uniforme del fascio listo para acabar con nosotros. Para la prensa de papel, bits y bytes, y para las ondas flamígeras de las emisoras de opositores irredentos, todo parece reducirse a una reencarnación de chequistas y enemigos de la Patria (¡de España!) que quieren arruinar su incólume tradición cristiana y su innegable realidad como Nación (una nación enorme, que requiere muchas mayúsculas).

Qué angustia. Al bueno (sí, bueno) de Ricardo Royo no se le ocurre otra que hacer una de las suyas y burlarse muy literariamente del tono apocalíptico que frecuentemente nos invade en las ondas y bytes opositores. Yo creo que unos y otros se han olvidado de algo que he leído que suele decir el ídolo Losantos: que por la radio la ironía no se ve (o no se oye... yo creo que me entienden, ¿no?; es que escribo de memoria). Muchas veces en los textos de Ricardo hay que ser un poco iniciado para ver el pitorreo y el empleo de esa figura literaria que consiste en hacer entender lo contrario de lo que se dice. Yo ahora voy a hablar bien de él, en medio de la tormenta, y aún sin saber si tengo todos los datos del mundo como para saber si tiene algo que se le pueda reprochar y que yo no conozco. Como estoy seguro de que yo también debo tener cosas reprochables, me parece justo centrarnos en la tónica habitual, o en el mar de fondo de un individuo.

Miren: sigo su blog hace mucho tiempo y doy fe que tiene enorme cuidado en no dar pábulo a faltones, maleducados, trolls y otros entes agresivos. Doy fe de que da cancha y respeta a las personas que, como yo, no solemos estar de acuerdo con muchas de sus posiciones. Que recomienda blogs que no son de su pensamiento, que no rehuye el debate y que, hasta en medio de las grandes trifulcas como fue el atentado de la T-4, se cargó de responsabilidad solemne y anduvo buscando cordura por la red y formas de integrar a los que ahora le tiran las lanzas. Le he visto disculparse cuando se le ha ido la lengua. Y doy fe de que no puede reprimir el pitorreo la exageración y la hipérbole para todo. Lo hace escribiendo bien para más fastidiar. Por todo eso, no entiendo la gran exclusiva de Libertad Digital la otra tarde queriendo dar por hecho que las grandes voces de nuestro Falstaff de la red son una verdadera llamada al asesinato: una suerte de proclama de hutus contra tutsis.

Les cuento más: yo he debatido mucho con él acerca de su demanda (¿o era querella? todavía seguimos así...) al gran freak de la radio, esa especie de telepredicador de su propia España que es el muy interesante personaje Federico Jiménez Losantos: una pena que no haga periodismo, sino proclamas; una lástima que sólo acepte como verdad la suya, una tristeza comprobar como hay tanta gente que se toma tan en serio a los popes de la radio. Podría valer para el tranquilo Iñaki, al que suele perderle la propaganda finamente encubierta de sosiego y principio de autoridad.

Pero decía que he debatido mucho con él para decirle que no tiene razón. Que los discursos de la COPE son como espejos deformados, pero que eso forma parte de la vida, que hieren la sensibilidad de algunas personas, es cierto, pero eso sucede también al contrario. Que carecen de algunas cosas que yo pido al periodismo (al menos el intento de querer ser imparcial, ya no tanto que se consiga), pero nadie me obliga a escucharlo, sólo lo justo para formarme mi opinión. Y que también cabe y se debe decir que en el ruidoso revuelto que componen el entramado mediático (qué palabra tan cargada de presunción de sabiduría para el que la pronuncia) de los Losantos, las Copes, las libertades digitales y otros afines, hay críticas y voces que de otra forma no se oírian ni existirían en los medios que podemos llamar convencionales y que tienen mucho sentido. Sobre todo para los que pensamos que el predominio en la opinión pública de las ideas consideradas como verdades por lo que se suele llamar "progresistas" requiere contrapeso.

Me estoy yendo a otras consideraciones. De lo que se trata es de que Ricardo Royo no es un monstruo, que no le creo capaz de pensar lo que se le quiere atribuir, que tiene un buen blog, que es vanidoso aunque muy divertido y capaz de reírse de sí mismo, y que ya va siendo hora de que todo el mundo recupere la cordura: la crítica irónica, el libelo y el exceso en busca de gracia y destrozo del rival tienen su sitio al lado del análisis sereno, el dato y la especulación razonada. Sospecho que para esto hay que saber leer. Quizá la red lo que descubre al ponernos todos al alcance de aquéllo tan envidiado que es ser columnista (qué solemnidad de palabra, redios) es que no todos los que se sospechaba que sabían leer saben leer y, todavía más claro, que son muchos los que no saben escribir.

