miércoles, mayo 09, 2007

De grises


No, no hablamos de ex-policías hoy llamados nacionales (ozú, pero qué referencia colorística tan arcaica), sino de las gamas imperantes en la política nacional (estatal, estatal...). Para qué contarlo uno, si Juan Carlos Escudier lo cuenta muy bien:
PSOE y PP están de acuerdo en casi todo. Ambos creen que la monarquía es una bendición del cielo, aunque a su encarnación en la tierra la caza mayor le distraiga de cumplimentar a las nuevas yemas de su árbol genealógico; los dos partidos se consideran satisfechos con el nivel actual de los servicios públicos y, por tanto, ninguno desea que el Estado engorde; los dos son partidarios de confiar en exclusiva a la iniciativa privada la responsabilidad del crecimiento económico; los dos sostienen que la inseguridad se combate con más policías; los dos están de acuerdo en que para aumentar el empleo no hay que reducir el tiempo de trabajo; los dos defienden que las futuras pensiones se recalculen aumentando la vida laboral de los jubilados; los dos consideran que el precio de las viviendas no puede subir tanto, pero, en ningún caso, debe bajar; los dos alaban a Solbes y a Rato; los dos están por bajar los impuestos; los dos centran en la enseñanza del inglés la piedra filosofal de la política educativa; los dos se abrazan a Europa; a los dos se les llena la boca de regeneración democrática, pero sólo en campaña electoral; los dos quieren controlar la Justicia; los dos pugnan por colocar a los suyos al frente de las grandes empresas; los dos tratan de impedir por los mismos medios la llegada de inmigrantes; los dos mantienen una preocupación selectiva por los derechos humanos en otros países; los dos llenan el cepillo de la Iglesia católica; los dos están por conceder a los homosexuales todos los derechos, aunque uno se oponga a que se llame matrimonio a sus uniones; los dos son conscientes de que el Senado es una castaña; los dos pactarían con partidos nacionalistas para alcanzar el poder; y así.

Las diferencias, ni son tantas ni tan dramáticas, y las más son de matiz. Al PP le preocupaba mucho que España se rompiera, pero sólo a la altura del Ebro, porque en otros estatutos de autonomía han acordado lo que negaban a Cataluña; el PSOE lleva un tiempo jugando con la memoria histórica hasta reducirla a un diploma de buena conducta; lo importante, que el Estado indemnice por las confiscaciones de la dictadura a los particulares, ni está ni se le espera, que para eso ya pillaron los partidos y volverán a hacerlo para hacer justicia cuando sea necesario.
El articulito se llama "Zapatero y Rajoy: los matices del gris". Bien podríamos decir que los matices de gris se deben a que uno encarna el bochorno y el otro el sueño de lo perenne como programa político. Así nos va.