sábado, mayo 27, 2006

Prietas las filas



No parece sorprenderle a nadie el hecho de que la nueva candidata del PP para Castilla-La Mancha esté elegida y publicitada antes de que sea elegida por los órganos competentes del partido. No parece sorprenderle a nadie que por algún sitio se diga que los correspondientes militantes y cargos del partido en la tierra de Bono se enteren por la prensa.

Mariano fue un dedazo. Adolfo Suárez hijo, el inmaduro candidato de Aznar para la misma comunidad, fue otro dedazo. Entre los méritos de la nueva candidata, se destacan sus vínculos familiares con Albacete: argumento demoledor. Como el hecho de que la mujer de Suárez jr. fuera hija de un hacendado castellano-manchego (ignoro si este nuevo término de las realidades nacionales del siglo XXI se escribe con guión o no, y no tengo ganas de ir al diccionario para ver cómo ha resuelto lo trascendente).

María Dolores Cospedal (que si fuera artista, cambiaría de apellido: sugiere lo que no debe sugerir, pero viva la realidad) es otro dedazo. En tiempos de Josemari, a los cargos públicos del PP les gustaba reiterar que estaban a las "órdenes de José Mª Aznar" y, si no era a las órdenes, era "al servicio". Algunas veces se podía discernir una mueca de disgusto al decirlo, como si estuvieran tragando por una buena y anteponiendo la disciplina férrea en la que parecen creer como gran valor de su militancia.

Todo esto es raro: en un partido sus militantes tendrían que tener como ambición ser los líderes de su organización y la libertad para ser votados para el resto como sus líderes. El mérito de la afinidad familiar debería estar sometido al único mérito válido: el voto en una elección libre y competitiva entre todos quienes deseen liderar el partido en Castilla-La Mancha.

No es que los de la acera de enfrente sean mejores en su democracia interna. Pero el dedazo sólo genera liderazgos de extrema pobreza, faltos de legitimidad y sometidos al albur del caudillo, no a la observancia del electorado al que se quiere representar. Y esa pobreza se siente a la hora de votar, los candidatos tienen a ser artificiales y marulleros, tipos eficaces en el combate vis a vis que han logrado colarse en una lista, como quien es capaz de ganar la política interna de una empresa. Es decir, elige gente cuyo fuerte no es el sentido de la competencia democrática.

¿Qué tal si se lo proponen a Bono? Total, hasta los militares piensan que es igual que Trillo.