Oiga, Royo: puede ponerse como quiera con sus cocochas, pero a mi padre le sale mejor el bacalao. Y sobre esto no admito discusión. Toma tolerancia.


(que Machado lo resumió todo: De diez cabezas, nueve/ embisten y una piensa. /Nunca extrañéis que un bruto / se descuerne luchando por la idea.)

miércoles, marzo 07, 2007

En las garras de la lógica


Propuestas de análisis lógico:

Primera
Si un terrorista (dato objetivo porque lo dice una sentencia judicial) profiere una amenaza estremecedora (dato igualmente objetivo, pues lo dice una sentencia judicial), ¿es lógico suponer que si A es igual a B, y B es igual a C, entonces A es igual a C? No, lo dice un dato objetivo: una sentencia judicial. Puede suponerse entonces que nada en la sentencia sea objetivo. Riesgo cabe pues, entonces, de que ni fuera estremecedora ni terrorista. La amenaza. Pero también cabe pensar si el juez es juez.

Segunda
Si un(a) diputado(a) socialista plantea la afirmación «no es lógico que haya desequilibrios desproporcionados no justificados» entre los salarios de los empleados y sus dirigentes pero a continuación advierte que «con las reglas del mercado los partidos políticos no pueden entrar a discutir lo que las empresas quieren que ganen sus directivos», más refuerza la propuesta al decir «el PSOE está con las empresas y con los emprendedores», ¿puede decirse que incurre en una contradicción lógica? Es decir, si en el mercado no hay que intervenir, entonces el desequilibrio es lógico. Si estamos con las empresas y con el mercado, entonces cabe pensar que el mercado ha asignado el valor correcto a los sueldos y, por ende, que esa desigualdad es producto del mérito y que, muy probablemente, todo el que se esfuerce por ello tiene la oportunidad de conseguirlo si tiene el acierto para eso. Si se acepta todo esto, ¿en qué consiste el socialismo proclamado por el diputado(a)?


Tercera
Si fuera cierta y ajustada a la realidad la afirmación emitida por José Luis,
«El Grupo Socialista comparte la firme decisión del Gobierno ante un método de ataque al sistema democrático como es la huelga de hambre colectiva de los reclusos, cuyo fin único es desatender lo que es, a nuestro juicio, la vía más acertada para una política de reinserción dentro del sistema penitenciario. Este intento justifica que en el terreno político la posición del Gobierno sea firme», ¿no sería incongruente llamar hipócritas a los demás? Atentos a las garras de la lógica: ambas partes serían o podrían ser hipócritas, el problema es si son consistentes.


La actualidad no le resistiría un asalto a Bertrand Rusell. De Wittgenstein, mejor ni hablamos ("el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas").

El Pisuerga, por Valladolid (es la libertad, Sancho)


Hermoso y brillante alegato en pro de la libertad individual a cuento de los que deciden prescindir de la vida: huelguista y enferma desgraciada.

Enrique Villanueva Cañadas, Catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada, una pieza de opinión del diario El Mundo (para abonados):
De Juana Chaos se pone en huelga de hambre para protestar por una decisión judicial que cree injusta. La huelga de hambre es un derecho constitucional; es más, es un acto de una gran dignidad ética. A lo largo de la Historia ha sido un recurso que se ha utilizado en múltiples ocasiones. Los bienes en juego son bien claros: la persona decide poner en riesgo su propia vida en defensa de unos valores o principios que cree justos. Pero, con lógica, la sociedad estima que no se puede sentir coaccionada por esta acción. El bien común, en este caso, está de parte de la sociedad, que defiende sus principios con la autoridad y legitimidad que emana del Estado democrático. Si se cede a la coacción, será por razones políticas, nunca por razones éticas o humanitarias, ya que en el planteamiento inicial el huelguista cuenta con las consecuencias.

