domingo, marzo 12, 2006

500 preguntas al nacionalismo español


Nada menos. Ayer me encontré en mi rutinario paseo sabatino por las librerías con este volumen de título más que prometedor: súmesele la presencia de palabras en contra de Pío Moa y las de palabras a favor de, atención, Pilar Rahola y ya suponen que no me he podido resistir.

Tengo una primera sensación doble de un rápido recorrido de sus páginas: la de que son preguntas pertinentes y la de que, simultáneamente, están plenamente dirigidas para justificar todos los puntos del nacionalismo no español. Y esto no es nada malo en sí mismo, bien al contrario puede convertir el ejercicio de lectura en algo tendiendo a lo apasionante.

Empezaré por enseñarles al autor, Oriol Vidal:
a) Dedicatoria

A Enrique Aparicio Pantaleón (1906-1987), mi abuelo, ciudadano de la España del pasado que creía en una España con futuro. A Aldo, Bruna, Iris y Judit, ciudadano y ciudadanas de la España del futuro, cualquiera que sea el destino de ésta.

b) Cita de apertura

"En España, para muchas gentes, casi todo el pueblo, hablar del nacionalismo es ocuparse de las pequeñas particularidades del vasquismo, catalanismo o galleguismo. Precisamente esos movimientos son incompatibles, o al menos contrarios, al nacionalismo del que aquí hablamos, el nacionalismo español"

Onésimo Redondo, 15 de febrero de 1932 (para los que son muy jóvenes, prócer de Falange Española)

Precisamente este quien les escribe siempre se ha quejado de la deficiente formulación de una idea de España que descarte una visión nacionalista de la propia España en lo que tiene el término nacionalismo de deficiente, totalitario, injusto y oprobioso. La cita de Redondo es terrible: muestra la esencia de muchos problemas, la incompatibilidad de visiones. Pero, por el contrario, puede darnos los puntos de apoyo necesarios para tener un debate sereno sobre España y sus nacionalismos: es tan claro el componente totalitario del nacionalismo tradicionalista español que habita en nuestros genes colectivos que existe la posibilidad de hacer la pregunta a los nacionalismos periféricos, ¿por qué mi nacionalismo sólo puede ser fascista y el tuyo no? Alguien dirá que porque el primero ganó y el segundo perdió. Pero eso no evita, y menos en la actualidad, que digamos que eso fue posible, pero el primero se pudrió y se autoinmoló de agotamiento en el transcurso del tiempo y el segundo puede correr, si no lo corre ya, el riesgo de reproducir y convertirse en el mismo ente totalitario que dice combatir.

Sigamos. De la introducción de Vidal extraigo rápido una sencilla declaración de intenciones:
500 preguntas al nacionalismo español es un libro planteado a la contra, escrito por un abogado del diablo. Va dirigido a toda persona que se sienta implicada en la política española; a toda persona que, a su manera, esté preocupada por España; a toda persona cuyos intereses se jueguen para bien o para mal en la arena política de este país. Por supuesto, como el título indica claramente, mi intención es dirigir este libro sobre todo a aquellos que se sientan parte integrante, activa o pasiva, del nacionalismo español.
Y una serie de aclaraciones pertinentes:
Se trata de poner sobre la mesa estos argumentos y actitudes [los del nacionalismo español] y darles la vuelta a ver si se sostienen.

Las preguntas están por contestar, y este trabajo queda exclusivamente reservado al lector.
Pilar Rahola, exuberante, brillante, exagerada, coherente e incoherente, desmesurada, racional, irritante, y fascinante todo ello en suficientes dosis para amarla, odiarla o sólo soportarla según el día (si hasta creo que se parece a mí) envía a Vidal un prólogo a favor extraordinario:
Sobre España no debatimos, a lo sumo nos peleamos, y en la mayoría de los casos, el flujo de las ideas parte del estómago y no del cerebro.
Notas sobre el problema de la legitimidad, en plan Gil de Biedma, de la posibilidad de una España de la que te puedas sentir orgullosa:
Pero la España democrática, la que poetizó Machado y lloró Goya, la que amó Aranguren y cantó Víctor Manuel, esa España casi nunca venció en la historia.

Me dirán que lo ha hecho ahora y será verdad.
Y una asunción de lo que prima en el fondo de este debate, el tedio:
A Cataluña le fatiga no resolver España. A España le fatiga que Cataluña no la vea resuelta.
Pío Moa, polémico inevitable, con la simpatía que me produce el incorrecto y mi desafecto por determinados matices de sus tesis (esa insistencia en que aquí se da un golpe de estado encubierto... pero eso es otro debate) se aviene a aceptar el papel de malvado poniendo el dedo en la llaga:
La ausencia de una contestación sistemática a los separatismos en el terreno de las ideas y de la propaganda ha tenido efectos nefastos. Esa pasividad ha facilitado el declive de la democracia en ambas regiones y ha creado una opinión pública entre personas de buena fe que han acogido los argumentos separatistas a falta de contrarios.
Moa celebra el texto:
El libro del señor Vidal me parece excelente por cuanto recoge de forma sistemática las posiciones nacionalistas-separatistas, y lo hace de buena fe, como he dicho. Constituye una guía invalorable para quien quiera informarse al respecto. Pero, a mi entender, tales posiciones se asientan sobre arenas movedizas.
Oriol Vidal lanza un reto interesante que me permite ofrecerles una nueva provocación: "este libro es una oportunidad para que se escriban otros muchos libros". Esto es una bicoca en la era de la blogsfera. Quinientas preguntas son muchas preguntas: ¿alguien se sumaría a crear con servidor un nuevo blog con multitud de autores de todas las tendencias para recoger una a una las quinientas preguntas e iniciar al correspondiente y masivo debate?.