martes, febrero 28, 2006

Inesperado: El País confirma la incompetencia del Gobierno


Ernesto Ekaizer, brazo armado habitual del diario para culpar a El Mundo y a Mario Conde de todos los desastres del gobierno de Felipe González publica hoy una columna sentenciadora. El párrafo, viniendo de donde viene, le deja a uno tranquilidad de conciencia después de tanto palo y lenguaje grueso que he dedicado al ocupante de La Moncloa:

El Gobierno ha sufrido tres derrotas preliminares en esta guerra. La primera: el mercado bursátil superó holgadamente los 21,3 euros por acción de Endesa ofertados por Gas Natural, 65% en papel y el resto en metálico; la segunda tuvo lugar cuando el Tribunal de Defensa de la Competencia se pronunció en contra de la operación; por último, aunque no menos relevante, la tercera derrota llegó con la entrada en escena, inesperada, de E.ON. Todo esto ha aflorado una realidad: la operación en marcha era obra más de aficionados que de expertos financieros.

Pero claro, como todo en la izquierda a la violeta consiste en que si nos pillan, si hacemos cosas absurdas, si da vergüenza cómo las hacemos o si la acción resulta un excremento resulta que la odiada derecha lo ha hecho peor, pues a eso se dedica.

El resto es una sucesión de relatos de intervenciones del Gobierno de José Mª Aznar en múltiples operaciones económicas de distinto grado de vergüenza. En esta página ya hemos dicho que Aznar, a pesar de sus hagiógrafos, no fue un liberal precisamente. Conservador, sí; liberal, no. Y tiene razón, por supuesto, en ponerlas en evidencia.

Pero lo que se pone en evidencia no es lo importante. La gente como Ekaizer (o Estefanía, o la propaganda habitual de PRISA) sabotean el verdadero problema. El problema es que los gobiernos españoles intervienen donde no deben y que ya va siendo hora de terminar con tanto abuso gubernamental y tanta intervención en las grandes empresas. Va siendo hora de que los organismos reguladores sean creíbles. La actitud real consiste en salir a pitar un penalty injusto, no en aplicar las reglas de juego como se deben aplicar.

De nuevo, los principios liberales nos pondrían a salvo de este abuso continuado y del que en el fondo tanto nos quejamos en este país: el amiguismo, el abuso de poder, la prepotencia de los clanes conectados con el poder, la ausencia de competencia en igualdad de condiciones. De todo eso no escribe Ekaizer. Ni El País. Ni El Mundo, ni La Vanguardia... ¿Será porque sus dueños juegan a lo mismo?

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Generalas


Bono nunca deja de sorprender con su retórica. Pronto llegará el día en que se deje bigote y se retrate con tricornio. Si su gabinete de prensa le pasara lo que voy a poner aquí y yo fuera algo que le inquietara, si siquiera la cadena ser se ocupara de mí, yo desde hoy sería un machista y un retrógrado.

Es que dicen que Bono dice que en la Guardia Civil y en el Ejército todo iría mucho mejor si la mitad de sus generales fueran mujeres. Acabo de caer en cómo formular el comentario para no ser machista: si es mejor ¿por qué no todos?. Todas, quiero decir.

La compañera vicepresidenta, señora Fernández de la Vega, intervino ante los militares y yo no me resisto a reproducirles tal cual lo que pone en el periódico de Pedro José:

...declaró estar «cómoda» y resaltó que el acto «refleja que España es un país plural, moderno y avanzado». Felicitó al titular de Defensa por la «seriedad, rigor y prioridad» al abordar la incorporación de la mujer a los ejércitos y aseguró que hoy la integración es «una realidad incontestable»


La repetición del término plural en la administración zapateril es divertida y sospechosa. Deben ser cosas de los socialdemócratas, deben ser herencias del pasado marxista, eso de la transformación social. Y no, no es que no esté uno a favor de que las mujeres no sean militares, ni que puedan ser generalas. No, no, no es eso: uno es partidario de que todo el mundo pueda desarrollar la vocación que le venga en gana y que no haya barreras para ello y que cada cual tenga la mejor suerte que su mérito le dé. Pero a ustedes vosotros ¿toda esta retórica metida con calzador de la mitad meridiana de los generales, de los ministros del gobierno, de los jovenes y las jovenas no os parece un discurso en el fondo impositivo, un poco tontería de querer ser moderno aunque la gente no quiera ser moderna?

La discriminación por el hecho de llevar apellido, positiva dicen, no deja de ser discriminación. Que las personas ocupen puestos independientemente de sus méritos, pues no sé yo si es lo moderno.

