miércoles, febrero 08, 2006

Vamos a contar mentiras plurales, tralará...


El patio de mi casa es particular, y cuando llueve no se moja. Si hay una mentira de moda, si hay un latiguillo estupendo en manos del poder socialista a la violeta actual es el de repetir la palabra plural: todo ha de ser plural, es decir, ha de ser plural para que se diga lo que yo quiero, porque, además, si lo digo yo entonces es plural y si lo dice la caverna neoliberal, ese sustituto del búnker de la transición, es pura manipulación (joer, qué abuelo cebolleta me siento: ¿algún menor de treinta años oyó hablar del búnker?).

El último plural del mes es el señor Moraleda, a la sazón portacoz del Gobierno del Reino de España (la "c" es intencionada), que afirma, muy ufano al parecer, que la concesión de la tele en abierto a Canal Plus y la concesión de la Seis se debe a que aumentan el pluralismo. Ya. Qué extraño concepto ese del pluralismo en el que está cantado de antemano quienes son los plurales que se llevan las opciones de pluralismo, qué extraño que los titulares de ambas prebendas sean, casualmente, o amigos muy, pero que muy íntimos del Gobernante - ese héroe de cómic, no me canso de pensar en D. Luis Amézaga - o muy, pero que muy íntimos de las instancias de su partido. La usual respuesta plural a este tipo de acusación es que Jose Mari y sus populares han hecho exactamente lo mismo con sus compis de cole: una excusa formidable para los campeones de la integridad, la ética y el pluralismo (otra vez, hombre, es que me sale sola).

Les voy a contar en qué consisten las mentiras plurales para mayor escarnio y vergüenza de los que se llaman liberales en España y escriben y vociferan en periódicos y atalayas que ahora se llaman liberales. Para comprobar una vez más el silencio de los corderos de los empresarios que se supone que es a quien defendemos los partidarios de la libertad de empresa, cuando precisamente lo que debemos hacer los partidarios de la libertad de empresa es proteger al público de los empresarios monopolistas y que quieren jugar con ventaja, advertencia ya realizada por el viejo Adam Smith.

Verán: ¿qué ha hecho el gobierno recientemente además de darle la tele a los afines? Ha repartido un montón de frecuencias de TDT. ¿Cómo las ha repartido?:

- Entregándole a los que ya están la titularidad de "múltiples" digitales de caracter estatal. Cada múltiple digital, con tecnología de hoy, permite emitir cuatro canales de televisión. TVE tendrá dos, los gobiernos autónomos podrán repartir otros dos por comunidad autónoma que, obviamente se dedicarán a las teles autonómicas.

- El resultado es que mientras se llega al apagón analógico, TVE emite seis canales seis en TDT, Antena 3, Tele 5 y Sogecable, tres cada uno y los que han llegado tarde a la fiesta, Net, Veo y la Seis, dos cada uno. Es decir, de 24, el 25% es para el sector público sin contar las autonómicas, casi el 40% para los que ya están (que son tres) y un modesto 25% para los nuevos entrantes. La paradoja es que usted, sentado en su ciudad, si suma la oferta final que quede entre TVE y autonómicas, es probable que casi el 50% de la oferta de televisión gratuita sea de las administraciones públicas. Un paraíso de libertad para el ciudadano.

- Si tiramos del hilo, aparte de las públicas, todas las teles salvo el caso de la Seis, que tiene componentes bastante chungos para el sector, tienen un grupo editorial como dueño que tiene, a su vez, un periódico nacional dispuesto a disparar. Gracias a eso los señores de Veo y Net han tenido unas miguillas en el atraco de sierra morena que es el reparto de frecuencias, primero gritaron como cerdos en matanza al ver el regalo a Polanco y a Contreras (Sogecable y Seis) y luego dejamos la primera página para obtener lo mío.

Menuda pluralidad: todo está controlado exactamente por los mismos de antes, no es ni más ni menos plural, los mismos gobiernos, los mismos grupos editoriales. Pero la pregunta es obvia y ninguna CEOE ha venido a decir lo obvio:

- ¿por qué el estado debe tener más canales existiendo una oferta privada de productores que cubren las mismas áreas de los nuevos temáticos públicos y que están sufriendo lo suyo para ganar dinero en el satélite y el cable?

- ¿por qué, como tanto defendía el socialismo a la violeta en la oposición no se subastan las frecuencias al mejor postor, como tanto se reclamaba con las concesiones de telefonía movil?

- ¿Por qué tiene todo el mundo que tener más de un canal en vez de que usted y yo nos podamos jugar nuestro dinero con total temeridad si queremos? Fíjense que hablamos de un bien escaso, como es el espectro, no hablamos del cable donde no hay límites. Es que siempre nos hablan de lo bueno que es para el país que la televisión pública y el gobierno lideren el tránsito digital. No se cansa el sector privado de recordarlo, que no quiere invertir de más en una cosa tan incierta y no quiere que su cuenta de resultados se vea dañada por la entrada de nuevos operadores.

- Y el casual de los casuales: ¿por qué sólo hay teles identificables con intereses socialistas y populares y no hay ninguna con izquierda unida o los amigos del baile de salón? Porque todos son componendas sin ninguna transparencia. Los famosos concursos de concesión llenos de especificaciones técnicas y puntos para valorar son cortinas de humo para dar y repartir. Cualquiera con un poco de dinero puede poner en el papel lo que hace falta.

La Caffarel, esa señora despistada que de cada cinco frases una incluye la palabra pluralidad (señores, delante mismo de ella le he escuchado decir que a ella le gusta lo plural) se llena la boca de lo diverso que es todo. Pero tiene el 25% de la oferta disponible a dedo, en competencia desleal con los que sí se juegan su dinero: para poner documentales de animales ya lo hace Odisea, y Documanía, y National Geographic, y lo hacen mucho mejor pero tienen que cobrar un dinero desproporcionado porque no pueden emitir en libertad. Es todo muy plural, efectivamente. A la espera de que TVE incluya a Al Jazeera en su oferta y nos íbamos a enterar de la pluralidad. ¿A que ningún periódico repleto de comentaristas liberales habla de esto? ¿Alguna asociación de empresarios? ¿El Círculo de Economía, que tantas leches da con el mercado laboral y con toda la razón? De nuevo, una conspiración contra el público.


P.D.: Qué agradable es siempre ver al padre de la señora Caffarel en Dr. Zhivago. Le ruego nos la reponga sin timidez, su padre era un estupendo actor, que hablaba idiomas y que hizo un papelito en la peli rodada en Segovia si no recuerdo mal. Es que al reponerla recordaremos lo que eran las revoluciones proletarias y lo mismo hay gente que no se entontece y piensa que lo de repartir las cosas a dedo (como la vivienda, con ejemplos estupendos en la película) no es una buena idea.

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