Siempre he pensado de Iñaki Anasagasti como un acomplejado por ser vasco nacido en Venezuela, es decir, como haciendo méritos. A él le encanta recordar cómo detuvieron a su madre al bajar del barco por propaganda nacionalista de forma doblemente injusta: primero por que no la haría, segundo porque ello fuera delito. En todo caso, a él le sirve para tener una buena razón para sentirse muy patriota, muy patriotero, y demostrar que son los demás los que son muy malos, siempre engañando a los pobres vascos, gente sin malicia que sin excepción van con la verdad por delante.
También pienso que es intelectualmente limitado y que vive socavado y atormentado por la idea de cocerse a fuego lento en el agravio permanente sin saber, o no sabemos los demás, para qué sirve: ¿es periodista? ¿político? ¿Sólo un buen muchacho espeso de mente? Lo digo porque no se le conoce más actividad profesional que un poco de periodismo no muy espectacular y parlamentarismo acomplejado, porque cuando se le suelen dar dos o tres argumentos te vuelve a recordar lo poquito que es y lo traidores que son los demás.
En todo caso su blog es muy conveniente (y él, si llegara a leerme, le ruego me disculpe si le ofendo) para conocer los argumentos esenciales de ese partido-iglesia, el Partido Nacionalista Vasco, en su peculiar forma de conseguir que la realidad sea la que ellos quieren que sea. No importa que se discrepe o que sea de otra forma. El caso es que ellos siempre son los pobrecitos, las verdaderas víctimas. Léanse esta:
Aquí te queman dos batzokis, arrasan un ayuntamiento, queman cajeros y pocos ponen el grito en el cielo o salen a la calle o les dice de verdad, para que se lo crean, que en una sociedad civilizada, esas conductas no solo no son admisibles sino tienen que ser perseguidas. Y está muy bien que nos indignemos por zafio, antidemocrático, anticonvivencial, injusto y absurdo además de irrespetuoso el que unos jueces de la derecha más rancia quieran procesar al Lehendakari pero el mismo nivel de ruido en el diapasón debería tener el rechazo a las acciones de la kale borroka, pero veo que para algunos y sobre todo, para algunas, esto no es así, y luego nos quejamos de tener la sociedad distorsionada que tenemos.Está muy bonito, muy ponderado. Pero es que el historial no acompaña. No recuerdo yo los gritos de indignación de los militantes del PNV por la muerte de Fernando Buesa, más bien recuerdo los de indignación porque había quien se metía con el lehendakari en ese mismo día, un ser cercano al Dalai Lama, dios en la tierra. Tampoco recuerdo una indignación especial, más bien un apoyo decidido a que ese ser, Josu Ternera, formara parte de la comisión de derechos humanos del parlamento vasco.
Uno está casi seguro de que, con lo franco y bonachón que es, cuando se le diga a Iñaki que si tienen una sociedad tan distorsionada debe ser porque ellos también contribuyen a ella, dirá hasta que sí, pero encontrará en el engaño y la defraudación constante de los demás una disculpa absolutoria. Sin despeinarse, que no se despeina. O no puede. No sé que le parecerá la distorsión cuando le diga que a los que matan, los queman vivos, los meten bajo tierra y les roban el dinero es a los otros. Pero resulta que, ellos, están fatal porque les han quemado un par de bares y ahora el diapasón sí debe sonar.
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