Cumpliéndose el viejo aserto castellano que afirma "nunca digas de este agua no beberé ni este cura no es mi padre", vuelvo a sentirme obligado - que no es lo mismo que estar obligado, uno es responsable de sus actos - a acometer la vergonzosa tarea de dar pábulo a un meme. Es que me invita Ricardo Royo y, ya saben, no me puedo resistir. Es más, me concede un honor selecto junto al caballero Donaire y es tanto el homenaje que se debe cumplir.
Véase lo que dice el Sr. Donaire del Sr. Royo:
Una página canalla, pervertida, borderline, inclasificable, protoescatológica, brillante, desmesurada, efervescente y, a menudo, inteligente. No se pierdan su biografía. Y no me digan que este hombre no ha nacido para guionista de los Monty Phyton. Sufran con él en el relato de su dieta o disfruten las recetas a lo Ferran Adrià. Un consejo. No lean con asiduidad este singular panfleto. Es más adictivo que el costo afgano y que petar las burbujitas esas que recubren los electrodomésticos.Comprenderán que no puedo negarle la coña a alguien así. Excuso decir que se trata de un rojo peligroso pero qué quieren, uno no elige compañeros de trinchera: si bombardean los totalitarios, nos tiramos al refugio juntos. Espero que usted, Güevos, buen amigo, no me diga que D. Ricardo es totalitario, porque pienso que no lo es, aunque sea de Argüelles.
El meme consiste en decirles (recordarles) lo que se considera mejor anotación de esta bitácora. Ardua tarea, pues como todo el mundo sabe, el excelso nivel de este refugio convierte la elección en un auténtico sinvivir. Gracias a mí mismo, mi narcisismo y mi maldito ego, tengo una sección (más bien desactualizada) denominada "Lo mejor de mi mismo". Así que abrevio, vayan allí. Pero por cumplir las instrucciones, me fijaré en una que creo que recoge muy bien el estado del momento. Una entrada en la que además robo lo esencial de un tercero y soy mucho menos original:
- En Síntesis
El rito exige que le pase la condena a una serie de terceros. Parece que éste es de dos en dos. Así que condeno a Juan Granados y a Citoyen, que últimamente me lee menos y con menos paciencia aunque él ya sabe que le quiero igual.
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