lunes, octubre 02, 2006

Empezar por el principio


Si la Constitución no permite que el Estatut encaje en ella, el problema no es el Estatut, es la Constitución. Y habría que modificarla.

O la teoría de Artur Mas($) de cómo se hacen las cosas. ¿En qué reside lo interesante? En que el Sr. Mas confirma la debilidad de la política territorial de Zapatero que señalaba el señor Ibarra. Y, por tirarme unas flores, por mi interpretación en favor de la carencia de compromiso sea cual sea el resultado. La ambigüedad perpetuada, el ciclo sin cerrar, que es lo que constituye la debilidad del mal acuerdo político de Zapatero en esa su visión cortoplazista de las cosas:
No planteamos la independencia. Si nos podemos llegar a sentir aceptados en un Estado abierto, pluricultural, plurilinguístico y plurinacional, nuestra apuesta es el desarrollo del Estado. Pero no vamos a poner puertas al campo en el futuro.
Con el señor Ibarra descubríamos la diferencia como gobernante de Zapatero y de Felipe: el segundo te pide lealtad al proyecto y luego discutimos los detalles, y el primero acepta tu chantaje cambiando cromos. Es decir, si careces de un marco de referencia cualquier camino te llevará a él. Cada segundo que pasa, más me convenzo que la inexperiencia profunda de Zapatero ha causado más estragos y problemas para el futuro que los paños calientes que ha puesto. Debiera, sí, haber empezado por el principio que es la inevitable reforma de la Constitución para dar amparo a tanta diferencia de sensibilidad y consideración, incluída claro está la de aquellos que se sienten algo tan poco de moda como españoles por encima de otras cosas. Pero esa, que es la batalla importante, hay que combatirla con orden, acuerdo y consensos: si pones al país patas arriba ya no tienes sitio para más frentes. Maquiavelo se lo hubiera dicho.