De nuevo aparecen los golpes y las amenazas al disidente: jovenes airados a los que damos poca importancia revientan un acto en contra del estatuto de Cataluña. No voy a dedicarme al lamento habitual de lo comprensiva que resulta la violencia fascista (no diré hitleriana, porque me aplicarán la ley de Godwin) para determinados entornos que tanto se quejan del pasado de bates de béisbol de la derecha española.
Prefiero centrarme en la pobreza dialéctica de determinados partidos (o miembros de partidos) a la hora de defender un modelo de estado diferente:
- ¿Puede algún nacionalista al uso demostrar que un estado centralizado, o tan más o menos centralizado como el actual, es menos democrático que cualquier nuevo estatuto, alternativa KAS, federación, confederación o independencia cualquiera?
- ¿Puede algún nacionalista al uso demostrar que preferir ser español a catalán o vasco, o simplemente sentirse "más español que vasco" o "más español que catalán" es menos democrático que lo contrario?
- ¿Puede algún nacionalista al uso demostrar que el empleo del castellano en un país cuya lengua oficial es el castellano es menos democrático que emplear la llamada lengua propia del territorio?
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