No debe equiparse huelguista y suicida. El Estado no debió intervenir alimentándolo, no tiene legitimidad para vulnerar y coaccionar a este individuo privándolo de un derecho fundamental, y, por tanto, inviolable, degradando su dignidad. Los médicos que lo alimentaron podían perfectamente haberse acogido a la objeción de conciencia, por dos razones: una, porque suponía cooperar en un acto de coacciones y, en consecuencia, indigno; y otra, por tratar compulsivamente a una persona que rechaza un tratamiento.

Por si había duda de si la autonomía era o no un principio constitucional, hoy ya no la hay, porque, además, es un principio legal. La ley 41/2002 (Básica Reguladora de la Autonomía del paciente) consagra la autonomía del paciente y permite, sin excepción para consecuencias personales, que el paciente puede rechazar cualquier tipo de tratamientos que se le propongan. De Juana Chaos tenía derecho a rechazar el tratamiento de la alimentación enteral y el Estado no tenía legitimidad alguna para imponérselo. El reglamento de Instituciones Penitenciarias no puede vulnerar la Constitución, ni puede privar a los presos de los derechos fundamentales que no estén suspendidos expresamente en la sentencia por la cual fue condenado. Ya sé que existe una sentencia del Constitucional que le da al Estado un poder especial para vulnerar estos derechos de los presos, aunque la sentencia nada diga sobre suspender derechos fundamentales. Ello puede justificarse con un truco legal, pero no con un razonamiento ético.

Las palabras pronunciadas por el presidente del Gobierno -«actuar en defensa del valor supremo de la vida»- lo sitúan en un compromiso ético de enorme trascendencia. Porque el valor de la vida es independiente de la situación personal del titular de la misma: la vida de una persona vale lo mismo en prisión que en libertad, es una falacia decir que para el Estado una persona en prisión vale más. Y, además, ha tomado partido en la vieja polémica de qué tiene más valor constitucional: la vida o la libertad, al situar el valor de la vida por delante de la libertad, en clara contradicción con la doctrina del Tribunal Constitucional expresada en la sentencia a propósito de los supuestos de despenalización del aborto, en la que claramente dijo que la libertad era un valor jerárquicamente superior a la vida.

El caso de Inmaculada Echevarría es semejante. Mi posición es la ya planteada por el presidente de la Comisión Central de Deontología, y publicada en la prensa. Inmaculada tiene derecho a suspender un tratamiento. En su momento, ya lejano, cuando se le puso la respiración asistida, la pudo rechazar. Habría sido necesario, incluso, que se pidiese su consentimiento para instaurar un tratamiento que era exclusivamente paliativo, es decir, que no iba a curar nada, sólo a prolongar la vida. El curso natural de esta enfermedad, la distrofia progresiva, habría sido la muerte hace algún tiempo. El suspender el tratamiento no es eutanasia, es simple y llanamente suspender una medicación, que en este caso es instrumental.

No alcanzo a comprender la judicalización de este caso. ¿Podía decir el Consejo consultivo otra cosa? Pues creo que no, porque a esta paciente le asiste el derecho a rechazar tratamientos y nadie tiene legitimidad para imponerle una determinada calidad de vida. La única cuestión era verificar que su consentimiento era válido. ¿Debería intervenir el presidente en salvaguardar el valor supremo de esta vida, que seguramente es más útil a la sociedad que la de De Juana Chaos?. Pues según su doctrina, si. He aquí el grave error de introducir la anfibología en la ética. Me parece que será imposible, desde la neutralidad de una ética hermenéutica, explicarle a la ciudadanía por qué la vida de De Juana Chaos debe salvarse, cuando ha sido él el que se la ha jugado en apoyo de sus objetivos, y la de Inmaculada no, cuando esta viene amenazada por hechos ajenos a su voluntad.

lunes, marzo 05, 2007

¿In dubio pro José Luis? (o el retorno de las salchichas)



No estoy seguro de si es la suficiente, pero empiezo a tomar distancia del asunto de la semana que no es, como pueden ver, el abismo en el que caen las bolsas internacionales y la posibilidad de que se inicie un cambio de ciclo de tomo y lomo: de ser así, es lo que le faltaba a José Luis, se le pueden empezar a estropear las estadísticas de aquí a la renovación de su mandato. Mientras, fanfarria y cinco jotas para todos, nativos y emigrantes, seguidores y disidentes.

