domingo, abril 02, 2006

El Comandante, en su laberinto


La mirada fascinada, comprensiva hasta la extenuación y, por ende, admirativa de determinada intelectualidad occidental hacia Fidel Castro, no por poco conocida deja de ser, si me permiten la palabra, fascinante. Lo que no le perdonarían a cualquier otro dictador, se le excusa con indulgencia al hombre que para la posteridad quedará con un tabaco en la mano. El exámen destructivo, sea visual o verbal, al que puede ser sometido un Augusto Pinochet jamás se encontrará hacia el aclamado Comandante en Jefe de la Revolución cubana: esa suerte de Robin Hood que pelea contra los EE.UU. para que a los pobres niños de su amada tierra no les falte de nada, especialmente cultura.

Doble página en El País de Ignacio Ramonet de lo que es un extracto de un libro que se anuncia ("Biografía a dos voces") puede ser insuficiente para que anticipe calificativos al espíritu viviente de Le Monde Diplomatique, esa biblia laica de Joaquín Estefanía. Así que me quedo en la sospecha: la sospecha de esa mirada atontada frente al falso héroe, sus falsos argumentos que tanto se extiende entre esa intelectualidad que acepta para Cuba lo que no querría para sus países, Vargas Llosa dixit. Pero como a Oliver Stone, encantado por la serpiente, dejar hablar al Comandante relajadamente frente a gente que plantea las críticas a su sistema pero que, al hacerlo, están casi deseando que se escape de ellas, tiene la ventaja de que si se lee y se mira bien, donde parece que sale vivo, queda en evidencia el ridículo, la desnudez del rey y el laberinto interior.

Me queda, por tanto, la duda de si, en el fondo, Ramonet y/o El País lo saben y lo escriben así para que, si miramos bien, nos riamos de esta farsa. Las obviedades afloran y el retrato psicológico del gobernante, se hace deliciosamente palmario:
He disparado mucho en mi vida. He tenido puntería. En cualquier circunstancia no temo al enemigo.
Determinada izquierda puede decirme que George Bush padre e hijo son flamantes socios de la National Rifle Association, pero si así lo hicieran estarían, por comparación, hablándome bien de Bush, esa hidra, algo que no debe encajarles. Bush no es el presidente de EE.UU. que yo querría votar, pero eso es lo de menos: un presidente de tanta maña con la pistola, me da que pensar.

Primero: ¿la habrá usado contra la nuca de alguien? La fama de pistolero de su periodo Habanero pre-revolucionario le precede. Como el sujeto no dejará autobiografía escrita, Norberto Fuentes, quién sí ha vivido, mamado, cohabitado y cooperado con la revolución hasta el fusilamiento de Ochoa, se ha molestado en escribir él una autobiografía apócrifa del bastardo (no es insulto, lo es) gallego. Y Fuentes, que lo ha tenido cerca y ha escuchado los relatos - interminables, ya saben - del revolucionario da sensaciones muy claras sobre esa época de pistolero y su bautismo de fuego tras el primer hombre muerto. Sutil, pero lo hace.

Segundo: uno desconfía de la puntería. Guillermo Cabrera-Infante, que en paz no descansará por no haber visto el fin del hombre de eterno verde oliva, contaba que el fracaso del asalto al cuartel de La Moncada se debió a la coquetería de Fidel: quitóse las gafas y como no ve un pimiento se equivocó al conducir la camioneta del intrépido plan y todo salió mal. Pero si van al Museo de la Revolución, verán unas maquetas que lo describen como una hazaña superior a la conquista de la luna.

