miércoles, mayo 16, 2007

Tesoros escondidos en el log



Si existe un rito entretenido para todo blogger que se precie a sí mismo un poco (todos, caramba, que si no dejan de serlo) es el de la indagación regular en el contador de visitas de su elección. El que diga que no lo mira miente, el que diga que no le importa, miente más: es una cuestión de autoestima creer que, verdaderamente, hay gente que acude espontáneamente a leerle a uno, qué coño, y mucho más comprobar que hay un puñadito, ese porcentaje reducido que dicen tus estadísticas, que va y repite.

Uno va de barato, así que como no paga tiene la cosa limitada a las cien últimas entradas. Postrado por mi metabolismo erróneo, tengo tiempo de hacer datamining y descubro perlas ocultas. Miren a ver si les interesa, que da su juego:
  • ¿Por qué repentinamente tengo tantas entradas desde Venezuela de personas que buscan en Google términos como socialismo del siglo XXI y socialismo moderno? En primer lugar, porque Google funciona muy bien y sabe perfectamente que he etiquetado varios posts sobre la cosa recientemente. La inquietud esencial de esta primera alhaja es ¿buscan los venezolanos desesperadamente referencias sobre lo que es el socialismo del siglo XXI? ¿Para abrazarlo o para salir corriendo? ¿Acojonados o alborozados? ¿Son los esbirros de Chávez buscando una campaña internacional orquestada contra él? ¿Es un solitario periodista analizando la repercusión foránea de tanto tropicalismo? Mis seguidores amorosos dirán: déle Berlin, ahí comienza una novela del siglo XXI

  • Mountain View, California, es la sede de Google. Es algo que todos los que tenemos tecnomanía (¿yo freak?, pero si sólo conozco cuatro comandos de html...) sabemos fuera de toda duda. Tengo un lector recurrente e infalible desde allá, que tiene su sistema operativo en español. ¿Dónde estás? ¡Manifiéstate! ¿Y si resulta que su IP sale desde allá pero me lee desde la sede de Madrid? Usted perdone, I'm not evil, no pretendo violar su intimidad ni obligarle a su exposición. No quiero que mis seguidores crean que les miro sus calzocillos telemáticos de forma perversa para premiar o castigar su lealtad, pero es que está ahí, ¿eh? Yo no he inventado esto.

  • Con todo, una sonrisa fraterna me asalta espontáneamente al ver que, una y otra vez, reaparece Issy-les-Moulineaux, en la Isla de Francia y creo que es el bueno de Citoyen, que me contaba que seguía leyéndome desde la responsabilidad de sacar su carrera para ser mi abogado (¿o no lo ibas a ser, Luis?), y que pensará que últimamente me parezco a ese anatema, un editorial de El Mundo. Bueno, y si Issy-les-Moulineaux no es Luis El Ciudadano, bienvenido sea, pero me reconforto con que aparecen más visitantantes de la Isla de Francia, París y Saint-Dennis, y alguno será Luis (o más le vale).
Este ejercicio en plan Dan Brown se me completa automáticamente con todos los sonoros nombres de poblaciones españolas que entre Telefónica, Ono, Euskaltel y Comunitel me dan de sus centralitas. Me apasiona verlos: Alboraya, el barrio de Prosperidad en Madrid, San Pedro de Ribas, Derio, Santa Ana, Arroyo... Y con los propios de una novela de Bolaño: Bucaramanga, San Antonio (Texas), Guadalajara (estado de Jalisco). En fin, ahí queda eso.


P.D.: Si pongo Dan Brown, ¿me tienen que entrar un montón de entradas de Google, ¿no?. Voy a escribir sexo anal, así, sin venir a cuento, que traerá muchos visitantes que no sirven para nada. Ya les cuento, especialmente si me vetan por contenido inapropiado (me refiero a Dan Brown, claro).