La entrevista es en muchos momentos emocionante. Aparentemente, resultaría un contenido propio de los caminos comunes de la fraternidad, el progresismo y el antioccidentalismo simple que suele ser habitual: una escuela de mujeres saharaui apesta, a priori, a gran discurso de feminista a sueldo de un ministerio español. Pero es un canto a la libertad individual, a lo mejor sin que la entrevistadora ni la entrevistada se lo propongan. Incluso aunque en el lenguaje aparece contaminado de algunos sesgos propios del tópico progresista, de lo que se habla es de la fuerza de los hombres libres (las mujeres) capaces de seguir su propio destino. Extraigo algunos momentos:
Pregunta. ¿Cómo surge el proyecto de la pizzería para Dajla?
Respuesta. Gracias a un microcrédito aportado por unos amigos míos. Esto no es ayuda internacional. Reunieron 800 euros para que empezásemos con la pizzería y ahora da empleo a un pequeño grupo de mujeres, que también vende bocadillos y refrescos. Así llevan dinero a casa. En la Escuela de Mujeres de Dajla enseñamos además otros talleres, como peluquería, confección de alfombras, costura y pastelería, que después revierte en las familias. Pero hace falta más financiación por este sistema.
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P. ¿Y esa progresiva economía de mercado no será aprovechada como excusa para mantener los campamentos?
R. No podemos invertir en nada duradero, pero hay que buscar salidas. Necesitamos pasar de ser un pueblo asistido a un pueblo independiente, y esto no se conseguirá si dependemos sólo de la ayuda internacional. La formación de las mujeres es muy importante porque son las que sostienen el campamento: esto es una sociedad matriarcal, aquí no verás una sola jaima levantada por un hombre.
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P. ¿Qué significa la ayuda internacional para las economías familiares?
R. Tres kilos de harina, uno de arroz, uno de lentejas, medio de azúcar y un litro de aceite al mes por familia. Mucho ruido y pocas nueces. Es una miseria. España es la gran beneficiaria del acuerdo pesquero que la UE ha firmado con Marruecos y gracias al cual Rabat recibirá 161 millones de euros de Bruselas. Además, entre otras ayudas, España le ha destinado un crédito de 16 millones para reestructurar su flota artesanal. Y todo para que vuestros bancos de peces descansen y los nuestros se fastidien. ¿Y cuánto se destina a la cooperación internacional al Sáhara? Cuatro millones de euros; ni siquiera cubren los intereses por explotar nuestros recursos.
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P. ¿Sirve de algo el programa de aumento de natalidad?
R. Tengo un objetivo: que cuando una mujer abra las piernas sepa por qué lo hace. ¿Quieres colaborar con el gobierno y aumentar la familia? Bien, pero piensa en qué condiciones. ¿Por qué se nos pide aumentar la población? Porque si no somos muchos, no nos hacen ni caso. Si sólo somos miles nos pueden acribillar, pero no tanto si llegamos al millón. Bien, pues vamos a parir pero con condiciones: que pongan alimentación, sanidad, educación, comodidad y entonces aportaremos hijos. Soy un ser humano y no un conejo.
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P. ¿Eso también se enseña en la Escuela de Mujeres?
R. Las jóvenes me tienen mucho respeto y por eso intento hablar con ellas y darles opciones: "Podéis limitaros a preparar té y dar conversación a los hombres o bien aprender un oficio, salir adelante y decidir sobre vuestras vidas". También se habla de los derechos de la mujer, del islam laico que tenemos: aquí eres tú y tu Dios. Las mujeres no deben ser sumisas ni a los hombres ni a la sociedad.
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