Bono dice que pedir el cierre de los ejércitos es demagógico. Decir que porque la mitad de los generales sean generalas el ejército será mejor no parece menos demagógico. Al menos, no resiste el análisis de la lógica. Y tiene algo de machista y discriminatorio: si hay igualdad de sexos la proporción de incompetentes debería ser similar. Digo machista porque se cumpliría la mejor sentencia que he leído jamás sobre la discriminación de la mujer. Es de una ejecutiva americana: "creeré que hay igualdad cuando vea a una mujer incompetente en un puesto de responsabilidad". O sea, que la política de integración habrá triunfado cuando el ejército funcione igual de mal o de bien que ahora pero con mujeres generales, generalas o como se diga.



P.D.: ¿a general llegan los mejores? Es que yo no hice la mili. ¿Me ha quedado machista esto? Es que nunca se sabe.

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lunes, febrero 27, 2006

Política


Los estrategas de comunicación del Gobernante dejaron preparado ayer un mítin para su lucimiento: son los juegos de estrategia, la oposición me llena los telediarios el sábado y la mañana del domingo con su manifestación, yo lo dejo todo preparado para salir en directo en el telediario de las tres. Juega en casa, con Manolo Chaves y un grupo de entregados (¿alguna vez habéis ido a un mítin?) a los que se reparten banderas del partido que, de otra forma, no se podrían tener: son de un plástico excelente. En los tiempos de la pasión política la gente hacía las pancartas en casa. En la algarada, el Gobernante pide al PP que le apoye en la lucha contra ETA. Si quisiera que le apoyara, probablemente no lo hubiera dicho en público, hubiera llamado a Rajoy y lo hubieran pactado en silencio. Luego lo pido para dejar en evidencia al otro, que no me contestará o dirá que no. Es la política.

Esquerra Republicana sale corriendo a decirle a ETA que es inoportuna. Es inoportuna porque diciendo lo que dice, lo bien que va la tregua catalana, no se mejora el estado de opinión pública para que salga el estatuto ansiado. Aunque sea recortado, porque el año que viene pediremos más, ¿qué ha cambiado para que no sea así, si siempre ha sido así? Esquerra no parece comentar en las líneas de prensa que leo que se trate de señores con pistolas habituados a matar gente por la espalda. Durán i Lleida lo ha tenido más claro: le dice a ETA que no cuenten con él. El Gobernante, en Sevilla, volvía a decir alto y redondo la palabra paz asegurando que no cederá ante los violentos. Qué tal si empezamos por llamarlos asesinos: es para distinguir violencia y técnicas modernas de lucha política de las minorías del código penal. No hacerlo es la política, supongo.

Los del Partido Popular gritan e insisten en que sus cifras de manifestantes son ciertas y verdaderas. Ante las fuentes del bando contrario, la delegación del Gobierno, que las reduce en una proporción así, en números redondos, de 17 a 1, creen que les insultan la inteligencia. A mí me insulta la inteligencia que me quieran hacer creer esa cifra. El sindicato de polis que apoya la manifa habla de quinientos o seiscientos mil. Ignoro - no he encontrado - el método de cálculo que emplean, pero ya tienen una enjundia clamorosa: de ahí al millón setecientos mil, es todo poco discreto. Uno aún recuerda la del 23-F del año de Tejero y la del entierro de Tierno, incluso la del 11-M. Nadie sabe cuántos fueron a las dos primeras, no deben quedar fotos aéreas o nunca las hubo, pero no creo que pudieran ser menos que en la del sábado. Y no es por quitarle éxito, que lo tuvo. Pero repitiendo y repitiendo una cifra acongojante, supongo que reiterada en los medios afines, el público objetivo se refuerza en sus intenciones. El Mundo, por ejemplo, en vez de hacer su cálculo, habla de guerra de cifras. No miente, pero no busca la verdad. Viceversa: los medios afines al gobierno vigente buscarán todas las debilidades del cálculo ajeno y se agarrarán a las fuentes gubernamentales y al pulcro y últimamente serio en estos menesteres, que hace el diario El País.

Todo esto debe ser la política. En lo bueno y en lo malo.

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domingo, febrero 26, 2006

Doscientos mil y gracias


No entiendo por qué el gobierno de Esperanza Aguirre se empeña en dar cifras siderales y absurdas de la manifestación de ayer. Casi doscientos mil es un éxito, es mucha gente. No es que lo diga El País, es que es lo que dan las cuentas. Reproduzco una foto aérea con la medición del espacio de la manifestación y su superficie. Aplicadle lo de 3 personas por metro cuadrado y sale bien. Si le ponéis cuatro salgo algo más, pero no tienes en cuenta los muchos sitios en que esa cifra no es posible (fuentes, semáforos, etc.) En El País Revisado dediqué un amplio post a mediciones de este tipo y a las mejores fuentes para analizarlo. Malaprensa es el sitio que más y mejor ha desmenuzado ese tipo de cuestiones, tenéis los links en mi post.



