miércoles, octubre 25, 2006

Vivir de ilusión


José Luis está que no se lo cree. Antes, cuando era opositor, estaba muy enfadado porque la economía iba bien, pero la productividad, ah la productividad, esa palabra que le enseñó Sebastián, no iba nada bien. Nada. Y eso era una hecatombe.

La productividad sigue sin ir bien, pero ya no es una hecatombe. Ahora, es pura euforia. Al ladrillo se le coge gusto. Si hace poco era Italia la que iba a ser derrotada en la liga de la renta per cápita, ahora van a ser Francia y Alemania. Para el 2015 o así, que algún económetra de guardia le ha debido hacer una prognosis de no te menees. Incluso osa hablar de cosas que desconoce, asegurando que once trimestres consecutivos de aceleración económica es la primera vez que sucede en democracia.

¿Tendrá que ver la, su, democracia con ello? ¿Le ha contado Sebastián que, a pesar de todo, el ciclo pervive en el capitalismo? ¿Se ha mirado por las mañanas en el espejo para darse cuenta de que todo lo que sube, baja? A pesar de convertirse España en todo un tigre asiático, ¿sigue pensando en no ingresar en el G-8? De una lectura de la noticia, se deduce que espera que España crezca un punto por encima de los más ricos de la UE de forma continuada durante los próximos nueve años. Torero, torero, torero. Yo que él, si ocurre, me compraba un billete de lotería, porque este tipo (o Sebastián) tiene poderes superiores al resto de los mortales para ver el futuro.

La maquinaria de los sueños de estos ilusos es imparable. Siguen creyendo en el mundo perfecto. Ya vendrá otro E-On para aguar la fiesta. U otro Bono. U otro Maragall. O más cayucos.


(Ah, y la osadía, que se pone a hablar de esto ante empresarios que sí saben de esto. ¿Cuántas correcciones más nos va a costar que aprenda a gobernar quien nunca hizo nada en su vida más que calentar silla en el Congreso?)