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Ya nos dicen que esto de la denominada paz va a ser difícil. Pasando clicks leo que los señores de Batasuna consideran gravísimo el encarcelamiento del líder de su partido (el subcomandante guerrillero a cargo de la propaganda) y dicen que puede (si el periódico ha hecho bien su trabajo, el condicional, obsérvese que es condicional, debe ser cierto) tener consecuencias negativas para el proceso de paz. Bueno. Y qué. El sapo sería que termináramos con la independencia de los jueces sean estos o no, que no lo sé y no juzgo, los mejores jueces. Una jueza también ha puesto mil millones de euros de aval a unos señores para prevenir las consecuencias de negativas de una decisión contraria al demandante (¿o es querellante? disculpen mi falta de seguridad en términos procesales) en una oferta pública de adquisición de acciones y nadie dice que se ponga en peligro nada. Más si tenemos en cuenta de que la decisión sí que es un mal trago para un operativo avalado y amparado, como este proceso pacificador, por el Gobierno de lo que antes diríamos nación. Todos tienen el detalle de no insinuar que la jueza cambie de opinión por lo conveniente de la cuestión aunque sea, lo que se pide, incumplir las leyes. Menudo sapo.
Otros clicks más allá leo algo más curioso: parece que el Gobierno, igualmente en el pasado de la nación, pretende solicitar a la Unión Europea fondos especiales para financiar la paz. Hay antecedente, como cabe esperar, irlandés. Lo que dice el texto, les digo sinceramente, me parece terrorífico: "El objetivo es invertir para eliminar bolsas de marginación que puedan ser cantera de terrorismo". Me gustaría interrogar a los orgullosos habitantes de esa parcela singular en el mundo denominada Euskal Herria qué quieren decir cuando te cuentan, que te lo cuentan, y con qué frecuencia te lo cuentan, que qué nivel de vida tienen allá, que no se puede ni comparar con España. Otro ejercicio de antropología en plan Los Hijos de Sánchez, sería pedirle a cada uno de los convictos de asesinato, secuestro, chantaje y robo, también denominados "presos vascos", que nos hicieran un relato de sus duras infancias para ver si encontramos rastros de marginación y hambre lo suficientemente graves como para, después de haber visto a Marlon Brando en ¡Viva Zapata!, subirse al caballo y trabuco en mano, cual cura Santa Cruz, echarse al monte a buscar justicia social.
En honor a la verdad, debemos decirles que ese hombre injustamente tratado por el destino que es Joaquín Almunia, comisario europeo de Asuntos Económicos, de Bilbao, aunque sea socialista y de apellido un tanto morisco, ya ha dicho que no lo ve. El párrafo, del diario El Mundo, que ya saben que siempre miente, es sugestivo para la reflexión: «Será difícil encontrar en Europa, quizás en algún país escandinavo, una comparación de unos presupuestos públicos y unas administraciones públicas tan potentes como las que tiene el País Vasco, tanto en el Gobierno autonómico como en las instituciones forales y en los ayuntamientos que se benefician de ese régimen foral», resaltó. Almunia comparte la visión de algunos dirigentes del PSOE y del equipo económico del Gobierno de que el concierto vasco y el sistema de cupo proporcionan unos ingresos a las instituciones vascas -también a Navarra- que suponen una discriminación para el resto de comunidades autónomas de España. De hecho, esta desigualdad es uno de los motores que ha llevado al presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, a reclamar un nuevo Estatuto para Cataluña.
Menudo sapo.
Tags:
Almunia, Batasuna, Otegi, tregua, alto el fuego, España, nacionalismo, País Vasco, Euskadi, Euskal Herria, terrorismo
La relevancia que servidor de ustedes le ha concedido al derivado del cerdo en la cocina vascongada genera cierta controversia: he mantenido la tesis de que en esto habrá que tragarse algunos sapos, también digo, como dirían los simpatizantes del MLNV de a pie, que la otra parte también se los tiene que tragar. Así, cada uno de los que comentan aquí, en la disputa EP-punto-mesa/Royo-Villanova, o en Desde el Exilio han aplicado sus dosis de tragaderas a la textura del sapo correspondiente.
Ayer, Fernando Savater, se sometía a uno de esos encuentros digitales que realizan los periódicos. En este caso, esa hidra de siete cabezas para los sectores no oficialmente de progreso que es el diario El País. Ya saben que Savater no deja indiferente y, al menos a mí, no me suele defraduar. Pueden leérselo enterito aquí, yo voy a destacar su visión de cómo hay que tragarse los sapos y las culebras o, en otras palabras, del cómo y el cuándo hay que taparse la nariz:
P. Puede que esté equivocado pero muchas veces veo más viable la pacificación del conflicto árabe-israelí que el conflicto vasco. ¿Cuándo podremos dejar de leer en los periódicos noticias relacionadas conel terrorismo, insultos cruzados entre políticos, manfestaciones pro-etarras...?
R. Es triste decirlo, pero cuando en un conflicto armado matan por ambos lados (como en Palestina o en Irlanda, aunque los dos bandos no sean ni mucho menos equivalentes) suele ser más fácil llegar a acuerdos de paz que cuando sólo hay asesinos de un color. Sin embargo, espero que lo consigamos... de hecho, estamos a punto de conseguirlo, creo.
P. ¿Cómo ve la postura de E. Batua de colaborar en un Gobierno nacionalista,siendo una fuerza no nacionalista? ¿La ve positiva para evitar bloques o cree que fomenta los bloques?
R. Ezker Batua es un partido de un oportunismo y de un entreguismo al nacionalismo extraordinario. Es el ejemplo de lo peor de la izquierda de este país, incapaz de entender realmente que en las democracias las fuerzas anti-sistema son reaccionarias, no progresistas. En el fondo, en cuanto mamporreros y lacayos del nacionalismo, son los peores actores políticos del panorama vasco. Ahora, éso sí, sacan beneficios ecolnómicos con los que se financia media Izquierda Unida en el resto de España...
P. En este diario afirmaste que te parecía bien que, tras la paz en Euskadi, un ex-etarra y una víctima de ETA pudieran desfilar juntas el 12-O. ¿Acierto al afirmar que lo sigues afirmando? Visto cómo reaccionan muchos por un cómic, un libro de relatos o un desfile de moda, yo diría que eres muy optimista. ¿Será por esto que me gustas?
R. Tengo muy buenos amigos y amigas que fueron etarras, de modo que no me parece imposible sino todo lo contrario que mañana convivamos y desfilemos con ellos sin mayores problemas...siempre, claro está, que hayan dejado claro que nada tienen ya que ver con los proc edimientos del pasado. ¿Optimista? Me considero un pesimista activo, es decir, alguien convencido de que los males la mayoría de las veces no se resuelven pero cuando se resuelven, nunca se resuelven solos.
P. ¿Ha hecho alguna vez autocrítica por el artículo que publicó en El País el 12 de marzo de 2004?
R. No sólo no la he hecho, sino que lo considero uno de los mejores y más sinceros que he escrito. Cuando lo firmé, habría sido estúpido creer en otra autoría para el atentado que ETA. Y todo lo que digo en ese texto se mantiene exactamente igual aunque ETA no fuera la autora del crimen, porque ha cometido otros muchos. Los que tendrían que arrepentirse son quienes ante un asesinato masivo de esa magnitud salieron a la calle para echarle la culpa al gobierno de la nación en lugar de a los terroristas.
P. Si se acaba con la violencia de ETA y su influencia en el mundo abertzale, ¿es utópico pensar que se acabará también con la exclusión por motivos políticos y el distanciamiento entre nacionalistas y no nacionalistas?
R. Utópico o no, tal es la esperanza que muchos tenemos. Yo creo que a la democracia en el Pais Vasco no le falta nada, es decir, tiene parlamento, hacienda, enseñanza...sólo le sobra la amenaza totalitaria y el terrorismo.
P. ¿Se identifica usted con la posicion y los manifiestos de la AVT y de su presidente en concreto? ¿No cree usted que en cualquier gran conflicto que exija una negociación de calado todos las partes se tienen que "tapar un poco la nariz" cuando se mira el pasado? (como ocurrió en la Transición española, por ejemplo). Gracias.
R. El último manifiesto de las asociaciones de víctimas respecto al "alto el fuego" me parece muy sensato. El señor Alcaraz es otra cosa, pero cabe esperar que cada vez concite menos audiencia con sus exabruptos. De todas formas, hay que insistir en que con ETA (o con sus "servicios auxiliares") no hay que tener ningún intercambio político. Todo lo más, hablar de la situación penal de algunos de sus militantes y sanseacabó. Te recuerdo que en la transición española los que habíamos sido encarcelados o perseguidos nos "tapamos la nariz" pero por la buena razón de que el franquismo institucional y político desaparecía. Si en el País Vasco la hipertrofia nacionalista desapareciese también y regresara con toda su fuerza la institución constitucional española, yo me taparía la nariz ante ciertas cosas con mucho gusto.