6,32 hectáreas, por diez mil, son sesenta y tres mil y pico metros cuadrados, que por tres personas nos dan unos 190.000. Aplíquense todos los factores de corrección al alza que se quieran, pero el millón de Esperanza es imposible.

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Es tan largo que me vengo aquí


Con las armas en la mano. A mi explicación ausente de palabras gruesas de mi insistencia en denigrar a José Luis, el amigo Citoyen (Aux armes citoyens!!!) me invita a criticar conjuntamente al habitante de La Moncloa: me puse a ello, pero me salió un comentario tan, tan largo que lo pongo aquí:

"Criticar no siempre es gratis. Es gratis hoy aquí porque no vamos a la cárcel. Siendo tan alto el coste potencial, algo debe de tener de buena la crítica.

Voy rápidamente al grano: ¿Sabes la sensación que me produce tu artículo? La misma que tuvimos con Felipe González. Aquéllos días eran como de magia, el mundo iba a ser increíble. He visto a gente mucho más joven que yo saludar la llegada de Zapatero con los mismos mecanismos ingenuos: todo va a ser estupendo, ya verás... ¿ya verás qué? Nadie sabía contestarme: veríamos el mundo florecer, cambiar... Es tan humano. Como el tópico: éramos jóvenes. Como ese otro tópico tan molesto: no estábamos desengañados. Es después cuando el desengaño se torna en algo de conocimiento de la vida y de la naturaleza humana que puede modificar la palabra desengaño, tan triste, de tan poca esperanza, por algo de realismo en lo que supone esperar un mundo perfecto o un mundo que se puede cambiar decididamente a mejor en el transcurso de una legislatura, una vida o por la trayectoria de un político. Vamos, que la vida es más compleja, y que cada generación tiene que aprender en sus carnes por qué las anteriores decidieron lo que decidieron.

Lo que vemos con Zapatero es algo que los británicos gustan en decir: las buenas intenciones no bastan. Como el paro es malo, lo voy a erradicar (buena intención), así que prohibo los despidos: arbitrismo desastroso que termina conduciendo al paro masivo encubierto, a la disminución de renta y a la pobreza. Ejemplo histórico: la Unión Soviética. Otras causas había, es cierto: no era sólo la ausencia de libertad de contratación, pero es un elemento más. Sirve para explicar lo de las buenas intenciones. Él, cuando se le acercan los españoles de a pie pidiendo un autógrafo suele escribir, antes de firmar, "paz". Ya. ¿Se cree que es el único que la quiere? ¿Se siente superior por decirlo? ¿Sabe cómo se consigue? ¿O es que tiene buena intención?.

Así que tenemos un primer ministro que nunca ha gobernado, que casi no ha liderado un partido de oposición, que pese lo que le pese salió elegido por un golpe del destino y que, no sabemos si por todo ello, tiene un ansia yo diría que irresponsable por resolverlo todo y caer bien: el problema de un primer ministro es que tiene que decir, de vez en cuando, que no. Por eso, entre otras cosas, dejas de ser popular. Y aquí queremos no decirle no a nadie y olvidarnos de que hay, por mucho diálogo y negociación que hagamos, cuadraturas imposibles.

La consecuencia es que las cosas no se pretenden resolver por el camino correcto. Voy a poner un ejemplo: no se puede resolver el problema de los nacionalismos a golpe de negociación oscura y sin consenso estatal, porque lo que ganas es menos que lo que pierdes: se agudiza el problema. No se puede hacer sin resolver la cuestión de partida: ¿cuál es la estructura del estado? ¿cuáles deben ser los compromisos de las partes con el todo? ¿dónde está el liderazgo de un político para decir a los señores nacionalistas que si quieren España que lo digan y si no, qué le vamos a hacer, y que no se puede ni hacer un traje a medida ni estar cada año renegociando competencias y financiaciones? ¿Ha clarificado él y su partido en qué consisten los límites? Esta es una decisión política, los nacionalistas sí lo tienen claro, por eso siempre ganan y por eso abruman a los partidos estatales: porque ellos no tienen claro dónde tienen que poner el límite de lo que es el estado. Que puede ser cualquiera, con tal de que exista respaldo político y social. Me he alargado con el ejemplo, pero es para ilustrar lo que me queda: la política es el arte de lo posible y lo posible no suele ser el programa ideológico de un partido a solas.

