sábado, mayo 05, 2007

Lecciones de periodismo a escondidas



Las cosas de ser una pequeña ciudad de provincias en el contexto de eso que ahora llamamos el mundo global, probables dosis de papanatismo, la muy acendrada costumbre del qué dirán y notables dosis de oportunidad política (es decir, de reforzamiento de la línea editorial), conducen a nuestra querida prensa a preocuparse mucho de lo que dice la prensa extranjera sobre los avatares domésticos.

Si la cabecera que honra la dignidad patria dedicándole sesudos artículos es de buena y verdadera reputación, la cosa se pone golosa para hacer noticia de la noticia. No cabe duda de que The Economist es una cabecera reputadísima (se lo digo yo, que la leo todas las semanas a ver si se me pega algo). Eso hace El Mundo hoy, que titula: 'The Economist' vaticina «vientos menos favorables» para España.

Lo de menos es si vaticina lo que vaticina o no. Más que nada porque eso, lo diga quien lo diga, no es noticia. Diré por qué. El diario confiere valor de confirmación a las palabras del rigurosísimo noticiario británico. La atenta lectura de las cuatro páginas permite concluir lo siguiente:
    a) que The Economist dice, con otras palabras (esto es importante), eso

    b) que no dice nada, absolutamente nada, que no conozcamos quienes leamos la prensa española

    c) que lo admirable es que el señor corresponsal ha reproducido a la perfección los datos y ha analizado esos datos con perfecto conociminento del terreno

    d) precisamente por ello, uno se da cuenta de que si no viviera en España, entendería perfectamente los sucesos a través del artículo y el corresponsal

    y e) seguramente cabe esperar lo mismo de las noticias sobre otros asuntos y países que publica la reputadísima cabecera (por algo será).
Pero lo que no hace The Economist es lanzar ningún scoop con información privilegiada, aportar modelos econométricos misteriosos ni nada por el estilo. Es decir, no vaticina nada, informa. Sólo hace periodismo. Así que un servidor de ustedes lo que realmente percibe es cierta miseria provinciana del periodismo hispano, que busca confirmarse fuera, que no parece capaz de dar el mismo rigor a sus informaciones y que sólo aumenta la credibilidad sobre asuntos españoles de un medio foráneo sin que la propia del medio aumente a ojos externos.

Miseria provinciana, por otro lado, de un país que juega en primera división mundial, pero que, como sería la distancia entre Madrid y algunas de nuestras capitales de provincia, tiene la distancia que le corresponde con Londres y Nueva York, que son nuestras capitales: deseosos estamos de que se acuerden de nosotros. Aún decimos con admiración: "se ha ido a vivir a Nueva York", y nadie se pregunta por qué irse a vivir allá supone un plus de nada. ¿Lo es?. Para la higiene mental me atrevo a decir que sí.


(Uno de esos posts que no interesarán a nadie. Es que mi vida sin Mapuche no es lo mismo, ya no me pongo proustiano)