lunes, julio 11, 2005

La Televisión idílica (ese paraíso perdido y no encontrado)

Los estúpidos que nos gobiernan de todos los partidos suelen tener una obsesión cuando hablan o ensueñan con lo que harían con la televisión, ya sea pública o privada: la BBC. Los estúpidos periodistas que nos gobiernan por delegación de los partidos (generalmente los designados por PRISA y una cohorte de alineados a la causa del progreso de la humanidad) tienen un modelo obsesivo de supuesta calidad de la televisión: la BBC. Unos y otros no demuestran nunca de modo concluyente que hayan visto la BBC y ni mucho menos hayan entendido lo que dice, porque tanto inglés no saben (entre ellos El Gobernante, que tanto dice). Hay un rasgo más peligroso aún en ambos cuando se ponen manos a la obra para enmascarar sus intenciones de manipulación informativa (los políticos para sus intereses electorales, los periodistas porque se piensan que la televisión son los informativos), y es que se creen su propio mito, se creen que saben lo que es la BBC.

Seguramente la culpa de todo esto la tiene nuestra pobre herencia de la transición, cuando histéricos por la posible censura (drama nacional si "La Clave" no era emitida escrupulosamente en directo) todo dios encabezado por El País opinaba sobre cómo debería ponerse el micrófono delante del entrevistado para que el intrépido reportero no saliera en pantalla y no fuera protagonista de lo que noticia. Mientras nos preocupábamos por la censura, veíamos "Arriba y Abajo", "Los Ropper" y "Yo Claudio", que eran unas series estupendas con unos actores estupendos y todo el mundo se derretía ante la diferencia con nuestras pobres series (aún no teníamos "Cuéntame" ni "Siete Vidas"). Y, claro, la BBC era estupenda, lo que todos teníamos que hacer. Por supuesto, nadie se preguntaba si el resto de la programación británica entusiasmaba. A la edad de doce años me pasaba yo las noches viendo la sacrosanta BBC y no recuerdo tanta pasión. Oh, sí, ya existía "Top of the pops" y de vez en cuando salían, vivitos y coleando, los Stones, cosa que en España era muy rara. Y eso ponía. Entonces éramos un país mucho más cateto.

En ese extraño país que es la Gran Bretaña es chocante que sean capaces de privatizar los trenes y no lo hagan con la televisión. Más extraño es (y les juro que lo he visto) cómo sus ciudadanos se acercan al post office a pagar su canon sin que nadie les diga nada. Pero, claro, aquí es donde empiezan las diferencias. Lo del canon tiene truco: pagas si tienes tele y, si no, no. Es decir, no le cuesta un duro al que rellena la declaración de la renta. El que quiera, que comprenda el matiz.

Pero donde hay una diferencia esencial en el modelo británico es que se dedicaba a la contratación con productoras externas un infinito número de programas, promoviendo el desarrollo de la industria audiovisual. Juegan con ventaja, todo está en inglés y vale para EEUU, Canadá y Australia, lo que de entrada garantiza un gran mercado de derechos. Ah, claro, por eso nos flipan tanto esos documentales de la BBC tan estupendos, cuyos costes (esto el público no lo sabe) son astronómicos y están financiados antes de empezar a rodarse con las ventas internacionales. Cosas del prestigio. Un prestigio que se gana centrándose en la producción y no en la manipulación política. Nosotros tenemos un mercado en español más pequeñito y menos cultivado (o sea, menos demandante de bonitos documentales del cuerpo humano) pero ni eso se ha sabido realizar (a ver, que me cuenten los admiradores de la BBC).

Si TVE fuera ahora la de Urdaci, el espectáculo de los trabajadores del Ente (esos privilegiados, léanse su convenio)golpeando las puertas de los estudios en el estreno de "España Directo" para que se metan los ruidos y sea un escándalo, habría sido amplificado en la Cadena Ser asegurándonos de que se trataba de una nueva prueba evidente de la perversidad del PP. Pero ahora se trata de un producto de Mediapro realizado a la medida de esta productora (mucho alquiler de unidades móviles entre semana)y con esos no nos vamos a meter, tienen pedigrí PSC, CiU y Prisa en una rara componenda de política y favores. Los currantitos del ente dicen que no tiene sentido contratar fuera un programa como este cuando hay ¡9000! empleados en RTVE (más de tres veces que en las privadas, se lo digo yo, para hacer lo mismo). Tienen razón. Pero sólo la tienen porque toda la estructura de la televisión es un despropósito construido a la medida de gobiernos y de los intereses de los privilegiados (periodistas, PRISA, otros concesionarios de ese "servicio público esencial", comités de empresa de las teles públicas y las productoras amigas).

Nadie se preocupa aquí de la igualdad de oportunidades. En la web del Channel 4 se explica con toda transparencia los criterios de compras de programas, lo que se busca y lo que no, a quien dirigirse, los tiempos de respuesta... En fin que parece, por lo menos que no hay enchufados. Nadie se preocupa aquí de por qué sí puedo poner un periódico si me da la gana y de por qué el gobierno no me da libertad para poner una tele con mi dinero si hay espectro libre.

El próximo septiembre (¡atención!, creo que es una exclusiva de este blog, les ruego me linqueen y me citen por doquier) la productora Globomedia consumará su entrada con una serie de ficción para TVE, lo que no habían conseguido en años. ¿Tendrá que ver con que Caffarel es compañera de universidad de José Miguel Contreras, capo de Globo, quien a su vez es mentor del señor responsable de comunicación en Moncloa? La serie seguro que será buena, pero que no venga a decirnos El Gobernante que él no influye en la tele, y que quiere la BBC de sus sabios (varios, también puestos por Contreras. Han tenido la decencia de esperar un año, para que no parezca: la serie está lista y presupuestada desde que llegaron los Contreras boys al control de todo lo que se mueve, pero hubiera sido un escándalo maravilloso. Ahora se da por hecho. Estos son los mismos que hablan y no paran de la BBC que no ven, ni piensan en el desarrollo de un tejido frondoso de productoras con igualdad de oportunidades, sólo en el "to pa mí". Verán, verán, los próximos meses con las leyes audiovisuales: van a ganar los mismos de siempre.



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