Pero después tenemos algo más serio. Es típico de los partidos de izquierdas que el fin justifique los medios. Algo así como lo que ocurrió con la corrupción socialista europea en los ochenta: la financiación del PSOE y los sindicatos españoles es algo que aprendieron de Francia. Robar está mal, pero robarle al empresario para el partido no es inmoral. Eso fue el comienzo de la corrupción, cuando Alonso Puerta, a la sazón concejal del ayuntamiento de Madrid por el PSOE fue expulsado cuando denunció las comisiones de las contratas de basura. Y luego la cosa siguió hasta proporciones más que de vergüenza. La cantinela era: la derecha también. Ya, pero tú te presentas con cien años de honradez diciendo que eres ético, que esa es tu diferencia profunda frente a esos egoistas derechones y empresarios sin escrúpulos. Que se lo digan a los de la PSV.

Algo no así nos está pasando ahora: Zapatero y su amigo Sebastián, Pepiño Blanco entre medias, hacen un discurso de limpieza: las empresas se gobernarán por sí mismas, respeto a los accionistas, bla, bla. Seremos limpios, bla, bla. Pero el afán de intevención paleto y barriobajero que empezó con Sebastián llamando a todos los ricos de España para echar a Fco González del BBVA es preocupante: hemos dejado el país en manos de inexpertos sin escrúpulos que se creen que están salvando al mundo. Que se salven ellos.

Pero hay algo más, todavía más grave. El desconocimiento del mundo, del funcionamiento de las reglas del juego de los países serios (que nadie dice que sean unos angelitos) es de tal calibre (no es que el tipo no sepa inglés, es que no ha salido de casa: ¿pero a quienes elegimos para puestos tan cualificados?), que es el prestigio del país ganando con tanto esfuerzo lo que está al borde de hacerse evidente para el público de a pie. Estoy seguro que para las cancillerías de los países serios, la errática, absurda política exterior española, más basada en los recuerdos de las camisetas del Che Guevara y aquéllas manifestaciones en contra de las bases, ya es motivo no de cachondeo, sino de incomodidad y complicación: ¿cómo podemos negociar con gente tan poco seria, tan poco competente, con tantos cambios de política, con tan poca previsión de las consecuencias?

La previsión de las consecuencias, ahí nos va a doler. No me gustará Bush, pero los gestos obscenos (no levantarme con la bandera, las chorraditas dichas con un micrófono delante) basadas en, de nuevo, buenas intenciones ("España es un país soberano que decide su propia política exterior") tropiezan con la sutileza, el buen tino y el practicismo que requiere la realidad para hacer, precisamente, eso mismo que se dice en voz alta. Las consecuencias es que esta campaña de antialemanismo, Rubalcaba en pie, cuando se hizo profesión de independencia en el caso de France Telecom (qué cosa más poco seria: los fondos internacionales de capital riesgo ya se dieron cuenta de cómo funcionan las cosas con este gobierno: cuando ya habían comprado Amena se metió un tipo en los cinco últimos minutos y los quitó de enmedio por una componenda política), tendrán consecuencias para el futuro. A ver qué le decimos a Evo Morales cuando te llame la La Caixa otra vez pidiendo socorro, que me quitan el gas. O a ver qué sucede si prosperan las demandas en EEUU sobre el error en las reservas de Repsol: no sólo no podrás llamar a Bush, sino que siquiera te valdrá de nada.

Pero tiene consecuencias más graves. La capacidad de creer que los organismos reguladores tienen en España un atisbo de independencia (hombre, no nos lo creíamos, pero se intentaban guardar las apariencias) se ha terminado. Están contaminados para la eternidad. Va a dar igual el que monte: ni los consejos audiovisuales, ni el mal llamado Tribunal de Defensa de la Competencia, ni la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, ni la CNMV (Conthe, con ese códiguito ridículo en el que se ve una vez más este ansia por querer ser el papá de todos y meter en cintura a estos empresarios tan carcas que no ponen señoras en sus consejos), ni nadie podrán ser nunca respetables.

En mi opinión, esta OPA de E.On es un antes y un después. Ya no hay vuelta atrás. A partir de ahora el gobierno sólo va a luchar por sobrevivir e imponer su poder sin importar lo que se lleve por delante. Es tal la apuesta por tantas cosas demasiado grandes tan mal llevadas, que la primera que caiga derribará el resto como un castillo de naipes. La radicalización de la sociedad y el cortoplacismo del PP pueden tener unas consecuencias bastante profundas: Zapatero, de ganar, no va a ganar las próximas elecciones por mayoría absoluta. El PP, de ganar, tampoco. La ingobernabilidad y la radicalización van a aumentar. Sólo un cambio de líderes puede permitir una pista de aterrizaje a todos.

