En una larga entrevista que le hacen en CNN plus, Carme Chacon asegura que Cataluña es mestiza. Y pone como ejemplo su propio uso de la lengua: de modo instintivo, se dirige a su madre en catalán y a su padre en castellano. Nos explica que estas dualidades son la realidad de Cataluña e insiste en que esa realidad es el mestizaje.
No puedo estar más de acuerdo. Se corresponde exactamente con mi experiencia personal. No sé la de ustedes. Pero me sorprende que aceptando ser mestizos, que tu padre y tu madre deberían ser iguales como, por otro lado, tanto insiste el partido socialista en su discurso político (nos van a hacer iguales aunque no queramos) no se considere la igualdad plena en los afectos linguísticos.
Me choca entonces el acuerdo del PSC, un partido que nos dice Carme que es catalanista y no nacionalista, matiz que no se explica, en votar a favor de este articulado sobre la lengua en el Estatuto de la discordia:
La llengua pròpia de Catalunya és el català. Com a tal, el català és la llengua d'ús normal i preferent de les administracions públiques i dels mitjans de comunicació públics de Catalunya, i és també la llengua normalment emprada com a vehicular i d'aprenentatge en l'ensenyament.
El català és la llengua oficial de Catalunya. També ho és el castellà, que és la llengua oficial de l'Estat espanyol. Totes les persones tenen el dret d'utilitzar les dues llengües oficials i els ciutadans de Catalunya tenen el dret i el deure de conèixer-les. Els poders públics de Catalunya han d'establir les mesures necessàries per a facilitar l'exercici d'aquests drets i el compliment d'aquest deure. D'acord amb el que disposa l'article 32, no hi pot haver discriminació per l'ús de qualsevol de les dues llengües.
Yo desconfío de las lenguas propias. No brotan de los frutos de los árboles, o tienen halantes o no los tienen. Y, en este caso, porque los mestizos no suelen ser blancos ni negros. En todo caso, se les confunde con negros, que no es lo que desean ser los blancos. Como poco, se puede decir que este Estatuto es contradictorio: el estado se impone la obligación de poner los medios para que se ejerza el derecho a conocer ambas lenguas, es decir, el castellano también, pero sólo se reconoce al catalán como lengua "normalmente" destinada a la enseñanza. Al final, es un ingenio perfecto: legisle lo que legisle el Parlamento de Cataluña no irá nunca contra el Estatuto.
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