martes, abril 04, 2006

Una palabra de aliento a Raúl Rivero


Eso es: aliento. Me termino el té de por la mañana con la foto de Raúl Rivero abandonando su conferencia de Sevilla rota por un grupo que el diario El Mundo, donde escribe Rivero, denomina radicales. Por supuesto no se cancela la conferencia por el mal verbo del cubano porque, precisamente, es el rey del verbo. Se cancela porque otros lo impiden a gritos de gusano. Eso de gusano ya nos lo sabemos y desde aquí mi recuerdo, mi ánimo, mi apoyo a todos los perseguidos por sus opiniones, no digamos si son cubanos: me tomo la molestia. Más acritud si cabe tiene el repudio ante un hombre que sabe lo que es el olor de las prisiones cuando las rejas lo son de todos los sitios que arrestan en nombre de la arbitrariedad. Los que se han cargado la conferencia me querrán recordar Guantánamo. Pues bien, lo recuerdo también.

Y no está de más que recordemos lo muy de moda que se está poniendo en eso que se llama radicales romper las palabras de los que no piensan igual. Qué mala suerte, porque lo de radical tiene hasta un punto respetable. Si fueran con camisas azules les insultarían llamándoles fachas, denominarlos radicales es darles un punto de legitimidad: a romper escaparates se le llama nazismo. Me seguiré tomando la molestia: por Juaristi, Savater y todos los Arcadis sospechosos de pensar diferente y no empuñar una porra, ni romper cristales ni, por supuesto, empuñar una pistola.