Mientras, a lo lejos, ETA se lo pasa bomba (no es un juego de palabras). Comprueba cómo se incrementan las debilidades del estado, revisa las grietas del edificio y sabe dónde tiene que meter las cuñas: ya ni siquiera tiene que matar para poner al estado en situación crítica. Antes, asesinando un militar cada tres días, sabía que atraía el golpe de Estado como un imán. Ahora, le basta con decir que no mata en Cataluña. Démonos por provocados."


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A Citoyen le debía una


Y es honrado correponder. Tuve que envolverme en un meme fatídico y ahora se vengan. Voy rápido:

El último disco que has comprado: unas cantatas de Bach

El último disco que has escuchado: los nocturnos de Chopin, en versión de Rubinstein. Oigan: el día de mi muerte, que suene en los últimos cinco minutos de mi agonía.

El último disco que has bajado: la discografía completa de David Bowie (¿es un delito?)

La última peli que has visto en el cine: Good night and good luck

La última pelicula que has visto en la tele: no veo pelis en la tele. Eso era antes, cuando sólo eran dos canales y se hartaban de cine clásico.

La última película que has bajado: no bajo películas. Es un rollo.

El último libro que has leído: Cambio de destino, Jon Juaristi.

El último libro que has comprado: la trilogía La raza, de Pío Baroja. Sólo había leído El Árbol de la Ciencia.

El último libro que has regalado: Una mujer en Berlín. Es Anónimo.

El último concierto al que te hubiera gustado ir y no fuiste: uno en una sala de conciertos de Praga. Me quedé sin entradas, en año nuevo.

La última vez que comiste en un restaurante: el viernes. No puedo comer en casa a diario.

La última vez que comiste comida basura: hace muchos, muchos años. Si exceptúo la botella de ketchup que tengo en casa y que de vez en cuando rebaño para escándalo de mi mujer.

No nomino a nadie, que se ha pasado de fecha.

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sábado, febrero 25, 2006

Deje en paz a Zapatero!


Mis lectores afrancesados (Citoyen, Astérix) ya me han dado el segundo aviso, deja un poco en paz a Zapatero. La verdad es que lo hacen con mucha ternura y aprecio, con sus emoticones de cansancio. Y es que es muy cierto que llevo dos días pegándole duro en el estómago, el cerebro y las varices al eximio gobernante de esta monarquía que, como todos ustedes saben, no es el rey.

Además, en contra de lo que le suelen agradecer a uno los lectores procedentes del sector izquierdas/progresismo, he desaforado mi lenguaje y he dicho culo, mierda y joder. He exacerbado mis críticas y le he llamado incompetente e ignorante, antes me conformaba con un "idealista inexperto con buenas (pero peligrosas) intenciones". Alguno se ha debido enfadar, porque ha habido bajas en el bloglines. Tranquilos todos: pienso tratar de convencer con argumentos y serenidad a quienes se sientan más cercanos al gobierno y que crean que me vuelvo de la COPE el por qué de mi indignación y el por qué creo que todos los demócratas, incluso los socialdemócratas (no así los comunistas o filocomunistas) debieran compartir mi indignación.

Pero antes, haré un paréntesis que creo necesario para que nadie se engañe cuando me lea. Verán: suelo caer mucho mejor en los lectores procedentes de páginas presuntamente izquierdistas (dicho por simplificar, porque normalmente considero que son escritores mucho más complejos que esa abreviatura y creo tener la suerte de que intereso a personajes poco dados al maniqueísmo) que de las que se vienen denominando liberales. A veces, no tienen inconveniente en decir que son de derechas. Pero verán lo que ocurre: a los lectores de "izquierdas" les suelo gustar porque argumento sin gritar y porque en materia de moral soy verdaderamente liberal, es decir, eso que se llamaba en el siglo XIX un librepensador (el que no sigue las doctrinas de la iglesia católica) y que Sala i Martí diría que es opinar sobre la bragueta. Les suelo gustar porque zumbo a todo intento totalitario, violador de derechos humanos o acusados de delitos de opinión. No les gusta nada mi profesión de proamericanismo. A los de "derechas" les suelo importunar cada vez que tropezamos con la iglesia de Roma y con la sagrada unidad de la patria y mis propuestas en favor del derecho de secesión. Y yo les digo: es que vuestro problema es que no sois liberales, sino democristianos y conservadores (si les digo nacionalistas españoles, ya me queman): la confusión por lo liberal es grande, ayer me han dicho que Berlusconi es liberal y, claro, uno cree que los conceptos están muy, pero que muy confundidos.