P. Sr.Savater, ¿cree que si ETA finalmente desaparece, hay un nuevo Estatuto, ... el Nacionalismo Vasco volverá a posiciones mucho más razonables? ¿Dismunuirá claramente su permanente exigencia?, o al contrario ¿bajará su apoyo electoral?. Gracias por todo.
R. La desaparición de ETA, de sus pompas y sus obras es lo primero. Luego, el regreso de todos los que se tuvieron que ir por causa de amenazas y coacciones o por simple asco ante el "paraiso" abertzale. Y un período de normalización política, es decir, en el que pueda ser normal y público comportarse y expresarse como no nacionalista. En cuanto a si habrá otro Estatuto o otras medidas políticas, el tiempo y la ciudadanía lo dirán. Pero nada tendrá que ver, en cualquier caso, con ETA ni sus "justificaciones" para dejar las armas.
P. Pienso que se debe buscar la paz, lo que me resulta más difícil de entender es cómo va a integrarse Batasuna y los terroristas en la democracia, pues no se ve que muestren ningún signo de arrepentimiento por todos los muertos y todo el daño que han causado al País Vasco y a España. ¿No volverán a las andadas si las circunstancias no se ajustan a sus intereses? ¿Qué piensa usted?
R. Es importante que les quede claro que con la violencia no han conseguido conquista política alguna, sino sólo alejar o descartar algunos de los fines que pretendían. La gente sólo se arrepiente cuando pierde, nunca cuando triunfa. De modo que, si los queremos arrepentidos, es inevitable quererlos también derrotados.
P. El lunes, EL PAIS, nos informaba de las intenciones de nuestro Presidente de abordar planes de acercamiento y reinserción de presos de ETA para después de junio. ¿No le parece precipitado?
R. No he oído nada concreto sobre esa cuestión. En el terreno de la reinserción, están los jueces y las leyes. Ultimamente, en contra de la opinión de algunos "expertos", se ha logrado que las consecuencias penales por matar a ochenta personas no sean iguales que por matar a una, lo que ya es un avance...guste o no a los "expertos". Pero en fin, supongo que el acercamiento de presos y -en su caso y en su dia- el alivio de condenas es algo que -si ETA deja realmente las armas- deberemos aceptar.
P. ¿Se puede considerar apropiado utilizar el término "alto el fuego" si no hay guerra ni dos bandos en lucha? Solo hay un bando en lucha. Se trata de una banda de asesinos que dicen que dejan de matar para que se haga un referéndum. ¿Y si no se hace el referéndum? ¿Por qué se les trata como a un grupo "político militar" y no como a malhechores?
R. El término "alto el fuego" lo utilizan ellos; también hablan de "comandos", "acciones armadas", etc...Son muy militarotes esos morroskos. Han copiado esa jerga del IRA, aún más militar que los nuestros. ¿Referéndum? Que esperen sentados. No faltaba ahora más que hacer un referendum político en un pais como el vasco, aterrorizado, dónde la gente no se atreve a decir en voz alta ni a qué periódico están suscritos...
P. La tregua y el estatuto catalán han sido procesos paralelos, ¿no cree que una parte del precio político a ETA ya se ha pagado?
R. No, sinceramente no creo que ETA se preocupe tanto por Cataluña como para incluir su estatuto entre sus reivindicaciones. Lo que sí me parece probable es que ver lo conseguido en el nuevo estatuto (el término "nación", privilegios lingüisticos, etc...) les haya inspirado que se abre una veda de concesiones al nacionalismo de la que pueden beneficiarse si aparcan la violencia.
P. ¿Cree usted que, tal y como plantean Batasuna, el PNV, y hasta el propio PSE, deben constituirse dos mesas, una Gobierno-ETA y otra de todos los partidos? ¿No sería esta segunda mesa la que acabara acordando los planteamientos de ETA (muchos de ellos compartidos por el nacionalismo) y dándoles así un barniz democrático?
R. ¡Naturalmente! No debe haber más espacio político que el constitucionalmente establecido, esto es: el Parlamento vasco y estatal. Una mesa de partidos supondría admitir que hay que reformar el marco político, es decir, que ETA ha conseguido su principal objetivo. Totalmente inaceptable.
Ahí tienen. En mi opinión, una razonable serie de sapos tragables y de precauciones sobre los intragables.
Dice el ministro (más de un medio coincide, se lo juro):
"Se acabó lo de tener un puesto de trabajo para toda la vida, se desempeñe como se desempeñe"
Estas son cosas que ningún ministro del ramo ni político alguno en este país ha dicho, si mi memoria débil e interesada como todas no falla. Ustedes que ven y escuchan las radios y los telediarios sabrán de quien hablo: Jordi Sevilla, ministro de Administraciones Públicas.
Pero hay más, en el texto periodístico que empleo como referencia (de la web de El País, un diario que nunca miente) se dice:
A partir de ahora, los funcionarios podrán ser cesados de su puesto y derivados a otro si no hacen bien su trabajo. La continuidad se vinculará a los resultados.
No está nada mal para estos socialdemócratas, que ahora nos dirán que vincular desempeño y puesto de trabajo es progresista. Me va a venir bien, porque se lo pienso enseñar a mis subordinados en la próxima y segura visita de revisión de sueldos basada en el coste del sofá en Ikea.
De todas formas, un servidor, que cree en las buenas intenciones de este gobierno pero no demasiado en su competencia técnica para buscar soluciones a los problemas, no se hace ilusiones. No encuentro (y pido disculpas de antemano si fuera de otra forma) que en ningún sitio se diga que puedan ser despedidos. Los funcionarios, digo. Oigan, no me llamen cruel explotador ni nada por el estilo: en la empresa privada no estamos del todo desprotegidos (excesivamente protegidos, como saben) pero cuando vienen mal dadas el empresario puede reducir un coste de extraordinaria proporción como son los costes laborales (a un precio, alto, pero uno) y tiene una buena opción de reconstruir su compañía y seguir en el mercado.
Con el estado no nos pasa eso: siempre tiene la misma dimensión o crece. Nunca se reduce. Nunca sabemos si los funcionarios que tenemos son los que son o podrían ser menos. No porque sí o por mala leche, sino porque es una obligación del estado no gastar de más y, si puede, reducirnos los impuestos. Es típico del mismo diario que empleo bombardearnos con artículos sobre la tasa de empleados públicos en España con respecto a los acaudalados miembros de la Unión Europea dura, la de antes de la ampliación al este, para decirnos que esto es una deficiencia notable, que cuando estás desarrollado, tienes que tener más. Nunca he entendido la ecuación. Menos hoy que el presidente del gobierno, aunque ya se ha olvidado porque entre opas y treguas anda muy ocupado, aprendió la palabra productividad.
Ustedes sospechan que yo, idealmente, creo que el estado no debería tener ningún empleado. Esto no es realista, así que me conformaría, idealmente, con que el número de empleados públicos fuera una función con tendencia a cero: sólo los imprescindibles durante el tiempo que fueran necesarios. Es obvio que para el empleado público estar sometido a presiones y reglas similares a las que tenemos el resto de los mortales, debe tener otras compensaciones: el salario no puede estar congelado en año malo ni deben de conformarse con el IPC. Deben poder reclamar el salario en función de su productividad, una cosa muy friedmaniana ésta. Yo sólo pediría a los representantes de los empleados públicos que no nos lloren cuando no tienen subidas, a ellos no los pueden despedir, así que el ajuste de su sueldo en tiempos de crisis se realice por pérdida de poder adquisitivo no es ningún escándalo.
Pero en fin, desde filas liberales debemos felicitar al gobierno, aunque sea socialdemócrata, por abrazar políticas liberales aunque, de seguro, no será suficiente. Debemos además felicitarnos porque si algunos deberes de la perorata de la productividad que se manejaba en la oposición se debe al estado, es la de sus propios empleados, lo que no puede por menos que congratular.
¿Qué se conseguirá? ¿Será coherente? ¿O será una parida que traerá problemas, como las cuotas? Yo me conformaría a corto con no tener que escuchar esas cosas que se oían antes de los ganadores de las oposiciones: que "toman posesión" de sus puestos y que tienen "la plaza en propiedad". O ver que esas excedencias privilegiadas propias de opositores ilustres que consisten en "ahora me voy a ganar dinero al sector privado y, si me va mal, me vuelvo", se terminan. Pero recuerden lo importante: a partir de ya vincular desempeño y pervivencia en el puesto de trabajo es progresista y avanzado. El mérito, lo es. De ahí a ser liberales no hay, literalmente, distancia: tengo curiosidad por ver los argumentos de los sindicatos para no responder a esta obviedad con su negación, sino con un circunloquio para seguir preservando privilegios y pesebres.
