viernes, mayo 26, 2006

Una de Juan Freire al día, mantiene al médico en la la lejanía


Por la salud mental. Ahora que recupero lecturas atrasadas, no puedo evitar seducirles (ya ven, me siento seguro de mi mismo esta mañana) para que se lean un artículo fino finísimo de este caballero sabio y conocido de todos los presentes y demás gallegos del mundo mundial.

Resalta unas palabras de Vargas Llosa (¡pero cómo se me han pasado!) el otro día en El País:
En los ochenta fue la gran revolución española, algo de lo que no se habla mucho, pero ha sido una de las más auténticas y extraordinarias transformaciones que a mí me ha tocado ver. Los jóvenes españoles no tienen la más remota idea de lo que era la España que yo conocí cuando vine como estudiante a fines de los años cincuenta. Una España pueblerina, en la que, igual que en el Tercer Mundo, se vivía una dictadura. Había una enorme desigualdad de tipo social y económico, las barreras eran gigantescas, y las costumbres estaban marcadas por la represión y los prejuicios, una rigidez tan estricta que era fuente de infelicidades. Con la transformación política y la democratización de España, se produce una revolución extraordinariamente exitosa.
Es verdad que las nuevas generaciones no saben lo que era esto. Por eso insisto en reconciliarme con España. Por eso es correcta esta definición de Juan Freire: Cuarenta años no son nada: el neo-franquismo recupera la vieja España.