El asunto de la semana es la pasión y muerte frustrada del conocido asesino de veinticinco personas De Juana Chaos (tanto se repite el nombre por doquier que dudo de mi gusto literario al caer en otra reiteración más), ese cuyos progenitores no pudieran decirse que tuvieran precisamente un pasado de represión y persecución en el antiguo régimen y cuya madre, enferma y sin enterarse ya, es atendida por la viuda de otro muerto por la misma causa y leyenda que los veinticinco de Iñaki. ¿De verdad hubiera muerto? Primera duda, pero la menos relevante. También dudo que naciera llamándose Iñaki, pero es intrascendente: uno se hace llamar como más le guste.

La distancia sobre la que me he elevado me permite ver las cosas así:
  • La decisión es legal. Seguro. Pero es que no hay más remedio que sea legal. Y si no lo es, debe ser por matices y complejidades lo suficientemente encontradas como para que su desentrañamiento conlleve larguísimos procedimientos jurídicos. Así que sin saber nada de derecho penitenciario, presumo que el Gobierno es suficientemente capaz, sensato y sagaz como para haber revisado todas las líneas de su decisión con los más brillantes abogados del estado a su alcance y dejarla sin fisuras o con las fisuras más finas y delgadas de que se ha sido capaz. Se convierte en un hecho irrelevante, porque un gobierno no puede adoptar una decisión ilegal. Me dirán que sus antecesores socialistas se lucieron con varias, es cierto. Y que a José Mª le imputan algunas, es verdad. Pero aquí no cabe mucha componenda: había que poner todo el esfuerzo en que fuera legal o difícilmente reprochable.

  • ¿Es humanitario? No entiendo la insistencia en este punto. Es igualmente humanitario, de acuerdo con los estándares que se usan, la alimentación forzada (digamos, que el catolicismo en general, debería estar de acuerdo en evitar un suicidio; digamos que la ética médica convencional debiera hacer lo mismo) junto con los cuidados sanitarios de la máxima calidad. Pero para esto es indiferente el estatus jurídico del preso: puede estar preso con todos los grados del mundo - me corrijan - en un hospital militar, por poner un caso.

  • ¿Es una decisión política? Lo es desde el propio momento en que la señora Vicepresidenta del Gobierno dice que lo es. Y tiene razón, las autoridades hacen una interpretación de la ley que está en sus potestades y ajustándose a derecho podrían, salvo error por mi parte, decidir una cosa como la contraria: entra dentro de la discrecionalidad que supuestamente deben tener el poder ejecutivo.
La cuestión maldita es si la decisión política, que por descarte y reconocimiento es evidente que lo es, además de ser política es un precio. Un precio inasumible. No diré traición, que es un calificativo destestable e inadecuado: ser traidor es otra cosa. ¿Puede ser un precio asumible? ¿Sería factible, moral y políticamente que pudiera aceptarse un cierto precio?. Releo una vieja nota mía sobre la fabricación de salchicas y su significado Bismarckiano para la política y su correlación con los sapos. Asómbrome del parecido de la situación a la de la primavera de 2006. Y ha llovido algo desde que él nos dijo que iba a ser como un apellido polaco: largo, duro y difícil (este es un chiste para cinéfilos irredentos: véanse Punchline).

Necesimos una vara de medir, un criterio. Leo en alguno de los múltiples espacios de mixtura de información con intoxicación que el mismísimo Arnaldo se hubiera ido a convencer al mártir de que aceptara la solución propuesta por el Gobierno. En otro sitio, leo que ha entrado a pie en el nuevo hospital para cuidar de su humanidad agonizante. Observo que el tipo decide comer (¡vivir!) al aceptar su nuevo estatus penal a pesar de ¿comerse? (perdón por el chiste) sus propias palabras: la libertad o nada. ¿Tendrá esto la misma consistencia que lo de "Navarra o nada"?. Puesto que no es libre, da que pensar.

Entendemos que es precio político si la decisión se toma a consecuencia de la presión (el chantaje del propio preso) y no por la adecuación a las causas legales que lo permiten, condición previa que no se puede evitar. En los mismos espacios de información/desinformación abundan los detalles sobre la trayectoria jurídica del angelito. Cumplida su condena, le cae nuevo paquete con una pena que es bien cierto que parece más una venganza que hacer justicia. Parece cierto también que, a diferencia de los reinsertados del pasado, no media renuncia previa a la violencia para defender sus ideas. En definitiva, uno piensa que le asiste al preso todo el derecho del mundo a recibir un trato penitenciario favorable, pero que él mismo ha creado un problema de un calibre enorme por su propio acto militante: no se ha preferido llevar el caso en silencio dentro de la cocina oculta del conocido como proceso. El Sr. De Juana ha elegido hacer política, no cabe duda.