Préstenle una ojeada atenta a estos dos sujetos, a sus miradas, a sus gestos, a esas expresiones amenazantes propias de sus singulares profesiones: el uno, el del casco, peligroso propagandista de la izquierda, quemaiglesias y con antecedentes penales. El otro, el caballero del smoking, incisivo agente de la reacción dispuesto a infiltrarse en cualquier organización obrera para reventar la lucha del proletariado. En sus ratos libres, responsable de la desideologización de nuestra juventud en marcha.
Ambos se han enzarzado en una discusión que, a todas luces, ha sido promovida bien por la agencia Novosti, bien por la Comisión Trilateral. El caballero de la pistola en la mano, D. Enrique pe-punto Mesa, inició las hostilidades acusando a la progresía, así genéricamente, de estar con los verdugos, es decir, la comúnmente denominada banda terrorista ETA, y no con las víctimas, es decir, a los que matan, chantajean y secuestran. El caballero presunto sindicalista (observen que porta casco blanco, o sea, de ingeniero, porque las obras tienen sus estatus), D. Ricardo Royo-Villanova y Martín, renegado de su clase, tomó su fusil dialéctico y manifestó su desacuerdo y desagrado sobre la cuestión: oiga, los progresistas no estamos con los verdugos. Oiga, que qué es eso de acusar así a todos, en plural.
El Sr. Mesa se defiende categorizando el concepto "progresista": el entramado político industrial que conforman el Gobierno, los partidos que los apoyan, los que quisieran tocar poder (Izquierda Unida) y, por resumir, todo rojo volante más el apoyo, nunca suficientemente valorado, del Grupo Prisa y su flota del Atlántico, el Pacífico y las galaxias más lejanas. La cuestión es si eso es cierto. La cuestión es que el campeón mundial del agitprop, el Sr. Royo, me dice: "oiga, opine". Opinaré, no sé si en serio, porque lo de las víctimas es muy serio. Pero lo que es seguro del todo es que meterme en pleitos ajenos puede resultar en bofetadas de todos y yo, hasta ahora, me conformo con que las más duras me las den mis supuestos correligionarios de la red liberal y otros campos, a los que no suele gustar mi heterodoxia ni mi poco cariño por los sacerdotes de todas las iglesias.
Mi candidatura a las hostias la defenderé con algunas cuestiones:
- ¿Qué es ser progresista?
Se supone que amante del progreso de la sociedad. Se supone que son aquellas gentes que no creen que la sociedad no pueda transformar sus estructuras frente a una visión conservadora que pretende dejar las cosas como están. De esta forma, progresista puede ser cualquiera, especialmente si lo asociamos con ilustración, cariño por al avance científico y una visión liberal de las relaciones humanas, es decir, no sometida a dictados morales impuestos por los distintos sacerdotes que nos asolan. Eso que en otros siglos anteriores a éste se dio por llamar librepensador. Ahora bien, la cosa del pensar en progreso se asocia claramente hoy día con el pensamiento socialdemócrata, ecologista, comunistoide, gay power, etcétera, etcétera, y los partidos que lo representan, v.g. IU y PSOE, y un cierto tono cool de lo moderno que es uno si está contra los productos transgénicos, los Estados Unidos de América, Israel, la guerra de Irak sin reflexión ninguna y se comprende que Bin Laden es un asesino y un capullo pero que la culpa de todo la tiene Bush. Vamos, simplificación intelectual propia de la gente con buenas intenciones y mucho desconocimiento. Está claro que el Sr. Mesa y yo mismo abjuramos de ese progresismo. Pero en lo que nos ocupa, la descripción que hace P-punto es la de Izquierda Unida más PSOE.
- ¿Son IU y PSOE complacientes con los verdugos?
De acuerdo con Mesa, sí. Y enumera una serie de circunstancias que, dice, lo prueban. Se las pueden leer en los enlaces que les he pasado: así aumentan las páginas vistas de todos nosotros y yo ahorro espacio, tiempo y dolor de dedos. De acuerdo con Royo, no. Y hace lo mismo en los otros enlaces a los que les invito a acudir por las mismas razones. Servidor opina que los argumentos del amigo Villanova son bastante serios para descartar la afirmación rotunda "los progesistas están con los verdugos".
- Ahora bien, ¿qué es estar con los verdugos?
Servidora, que no es muy brillante, entiende que son las actitudes intelectuales que en nombre de grandes palabras (libertad, democracia, diálogo, etc.) esgrimen determinados personajes que, probablemente sin querer, suponen una cierta comprensión de que por el mañana de Euskal Herria haya que matar, incendiar y sacarte el dinero. Otros, que no dudo que son buenas personas y que quieren a sus hijos, tienen sus razonamientos más cómplices: a la sazón el señor Eguibar, que considera que son métodos modernos de lucha política. O, en general, todos aquellos que ven a estos muchachos como hijos descarriados que sometidos por el franquismo y su crueldad (tiene gracia que casi todos los militantes de la kale borroka hayan nacido posteriormente a la muerte del general gallego de mal recuerdo) se defienden de otra violencia más injusta, esa que dicen que ejerce el estado. Así, la complicidad sería pensar que esto es una guerra donde hay bandos, y no una democracia y un estado de derecho contra una organización y una población que lo soporta (que, insisto, también quieren a sus hijos como Hitler a los suyos) que creen que sufren una imposición cercana al 1984 de Orwell. Y que por todo ello hay que dialogar y comprender y llegar a un acuerdo y, claro, efectuar concesiones de carácter político. En cierta manera lo que Aleic Reid insinuaba el otro día cometiendo un olvido imperdonable: decía el cura que no reconocer los derechos del otro era - y lo decía con perdón - fascista. Se refería al partido popular mientras alababa a Usabiaga y Otegi olvidándose de que, más bien, lo fascista es romperte el escaparate si no piensas como yo, y que conviene que se diga por él y, no estaría nada mal, por los propios héroes Usabiaga y Otegi.
- Visto así, ¿corren el riesgo los progresistas de la definición aquí realizada de ser cómplices?
Pues verán, me temo que unos sí y otros no. El Sr. Villanova se desmarcó de su camarada Madrazo asegurando que él no cree que hubieran debido entrar en el Gobierno vasco (Ricardo, busca tú el enlace y pónlo en los comentarios que ahora me da pereza buscarlo). El Gobierno vasco y el nacionalismo en general se han caracterizado por su comprensión de los chicos de la gasolina porque les parece que su problema político es tan grave, y tan desgraciada la existencia del vasco en este mundo, que puede con todo lo demás y todo lo justifica. Así, promueven políticas de corte abiertamente filonazis: vascos sólo algunos, los que puedan demostrar que son de aquí. La reducción progresiva del castellano en la escuela. La oposición o no seguimiento sistemático de las políticas estatales. El diálogo por el diálogo por el irresponsable de Carod, que quién se ha creído siendo un cargo público electo para actuar por su cuenta y riesgo en representación de la ciudadanía, pues contribuyen, como he dicho con buenas intenciones, a la sensación de sosiego y carrete al verdugo. Porque yo al verdugo ni agua (dentro de la ley, por supuesto). Así, cada vez que con las buenas intenciones que tenemos todos se ofrece un diálogo sin saber para qué, se está, sin querer, dejando que el verdugo se salga con la suya: disparo, luego pasan por el aro de hablar y hacer lo que yo quiero. A todo esto se debe referir el Sr. Mesa.
- ¿Es la negociación actual una concesión a los verdugos?
Pues está por ver. Y será a la interpretación de cada uno según el resultado. Pero lo que es cierto es que el conflicto existe y que debe ser afrontado, pero para afrontarlo se debe tener muy claros los principios morales y políticos de uno, sobre todo para que las renuncias que haya que hacer, no supongan verdaderos saltos mortales en la dignidad y supongan, al final, la victoria de la democracia y el estado de derecho. Yo últimamente estoy muy pesado en recordar que la superioridad moral está de nuestra parte y que ya se ha hecho mucho en favor de resolver el problema de los denominados violentos (asesinos, pirómanos, chantajistas, secuestradores y falsificadores): salieron todos en el 77, se resolvió con facilidad lo de los poli-milis, se creó el mecanismo de reinserción en los ochenta para el que quisiera dejar las armas sin renunciar a sus ideas lo hiciera. Se aprobó un estatuto legendario en la descentralización administrativa a nivel mundial, se vota cada cuatro años para el estado, la autonomía y los ayuntamientos, hay un mecanismo jurídico para que si los navarros quieren se incorporen a la Comunidad Autónoma Vasca... La pregunta es, después de todo esto ¿qué va a conceder usted, sr. asesino y también usted, señor nacionalista, por nuestra generosidad con esos presos convictos de asesinato, secuestro, etc. etc.? El peligro de la tendencia del progresismo a creer en valores grandiosos como el diálogo a secas está en olvidar estas cosas. Bien es cierto que el primer ministro de nuestro gobierno, ese héroe de cómic, hasta ahora ha dejado claro que no habrá concesiones políticas. Piénsese que el MLNV no hace esto porque se arrepienta de los medios utilizados, sino por que ya no le sirven y se queda sin dinero, flaco favor nos haríamos si no se piden garantías en este sentido y una restitución moral a las víctimas.
