viernes, septiembre 22, 2006

Elvira Lindo es poca cosa


Las similitudes entre el caso Lindo y el caso Rubianes son apabullantes: ni ha llegado a leer el pregón y ya hay un sector (qué parecido a Madrid, hombre) que proclama y exige que el dinero público (no lo dicen así, no sé si la pagan, pero el acto le costará algo al ayuntamiento, digo yo) no ampare actos contra la lengua propia, esa quimera, y nos ofenda. Es que somos muy ofendibles todos. Sin embargo, hace mucho menos ruido: como escribe para PRISA y es en Cataluña, no vemos sangre corriendo por las portadas. No se me ocurre otra razón.

Tal es el espíritu censor del conocido demagogo Carod-Rovira, que cabe especular un montón. No es solamente que hable en castellano, pecado original de su humilde origen, es que encima no suele escribir bonito del nacionalismo, aunque sin acritud, con toda lógica, con toda amabilidad:
Se trataba de decir una vez más que no todas las personas que opinamos que el nacionalismo tiende por propia naturaleza a la insolidaridad somos peligrosos derechistas, ni nostálgicos del franquismo, ni carcas, ni antiguos. Si acaso un poco aguafiestas, porque en esta España en la que los nacionalistas llevan ganando desde hace 25 años mucho más de lo que perdieron estamos aquí para recordar que nos quedamos hace tiempo sin equipo, que nadie nos quiere.
O nos explica en voz baja su perplejidad frente a la tesis oficial sobre los recuerdos:
...no entiendo por qué "la memoria histórica" está sirviendo, sobre todo, para trufar cualquier debate de expresiones guerracivilescas: fosa, revancha, poeta asesinado, paseo, 36, dos Españas. Aunque sintamos la tentación de acicalarnos con los méritos de los muertos deberíamos ir abandonando esa costumbre tan inquietante
Pero lo cierto es que le han pagado con la misma moneda aquéllos que vomitaron la culpabilidad del malvado Madrid y el fascismo irredento que nos quiere calumniar precisamente a quien demostraba lo contrario:
No todo Madrid hubiera ido al Teatro Español a proferir insultos y amenazas contra una obra dirigida por el señor Rubianes. Muchos creemos que estrenar su obra hubiera sido la respuesta educada a su exabrupto. No todo Madrid llamó al Teatro Español para amenazar, fueron aquellos que arengados por los que estimulan a diario el odio y la bronca están deseando remangarse la camisa y gritar "¿a quién hay que partirle la cara?"
Elvira Lindo es tan educada que ahora no dirá puta Cataluña. Más que nada porque sabe que no es el razonamiento y tendría luego que explicar y disculparse de que sólo se trataba de la Cataluña de Carod. Pero la mera posibilidad de mandar escatológicamente a Cataluña a paseo parece absolutamente impensable. Me están resultando muy españoles estos independentistas catalanes.

El corolario: a la sociedad bienpensante catalana le gusta creer la tesis oficial. Que tendrá su verdad. No hay conflicto entre lenguas. Para no existir conflicto, hay quien pone mucho empeño en demostrar lo contrario, y no es del PP por esta vez. Salvo que sólo se considere conflicto cuando la minoría sociológica da su opinión. Debe decirse, que el resto de grupos municipales bien izquierdosos y celosos guardianes de la identidad no quieren hacerle caso a Carod. Los pocos liando a los muchos.