¿Si hubiera empezado a comer, se hubieran esperado unas semanas y luego se hubiera aplicado una medida penitenciariamente favorable sería un precio? Sería fácil haberlo presentado como generosidad. Pero si el militante en huelga ha vuelto a comer sólo después de una decisión favorable, aunque no plenamente coincidente, a su petición de gracia chantajeada con su vida; si el acto que él ejerce es político, pues ni ha preferido mover su asunto en silencio ni ha renunciado a la violencia, si la propia Sra. Fernández dice que es una decisión política, empieza a ser verde y con asas: es un precio político. ¿De cuánta enjundia?

Para algunas lecturas basta con que sea un precio, por pequeño que sea. El estado ha accedido a la presión de una organización terrorista dándole una victoria única. El propio The Times adevertía de este riesgo: si el IRA no triunfó con sus huelgas de hambre fue porque pudo comprobar que, fuera la que fuera la presión, el estado era imbatible: ahora ETA sabría que puede obtener favores. Es ingenuo pensar, a pesar del desconocimiento generalizado de todo que ha demostrado José Luis (hoy, Erkoreka en El Mundo, lo confirmaba($)), que después de la T-4 este movimiento no está calculado y pactado con Otegi. Sería abrumador comprobar que se ha lanzado a algo así sin estar muy seguro de que ha obtenido algo a cambio, lo que sea, porque no lo sabemos. ¿Ese algo a cambio es un beneficio tan superior que convierte el precio en un miniprecio?.

El tiempo irá mostrando todo. Yo no creo en la hipótesis de la venta de Navarra. Sí es evidente que Navarra es una pieza del sustrato político de eso que conocemos como problema vasco. Y esa pieza va a tener un tratamiento, un tratamiento posiblemente muy sencillo con la ley en la mano: si José Luis hiciera un referéndum en Navarra, ¿sería un precio político? Como condición para dejar la violencia, es un precio, efectivamente. Un referéndum en el que saliera no a la incorporación de Navarra a la CAV, ¿no sería resolver una posibilidad legal que puede tener un efecto muy duro sobre el nacionalismo identitario? ¿Sería entonces el precio una bendición? El Presidente del Gobierno ha insistido públicamente en lo que es su deber: sin condena de la violencia no puede haber nada de nada.

Se acercan las elecciones y esa es la piedra de toque. ¿Cabe esperar una condena taxativa de la violencia antes de las elecciones? Me temo que no. ¿Buscará Otegi mecanismos que se le parezcan como el arresto domiciliario para De Juana Chaos? Es decir, un sí te pago un precio, pero sigues cumpliendo condena, aunque la condena sea sólo formal y no en la práctica. Es ahí donde vamos a determinar el valor de los precios pagados y la relación coste beneficio. Pero una cosa es cierta: José Luis no ha utilizado los meses de recomposición del diálogo para involucrar a la oposición en él, y ese puede ser el precio más alto. Oíamos ayer en boca de Arcadi: "...una sociedad dividida no puede negociar ni la rendición ni la paz. Como máximo, sobrevivir".

El asunto del fin de ETA, no sabemos de si la violencia, siempre ha sido una cuestión sobre cuántas veces hay que taparse la nariz y acerca de qué con tal de no efectuar ninguna concesión política ¿real?. En la duda me quedo, porque es evidente que esto continúa y el panorama electoral no es precisamente un sueño para la oposición: el dóberman sólo les hace daño a ellos, y el telediario de la uno sacando pancartas de "España una y católica" y los cócteles molotov en una casita del pueblo del PSOE causan desgarros, muchos más desgarros que el que una multitud le pegue a Piqué en un mítin en Cataluña.

sábado, marzo 03, 2007

Nuevos papeles amarillos (II)


