sábado, julio 09, 2005

Mitos y Paradojas

Alfonso Guerra pronuncia las palabras más clarividentes que se han dicho en mucho tiempo, por su síntesis y certeza, sobre los problemas de financiación de las comunidades autónomas. No merecerían estar escondidas en los párrafos interiores de la página de El Mundo de hoy que las recoge, sino que debieran devenir en titular, un titular notorio: «Eso es un mito. Lo que hay son prioridades de gasto. Hay una comunidad que se queja del déficit sanitario, pero que tiene dos canales de televisión que con un 10% de su coste acabaría con dicho déficit. Eso no es insuficiencia financiera». Es cierto que es un mito (como les decía, preciso y didáctico el ejemplo), pero también es cierto que no deja de ser una paradoja que alguien que no es cualquiera en el cuerpo del supuesto socialismo militante llame la atención - después de haberlo soportado, después de ver cómo su partido lo ha fomentado - sobre el disparate de las televisiones públicas. ¿Alguien puede decirnos por qué deben los ciudadanos sostener con sus impuestos las deudas y déficit de las televisiones públicas con una oferta audiovisual similar cuando no equivalente a la de Tele 5 y Antena 3? ¿Más aún cuando el estado nos discute una pensión mínimamente correlacionada con los pagos que se han hecho en ese tocomocho llamado Seguridad Social? Por poner un ejemplo.

Efectivamente, no soy ingenuo: se trata de influir y manipular la información. El clamor debería aumentar en esta sociedad cuando se comprueba que ante la mínima oportunidad de dar más opciones al sector privado el gobierno se saca de la manga una ley de televisión digital terrestre que le da ¡ocho! canales más a TVE y otro de regalo a cada una de las privadas existentes. Es tan chocante que ni siquiera los que ya tienen una concesión protesten ante la falta de igualdad de oportunidades que no se puede uno sorprender por la ausencia de clamor social frente a un abuso de estas proporciones, ante la falta constante de equidad y libertad real, ni ante el abuso de la deuda de las televisiones públicas frente a las cortinas de humo de las financiaciones escasas. Que no nos roben más dinero, que nos permitan emprender, que el gobierno no pueda dictar y elegir a su propio criterio quién puede y quién no puede ejercer una actividad en nombre del interés público... Nos pasamos horas discutiendo la esencia de la patria, el nombre que nos damos, la construcción nacional, la propiedad de las lenguas... Esto se llama estafa.



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