Uf, qué largo y qué serio me he puesto. A lo mejor no he contestado, a lo mejor soy salomónico. A lo mejor me dan de tortas. Pero ahí está.
En la lección magistral a la que les sometí la otra mañana acerca del original rol que el embutido de cerdo adquiere en la nueva cocina vasca (y que, precisamente hoy, los amigos de Desde el Exilio han dado por referenciar: siempre agradecido a esa casa), me pareció que algo como esto debía decir:
Qué interesante será ver como Josu Jon se maneja en este escenario
Desde un punto de vista personal se lo digo porque he escuchado a militantes del PNV decir que Josu Jon no es abertzale y me pregunto si eso quiere decir que no es un maximalista de la construcción nacional y esas cosas tan filofascistas. Desde un punto de vista público, porque en El Confidencial se publica esta curiosa noticia: "Imaz negocia con el PSOE a espaldas de Ibarretxe el papel del PNV en el proceso de paz". En ella se afirman cosas como las que siguen:
Así lo ha podido confirmar El Confidencial en fuentes políticas de Madrid y el País Vasco, que coinciden en destacar el “nerviosismo” existente en las filas peneuvistas por el papel claramente secundario que les está tocando jugar en estos momentos. Un nerviosismo que es mayor, si cabe, en el círculo más próximo a Ibarretxe y en el sector soberanista de Joseba Egibar, sobre todo porque el propio Imaz ha decidido marginarles de los contactos que mantiene con el Gobierno de Madrid para fijar cuál será el papel del PNV en el proceso que se abre tras el anuncio de la banda armada
Imaz es el hombre que hablaba del cofre de dos llaves para solucionar el problema político del País Vasco. Cofre que Berlin Smith siempre ha pensado que se parecía a la controvertida hipótesis de trabajo canadiense que tanto ha dado que hablar aquí. Parece que el espectáculo acaba de empezar.
La autora de Un hombre de pago es la protagonista de la contraportada de La Vangardia de ayer. A este ritmo, el impulso de este pequeño bitacorero será todavía más anecdótico. ¿Recuerdan? Me regaló un ejemplar a cambio de leerlo y decir qué pensaba. Ya me queda menos. En estos días acabo otra novela y la semana que viene estará listo. Que lo pasen bien.
Voy a hacer un ejercicio de exageración que algunos podrán llamar con cierta razón demagógico, pero dejen que mi instinto literario no se frene y les inspire para desentrañar por dónde llevo mi aguijón de hoy. Iré por orden cronológico inverso, porque los tiempos, siguiendo la costumbre de ésta época, se aceleran sin parar.
Sólo tengo en mi mano la portada de El País de hoy, no hay acceso a las páginas interiores, son las cosas de la madrugada. Pero el titular hiere la mirada del demócrata: "ERC amenaza con destituir a los altos cargos que oculten impagos de cuotas". Ya saben, la historieta ésta de extraños tintes por la cuál los empleados de la Generalitat han de hacerse simpatizantes de Esquerra, sus cargos electos han de entregar su sueldo al partido y todas esas cosas de olor poco grato para el sentido común.
En las páginas de El Mundo de ayer, leía que ya había cuatro técnicos que han sido despedidos por no ceder su sueldo al partido. No sé si esto es laboral, pero de serlo es de una nulidad escandalosa. No sé dónde más leo que los republicanos vuelvan a sacar a colación el famoso tres por ciento y acusan a todos de ser grandes hipócritas. No encuentro nada en el Avui.
Ahora es donde empieza la fantasía literaria. Porque me sobreviene la palabra purga, es decir la eliminación o coacción al disidente. Una palabra muy estalinista. Como estalinista fue la represión sobre el POUM, una cosa tan catalana. Y, claro, pienso en Orwell, a quien no le gustaban nada los totalitarios. Qué exagerado soy, ¿verdad? ¿Serán éstas prácticas totalitarias?.
La izquierda, se supone que ERC lo es, gusta de estas contribuiones militantes a las arcas del partido, normalmente cortas si se comparan con los partidos burgueses, siempre más cercanos a los hombres e ideas de la gente de dinero. Por eso unos van de tres por ciento y otros de inmolación por la causa. Unos argumentarán que los perseguidos tienen su cargo, puesto, prebenda o pesebre por aquéllo de que es el partido quien los designa: pero la sociedad democrática no puede aceptar que la situación laboral esté sometida a semejantes criterios: un hombre debe ser libre para decidir el destino de su sueldo y si sus seguidores son desagradecidos pues mala cosa para el partido, que se busque otro sistema de financiación o de selección de militancia.
Las cartas rogando que la gente se inscriba como simpatizante bajo la excusa de la ley de protección de datos es un tanto sonrojante. Como ya viene el "y tú más" del comisionismo, como seguramente vendrán las condonaciones de préstamos de las cajas de ahorros el hombre de a pie responsable sólo puede pensar en una cosa: alguien nos está tomando el pelo, ésta es una democracia corrompida. Una circunstancia que no debe ser específica, ni mucho menos, de Cataluña como una de las naciones, nacionalidades y regiones que componen este singular estado imperfecto, aunque ya se sabe que todos lo son.
Uno se pregunta si mientras tanto debatimos sobre identidades y reclamaciones históricas la vida no se nos pasa por delante. Leo que los dirigentes republicanos se ofenden mucho y hablan de que se les quiere atemorizar o que se les quiere conducir al voto favorable a ese estatuto tan parecido a un camello, ese resultado de un comité diseñando caballos. En Cataluña me suele decir mucho amigo del alma que allí no pasan esas cosas. Se refiere a cierta chabacanaría como puede ser el entusiasmo por determinados programas del corazón (uno tiene sus dudas) o a la falta de racionalidad en lo público.
Pla decía que Cataluña, y esto con Franco vivo, era el país más democrático del mundo. El homenaje más bonito es ese. El mejor homenaje lo daría yo si viera que la sociedad civil catalana tuviera una reacción ejemplar y fuera la pionera en destapar la farsa de la financiación de los partidos y todos esos pecados que cometen mientras espolean nuestros sentimientos para alcanzar sus cotas de poder personal. Porque a mí la identidad no me resuelve que la sociedad sea más justa, más libre y verdaderamente democrática.
¿Por qué para los republicanos españoles la República es el otro nombre que le dan a la melancolía? ¿Por qué no pueden hablar de la República en vez de hablar de la Segunda República? ¿Qué tiene que ver la Segunda República con nosotros? ¿Se dan cuenta los que se dicen republicanos que, sin seguramente pretenderlo, utilizan la Segunda República como un arma arrojadiza? ¿Y por que tanto hablar de la República pero pocos, muy poquitos están dispuestos a convertir la superioridad moral republicana en un programa político para el presente? ¿Cómo es que nadie pide la reforma constitucional para terminar con la Monarquía vigente? ¿Es esa visión de lo republicano como nostalgia izquierdista algo sensato, útil, necesario o justo?
Repúblicas, ya se sabe, hay muchas. Para este republicano que lo es, la república se reduce simplemente a esa clase de gobierno en la que el ciudadano y su voto constituyen la única fuente de legitimidad del ejercicio del poder político, en la que pervive el imperio de la ley y la igualdad de los ciudadanos cualquiera que sea su sexo, religión, fe o creencia ante ella y en la que, por supuesto, ninguna clase de privilegio puede otorgarse por orden de nacimiento, específicamente en la figura del jefe del estado. En román paladino, democracia sin reyes. Y como extensión: la república no es de derechas ni de izquierdas, es república. Pero el juego de los números y de las fechas nos lleva a que el próximo catorce de abril muchos y muchas se desgañiten proclamando, que es gerundio y que es lo mismo que reinvindicar o, en cierta forma, desear la restitución de, la Segunda República Española.