El discurso de acompañamiento de la Pepa, da un juego extraordinario:
"Como otro de los principales fines de la Constitución es conservar la integridad del territorio de España,se han especificado los reynos y provincias que componen su imperio en ambos hemisferios, conservando por ahora la misma nomenclatura y división que ha existido hasta aquí. La Comisión bien hubiera deseado hacer más cómodo y proporcionado repartimiento de todo el territorio español en ambos mundos, así para facilitar la administración de justicia, la distribución y cobro de las contribuciones, la comunicación interior de las provincias unas con otras, como para acelerar y simplificar las ordenes y providencias del Gobierno, promover y fomentar la unidad de todos los españoles, qualquiera que sea el reyno ó provincia á que puedan pertenecer.Mas esta grande obra exige para su perfeccion un cúmulo prodigioso de conocimientos cientificos, datos, noticias y documentos que la Comisión ni tenia ni podia facilitar en las circunstancias en que se halla el reyno. Así ha creido debia dexarse para las Córtes sucesivas el desempeño de este tan dificil como importante trabajo"
Historiadores amigos y enemigos, venid aquí, descrifadnos este arcano: ¿por qué y por qué no querían estos hombres y no pudieron mover las líneas rojas de las fronteras interiores del imperio? Mis habituales tienen motivos para el ensayo inteligente, como presuntamente haré yo cuando me respondan.


P.D.: escriben reyno e imperio con minúscula, pero Gobierno con mayúscula. Otro arcano para eruditos.

En busca de un poco de oxígeno...


En la espesa atmósfera que nos rodea, aprovecho el entorno para que caigan más de punta mientras sigo reflexionando a qué conclusión llego en lo que se refiere al muerto viviente que tanto exceso verbal y emocional nos trae, todo eso sin perjuicio del juicio al heroísmo inmoral del sujeto. De Savater, la otra mañana en el diario independiente del amanecer:
Para los pro-nacionalistas actuales, cualquier reivindicación de la unidad de España como Estado de Derecho es "rancia"... como si los derechos históricos impertérritos ante el paso de los siglos y la segregación étnica fuesen conquistas de la modernidad. También para los actuales abogados del clericalismo el laicismo es progresismo trasnochado y, según Rouco Varela, el ateísmo resulta decimonónico (por lo visto la transubstanciación eucarística y la resurrección final de los muertos es lo que más va a llevarse la próxima temporada). Otros pretenden que el laicismo es un perverso invento de Zapatero y sus adláteres, lo mismo que hay quien cree que denunciar el separatismo reaccionario (todos lo son) es una maniobra al servicio del PP o del tradicional fascismo hispánico. Quiero pensar que la mayoría de este país -aunque desde luego la menos estentórea- no vive políticamente empobrecida por semejantes tópicos sectarios.
Fernando, ¿y si sí viviera así? ¿Cómo repartimos las responsabilidades? Ingenuo pensar - absurdo - que se trata de uno, de unos, solos. No se gobierna para una facción, le decía Fidalgo a José Luis. No se opone uno para una facción ¿podría decírselo a Marianico? Se lo diría a Federico, que no hace periodismo, hace oposición, cosa totalmente legítima.

viernes, marzo 02, 2007

Atentos, el Parlamento y la sociedad vigilan: temblad, televisiones


La iniciativa, consensuada entre los distintos grupos, pretende dar un «toque de atención» a las televisiones y advertirles de que «el Parlamento y la sociedad siguen vigilante» sobre el contenido de sus parrillas, tal y como indicó el diputado socialista José Andrés Torres Mora.

Es singular la estupidez colectiva en torno a la televisión: ¿por qué la población cree que su regulación ha de ser diferente a la de un periódico?. Súmesele la reiterada frecuencia con que nos regalan con el recurso a la moral y las buenas costumbres esos seres de progreso que constituyen los socialistas de todos los partidos, los del hombre nuevo y los de la fe divina. También es singular la falta de valor de, por ejemplo, un tal Paolo Vasile, que lo contará en privado o en público delante de un periodista pero nunca hará un editorial en su tele al respecto, delante de los cuatro o los ocho millones de espectadores que dice Sofres que pueden estar allá, tras el plasma de la pantalla de luxe:
  • ¿Por qué, señor diputado de la vigilancia, una televisión tiene que ser vigilada en sus contenidos pero nadie acepta que se haga en un periódico? Según el CAC, de la radio también pueden opinar.

  • ¿Por qué una televisión tiene limitada su publicidad a doce minutos por hora y un periódico puede publicar cuantas páginas quiera? ¿Por qué no se limita la publicidad en la radio?

