miércoles, mayo 16, 2007

Si antes lo digo...


Siempre vigilante, meritorio seguidor de estas páginas y nunca suficientemente bien reconocido, esa bella alma que es el no escritor Nacho/Ignacio, que tanto monta, me alerta de una pieza de ese amigo que es Citoyen. Hoy, que creía ver su rastro. Yo añadiré otra, porque es de lo mejor que ha escrito.

La pieza de referencia es sobre Sarkozy: no es oro todo lo que reluce. Ya lo sospechábamos. Advierte de que no es un verdadero liberal. ¿Se ha presentado verdaderamente así alguna vez? No sé por qué, siempre pensé que era un político, por tanto no se puede esperar coherencia plena: la ambición por permanecer en el poder, por alcanzarlo previamente, y la realidad, maldita realidad, que trastoca todos los planes y termina por laminar cualquier ideología. Después están, claro, esa cosa que llamamos las debilidades humanas y que consisten, básicamente, en reiterar que la coherencia no es una característica propia del chimpancé, sólo es un intento de apariencia que puede salir más o menos bien si se pretende cierta honestidad intelectual. Me olvido, por supuesto, de la vocación deliberada por el timo, una tradición del simio que habla. Y nos queda la guinda: después de todo es francés y hablamos de Francia. Quizá es que se espera un Blair de derechas. Pero la sentencia de Luis es demoledora:
Su programa, se parece mucho más al de Chávez que al de Margaret Thatcher, de hecho, ha sido evaluado casi como igual de costoso que el de la candidata socialista. En realidad, la política del gobierno socialista en España es infinitamente mas liberal que la que propone Sarkozy.
Pobre Francia.

Queda la otra pieza, mucho más sutil. Mi amigo Luis, que se desprende de su redacción precisa y pulcrísima de jurista honestísimo y racional y escribe con el corazón:
Siento estar anquilosado en la reaccionaria idea de que la buena educación es algo superior a la mala y sobre todo, que esta no reside ni básicamente en el lenguaje ni en las formas sino que es una cualidad del espíritu que las demás personas educadas presienten en quien la posee. Parece evidente que la nueva política no es para los que como yo seguimos siendo partidarios del “pensamiento único” de la civilización