Les juro que en las calles de Irán sólo se pueden comer dos cosas: kebab y pizza. Les prometo que la alternativa es casi imposible, y la pizza, que casi ni llamaríamos pizza, la única posibilidad de que el extranjero no tenga que comer carne y arroz tres veces al día.
La noticia, que tomo de El País, es más amplia, y sería divertidísima si no fuera por lo que supone: restricciones inasumibles de la libertad, la imposición de una realidad cultural por el estado alejada de lo que realmente ocurre en la vida. En definitiva, búsqueda de pureza:
La academia ya ha introducido, en apenas siete días, más de 2.000 palabras del farsi como alternativas a vocablos extranjeros comúnmente utilizados en Irán. La mayoría de las palabras que se reemplazarán son las que proceden de Occidente. El Gobierno es menos quisquilloso si el origen de la palabra que se quiere cambiar es árabe, puesto que Corán es un vocablo árabe y no se buscará ninguna alternativa en el farsi.A mí esto de la pureza idiomática me recuerda ciertas leyes de rotulación de comercios...
Aparte de pizza, la Academia del Persa también ha ordenado que palabras del ciberespacio como chat sean reemplazadas por "breve conversación", o "cabina" por "habitación pequeña".
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