  • ¿Por qué las televisiones públicas emiten la misma publicidad que las privadas si pagamos parte de sus infinitos gastos con nuestro dinero? ¿Por qué tienen las mismas reglas del juego?

  • ¿Por qué España es el país con más televisiones públicas de Europa?

  • ¿Por qué se está cocinando que haya que emitir y doblar al bable en la nueva y fascinante televisión asturiana? ¿Sabían que se ha hecho especialmente para que no fuera La Nueva España quien marcara la agenda política asturiana y toda la obsesión del político pilotando el proyecto era tener un "Asturias directo" cada mañanita con noticias de cada valle?

  • ¿Por qué mientras a los representantes del estado se les llena la boca de la vigilancia y la ley han permitido que existieran televisiones ilegales por todo el país emitiendo porno a todas horas incumpliendo otra más de sus estúpidas leyes?

  • ¿Por qué, señor diputado, el déficit de las televisiones públicas asciende a 1.200 millones de euros al año, casi nada? ¿Puede decirme el señor diputado cuántos kilómetros de AVE o dotaciones de hospitales hemos dejado de realizar para que ustedes pongan televisiones?

  • ¿Por qué hay administraciones públicas que con nuestro dinero quieren competir con Holywood? Algún día la Ciudad de la Luz será un escándalo tan feo como el de Marbella. Pero sepan que las Islas Canarias también quieren competir con Holywood. O que, en Madrid, Ana Botella se inventa un festival de cine y quería, sin ir más lejos, con nuestro dinero, competir con Cannes. De este pelaje ignorante están hechos nuestros políticos, pero lo esencial, aunque saliera mal, es la foto del Alcalde con Tim Robbins. Si el alcalde es de pueblo, quieren abrazar a la artista lo más próximo posible a sus pechos. ¿Saben cuántos festivales de cine hay en España? Uno de los favoritos de todo concejal de cultura que cree que hace cultura.

  • ¿Por qué las televisiones tienen que entregar al Ministerio su programación con tres días de antelación? ¿Saben que antes eran once? Los grupos de presión dicen algo tan absurdo como para proteger al consumidor, que no puede planificar como es debido su consumo de televisión. Pobrecitos. ¿Sabían que los once días coincidían con el proceso de producción de la revista Teleprograma, que no sé si alguien compra ya?
Y las que les digo yo: ¿Saben que se avecina una nueva "concesión" de radios privadas? ¿Veremos a algún periódico protestar porque sea una subasta limpia y no dedazos de reparto para que todos estén callados? ¿Veremos otra protesta diferente a que a mí no me dan? Nuestro liberalismo periodístico, en una conspiración de comerciantes contra los consumidores de acuerdo con el mejor Adam Smith, ¿invocará a los males infernales por las licencias que reciba a dedo?. Como de las teles que reciben a dedo, aunque sea de Esperanza, aunque proclamen la libertad en su nombre. A dedo.


[Diputado(s): méta(n)se la vigilancia social por el orificio que menos le(s) incomode y haga(n) algo por el bien público de verdad, pida(n) que cierren las televisiones públicas. Así, con consenso y todo si eso les gusta]

Haciendo amigos


Arcadi:
"El caso de De Juana es sólo un pequeño preámbulo de lo que vendrá. Al fin y al cabo se trata de un asesino que ha cumplido su pena: la pena puede parecer leve y los beneficios del antiguo código penal hirientes. Pero no ha salido a la calle en cumplimiento de un pacto político explícito, como el que puede suponerse que esté en el acabamiento terrorista negociado. Por supuesto no me estoy inventando nada: todos los que claman porque la negociación con los terroristas no incluya un precio político admiten el beneficio penitenciario. Pues sólo tienen que teclear un poco para descubrir el paisaje que ha abierto el primer beneficio.

Sin el acuerdo del Partido Popular no hay ninguna posibilidad de seguir adelante. Me es absolutamente indiferente si las razones del Partido Popular son justas. Aun en el caso de que no lo fueran, en el caso de que ese partido sólo pretendiera la manipulación del terrorismo en beneficio propio, las consecuencias serían las mismas: una sociedad dividida no puede negociar ni la rendición ni la paz. Como máximo, sobrevivir. En esta sucia drôle de guerre
."