sábado, marzo 18, 2006

Escenas de una batalla



Los jóvenes, ay los jóvenes, cogieron la botella y se insubordinaron:

  • Dicen que todos ellos se han convocado por internet y por los móviles. Qué malo internet. Qué poderoso internet. ¿Fue lo mismo lo del pásalo? ¿Cabe imaginarse en manos de Vladimir Ilich Ulianov o Adolfo Hitler por poner el caso?

  • El precio del alcohol ha debido ser y puede que sea en nuestra historia y en la historia una buena razón para la revuelta. A las distintas juventudes españolas que en mi vida de joven y de menos joven han sido, sólo les recuerdo unas pocas movilizaciones: las de la Rioja en protesta por la subida del chato de vino, las de Cáceres en protesta por el cierre de los bares antes de lo previsto, las del Cojo Manteca que en paz descanse y, por supuesto, las de los chicos de la gasolina. No recuerdo nada de flower power ni algo verdaderamente sesudo. Hoy, los jóvenes franceses protestan por una estupidez propia de socialdemócratas - los protestados y los que protestan - como es el contrato para jovenes. Pero es mucho más elaborado, qué quieren que les diga.

  • Los telediarios se desgañitan sacándonos médicos y sociólgos hablando de lo malo que es el alcholismo. La paradoja es que los muy cuidados y estilizados presentadores de esos programas no hace muchos años que también se cogían los mismos pedos que los jóvenes a los que se mira mal.

  • No deja tampoco de ser estupendo que los jóvenes y las jóvenas botella en mano hayan dado material para llenar la media hora diaria sin incluir los deportes. Así parece más "noticias" y no tanto una narración de paridas y de testimonios recogidos "in situ" con las opiniones de paseantes de cualquier especie que, fíjense, nunca dicen realmente nada.

  • Paradojas del destino: los Mossos d'Esquadra, brazo armado de la Generalitat, persiguiendo a palos a los jovenes insumisos. No ha mucho echaban a las putas de la calle a la fuerza. Una policía en manos de los que corrían (o dicen que corrían) delante de los grises. En Granada y olé, el ayuntamiento ha organizado el evento. Con frialdad, pero con el suficiente tono para que suene a escándalo el locutor advierte de que hubo 54 comas etílicos. Entre los veinte mil que se dice que acudieron es el 0,27%. Tenemos una juventud muy responsable, creo yo.

  • Algún vecino oigo en el patio llamándolos descerebrados, pero hay que ver la de veces que me la he cogido y he salido bastante normalillo. Bueno, un sucio liberal, pero no creo que sea el alcohol: le daríamos más argumentos a Gallardón para extender la ley seca. Sepan que ese señor prohibe vender alcohol (una cerveza, vaya) a una tienda de conveniencia a un señor adulto y con todas sus facultades mentales en pleno uso a partir de las diez de la noche: me pregunto quién se ha creído que es e ignoro por qué no me he sumado a los del botellón para tirarle las ídem a la puerta de su casa.
He de decir, no obstante, que me hago viejo: es absolutamente insoportable y asqueroso cómo te dejan todo. En ese momento piensas que los de tu generación no lo hacían. Y es cuando te das cuenta de que ya no eres joven.