A los lectores catalanistas les suelo gustar precisamente porque pretendo, aspiro, quiero, me propongo, renuncio a ser un nacionalista español. Soy español, no me avergüenza nada y no le doy ninguna importancia: es mi pasaporte y me confiere algunas particularidades culturales que me hacen gracia y otras que no me hacen ninguna. Tan poca importancia le doy que, si eventualmente hubiera una independencia catalana, probablemente pidiera que me concedieran nacionalidad catalana: mis mejores amigos viven allí y me gustaría comprarme una casa allí. Pero si mañana hubiera que incorporarse a Francia o hubiera que fundirse como una provincia de la Unión Europea pues tampoco me importaría nada como idea en sí misma. Otra cosa es que me guste el tipo de estado que quieran hacer: he puesto unos ejemplos con tendencias antiliberales en lo que a la economía se refiere que yo mismo me asusto.

En resumen: los lectores procedentes de bitácoras derechonas o liberales de verdad y de mentira me aplauden cuando le doy leña a zetapé, pero les jode (uy, he dicho que estaría sereno) cuando defiendo el matrimonio homosexual y no me dejo intimidar por los sacerdotes de ninguna religión, especialmente si son purpurados y obedecen a un señor de blanco que tiene una silla en Roma. Los de izquierdas o mal llamados progresistas están encantados con eso mismo, pero me miran con cuidado como cuando, ahora, me hierve la sangre ante el abuso de poder y los argumentos típicos de la socialdemocracia oficial y su pregonero mayor, el diario El País: si se vieran repitiendo como loros los argumentos de ese diario desde lejos se darían, creo yo, vergüenza ajena, porque no resisten un análisis serio. Porque ese periódico se caracteriza por defender que se cambien las leyes cada vez que a su dueño no le sale un negocio. Los catalanistas están encantados con mi defensa de conceptos federales y confederales para el estado (siempre que sea voluntad ciudadana expresada en condiciones adecuadas) pero no son tan felices cuando opino sobre el uso de las lenguas. Lectores nacionalistas vascos creo no tener: al nacionalismo vasco le pongo a caer de un burro, es cierto, así que lo mismo ni se me acercan, debo de ser como Losantos.

Cumplo ahora con el tópico de decirles que si han llegado hasta aquí sin aburrirse, ya pueden conocer mis argumentos de por qué sacudo a puñetazos y como si fuera a un saco de patatas al señor que, a sueldo de nosotros, nos gobierna, supuestamente en nuestro nombre. Y pretendo convencer a los demócratas de verdad de que estamos ante un abuso de poder de enormes proporciones:

  • El señor primer ministro se presentó en su campaña electoral como el campeón de la limpieza en el gobierno y el paladín de las libertades ciudadanas. Apeló a la recuperación de la ética propia de esa santificación ideológica que consiste en proclamarse de izquierdas y nos advirtió frente a las insolidaridad y la canalla próxima al asesinato del gobierno popular que mandó al país a una guerra ilegal. Dijo muy solemne en una declaración de intenciones que venía a decirnos lo limpio que era y lo que quería a su pueblo: "el poder no me cambiará". Ojo, no dijo, seré gobernante de todos, dijo que no le cambiaría. Pienso que, a lo mejor, no ha mentido, que ya era así como es ahora.

  • En ese entramado ideológico de la paz, las buenas intenciones, progeso y modernidad, cuando se refería a la economía había dos cantinelas: la de la productividad (dónde estará) y la de que querían que las empresas estuvieran gobernadas de modo independiente de verdad, sin amigotes colocados por el anterior gobierno. Eso nos debería haber hecho sospechar. Había otra cantinela más oculta: la de la reforma de los organismos reguladores. Oigan, esto es muy necesario, pero hay que saber en qué sentido.

  • A la hora de la verdad, la primera en la frente fue el BBVA. Ya nadie duda de que el señor primer ministro con su Sebastián al frente se mojaron hasta el cuello en una operación de salón para derribar al presidente de un banco y apadrinar una compra de acciones de un enano frente a un gigante. La sensación de venganza personal del Sr. Sebastián sobre el tipo que lo despidió era apabullante. Pero vergonzoso que se utilizaran los mecanismos del poder para hacerlo y no dejar, de verdad y como proclaman, que lo hagan sus accionistas. Ahí vimos al presidente, por primera vez, en su respeto por las empresas privadas y su interés en la productividad al querer poner un banco como el BBVA en manos de un constructor, ese negocio tan limpio y tan creador de empleo cualificado.

  • No mencionaremos cómo fue descabalgado el presidente de Red Eléctrica Española para poner al frente a un ex ministro socialista. Parece claro que, frente a lo que se dijo de respeto a los ciudadanos, estábamos frente a una toma de poder y control social sin tapujos. En Red Eléctrica, la cuenta de resultados no aconsejaba ningún cambio de presidente. La operación, por supuesto, se hizo presionando a las empresas eléctricas, que viven pendientes de que el gobierno les cambie sus tarifas.

