Decía Oscar Wilde que un político puede resistirlo todo menos las tentaciones. La cosa pasa ya de castaño oscuro. Debo ser político. Recordarán que mi amigo Luis I. Gómez, en el exilio y Desde el Exilio, me eligió para formar parte de esta singular cadena de instantáneas de la pequeñez de lo cotidiano que es el meme este de las cinco plagas que asolan tu particular vida privada. Es como si te invitan a subir a una nave espacial para salvarte del próximo fin del mundo. Pero el hombre del KGB en España, ese azote de camisas azules encubiertas, el campeón del agitprop, es un pájaro o un avión, el señor de los anillos Ricardo Royo-Villanova, me ha ofrecido también su nave para salvarme de este mundo del tedio. Y claro, es mucho. Es mucho para mi ego y recordando, que es gerundio, que Delibes no concebía ningún personaje sin su manía, me derrumbo y caigo en la tentación. Un ferrero rocher cualquiera a mayor gloria de Isabel Preysler.
Es condición para la salvación (fíjense que rima y todo) reproducir en primer lugar el reglamento original. Sea:
El primer jugador de este juego inicia su mensaje con el título “5 extraños hábitos tuyos”, y las personas que son invitadas a escribir un mensaje en su respectivo blog a propósito de sus extraños hábitos deben también indicar claramente este reglamento. Al final, debéis escoger 5 nuevas personas a indicar y añadir el link de su blog o diario web. No olvidéis dejar un comentario en su blog o diario web diciendo “Has sido elegido” y decidles que lean el vuestro.
He mutado, como ven, hábitos por manías y así Darwin tendrá más seguidores frente a la campaña creacionista. Hay quien decía que esto era un autoanálisis, es casi una declaración de principios:
1. Pedir un zumo de tomate preparado como aperitivo en los restaurantes sí y sólo sí es en una comida que corre por cuenta de la empresa. No es para hacer gasto, es que sólo me acuerdo de que me gusta mucho en esas ocasiones. Al camarero se lo pido siempre con salsa Perrins, un chorro de limón exprimido y, haciendo pausas y silencios para obtener la máxima concentración y evitar que lo hagan siguiendo el procedimiento habitual, sin tabasco. Casi siempre viene sin limón, pero desde luego sin tabasco.
2. Leer absolutamente cualquier periódico que se me ponga a la vista, en cualquier país en cualquier idioma, en cualquier situación. Leo el Marca en las peluquerías aunque me horroriza la prensa deportiva, los periódicos de emigrantes cogidos de las papeleras, el que quede suelto en la barra de un bar dejando la conversación aparte y pareciendo un maleducado. Evidentemente, lo soy. Incluso los periódicos en euskera, que no entiendo nada, repasando detenidamente los titulares adivinando significados y tratando de descubrir el sentido de las declinaciones. Festín en el puente aéreo, que me los dan todos por la faz, incluyendo el Avui, que leo en catalán como buen español plural que soy. No les cuento la borrachera de internet, donde tengo hasta el New York Times para hacerme el cosmopolita.
3. No ver jamás una película doblada o empezada. Esto es fácil en la tele, queridos amiguitos, pero nada, nada cuando hay que elegir película con los amigos y quedar con ellos en la puerta. Primero viene el circunloquio y la cortina de humo para que se vaya a un cine en versión original, sea en farsi o en chino mandarín, que me suelen encantar, poner cara de no sabía nada cuando se ve la desilusión del colega y tragarse la mierda cuando no hay más remedio y tienes que dejar de ser maleducado. Si se llega tarde y está empezada estoy irritado, cabreable y gilipollas toda la tarde, no les cuento como la haya tenido que ver doblada. Siento que me han arrebatado el tiempo.
4. Fregar hasta la perfección toda sartén mal fregada con anterioridad. Se habrán fijado que quedan unos churretes color caramelo que froto con denuedo a golpe de fairy, nanas y estropajo de toda la vida. Me pasa lo mismo con los platos, donde el churrete es amarillento. La sartén puede ser de otros y en otra vivienda que no sea la mía. No obstante, esto es perfectamente compatible con un clásico masculino: ni siquiera inmutarme ante la acumulación de siete centímetros de polvo en mesas y estanterías.
5. Soñar.
Puesto que cuento con el raro privilegio de haber sido dos veces elegido, me atribuyo pues la potestad de invitar hasta diez ilustres ciudadanos a subir a mi nave espacial y continuar el proceso mutante:
1. Gret/Ethel, cuentista y brillante émula de Bridget Jones en El Desastre de una F. La Efe nunca he sabido si es de fuck, polvo, de mala follá, de Francisca o de las dos cosas a la vez. Pero sube en primer lugar por haberlo pedido.
2. Cómo no, Luis Amézaga, el Señor de Diencéfalo, el Mago de la Lucidez, para que me mande finamente a la mierda o le ponga a esto un detalle poético.
3. A David, pero ya lo ha hecho y, además, nunca me deja su site.
4. Al independentista inteligente, molt honorable Viladesau, que así cambiamos de idioma y practicamos como debe ser en Opino.
5. De paso, a Carles Puigdemont, que hace tiempo que no veo por aquí y que nos pondrá el dedo en el ojo a ver si somos capaces de mirar como se mira desde más allá del Ebro.
6. A Fernando Neris, el provocador liberal, el desenmascarador de totalitarismos, cuyo blog se tragó la tierra o, mejor se detuvo en el tiempo, talmente en noviembre de 2005. Por si aparece en este u otro planeta.
7. Al bicho reconvertido en Rafa, por aquéllo de desentrañar la crisis de hoy.
8. Citoyen, ese hombre en armas, a quien debo dedicar un espacio aquí y sus incisivos textos. En deuda estoy.
9. Se lo voy a mandar con prudencia porque temo que renuncie y reduzca mi prestigio al subirme a este carro al Puercoespín en la Red
y 10. al caballero de nombre impronunciable, Hairanakh.
Por último, debo informar a los elegidos para que suban de tráfico, se hagan ricos o salven un niño aborigen y la cadena continúe sin amenazas, porque el reglamento no nos advierte de ninguna calamidad. Y también a mis invitadores. Pues a eso voy.
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