martes, febrero 28, 2006

Inesperado: El País confirma la incompetencia del Gobierno


Ernesto Ekaizer, brazo armado habitual del diario para culpar a El Mundo y a Mario Conde de todos los desastres del gobierno de Felipe González publica hoy una columna sentenciadora. El párrafo, viniendo de donde viene, le deja a uno tranquilidad de conciencia después de tanto palo y lenguaje grueso que he dedicado al ocupante de La Moncloa:

El Gobierno ha sufrido tres derrotas preliminares en esta guerra. La primera: el mercado bursátil superó holgadamente los 21,3 euros por acción de Endesa ofertados por Gas Natural, 65% en papel y el resto en metálico; la segunda tuvo lugar cuando el Tribunal de Defensa de la Competencia se pronunció en contra de la operación; por último, aunque no menos relevante, la tercera derrota llegó con la entrada en escena, inesperada, de E.ON. Todo esto ha aflorado una realidad: la operación en marcha era obra más de aficionados que de expertos financieros.

Pero claro, como todo en la izquierda a la violeta consiste en que si nos pillan, si hacemos cosas absurdas, si da vergüenza cómo las hacemos o si la acción resulta un excremento resulta que la odiada derecha lo ha hecho peor, pues a eso se dedica.

El resto es una sucesión de relatos de intervenciones del Gobierno de José Mª Aznar en múltiples operaciones económicas de distinto grado de vergüenza. En esta página ya hemos dicho que Aznar, a pesar de sus hagiógrafos, no fue un liberal precisamente. Conservador, sí; liberal, no. Y tiene razón, por supuesto, en ponerlas en evidencia.

Pero lo que se pone en evidencia no es lo importante. La gente como Ekaizer (o Estefanía, o la propaganda habitual de PRISA) sabotean el verdadero problema. El problema es que los gobiernos españoles intervienen donde no deben y que ya va siendo hora de terminar con tanto abuso gubernamental y tanta intervención en las grandes empresas. Va siendo hora de que los organismos reguladores sean creíbles. La actitud real consiste en salir a pitar un penalty injusto, no en aplicar las reglas de juego como se deben aplicar.

De nuevo, los principios liberales nos pondrían a salvo de este abuso continuado y del que en el fondo tanto nos quejamos en este país: el amiguismo, el abuso de poder, la prepotencia de los clanes conectados con el poder, la ausencia de competencia en igualdad de condiciones. De todo eso no escribe Ekaizer. Ni El País. Ni El Mundo, ni La Vanguardia... ¿Será porque sus dueños juegan a lo mismo?

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