Arcadi Espada acaba de publicar su discurso. Elijo algunos pasajes del texto:
Desde hace ya algún tiempo, y para evitar las molestias e incomodidades de la nación cultural, hemos inventado un artefacto. A veces catastrófico, desde luego. Pero que hoy, después de mucha sangre y muchos azares, vive el período seguramente más libre y justo de su historia. El artefacto es una nación a la que llamamos España. Desde luego, no una nación cultural. Nunca lo ha sido. Sólo, y nada menos, que una nación de ciudadanos.
Quiero plantearles, por último, la que, a mi juicio, ha de ser, una actitud central de los ciudadanos que apoyen este proyecto que nosotros hemos llamado posnacionalista. Esta actitud es la desobediencia. Seguramente habrán reparado ustedes, más de una vez en esa curiosa forma de denominar a algunos partidos, y muy particularmente a los partidos nacionalistas, que consiste en llamarles “partidos de obediencia nacionalista”. Es muy apropiado. Para estos últimos es realmente apropiado. Porque el nacionalismo es, en efecto, y por encima de cualquier otra cosa, una obediencia. Una obediencia debida. Una obediencia debida a un ser superior.
Para regalo de mi ego, Stephane Dion (la claridad, divino tesoro), también es citado
El resto, léanlo. Es lo más interesante que ha pasado en la política española desde que Felipe González ganó las elecciones.
Actualización:
Vía Criterio, encuentro este video que recoge los primeros cinco minutos de la intervención de Arcadi. Muy entretenido. Por cierto, no he visto nada en ningún telediario, y hoy estoy malito en casa, puedo zapear de lo lindo.
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