sábado, mayo 06, 2006

Agradecidos a la juventud republicana


Decíamos ayer, queridos niños, que los jóvenes cachorros de Esquerra Republicana de Catalunya habían impuesto la coherencia: ahora que toda la prensa clama para que Maragall tome la decisión que tiene que tomar y que los adultos de ERC no toman, es decir, la de cesarlos como consejeros ante la ausencia de dimisión, tenemos un magnífico escenario de opciones interesantes.

El resultado del referéndum va a tener un inconveniente: todo el mundo va a tratar de especular cuántos noes son populares y cuantos noes son republicanos. Es decir, siendo crítico y esencial el número de noes para la legitimidad de la nueva norma que nos dicen que nos traerá la paz y la concordia, la verdadera vara de medir la tendremos con las inevitables elecciones anticipadas en Cataluña y el esperable cambio de gobierno en Madrid. ¿Por qué? Saquemos de nuevo la bola de cristal:
  • Parece que los republicanos dicen que no volverán a negociar un Estatuto, por lo que cabe presumir una inclinación definitiva por desarrollar toda su actividad política en la reclamación de la independencia y en el agitprop permanente: ya saben, encadenamientos y freedom for Catalonia en todos los partidos del Barça, especialmente si es campeón de Europa. Con suerte, inflaman corazones de jovenes entre 15 y 25 años e incrementan la clientela que descubre que se encuentra oprimida.

  • De ahí que lo que importe es cuántos votos, ni siquiera porcentaje, obtiene ERC en las elecciones que vienen: un crecimiento, por pequeño que sea, del voto independentista augura un futuro complicado para todos. Una reducción del voto a ERC, en cambio, sólo crea dificultades para todos los nacionalismos y abre un escenario inesperado y de puro sueño para el PSOE a nivel español.
Ocurra lo que ocurra, la posición de ERC puede conseguir algo que el amigo Xavier Arzallus en su verbo desparramado y ruidoso como el clamor de las cataratas, describió cierta vez diciendo "este país ha roto aguas". No sabía si iba a ser niño o niña, pero al dar el paso de moverse a por la independencia del 50+1 él sabía que obligaba a todo el mundo a definirse. Y CiU tiene que definirse, porque si apoya el estatuto que ha pactado, siguiendo su tradición en pro de la estabilidad, a poco que el PSOE-PSC se lo proponga, no tiene más remedio que hacer un ejercicio de compromiso con España bastante menos ambiguo que en el pasado. Si Zapatero es listo y está pendiente de su argumento de ingenuidad poselectoral de que después del Estatuto todo va a ser mejor, lo tiene a huevo, que se dice.

Más definiciones. Si el voto independentista es manifiestamente menor de lo esperado, el problema es para Ibarreche. Josu Jon impondrá sus tesis con más facilidad al entorno guipuzcoano del partido, por lo que una solución vasca más a la catalana es más que probable, y podremos ver un gobierno PNV-PSE en cuanto nos saquemos de la manga una mesa de partidos que dure lo suficiente como para llegar a las siguientes elecciones, ¿no es el proceso de paz largo y tortuoso? Josu Jon quiere al PP en el carro: de nuevo, Mariano tiene que saber definirse, porque si no acierta a coger el camino adecuado se va a quedar fuera del resultado y del poder. El problema es qué carro es y cómo se coge: su territorio natural, Unió y PNV, está demasiado alejado y con relaciones deterioradas hasta el espanto. Difícil recuperar una armonía que fuera entendida por los electores de estos partidos. A Mariano sólo puede ayudarle seriamente una crisis en Madrid que llevara a elecciones generales anticipadas con un buen, buen resultado para el PP. Especialmente uno que le obligara a pactar con CiU la estabilidad en las Cortes, con ello las mentes serias del PP, que las tiene, podrían obligar a que el partido tragara con algunos tabúes que no tienen por qué serlo.

La oleada de la federación/confederación virtual de España parece que no hay quien la pare. Y el futuro, en el que los nacionalistas esperan obtener su plena soberanía en una federación europea, será otra cosa que dependerá mucho de cómo se resuelvan las grandes temas ahora: tampoco parece tan mala de por sí una federación europea con estados ibéricos desmembrados. Creo, sin embargo, que sería poco útil para los intereses de los residentes ibéricos.

En definitiva, esa es la tesis para validar en el futuro próximo: que deberemos al impulso de las juventudes de ERC el que todo el mundo no tenga más remedio que definirse acerca del futuro de España. Una cierta hora de la verdad, dicho pomposamente, un momento de cierto vértigo en el que ya las cosas hay que pensárselas en serio. Porque, ¿y si resulta al revés? ¿que el voto de ERC crece escandalosamente en las elecciones catalanas? El cuento puede desarrollarse a la inversa...