domingo, junio 25, 2006

Una de mis reiteraciones: el problema no son los estatutos



El problema es quién los usa o qué hace con ellos. O una reiterada expresión de quien les escribe: el problema no es la articulación jurídica de las comunidades autómomas que nos habitan, sino el sentido con que ejercen sus poderes. Dicho de otra forma, elegir entre ser Euskadi o ser Navarra. Estas palabras de Miguel Sanz lo explican, a mi juicio, perfectamente:
...lo que es alcanzable por el País Vasco a través del Concierto Económico, que es poder financiar la construcción del AVE, -la famosa Y vasca-, financiando el Gobierno vasco en algunos de sus tramos y deduciendo su importe del llamado cupo vasco, es igualmente alcanzable por parte de la Comunidad Foral de Navarra a través del Convenio Económico. En realidad, el Concierto vasco es una copia del Convenio navarro. El primero tiene carácter de carta otorgada, y por tanto, derogable, y el segundo es convenido. En el caso de Navarra la inversión no se descuenta del cupo, porque el Convenio lo llama aportación de Navarra al Estado. Nosotros, dentro de la solidaridad que debemos mantener con el Estado, seremos capaces de negociar que el descuento sobre el coste de la obra se traslade en el tiempo y sea menos gravoso, incluso, para las arcas generales del Estado.
Visto que Navarra es mucha Navarra, que por ser es más que ser País Vasco, ¿alguien puede pensar que no es razonable ni sensato que Euskadi o Cataluña accedieran o solicitaran exactamente los mismos niveles de protección jurídica que Navarra? ¿Sería un problema? Lo que nadie parece dispuesto a dudar, parece que ni siquiera el nacionalismo vasco, es que si hay algo bien español y bien leal a España es el viejo reino de Navarra.