sábado, julio 29, 2006

Gallardón y la conciencia



¿Qué debate es el que verdaderamente suscita - o debe suscitar la rebeldía de Gallardón? Para Jorge Fernández Díaz, secretario general en el Congreso de los Diputados del Partido Popular, la seguramente no inocente decisión del Alcalde de Madrid al oficiar una boda de ¡dos militantes homosexuales de su partido! es "una profunda deslealtad" que "desde luego debe tener consecuencias políticas".

Gallardón, en su estilo desafiantemente reservado ha dicho, y no miente, que lo único que hace es "aplicar la ley". Prestos, los sacerdotes de la iglesia de Roma y los sacerdotes del partido han apelado a supuestas obligaciones que concurren en la persona del Alcalde y que deben ser acatadas: para los romanos, la doctrina de la iglesia, obliga a los políticos católicos. Bien, es cosa de ellos, de los católicos, si un señor no sigue el precepto no debe serlo, a nadie debería importarle. Para el santón popular, pequeño santón debe decirse, Gallardón está obligado porque es una decisión del partido recurrir y, seguramente, oponerse por todos los medios a la ley que permite los matrimonios del mismo sexo.

Dos (quizá, tres) observaciones me permito hacer. Primera: ¿es Gallardón un objetor de conciencia? ¿Actúa así porque verdaderamente cree que la ley es justa o es un acto calculado de desafío al partido, un intento de posicionarse frente a un electorado que presuntamente no es el suyo? Segunda: una persecución así al disidente y una determinación tan clara de asumir los postulados de la iglesia católica como agenda política, imponiéndose el resultado a los militantes en un asunto en el que debe prevalecer la conciencia indovidual, deja al Partido Popular en una posición clara: un partido muy conservador y de ideario católico, verdaderamente muy alejado de una posición verdaderamente liberal. Es legítimo, pero gente como yo quisiera que nos lo confirmaran, o que los que dentro de ese partido no piensan así discutieran que se trata de otra cosa. ¿Es esto de Gallardón la forma de hacerlo?. Más que nada para que los que somos como yo querramos votarle. Debería importarles que gente como yo quiera votarles. Perdón por lo presumido. Me parece que Miguel Sebastián ya sabe cosas como ésta.

Voy a cometer un acto de ingenuidad calculada: quisiera ver a un tipo como Gallardón, un personaje al que no me termino de creer, convertirse en un símbolo de las libertades civiles y un abanderado de la lucha porque la denominada derecha española sea capaz de dejar libre la conciencia de sus militantes para resolver aspectos que sólo le atañen a ella: es lo mismo que hace la curia al pedir al político católico que actúe conforme a lo que su conciencia debería ser. Pero ¿qué sucede si no es católico o disiente de las opiniones de la jerarquía eclesiástica? ¿No tiene derecho a su conciencia? Vale lo mismo para el partido, piensa uno.