  • Entremos en Gas Natural. De nuevo, un pez pequeño y sin dinero quiere comerse al pez grande. Sorprendentemente, vemos cómo todas las instancias reguladoras se ponen en favor de la operación siempre que los miembros designados por el PSOE son mayoría sobre los del PP. En algún caso, ocurre a la inversa. Si se pretende que los organismos reguladores sean independientes, no es buen comienzo. Claro, pero aquí ningún gobierno se atreve a perder esa parcela de poder, ni siquiera cuando lo han prometido. En un organismo regulador en EE.UU (cómo me van a odiar), tienen a gala (sus miembros) el ser respetados por su exquisita independencia de criterio (acierten o no) y para ello se construyen mecanismos de designación y de financiación que le permitan a sus integrantes personas físicas olvidarse de cualquier presión del gobierno y hacer lo que creen mejor. Igualito que aquí. Uno pensaba que la labor de la ética de un gobierno regenerador, democrático y que cree en los ciudadanos es que el presidente de la Comisión Nacional de la Energía sea un caballero (dama) independiente de criterio y no, como pasa, en una ex subordinada del ministro Montilla y que ha tenido responsabilidades con el principal accionista de la mayoría de las empresas que tiene que juzgar. Simplemente, no es serio, no es ético, no es aceptable aunque sea legal. Sencillamente, en EE.UU (más odio) no hubiera pasado una confirmación del Congreso.

  • Siguiendo con Gas Natural. Por el camino descubrimos que el ministro y el partido que tienen que decidir sobre aspectos vitales de la cuenta de resultados de esa compañía, de su accionista principal y de otras de las empresas controladas por el accionista principal, a la sazón la caja de ahorros más grande de España, le ha condonado una deuda de unas proporciones siderales. Vamos, al igual que a los ciudadanos de a pie, que seguimos pagando hipotecas. Por supuesto, el escándalo es tan grande que no hacemos mucho ruido, tres por ciento aparte, porque el gobierno inmediatamente amenaza con terminar con las donaciones anónimas de los partidos de derechas. Toma ya limpieza, toma ya regeneración, toda la clase política reconociendo la corrupción institucionalizada del sistema, toma ya el nuevo gobierno pensando en los ciudadanos. Y, encima, ahora tienen que decidir pensando en los ciudadanos si una empresa de gas más pequeña, mucho más pequeña que una eléctrica, cuyo dueño es una caja enorme, mucho más enorme, de la que hemos sido consejeros o cualquier otra cosa y que nos condona las deudas puede quedarse o no con la eléctrica. Está claro que en los ciudadanos que son accionistas y clientes de Endesa no se está pensando.

  • Pero hay más. Extrañamente, la Caixa no es obligada a opar Gas Natural (gracias a la mayoría del PSOE en la CNMV) cuando es público y notorio el control de esa caja de la compañía incumpliendo la ley. De nuevo, pensamos en los ciudadanos, de nuevo se articulan todos los mecanismos de poder para impedir cualquier contratiempo.

  • Y la guinda. La guinda por la que la indignación frente al abuso de poder me desborda y me hace militante en pedir el derribo de este gobierno cuanto antes: cambiar las reglas del juego a mitad de partido. No me gustan los alemanes, cambio las normas y me olvido de Bruselas y de toda la campaña aquella de volver al corazón de Europa, a Francia y Alemania. Una cosa muy socialdemócrata ésta: es como cuando llevas años cotizando a la seguridad social (con tu dinero, claro está; obligadamente, claro está) y el gobierno decide cambiar las normas para percibir la pensión sin que tú puedas ni recuperar tu dinero ni haber podido tomar una decisión personal diferente: afecta a tu patrimonio y a la forma en que quieres terminar tus días, a la época más débil de tu vida adulta, al momento en que no tienes la fuerza ni la capacidad de generar ingresos como cuando eres joven. Esto, la socialdemocracia no lo entiende, pero se llama robo. Pues es lo mismo: yo lanzo una opa cumpliendo la ley, me someto a los mecanismos que dice la ley y, como no les gusto, me cambian las reglas del partido. ¿Ustedes recuerdan Evasión o Victoria? ¿Ese partido en el que el árbitro no castigaba las faltas de los alemanes y destrozaba a los presos aliados? ¿Ese partido en el que el comentarista de radio falseaba las reacciones del público para que todo el mundo creyera que se apoyaba a los nazis? ¿Ese penalty inventado? Pues no se diferencia en nada a lo que hace este gobierno. Esto se llama abuso de poder. Para esto se inventó la separación de poderes, la democracia, el parlamento, la libertad de expresión y todos los elementos de nuestro sistema: para echar al gobierno cuando abusa de su poder. Pues es lo que toca ahora: ha demostrado que no se detiene ante nada con tal de sacar su agenda política y en contra de su propio programa de regeneración, buen rollito y ciudadanía a tope. No se diferencia de ningún gobierno, miente y quiere perpetuarse a costa de los ciudadanos.