Almudena Grandes es el ejemplo perfecto de esta nostalgia repúblicana, ese síndrome de izquierdistas de buena voluntad que creen y crean el tótem de la Segunda República como bálsamo de fierabrás de sus propias conciencias, como cantinela y perorata del buen demócrata y el buen progresista, como casi una razón de explicarse a sí mismos o de explicar las extrañas frustaciones que en nuestras conciencias crean las ilusiones rotas:
La II República se perfila en la nitidez que da la distancia como un ejemplo moral, un modelo de dignificación de la vida pública, un limpio ejercicio de la política entendida como el compromiso de guiar a un pueblo hacia su futuro. Sus valores resultan no sólo admirables en la lejanía, sino imprescindibles en nuestra realidad actual. El debate político de hoy mismo gira alrededor de algunos conceptos, como el laicismo, la defensa de los espacios públicos, el modelo de Estado, la perspectiva federal, el impulso de la investigación científica o la promoción de la mujer, que centraron el debate republicano. Han pasado 75 años, pero esa cifra no mide el estancamiento, sino el retroceso. El vínculo que establecen los nietos con sus abuelos en el terreno de la identidad, se concreta, aquí y ahora, en una reivindicación que no tiene tanto que ver con la memoria del pasado como con la que nosotros mismos legaremos a nuestros descendientes.
Querida Almudena: la distancia no da nitidez, hace la visión borrosa por las brumas y por la disminución de los detalles. Que muchos o muchas personas pensaran que la Segunda República debía ser ese ejemplo moral no quiere decir que lo fuera ni mucho menos que los actores que hoy se proclaman herederos de todas esas grandes palabras que nos reproduces lo sean. La Segunda República fue un fracaso absoluto por mucho que pueda ser legítimo proclamar que fue una oportunidad y es bien cierto que los partidos, llamémosle de izquierdas, que han convertido la melancolía del catorce de abril en su grial moral contribuyeron como el que más con su irresponsabilidad, cretinez, falta de lealtad y totalitarismo encubierto a que aquello que pudo ser oportunidad se convirtiera en un baño de sangre. Nadie quedó libre de culpa en no hacer lo que se decía que se iba a hacer. Tanto azañismo y nos olvidamos del lamento cotidiano de las memorias de Azaña, de esa hoy defendida tercera España del 36 barrida por los totalitarios de uno y otro bando.
Almudena, no se puede escribir esto:
Los demócratas españoles celebraremos el 75 aniversario de la proclamación de la II República en una marea de homenajes de toda naturaleza, porque esa fecha, que nunca ha estado tan lejos de nosotros, no ha estado nunca tan cerca.
¿Si no se celebra la Segunda República no se es demócrata? ¿Nunca ha estado tan cerca esa fecha? Almudena, ni tú ni yo, que cascamos edades parecidas aunque tú seas mayor que yo, sabemos ni vivimos nada de esa batalla perdida de nuestros abuelos. Hablamos de oídas y hablar de oídas es arriesgado porque, como en los versos de Juaristi, podemos descubrir que nuestros padres mintieron y que ser nieto o bisnieto de sus delirios no nos hace mejores ni mejora sus sueños. Reclamar la Segunda República como pedigree de demócrata lleva al mismo ejercicio absurdo de su pasado, el de los unos contra los otros, el de imponer una visión del mundo a los demás, confundir república y democracia con el programa de mi partido. Almudena, no debemos olvidar el peligro de la melancolía, esa espiral maldita que nos lleva a creer en un pasado idílico que nunca existió y que permite justificar nuestras creencias del presente imponiendo al divergente y al oponente político las ideas de uno, por muy hermosas que suenen en su retórica: es de lo mismo que acusamos al nacionalismo vasco, la ensoñación de patrias inventadas, la obligación de que todos se sometan a una idea superior de patria y a retirar el carné de buen ciudadano - de buen vasco - al que no acaba de compartir la misma ensoñación que es, por otro lado, tan bonita, tan bien cantada.
Almudena si se ha de ser republicano, se es independientemente de la Segunda República, se es republicano porque no es moralmente aceptable que la jefatura del estado y cualquiera de sus instituciones se ocupen por mor de la genética y la sangre y no por la elección de quienes contamos con la única potestad para hacerlo que somos los ciudadanos uno a uno con nuestro humilde voto. La laicidad, dicho por este ateo tan poco caro a las huestes clericales, puede ser interpretada por otros como la obligatoriedad de la negación de la religión, la extraña defensa de los derechos de la mujer que alabas puede resultar en un nuevo mecanismo de desigualdad por esas estúpidas cuotas contraviniendo un principio esencial de la república como es la igualdad ante la ley, el federalismo sólo es una forma de organizar la república que tampoco tiene que ser obligatoria ni puede ser una tapadera para que, es un riesgo innegable, en su nombre se creen nuevas desigualdades o restricciones a las oportunidades de los individuos. En definitiva, si tan republicana eres, si somos tan republicanos quizá lo que quisiera leer de ti es un extenso y vibrante artículo como el tuyo de hoy para explicar a todos nuestros demócratas de a pie y a todos nuestros progresistas con carné por qué la presencia de los Borbones en La Zarzuela debe llegar a su fin. El rey Borbón tuvo sus méritos, pero eso no elimina la indignidad moral de su categoría de rey, ni la más absurda de la posibilidad cierta e inquietante de que su hijo herede porque sí con todas las bendiciones de la ley la representación de mi país, de mi ciudadanía y de mi democracia.
Almudena, viva la república, viva la república de hoy para los de hoy. Se hace un flaco favor a la causa republicana el pensar y actuar como si tuviéramos que regresar por la noche de los tiempos hacia algo que falló y que no pudo tener un único culpable y que, en todo caso, si existen culpables están todos muertos y nosotros seguimos aquí. La república no puede ser la causa de las izquierdas ni las derechas, no puede ser la causa de un entretenimiento progresista para los que no están dispuestos a decir un día tras otro que Juan Carlos, Felipe y Letizia no pueden tener sitio institucional en esta nuestra casa: porque sea cuál sea su programa político, los reyes no son morales. Y se supone que tú lo que quieres es la república, no un álbum de cromos con los sueños de los abuelos. Tan tiernos y evocadores como puedan ser.
Es pertinente recordar de vez en cuando la repetida y manida sentencia atribuida a Otto von Bismarck, verdadero protagonista de la unidad alemana, acerca de la política: que se parece a las salchichas en que si la gente viera como se hacen nunca las comería. Política y gastronomía parecen indisolublemente unidas cuando tanta veces se dice que para dar forma a un acuerdo pendiente es mucha la cocina que queda por realizar.
Comprobar hoy por medios a los que no cabe atribuir desinformación en este caso, como son la televisión vasca y el diario El País, los meses y tiempos que llevan los interlocutores socialistas cocinando el acuerdo que se inicia este viernes (no de viernes santo, ¿pero tendrá que ver? ¿será, efectivamente, the good friday?) permiten que los que nos sentamos en el gran público extraigamos las conclusiones que son lógicas: la alargada sombra de Alec Reid y el tipo de interpretaciones que ofrecía del ceasefire dan idea del esfuerzo que hay detrás y permiten deducir que el grado de acuerdo y reflexión entre "las partes" ha sido extenso y meticuloso. Por ser quien más tiene que perder, la izquierda abertzale y el entorno asesino (para mí es importante no perder esta palabra) han debido hacer un trabajo de armazón doctrinal y propagandístico más que notable.
Muchos comentaristas se llevan las manos a la cabeza con la redacción del comunicado de ETA. Por supuesto que hay mortales piruetas ideológicas (eso del "proceso democrático"..., un proceso al que llegamos por la fuerza de las pistolas nace con un vicio de origen) pero no cabe esperar otra cosa, ¿qué quieren que digan, que se han vuelto españoles?. Otros muchos se apuntan a la teoría de la trampa - dice la prensa que ETA ha hecho acopio de explosivos - y muchos otros se escandalizan ante el objetivo de la banda: la autodeterminación. ETA es una organización demasiado competente como para esperar que se han vuelto estúpidos y pensar que sus integrantes modifiquen sus objetivos políticos - otra cosa es que se consigan - aunque sí modifiquen sus estrategias. Es también muy ingenuo creer que si el núcleo duro del MLNV ha aceptado, como en la secuencia final de The Boxer, que hay que convivir con los españoles porque son la mitad de los que somos, se lo cuente a sus bases así como así y tan pronto, sin compensaciones.
El dilema para el Canciller es saber si debe tomar el brazo de la paz a pesar de sus riesgos y del inevitable precio que entraña (a estas alturas nadie puede negar que ETA, aún siendo algo que este escribiente considera que tiene el código penal como respuesta y como vara de medir a sus actuaciones, forma parte de un problema político que, si bien es cierto que se encuentra injusta y poco democráticamente planteado por un nacionalismo de fuerte componente totalitario, es un problema político que debe afrontarse). La respuesta es, obviamente, sí; porque la pura extinción policial del problema es imposible. ¿Por qué es imposible? Porque la propia ETA, antes de que sea posible su nimiedad organizativa frente a la fuerza policial, prefirirá, como ha preferido, iniciar el proceso de cese de actividades, marcar los tiempos y controlar la agenda política.
