No por asumido y conocido por el vulgo, no deja de ser asombroso el grado de corrupción del sistema: Santander, BBK, La Caixa... todos los poderes fácticos financieros de los centros de poder de este entramado de democracia sólo razonable participan en la condonación de los créditos impagados del partido del poder.
Pareciera que hayan esperado a ganar las elecciones para terminar con la vergüenza. Los demás (partidos, bancos) también las tienen. Los porcentajes de las obras permanecen sin aclarar. El ruido que producía el FORCEM de vez en cuando siempre era silenciado rápidamente en rara unanimidad, con interesantes declaraciones de los segundones de la izquierda oficial y el sindicalismo bienviviente.
En vez de quedarnos en la pregunta sin respuesta (¿a cambio de qué?) nos conformaremos con introducir un elemento para la discordia: Ciutadans de Catalunya, único partido o embrión de partido con fermentos potencialmente regeneradores del statu quo, ¿debiera ser el partido denunciador de la corrupción institucional implícita en el sistema electoral? Lo ocurrido con el PSOE, PSC, PSE y todas sus siglas deja en ridículo los diezmos de ERC, pero todo obedece a lo mismo: a lo que los científicos observantes de las democracias consideran problema inevitable de sus sistemas, la financiación de las campañas electorales y sus contrafavores.
Pero no por sabido, no por dificultoso, no deja de ser materia para el escándalo y la desinfectación. Ojo, los malos no son los bancos, que son las víctimas de un atraco.
P.D.: Claro, hasta que Ciutadans necesite financiarse campañas oficiales, si es que llega.
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