Sobre todo, lo que destila el amigo hablando en confianza es una constante egolatría:
Solicité a los médicos que no me aplicaran ningún sedante, y utilizaron anestesia por vía raquídea, que adormece la parte inferior del cuerpo y mantiene intacto el resto del organismo. Dadas las circunstancias, era necesario evitar la anestesia general para estar en condiciones de atender asuntos importantes. (...)
Que no se apague la lucecita de El Pardo. Como la verborrea es incontenible y por la boca muere el pez, el tipo no descansa:
...cuando me reeligieron presidente del Consejo de Estado. Les dije: "Ahora comprendo que mi destino no era venir al mundo para descansar al final de mi vida"
Pero no contento con ello, nos confirma su democrática elección, un caso único de permanencia en el poder durante los cuarenta y siete años que ha conservado la silla a pesar de los muchos intentos de asesinato de la CIA. Reales, pero que no dicen nada del carácter democrático de su elección. No se lo pierdan:
Y les prometí estar con ellos, si así lo deseaban, todo el tiempo que fuera necesario mientras tuviera conciencia de poder ser útil. Ni un minuto menos, ni un segundo más.
Que se atrevan a sugerirlo. Y como todo es de una democracia ejemplar, ante la agudeza e insistencia en pro de la exclusiva de Ramonet acerca de quién será el seguro sucesor, el caballero de la browning de quince disparos - su primera preocupación tras su última operación fue ser capaz de manejar la pistola - no duda en hacer que no dudemos de lo que ya sabíamos con esa fachada de autonomía de las instituciones que le gusta argumentar:
Si a mí me pasa algo mañana, con toda seguridad que se reúne la Asamblea Nacional y lo eligen a él, no le quepa la menor duda. Se reúne el buró político y lo eligen.
Como Hitler nos enseñó via Goebbels que no hay nada mejor que una buena mentira y él es un profesional, pues aquí nos reproduce Ramonet una joya que en esta pieza no tiene réplica alguna, veremos si la tiene en el libro completo:
Vivimos en la mejor época de nuestra historia y la de más esperanza de todo, y usted lo ve en todas partes
Ahí lo tienen, debe ser gracias a Chávez, superhéroe al rescate. Al rescate de los pérfidos EE.UU., esa pantalla fantástica que la torpeza norteamericana le permite mantener contra viento y marea. No encontraremos joven muchacho bienintencionado que cuando descubre desengañado la gran mentira de la isla paradisíaca al final te dice, claro, eso del bloqueo. Eso de que los americanos le van a atacar o invadir. Ya. ¿Y eso que tiene que ver para que haya campos de concentración, la democracia no exista y la pobreza se extienda? Por el curioso detalle de que Cuba puede comerciar con cualquier país del mundo que no sea EE.UU., especialmente si tiene el detalle de pagar sus deudas, cosa que no es del todo frecuente. Él sigue con su perorata:
¿Es que las revoluciones están llamadas a derrumbarse, o es que los hombres pueden hacer que las revoluciones se derrumben? ¿Pueden o no impedir los hombres, puede o no impedir la sociedad que las revoluciones se derrumben? Yo me he hecho a menudo estas preguntas. Y mire lo que le digo: los yanquis no pueden destruir este proceso revolucionario, porque tenemos todo un pueblo que ha aprendido a manejar las armas; todo un pueblo que, a pesar de nuestros errores, posee tal nivel de cultura, conocimiento y conciencia que jamás permitiría que este país vuelva a ser una colonia de ellos.
Al final, la realidad se escapa, aflora, se transluce por los poros de las contradicciones. El control absoluto de una sociedad empobrecida y envilecida...
Nosotros, ya se lo dije, estudiamos todos los estados de la opinión pública. Seguimos con un microscopio los estados de opinión. Y le podemos decir los estados de opinión en la capital, por ejemplo, y en el resto del país, y le puedo presentar todas las opiniones. Aunque sean adversas. La inmensa mayoría nos son favorables
...y la huida hacia adelante de falsa economía social de mercado que puso en marcha cuando escuchó a Solchaga decirle que tenía que dejar prosperar los negocios privados, recaudar impuestos y distribuirlo entre los pobres:
Pero este país puede autodestruirse por sí mismo. Esta revolución puede destruirse. Nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra. Si no somos capaces de corregir nuestros errores. Si no conseguimos poner fin a muchos vicios: mucho robo, muchos desvíos y muchas fuentes de suministro de dinero de los nuevos ricos.

Por eso estamos actuando, estamos marchando hacia un cambio total de nuestra sociedad. Hay que volver a cambiar, porque tuvimos tiempos muy difíciles, se crearon desigualdades, injusticias. Y lo vamos a cambiar sin cometer el más mínimo abuso.
¿Qué entenderá por abuso? ¿Por qué piensa que pensaremos que va a abusar? Después de cuarenta y siete años, en algún lugar perdido se quedó el hombre nuevo.