Y ahí es donde empieza la cocina. Acusar al presidente del gobierno de opacidad en algo que sin opacidad (sin tiempo de cocción) es imposible de abordar, no parece justo: la discreción es necesaria porque las palabras y los símbolos son, al final, en todo lo que concierne a la política, lo que verdaderamente cuenta. El talento del Canciller será llevar el caudal de los acontecimientos a un acuerdo sanamente aceptable y ver cuántos sapos hay que tragar por cada parte, y cada parte tiene, ciertamente, muchos sapos que tragar.
Tenemos los sapos sencillos, como el navarro, en el que los sectores nacionalistas procurarán que no sea una derrota (es decir, me tendré que comer que Navarra no forme institucionalmente de la Comunidad Autónoma Vasca ni por asomo, pero en vez de que se vote, procuraré sacar un "órgano de coordinación" y ya seguiremos dando carrete en el futuro). Será sencillo de tragar el sapo francés: ellos comen ancas de rana y no sapos y pronto desaparecerá de las cuestiones de fondo aunque tendrá su retórica.
Luego vienen los sapos medianamente tragables: los presos (insistiré en el lenguaje: los convictos por asesinato, chantaje, secuestro y robo) tendrán que salir, pero esto se puede conseguir con un esfuerzo de calendarios, firma de comunicados simbólicos, modificaciones de grado, algún acuerdo estético con el MLNV para que el regreso a los pueblos no sea un insulto a las víctimas, etc., etc. La legalización de Batasuna ¿antes o después de las municipales? vendrá precedida por todo un sofrito de escenas de la confusión con juegos de declaraciones de palabras medidas para consumo de cada bando.
Y, a los postres, están los grandes sapos, los de las arcadas: de qué forma queda el status político de la comunidad autónoma vasca y de qué forma se regula, se renuncia a plazos o se alcanza con plazos un mecanismo jurídico que permita decir al mundo nacionalista que existe un grado de soberanía suficiente para decir eso tan rimbombante de que son un pueblo soberano, porque lo de nación está asegurado con la confederación catalana de facto. O sea, que es presumible un nuevo de facto para mejor consumo de españoles, porque este sapo se traga a medias.
Hay un sapo de enormes dimensiones que se tragarán, nos tragaremos, los españoles solitos y es el sapo de las víctimas: difícil será ver una petición de perdón, un acto de contrición, un reconocimiento del absurdo de la violencia, una retirada de los insultos o de las pintadas de las tumbas; difícil será ver un abrazo o manos tendidas en las calles de Andoain, Arrasate, Oiartzun, Bergara y tantos otros pueblos a los personajes angustiados que caminan con escoltas o que han visto arder los escaparates de sus tiendas. Extraño será ver que el Gobierno Vasco saca de sus muchos dineros un fondo de reparación o que se dedican calles, monumentos, palacios e instituciones al dolor de gente que seguirán sin ser vascos oficiales. Milagroso será escuchar decir que aquello no estuvo justificado, ni siquiera por higiene didáctica que adoctrine a todos los zangolotinos de catorce a veinticinco años que han aprendido antes a quemar un cajero automático que a escribir cartas a su novia.
Más que nunca, ahora es cuando el Canciller debe ganar la batalla del lenguaje y de las ideas: si no conseguimos que muy respetables personajes como Alec Reid empiecen a contaminar las ideas diciéndonos que los fascistas son los populares y no los que han asesinado, secuestrado y extorsionado a los que no pensaban como ellos, vamos mal. Si resulta que Otegi o Usabiaga son líderes de talla mundial y Gregorio Ordóñez no lo era, vamos mal. Este es el sapo que más duele, el de la razón moral.
Pero el Canciller debe seguir atento: debe luchar por asentar y dejar clara la legitimidad y la honradez del sistema institucional vigente y lo mucho que ha hecho por solucionar el falsamente denominado problema histórico poniendo encima de la mesa lo evidente: todos los presos de ETA que en el pasado quisieron renunciar a las armas lo pudieron hacer (en el 77, cuando los poli-milis, cuando la reinserción que apadrinó el PNV), que la legislación vigente fue aprobada por la mayoría de los vascos (incluída la Constitución, por mucho que digan, y no digamos el Estatuto de Guernica), que los vascos se autodeterminan votando cada cuatro años y lo llevan haciendo los últimos treinta con suficiente frecuencia y total limpieza (salvedad hecha de esos detalles de cortesía democrática provinientes de los que ahora dicen que quieren hacer política), que si la Constitución Española reconoce los derechos históricos de los territorios forales lo hace de los territorios y no de Euskadi, Euskal Herria o cualquier otro ente metafísico creado por escolásticos de la patria. Y, por abusar de Berlin Smith, aglutinar todo el armazón intelectual, político, ideológico y legal para situar el derecho de autodeterminación en su sitio y el derecho de secesión como debe ser y no como lo querrá Eguibar. Qué interesante será ver como Josu Jon se maneja en este escenario. Qué inquietante comprobar si el PP sabrá jugar la partida con inteligencia y no con furor.
Soledad Gallego Díaz escribe hoy un artículo (Capuchas Blancas, boinas negras), como tantas otras veces, capaz de separar el grano de la paja. Se fijaba en un trabajo de la BBC en el que se preguntaba a un historiador británico cómo será juzgado el IRA en el futuro. La sentencia del académico no puede dejar indiferente a la hora de analizar lo que nos sucede del Ebro hasta Las Landas: "El veredicto último de la historia verá al IRA como una organización que realzó el perfil de un problema, pero que, al mismo tiempo, lo hizo más profundo y que, incluso, alargó el periodo antes de que pudiera ser resuelto".
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Por la gracia de dios, Francisco Franco fue Caudillo de España. A la gracia de dios, Alec Reid, el cura irlandés que tanto sabe y tanto influye en que los irlandeses y vascos con pistolas en la mano decidan dejarlas, concede la esperanza de que, haciendo nosotros los mortales todo lo que podamos, la paz sea posible. Los caminos de dios, decían, son inescrutables, y siempre que hablamos de nacionalismo terminanos encontrando un sacerdote, una iglesia, una imagen: carlistas y jelkides, republicanos irlandeses, Prat de la Riba y Jordi Pujol, la virgen de Begoña, la de Montserrat.
¿Recuerdan aquello del Antiguo Testamento y el pueblo elegido? Tomen nota: dios era tan humilde que pudiendo nacer en Bilbao nació en Belén, los serbios están en este mundo para vengar la derrota de las llanuras de Kosovo frente al gran turco, los tréboles irlandeses se vuelven al paso del Royal Ulster Constabulary y la orden de Orange en defensa del papa de Roma... ¿Los españoles? Ah, los españoles.
Otegi habrá rezado, en la intimidad por supuesto, a la Virgen de Aránzazu para reponerse de su enfermedad potencialmente mortal y hacer el milagro de reaparecer con la pipa de la paz: como Joseba Azkárraga, a la sazón consejero de justicia del Gobierno Vasco, ha pedido públicamente que los jueces (¿y las juezas?) sean flexibles en la aplicación de la ley - es decir, que no la cumplan - estamos seguros de que la ministra de sanidad no sancionará a Arnaldo por fumar en espacios prohibidos.
Setién, el tal Blázquez, el tío o primo de Jone Goirizelaya y también Alec Reid, siempre tropezamos con un cura por cualquier lado. A esta casualidad reiterada yo le doy una interpretación y no precisamente pía, todo ello a riesgo de ofender a mis lectores católicos a los que aprecio y no saben cómo. Declaraciones del cura Reid, unas de cal, otras de arena, casi todas con lecturas simultáneamente sensatas y desasosegantes:
- Está sorprendido, porque «las distintas partes estaban todavía intentando llegar a un acuerdo sobre la mesa negociadora, por ejemplo, en lo que concierne a los presos.El hecho de que se haya anunciado la tregua hoy quiere decir que han alcanzado ese acuerdo y, por lo tanto, estoy todavía más encantado»
- «Las dos situaciones son muy distintas. A los ingleses no les importaba que Irlanda del Norte dejara de ser británica, pero a los españoles les preocupa mucho que el País Vasco abandone España, porque eso supondría la ruptura del país como tal. Por eso, la estrategia de Batasuna y de LAB ha sido ahora la de sentar a todo el mundo alrededor de esa mesa, incluidos, sobre todo, los españoles, y no emular a la negociación irlandesa. Salga lo que salga de esa mesa, tendrá que acomodar los derechos de todos. No puede haber perdedores, todos tienen que ser ganadores»
- El espíritu de Dios está en el espíritu de diálogo. Siempre hay una solución para todos los conflictos
- Tenemos que dar las gracias a Arnaldo Otegi y a Rafa Díez Usabiaga. Yo diría que Rafa Díez Usabiaga es lo más parecido que hay a Gerry Adams, un líder político de altura mundial. El ha sido la fuerza inspiradora de todo este proceso
- Es cierto que la democracia en España es muy joven, y que en la derecha no hay cultura del diálogo. Yo no quiero ofender a nadie, pero si no se reconocen los derechos de los demás, eso es fascismo. No obstante, ahora que ETA ha dado este paso, yo creo que el Partido Popular estará dispuesto a participar. Desde luego, si no lo hace, estará demostrando que no es un partido democrático de verdad
- «El proceso político será más rápido que el de Irlanda del Norte y, con la ayuda de Dios, va a satisfacer a todas las partes»
En manos del señor estamos. Una vela a San Francisco Javier. Hoy, por cierto, redacto mi entrada número 200: qué interesante esto de relacionar los aniversarios y los números. Iré a consultar la Cábala, que es cosa judía y yo, como suelo, estoy confuso.
