lunes, febrero 27, 2006

Política


Los estrategas de comunicación del Gobernante dejaron preparado ayer un mítin para su lucimiento: son los juegos de estrategia, la oposición me llena los telediarios el sábado y la mañana del domingo con su manifestación, yo lo dejo todo preparado para salir en directo en el telediario de las tres. Juega en casa, con Manolo Chaves y un grupo de entregados (¿alguna vez habéis ido a un mítin?) a los que se reparten banderas del partido que, de otra forma, no se podrían tener: son de un plástico excelente. En los tiempos de la pasión política la gente hacía las pancartas en casa. En la algarada, el Gobernante pide al PP que le apoye en la lucha contra ETA. Si quisiera que le apoyara, probablemente no lo hubiera dicho en público, hubiera llamado a Rajoy y lo hubieran pactado en silencio. Luego lo pido para dejar en evidencia al otro, que no me contestará o dirá que no. Es la política.

Esquerra Republicana sale corriendo a decirle a ETA que es inoportuna. Es inoportuna porque diciendo lo que dice, lo bien que va la tregua catalana, no se mejora el estado de opinión pública para que salga el estatuto ansiado. Aunque sea recortado, porque el año que viene pediremos más, ¿qué ha cambiado para que no sea así, si siempre ha sido así? Esquerra no parece comentar en las líneas de prensa que leo que se trate de señores con pistolas habituados a matar gente por la espalda. Durán i Lleida lo ha tenido más claro: le dice a ETA que no cuenten con él. El Gobernante, en Sevilla, volvía a decir alto y redondo la palabra paz asegurando que no cederá ante los violentos. Qué tal si empezamos por llamarlos asesinos: es para distinguir violencia y técnicas modernas de lucha política de las minorías del código penal. No hacerlo es la política, supongo.

Los del Partido Popular gritan e insisten en que sus cifras de manifestantes son ciertas y verdaderas. Ante las fuentes del bando contrario, la delegación del Gobierno, que las reduce en una proporción así, en números redondos, de 17 a 1, creen que les insultan la inteligencia. A mí me insulta la inteligencia que me quieran hacer creer esa cifra. El sindicato de polis que apoya la manifa habla de quinientos o seiscientos mil. Ignoro - no he encontrado - el método de cálculo que emplean, pero ya tienen una enjundia clamorosa: de ahí al millón setecientos mil, es todo poco discreto. Uno aún recuerda la del 23-F del año de Tejero y la del entierro de Tierno, incluso la del 11-M. Nadie sabe cuántos fueron a las dos primeras, no deben quedar fotos aéreas o nunca las hubo, pero no creo que pudieran ser menos que en la del sábado. Y no es por quitarle éxito, que lo tuvo. Pero repitiendo y repitiendo una cifra acongojante, supongo que reiterada en los medios afines, el público objetivo se refuerza en sus intenciones. El Mundo, por ejemplo, en vez de hacer su cálculo, habla de guerra de cifras. No miente, pero no busca la verdad. Viceversa: los medios afines al gobierno vigente buscarán todas las debilidades del cálculo ajeno y se agarrarán a las fuentes gubernamentales y al pulcro y últimamente serio en estos menesteres, que hace el diario El País.

Todo esto debe ser la política. En lo bueno y en lo malo.

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