viernes, mayo 05, 2006

La suerte echada de Maragall y el destino de Madrid



Los mayores rectifican: empujados por el pundonor (la coherencia, diría yo) de sus juventudes, las huestes de Carod se prestan a votar no al estatuto que han negociado con sus copartícipes de gobierno y abren la brecha más interesante que cabía esperar dentro del sistema. Porque...
  • Sumado el voto del PP, también contrario, puede ocurrir no sólo que los votos negativos sean más que los del anterior estatuto, sino que se corre el peligro de que se sume la abstención y tengamos un escenario a la vasca pero invertido: la mayoría de los electores no votaron sí.

  • No tiene sentido que el tripartito subsista: hagan lo que hagan, digan lo que digan, bien ahora, bien después del referéndum, hay que convocar las elecciones. ¿Qué resultado sale?

  • Si el PSC sale mayoritario, no puede voler a gobernar con ERC salvo que se abran nuevas negociaciones para un nuevo estatuto o los republicanos acaten el vigente. Improbable.

  • Si el PSC no es mayoritario, puede serlo CiU, quien puede necesitar a ERC para gobernar. CiU, como el PSC, no pueden decir que es insuficiente un estatuto al que acaban de pedir que se vote sí. Pero pueden crearse una estrategia de tensión en el largo plazo para estirar el estatuto todo lo que dé de sí y crear un escenario de nueva revisión en una legislatura. Improbable, demasiada tensión política para el estilo de CiU y un rechazo demasiado amplio en el resto de fuerzas y en el estado.

  • Como la credibilidad del estatuto votado exiguamente es baja, hay que aprentar las filas para crear un entorno de normalidad y fortaleza, no se puede llevar al país a más enfrentamiento.

  • Ergo, salvo mayorías absolutas poco esperables... sólo queda un pacto a la alemana con consecuencias en Madrid. Maragall se va a su casa. CiU y PSOE comparten el gobierno en la Generalitat y en Madrid.
Escenario de una estabilidad muy grande y con la probabilidad altísima de que no salgan del poder en 20 años. Justo lo que el PP no supo hacer. Y qué mejor escenario para pactar con Josu Jon, el moderado del PNV, un escenario español en el que los partidos nacionalistas estén comprometidos... a corto plazo. La presencia de CiU daría mucha credibilidad a la población vasca más recalcitrante como para tragar unas cuantas cosas y aplazar, como siempre, otras. ¿Qué tal? ¿Qué probabilidad le dan a esto? Mas y Convergencia, sonríen, sólo ellos pueden salir ganando.