domingo, junio 18, 2006

Tres condiciones para la desigualdad: miradas al tío Sam


El periódico favorito de este quien les confunde desde su propio desconcierto se llama The Economist. Otros prefieren leer Le Monde Diplomatique: así les va, yo he desertado incluso para contrastar. Semana a semana lo paso en grande con el sentido irónico, la honestidad intelectual y la firme creencia en la libertad y el libre comercio como mejor medio para que los hombres sean todo lo felices que puedan llegar a ser. Esto último, llegar a ser, es siempre el misterio.

El exámen incisivo de esta semana se dispara ¿contra? ¿en favor? del sueño americano, sus paradojas, debilidades y, desde luego, simultáneas realidades a veces tan abrumadoras. El punto de partida es la extendida creencia (fe, más bien) de la mayoría de los habitantes -nacidos o asimilados- de la república por antonomasia en la movilidad social (sin tapujos: hacerse rico) hasta el punto de ser los menos envidiosos que pueda hallarse: al americano promedio no le importa mucho el diferencial entre el más rico y él mismo, puesto que espera y cree que alcanzar el status del más rico es cosa a su alcance y que depende de que se lo proponga. La desigualdad, nos dice The Economist, y los liberales compartimos, no es intrínsicamente mala. Tres condiciones nos proponen para que sea así:
  • Que la sociedad en su conjunto sea cada vez más rica

  • Que exista una red de seguridad para los muy pobres

  • Que cualquiera, independientemente de su clase, raza, credo o sexo tenga la oportunidad de ascender en el sistema
En definitiva, "una economía dinámica y que crece deprisa puede parecer desagradable en ocasiones, pero ofrece de lejos más esperanza que una economía estancada". El problema que relata The Economist tiene que ver con la transformación y peculiaridades vigentes del sueño americano. Hoy día parece más probable que un niño pobre europeo tenga más probabilidades de ascender socialmente que un niño pobre americano y que esto tiene que ver mucho con la estructura del sistema educativo. Predice mejor tu éxito en la vida la posición de tus padres en EEUU que en Europa. Así, la posibilidad de que un mayor diferencial de rentas sea bien soportada por una mayor meritocracia se pierde.

La conclusión de la revista es que EEUU debe reformar su sistema educativo, sanitario y de pensiones. Algo que está a la vista de todos, sin que esto signifique renunciar a la fe liberal y que la solución provenga de esquemas socialdemócratas clásicos:
These are mightily complicated areas, but the United States has always had a genius for translating the highfalutin' talk of the American Dream into practical policies, such as the GI Bill, a scholarship scheme for returning troops after the second world war. The country needs another burst of practical idealism. It is still the model the rest of the world is following.
Suelo repetirles que soy proamericano. Hay quien interpreta este acto alejado del discurso popular dominante como amor ciego a los colores de un equipo de fútbol. Nada más lejos de la realidad. Los EEUU y la cultura americana generan en nosotros reacciones contradictorias y de simultáneo amor y seducción compatibles con el rechazo. Son las cosas de las relaciones con un imperio y, si no les gusta la palabra, con la cultura predominante de nuestro tiempo. Yo sé que parte de mi está formada por las mejores imágenes generadas por esa cultura dominante.

Esta piececita que les pongo para su ocio casi logra expresar esa compatibilidad de pensamientos. Al final, se pierde en cierto maniqueísmo y simplezas de confundir a Bush con el Tío Sam pero puede valer. Vale también para ejemplificar las contradicciones del antiamericanismo: abrazo sus códigos culturales y su estética, de las que gozo, para lamentar su presencia en el mundo. Qué compleja es la realidad.