La realidad nacional andaluza reclama toda la gestión del agua del río Guadalquivir, olvidándose de que más de mil kilómetros atraviesan Extremadura, que no tiene realidad nacional pero tiene bellotari.
El estatuto de Cataluña parece que también aspiraba a monopolizar el derecho sobre las aguas del Ebro. Es seguro que el Parlamento de Cataluña ha vetado el retorno de las obras de arte aragonesas parece que poco finamente apropiadas por los curas de Lérida (esto es literario para ser impreciso: no me acuerdo si es diócesis, archidiócesis, obispado o lo que sea). Los aragoneses reclaman las sentencias favorables de la jurisdicción eclesiástica que aseguran tienen pleno valor en el ordenamiento español: habían aceptado un acuerdo para compartir y gestionar el legado artístico para evitar la larga vía de la jurisdicción civil: incapaces de hacer justicia - justicia que no es a tiempo, no es justicia - tenemos que ver como la iglesia no queda plenamente separada del estado. Además de, claro.
Cientos de inmigrantes llegan cada día a las costas canarias. El gobierno de las islas pide ayuda desesperada al denominado gobierno central. Mientras, comunidades autónomas como Cataluña quieren controlar la inmigración con independencia de lo que diga el Estado.
Pues me parece que todo esto es lo que no han resuelto los estatutos de Zapatero. Vamos, si tiene sentido que lo resuelva.
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