Daba síntomas, pero nunca como en estos dos o tres días. Editoriales afilados contra el gobierno que les da de comer. Hoy:
El jefe del Gobierno ha abordado el asunto con la actitud decidida y expeditiva de quien se cree dotado de una capacidad de convicción imbatible hasta para llevar al ex ministro y ex presidente de Castilla-La Mancha a cambiar de posturaOigan, que han llamado a José Luis cantamañas en un editorial (qué rara unanimidad se empieza a formar sobre el asunto) y lo titulan, casi parecido a la quincallería sevillí de Gimferrer, Vodevil Socialista.
Ayer, resulta que el Partido Popular no es una horda fascista. Si es así, puede que hasta tenga razón alguna vez (el partido popular, digo, no el periódico, que también):
En España, como en cualquier otro país, hay personas de ideas fascistas, pero no basta con llamárselo a alguien para adquirir el derecho a taparle la boca. El PP no es un partido fascista, ni de extrema derecha¿Credibilidad dañada? ¿Negocio dañado? ¿En peligro? ¿Javier Pradera, que no le perdona la vida al mocoso de La Moncloa? ¿Reconocemos las faltas? ¿O la familia Polanco velando por el futuro? ¿Será Gallardón trabajando en la sombra para el partido y para que Federico se calle? Curioso, porque la reedición del atropello que será el nuevo reparto entre amiguetes y con dedito de frecuencias de FM está pendiente. O ya no quedan teles que dar, o la SER no necesita más.
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