No están las filas socialistas contentas con el acuerdo con los señores vestidos con sotana acerca de su financiación: no sé decirles, no me lo he estudiado. Sí he dicho que el Gobierno va aprendiendo y que se vuelve pragmático. Discreción, silencio y no sucumbir a las posiciones más radicales del partido. Les hablo como hablaría Maquiavelo, y no como a lo mejor me gustaría a mi. Son dos planos, ¿de conciencia?
Lo interesante es que en su queja se produce un acto fallido. Los papeles($) dejan suelta esta frasecita que no me parece tan inocente:
Algunos de ellos confirmaron a este diario que el día de la votación del acuerdo posiblemente se pongan «enfermos». «Esto no va a ser como el Estatuto de Cataluña, ahora no necesitan nuestros votos para que salga este pacto, no pasará nada por no ir», afirmó un diputado socialista.¿Cumplirán la amenaza? Uno piensa que realmente lo del acuerdo con la Conferencia no debe ser muy importante, porque se atreven a romper la disciplina. Veremos. Es bueno que los partidos tengan debate y disidencia y es espectacularmente bueno que los diputados actúen de acuerdo a sus convicciones como representantes y no por la disciplina impuesta por el partido. Se ha maleado mucho aquí eso de que el escaño es del partido... adulteración de la democracia.
Pero lo grave, gravísimo, es que los que no dan su nombre y le cuentan estas cosas al periódico están admitiendo que han votado en favor de algo que consideran erróneo. O no de acuerdo con sus convicciones. Algo que verdaderamente y poniéndonos serios es mucho más trascendente para la vida del país que esto otro, que es también muy serio, pero que puede tomarse su tiempo. ¿Se nos ha olvidado ya que la reforma de la ley electoral es lo más urgente y necesario? ¿Qué tal cambiarla por el derecho de autodeterminación? Porque la representación proporcional daría unos vuelcos...
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