La enfermedad ha durado lo suficiente para que se produzca el anuncio tantas veces esperado por el héroe de cómic. Y, ahora, a ver quien es el guapo que no queda como el mísmisimo llevándolo a la cárcel... nos vamos a divertir.
Los socialistas de la Comunidad de Madrid están escandalizados: la televisión pública de ésta singular comunidad autónoma, antaño crisol de las españas, hoy probablemente en la carrera de la competencia regional en el mundo globalizado, cada vez la ve menos gente.
Alabados sean los datos:
Telemadrid se ha colocado entre las cadenas autonómicas con peores datos de audiencia. Cerró febrero con el 13,1%, a larga distancia de Canal Sur, que con el 19,8% es la televisión pública regional con más espectadores. El ente andaluz suma otro 4,4% a través de su segunda frecuencia (Canal 2 Andalucía).
La media de audiencia de los canales integrados en la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión Autonómicos (FORTA) se colocó el mes pasado en el 16,6%. Además de Canal Sur, por encima de este porcentaje figuran la catalana TV-3 y la vasca ETB-2, que se difunde en español.
Lo dice El País, que nunca miente. Los comentarios del socialista de guardia en el parlamento regional, un tal Adolfo Piñedo, aseguran que el ente/forgendro público para el ocio de los madrileños está en "caida libre". Por contra, el Sr. Soriano, comandante en jefe de esa plaza, bastión en la defensa de España, asegura ufano en carta al público lo asombroso de su éxito:
[Telemadrid]"ha cumplido en 2005 el objetivo de realizar una televisiva de calidad y con el menor coste para el contribuyente". Según sus cálculos, el servicio público madrileño le costó a cada ciudadano 13,5 euros el año pasado, frente a la media de las cadenas autonómicas, que se situó en 33,7 euros.
La nota es un perfecto ejemplo de la miseria que nos rodea. ¿Tiene sentido una televisión pública que no se ve? ¿tiene sentido una televisión, cualquiera que sea su propietario, que no se vea? Esta paradoja de lo público y la audiencia es la perfecta demostración del absurdo de los dineros del ciudadano aplicados a la propaganda disfrazada de servicio público:
a)El socialista de guardia no se entera: 13,5% va a ser mucha audiencia en el futuro por el camino que marca la fragmentación del público. Si Soriano logra mantenerla, claro.
b)Fue la administración popular la que retiró cositas como "Tómbola", el paradigma de la llamada telebasura bajo el argumento de que eso no era un espacio para la televisión pública.
c)Los socialistas de todos los partidos siempre hablan de una televisión pública de calidad. Traducido eso significa debates, documentales, buen (sic) cine, informativos a tutiplén y, por supuesto, en prime time. Echen una ojeadita a la parrilla de Telemadrid y dígannos qué contiene. Bueno nos dirán que no son objetivos y que sirven a la manipulación informativa del partido popular, pero eso vale para cualquier televisión pública.
La pregunta del millón es, pues, qué hace el socialista de guardia clamando por audiencia si se supone que esa no es la función de una televisión pública, que tiene que darnos una programación de calidad y, seguro que sacarán la palabrita, social.
La realidad demuestra día a día, cualquiera que sea la emisora, que lo que los juiciosos políticos y sus altavoces periodísticos consideran calidad es algo que la gente no quiere ver en grado suficiente, hasta el punto de que el socialista de guardia en su papel de perro guardián y martillo de fascistas clama por más audiencia: dirán que unos buenos programadores bien progresistas harían una programación de calidad con resultados de audiencia. Y pondrán el ejemplo de TV3: eso es porque no la han visto y les da igual su déficit. Espero que no pongan como ejemplo Canal Sur, una programación que escapa del ojo crítico de la siempre culta e inteligente prensa madrileña: si se metían con José Luis Moreno, que se paseen por la socialista cadena sureña para ver el pedazo de modelo de calidad televisiva al servicio del país y su noble pueblo.
El corolario para el que lo quiera ver es bien curioso: si nos ponemos a hacer de rol público emitiendo lo que se llama calidad y que no son más que contenidos minoritarios, no lo ve nadie. O no lo ven los suficientes. ¿Cómo justifica un gobierno el dispendio oneroso de una televisión que no se ve ante la evidente falta de camas de hospital y la invención de nuevos impuestos para financiarla? Seguro que sus niños no tienen cobertura dental provista por las arcas públicas. Y si se ve, ¿cómo justifica un gobierno que se mata por la audiencia ofreciendo la misma programación que las cadenas privadas proporcionan completamente gratis?
Algunos visitantes por aquí me han argumentado el fallo del mercado y la veracidad de los informativos. Mi argumento es que el mercado no falla: en el cable y el satélite hay multitud de oferta minorataria como para cubrir sin dinero público lo que se dice que es un servicio: hay informativos, cine sin cortes, programas para niños, documentales de todos los géneros y banda sonora original. Claro, pero hay que pagar. Como si no se pagara la televisión pública. Puesto que son pocos los consumidores de esos contenidos que los socialistas de todos los partidos consideran esenciales para nuestra existencia, no está de más que el que quiera disfrutarlos los pague como quien paga un peaje en una autopista.
Que la veracidad de la información y su pluralidad dependa de que los gobiernos mantengan telediarios independientes sólo me produce risa: ¿alguien piensa realmente que la independencia y veracidad de los periódicos depende de que el gobierno tenga uno? Más bien pensaríamos lo contrario. Y, sin embargo, todo el mundo da por bueno que el gobierno no tenga periódicos y sí telediarios.
Llegados a este punto siempre me aparecen los defensores de las buenas intenciones: que si se hace bien, que si fuera como la BBC, que si la independencia, que si la protección frente a los intereses privados... Tantos sies que me parece un imposible, en todo caso un resultado anecdótico cuando se da, si es que se da. Además de un despropósito: el estado lo que debe garantizar es la igualdad de oportunidades para todo aquél que quiera poner una televisión (y haya espacio en el espectro) y para todo aquél que quiera publicar información y opinión. Pero de ahí a ser dueño de servicios de noticias... Propaganda era el nombre que le puso Stalin.
Érase una vez un rey de un país al que se le terminaron los cuentos. El rey era pobre. Cuando un rey es pobre, quiere decir que no es pudiente: un rey pobre sigue veraneando, tomándose una copa de sherry antes de comer y llamando al sastre dos veces por año para hacerse los trajes. Sobre las causas de la pobreza del rey, quizá podría manejarse el hecho de que no tenía trono: el sillón hace mucho.
El rey tenía un hijo. Pobre como él. Si el rey es pobre, el príncipe ha de ser pobre, porque los reyes no trabajan. Sólo representan. Cierta vez el rey dejó que el príncipe regresara al país que se había quedado sin cuentos. Era una forma de luchar contra el destino: puede que así, el rey tuviera trono. Y siguió siendo pobre y paseando en yate siempre cerca del país de los cuentos acabados, mirando a lo lejos y pelando unas gambas.
Tantos años pasaron, que en el país donde no quedaban cuentos a alguien se le ocurrió que bien podría el hijo del rey ser rey. Y es que el país sin cuentos tenía un héroe de guerra como regente. Falto de legitimidad se buscó al príncipe y le hizo protorey. El rey se enfadó mucho. Pero siguieron siendo pobres.
Un día murió el regente y el príncipe se transformó en rey. Siguió siendo pobre. Llamó a su padre, el rey, y le convenció para que dejara de ser rey. El rey sin trono regresó a su casa al borde del mar a dar sus paseos en yate y a hacerse retratos para las mesillas. Mientras, el rey con trono, se hizo un héroe y sus súbditos le saludaron al grito de loor al rey. Dejó un país tan pacífico y tan feliz que pudo sentarse en el sillón relajadamente. No tenía que preocuparse del dinero porque sus súbditos, muy cariñosos, ponían en sus manos todo lo necesario para hacer una vida espléndida de monarca espléndido: a cambio de representar tenía derecho a sus piscinas, su flamante velero, el otro barco, los mercedes y a las mercedes.
