domingo, octubre 01, 2006

Barcelona, la cultura, una reflexión liberal inesperada...



"...contra Franco, Barcelona era cosmopolita, y ahora es turística"

Beatriz de Moura, habla:

“Si me apuras”, añade, “me atrevería a decir que un poco cateta es hoy día casi toda Europa, temerosa y como desconcertada ante el fenómeno de la globalización que la está minando por todas partes, económica, social, cultural y políticamente. Cada país se ha ensimismado en sus propios problemas y ha decidido defender su cultura superprotegiéndola. Creo que de ahí proviene la idea de que la cultura es cara y de que, en efecto, el Estado debe subvencionarla, olvidando lo que esta política cultural ha generado en el pasado: o bien grandes proyectos costosísimos, vistosísimos, pero vacíos de contenido, o bien mediocridad (cantidad primando sobre calidad). Recuerdo una visita de Arthur Miller a Jorge Semprún cuando éste era ministro de Cultura, allá por 1989-1990. Muy admirado e intrigado, recorrió con la mirada el inmenso despacho del ministro y le preguntó: ‘¿Y para qué sirve realmente un ministerio de Cultura?’. Recordemos que Estados Unidos no tiene ministerio de Cultura y durante décadas ha sido el centro neurálgico de todas las culturas occidentales. Si hoy la creación literaria norteamericana está en crisis, no es por falta de proteccionismo, sino, creo, por haberse ensimismado y cerrado a otros horizontes culturales. Por otra parte, nunca he sido partidaria de Estados-padrecitos; nunca dan nada sin pedir algo a cambio, generalmente el alma del protegido. En este aspecto, ¡la cultura sí es cara, demasiado cara en efecto!”

Para qué. En efecto. Miller no ha visitado a Carmen Calvo. A lo mejor entonces ni siquiera se molestaría en hacerse la reflexión, directamente habría descubierto que no sirve para nada. Semprún se merece el respeto y el beneficio de la duda. Los americanos, "el centro neurálgico de todas las culturas occidentales", cuanto os queremos, cuanto os odiamos.