Por ejemplo:
- Lo mucho que se alegran opinadores e influyentes redactores sobre el resultado del referéndum que en Italia liquida las tendencias federalizantes. Son los mismos que suelen decir que la independencia vía referéndum de Montenegro no tiene nada que ver con España. Hoy El País nos ofrece un artículo que lo explica estupendamente: "El detallado examen desarrollado por la Comisión de Venecia sobre procesos de secesión, separación, cambio de status, etcétera, demuestra que aunque existen circunstancias que pueden resultar análogas, resulta casi imposible encontrar situaciones idénticas, de forma que construir precedentes no resulta procedente. Son las circunstancias internas (e internacionales) las que determinan la legalidad, la legitimidad y la aceptabilidad de un proceso de secesión". Luego a lo mejor lo de Italia tampoco tiene nada que ver. ¿O todo tiene que ver? Por ejemplo, que cuando hay un conflicto de esta naturaleza, no está nada mal preguntarle a la gente. Incluso no sé si han leído que los habitantes de Aracataca han votado no a llamarse Macondo: hay fidelidades que pueden hasta con el reclamo del dinero fácil que el turismo podría traer.
- La cantidad de coincidencias que El Mundo encuentra entre los terroristas del 11-M y nuestros más familiares etarras. Hoy hay otra. Lo malo para todos es que por mucho que se empeñe el gobierno las coincidencias que exceden de la pura curiosidad son unas cuantas y que, por mucho que se empeñe la oposición, Federico y Libertad Digital, nada supera la mera especulación: sin dejar de ser llamativo, nada prueba nada. El domingo pasado, decía Pedrojota en su carta una cosita como esta: " Comentando en su último encuentro los avatares de la lucha antiterrorista, el presidente le dijo que transcurridos casi dos años seguía sin tener «ni puta idea» de por qué el número uno de ETA Mikel Antza había sido detenido en octubre de 2004 y no antes o después. En ese contexto de comprensión, rayana en la complicidad humana, Rajoy le contestó, confidencia por confidencia, que también a él le gustaría saber algún día por qué durante su etapa como ministro del Interior no se le había echado el guante al susodicho, cuando llegó a tener como chófer a un agente de la Guardia Civil infiltrado en ETA." Me temo que todo es una verdad a medias. O que tiene muchos ángulos.
- Los rasgos muy aproximados a la cara dura del (portavoz del) Gobierno en lo que se refiere a su aclamada política televisiva: dice el tal Moraleda que su política "ha mejorado la pluralidad". Plural, pluralidad, palabras comodín, neolengua para encubrir la estafa de la comunicación controlada. Llaman pluralidad a que la cuota de las televisiones públicas continúe siendo de un 50%, más o menos a ojo, de todo lo que se puede ver. Llaman pluralidad el darle una tele en abierto al que tenía el privilegio del pago. Y conceder una tele a unos cuantos amigos afines en un concurso amañado. Pero el rostro duro del propagandista (Moraleda, el futuro Rubalcaba) no se inmuta al decir que se tenían "dos privadas financiadas por capital italiano". Y que las de ahora tienen capital español. Sugestivo: una tiene un 40% mexicano - esto es mucho más plural, es cierto - y la otra cuenta con capital francés, aunque no mande mucho. Dice que hay más libertad informativa: es evidente, Iñaki ha cambiado de sitio, es decir, se cuenta lo mismo por un altavoz diferente. No lo olviden: del total de canales estatales de TDT, nada menos que ocho son para TVE, y el resto a repartir entre los que están. Una pluralidad arrebatadora: a ustedes y a mi no nos dejan poner una tele. Esperanza no es mejor: las teles para Cerezo y para Federico, a grosso modo.
- Y como corolario el gusto del partido que gobierna, en un rasgo se supone que humano o propio de todos los partidos, especialmente si son españoles, por la democracia, eso que dicen defender. Maragall dice una verdad para tapar una incongruencia o, mejor dicho, para hacerla evidente: "El presidente de la Generalitat pidió trabajar para que su sucesor no sea percibido como una imposición del aparato del partido. Puso como ejemplo a seguir la elección de José Luis Rodríguez Zapatero como secretario general del PSOE, 'que no fue una decisión ni del aparato ni de la ejecutiva'. Por ello instó a la dirección del PSC a que la formalización de la candidatura de José Montilla no sea fruto de 'una reunión de un sábado por la mañana', dijo Maragall a sabiendas de que es precisamente el sábado 15 de julio, antes de mediodía, cuando el Consejo Nacional del PSC designará finalmente a su candidato."
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