Pero un rey no puede ser pobre. ¿Qué sentido tiene ser rey y pobre?
En un antiguo códice del siglo XX se encuentran las cuarenta preguntas que el mercader Javier de la Rosa dirigió al valido del rey, el descendiente del primer almirante de Castilla y adelantando de las américas, pero que nunca contestó.
Ahora que Arnaldo tiene una bronquitis sobrevenida que ha derivado en neumonía (esos chicarrones del norte, dónde quedarán) y que no puede acudir a declarar ante el juez, ahora que el gobierno vasco del que tan poco me fío se ofende porque se pone en duda la intervención de los médicos forenses de su instituto vasco (por supuesto) de medicina legal (por supuesto), yo le preguntaría:
Y cuando Ortega Lara se debatía enfermo bajo tierra ¿le hubieras permitido volver a casa para continuar el secuestro después?
Soy un pedazo de demagogo.
Vía Juan Freire, que a su vez lo toma vía Juan Tomás García, quien a su vez lo recoge de Jope Moro, reproduzo este grafitti impagable:
Lo bueno es que el extraordinario Freire dedicó hace un par de días un interesante post sobre la decadencia de los buenos bloggers, apuntando precisamente a la tendencia a enlazar el trabajo de otros como síntoma de decadencia. El de hoy merece, ¿no creen? No obstante lo que dice Juan es de mucho sentido, y mi opinión la he dejado allí.
Por terminar: también le decía que el asunto recordaba mucho a una película algo fallida como Pay it Forward... si está en videoclubs no perderéis el tiempo viéndola.
Actualización:
Originalmente el tercer enlace de la cadena era Fernando Acero. O eso pone en la web de Juan Tomás. Pero es cierto que el enlace lleva a Ondas, cables, luces, cacharritos y cachivaches, de Jope Moro. El título ya de por sí promete finura y entresijos. Bueno, el misterio de Fernando Acero dejémoslo como está.
Y la gente mientras tanto, sigue pensando en que para arreglar España es necesaria la influencia de Dios o la del socialismo.
Un personaje de La Ciudad de la Niebla (1909)
Pío Baroja.
Los jóvenes, ay los jóvenes, cogieron la botella y se insubordinaron:
- Dicen que todos ellos se han convocado por internet y por los móviles. Qué malo internet. Qué poderoso internet. ¿Fue lo mismo lo del pásalo? ¿Cabe imaginarse en manos de Vladimir Ilich Ulianov o Adolfo Hitler por poner el caso?
- El precio del alcohol ha debido ser y puede que sea en nuestra historia y en la historia una buena razón para la revuelta. A las distintas juventudes españolas que en mi vida de joven y de menos joven han sido, sólo les recuerdo unas pocas movilizaciones: las de la Rioja en protesta por la subida del chato de vino, las de Cáceres en protesta por el cierre de los bares antes de lo previsto, las del Cojo Manteca que en paz descanse y, por supuesto, las de los chicos de la gasolina. No recuerdo nada de flower power ni algo verdaderamente sesudo. Hoy, los jóvenes franceses protestan por una estupidez propia de socialdemócratas - los protestados y los que protestan - como es el contrato para jovenes. Pero es mucho más elaborado, qué quieren que les diga.
- Los telediarios se desgañitan sacándonos médicos y sociólgos hablando de lo malo que es el alcholismo. La paradoja es que los muy cuidados y estilizados presentadores de esos programas no hace muchos años que también se cogían los mismos pedos que los jóvenes a los que se mira mal.
- No deja tampoco de ser estupendo que los jóvenes y las jóvenas botella en mano hayan dado material para llenar la media hora diaria sin incluir los deportes. Así parece más "noticias" y no tanto una narración de paridas y de testimonios recogidos "in situ" con las opiniones de paseantes de cualquier especie que, fíjense, nunca dicen realmente nada.
- Paradojas del destino: los Mossos d'Esquadra, brazo armado de la Generalitat, persiguiendo a palos a los jovenes insumisos. No ha mucho echaban a las putas de la calle a la fuerza. Una policía en manos de los que corrían (o dicen que corrían) delante de los grises. En Granada y olé, el ayuntamiento ha organizado el evento. Con frialdad, pero con el suficiente tono para que suene a escándalo el locutor advierte de que hubo 54 comas etílicos. Entre los veinte mil que se dice que acudieron es el 0,27%. Tenemos una juventud muy responsable, creo yo.
- Algún vecino oigo en el patio llamándolos descerebrados, pero hay que ver la de veces que me la he cogido y he salido bastante normalillo. Bueno, un sucio liberal, pero no creo que sea el alcohol: le daríamos más argumentos a Gallardón para extender la ley seca. Sepan que ese señor prohibe vender alcohol (una cerveza, vaya) a una tienda de conveniencia a un señor adulto y con todas sus facultades mentales en pleno uso a partir de las diez de la noche: me pregunto quién se ha creído que es e ignoro por qué no me he sumado a los del botellón para tirarle las ídem a la puerta de su casa.
He de decir, no obstante, que me hago viejo: es absolutamente insoportable y asqueroso cómo te dejan todo. En ese momento piensas que los de tu generación no lo hacían. Y es cuando te das cuenta de que ya no eres joven.
A veces, la vida te presenta pequeñas maquetas que desnudan las mentiras que te rodean. Se me antoja que el Athletic de Bilbao es una de esas maquetas que, en este caso, reproducen el cretinismo social en su variante valores subyacentes del nacionalismo vasco. La particularidad de la maqueta es que permite ver a nacionalistas y no nacionalistas en una misma religión aflorando su manera de pensar colectiva.
El párrafo que acabo de escribir, si lo fuera en un medio masivo, me iba a costar una condena por fascista y antivasco y mataniños. Pero soy un tipo con potra: los pocos que me leen suelen ser unos tíos inteligentes y serenamente sabrán decirme si estas piezas que les muestro sirven de maqueta representativa de esas cosas que digo.
La anécdota es sencilla. El Athletic Club de Bilbao, ese equipo hecho por gente de aquí, que te dirían en una charlita cruzando el puente de Deusto, lo está pasando mal y tiene aterrorizados a sus seguidores con la posibilidad del descenso a segunda división. Como cada vez que el Athletic se ve con mala cara, regresa el debate sobre el origen genético/cultural de los jugadores que deben vestirse esa heroica camiseta. Párrafos de un artículo de El Mundo titulado Hundidos, pero vascos:
«Dios creó a un equipo perfecto y a los demás, los llenó de extranjeros». La frase enmarcada decora la pared de numerosos establecimientos hosteleros de Bilbao y descubre el sentimiento de orgullo que supone ser del Athletic aún en los peores momentos.
En el momento de elaborar los nuevos estatutos en la Asamblea de julio de 1999 un socio salió a solicitar que se recogiera a modo de blindaje la imposibilidad futura del fichaje de extranjeros. Curiosamente, el actual presidente Fernando Lamikiz, entonces responsable del área jurídica del club, fue el que zanjó la cuestión de la siguiente manera: «Eso es algo consuetudinario, transmitido de padres a hijos. No lo podemos recoger en los estatutos porque es anticonstitucional y no nos lo aceptarían».
Los sectores disidentes se aferran a que no sería romper completamente con la tradición y recuerdan que en los inicios del siglo XX fueron varios los jugadores ingleses que se integraron en el equipo. Además, sostienen que cuando la producción de Lezama y alrededores ha sido escasa, el club ha acercado el ascua a su sardina para flexibilizar los límites y acoger a jugadores con pinzas.
Unas palabras de Mikel Lejarza, permiten ponerle una guinda liberaloide a esta maqueta:
El Athletic debe fomentar la cantera, pero también la democrática idea de que todos somos iguales, que la afirmación de uno no tiene que significar la negación del otro y que se puede ser fiel a los propios valores sin renunciar a los de los demás.
...preguntémonos que nos ha llevado hasta la peor situación en 108 años de magnífica historia. Probablemente descubramos que las recetas de la primera mitad del siglo pasado no sirven en éste y que quien se empeña en parar el reloj de la Historia fracasa siempre.
Ahí está: tierra, patria, dios, las fronteras del derecho... y lo que no se dice. Que nada tiene sentido si no se encuentra en el marco de la liga española. Vean esto como un hecho, no como un intento de llevar el ascua a mi sardina. Fue el ABC de Ansón el que publicó aquella memorable primera página que decía más o menos "El Athletic de Bilbao, único equipo con 11 jugadores españoles". El conflicto entre tradición, tantas veces pueblerina, y el mundo moderno en un crisol pequeño como un equipo de fútbol. Unamuno se hubiera entretenido.