Epílogo. Segunda mención al tópico "si ha llegado hasta aquí". Si ha llegado hasta aquí me dirá que me olvido de algo esencial: de que los gobiernos de Aznar hicieron lo mismo. Y tanto. Diremos más: los gobiernos de Felipe González hicieron lo mismo. Ni Aznar ni González son liberales. Zapatero tampoco. Pero esto trasciende el liberalismo como meta de este escribiente y de todos aquellos que se lo crean. Esto es la perpetuación de un sistema de funcionamiento de lo público nocivo para el ciudadano. Es más grave para estos gobiernos de izquierdas que se suelen presentar con ese aire de superioridad de defensa de la ética, de defensa del pobre y del ciudadano de a pie frente al ogro de la gran empresa y los intereses (malditos) particulares. Si no hay respeto a la ley, si no se puede aspirar a la independencia de los organismos reguladores, si no se puede aspirar a la limpieza en las reglas del juego, entonces no merece la pena este gobierno: eso es lo que tenía que haber hecho el incoherente Zapatero en su discurso de héroe de cómic (Luis, ya lo he tomado como mío y ni te cito) salvador de la humanidad. Al final, es como todos los demás y necesitamos estas reformas de modo urgente que no aparecen, tampoco, ni el discurso del Partido Popular, ni en de los partidos catalanistas ni los nacionalistas vascos que están encantados con el tongo permanente.

A quien echo de menos, con sus cuentos, es a Gret. Con tanto ruido político y zapateril puede que se haya aburrido de esta página. Tercer tópico: mi sentido homenaje a los que hayan terminado.

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viernes, febrero 24, 2006

Todo un socialdemócrata europeo


Ya lo hemos visto. La mañana se ha visto sacudida por dos notas que van a convertir lo de la OPA en el escándalo de los escándalos, en la manifestación trágica del desconocimiento, la inexperiencia y, creo ya, que incompetencia del héroe de cómic.

Una: Bruselas ha dicho que no se metan.

Dos: me saco de la manga una disposición a medida para dar por el mismísimo culo a los alemanes

A partir de ahora el discurso del buen rollito, el talante que tengo, la democracia que llevo encima, la redención de mi abuelo y lo mucho que vamos a dejar que las empresas sean libres y sin amigotes se ha terminado. Tras lo de Rajoy y las torturas también parece claro que la leyenda de la televisión no partidista ya no se la creen ni los niños de dos años: con el tema de la opa veremos como empiezan las presiones caraduras para que se diga lo que hay que decir.

El resultado de todo esto es la ruina internacional del prestigio de España como país serio. Empezamos con la forma de salir de Iraq (no que salga, que eso es un compromiso electoral, sino hacerlo machacando a tu aliado y socio internacional por muchos más años que la guerra: el que no lo entienda, que vaya a la escuela), seguimos haciéndonos amigos de esos reyes de la democracia y la libertad de los pueblos que son Fidel Castro (que luego te deja mal) y Hugo Chávez. Hacemos el ridículo intelectual con el articulito con el turco y la condena moral y política a las caricaturas de Mahoma. Y, ahora, nos cargamos la libertad de empresa, de movimiento de capitales y para eso estamos dispuestos a todo, entre otras a que lo de ser europeo se me olvide.

¿Y por qué pasa esto? Por la forma de hacer política de este señor, que es cada vez más evidente que se basa en la componenda para el mantenimiento de su poder: para recrearse la España plural se ha inventado un juego de cartas en el que, en vez de abrir un proceso constituyente para reformar la cuestión territorial a partir de un pacto de Estado (eso que le decía al PP en la oposición) sobre cómo alcanzar el compromiso de las partes con el todo (el problema territorial no son las competencias o la hacienda, no se engañen, es determinar si las comunidadaes autónomas están comprometidas con el Estado: o soy País Vasco, o soy Navarra), lo que hace es poner en marcha arreglillos que colman las aspiraciones de Maragall, el spin doctor que le iba a resolver el estatuto y se lo ha liado.

Que todas las sedes del Estado están en Madrid y sólo en Madrid y eso está mal, pues en vez de crear la legislación y las formas de distribuir las instituciones entre todos se hace por cojones. Normal. Que en Cataluña no hay grandes empresas y que mis financiadores de La Caixa quieren su monopolio de la energía, les montamos una OPA con la alfombra roja del Gobierno para que una empresa varias veces más pequeña y sin poner dinero se quede nada menos que con Endesa. Normal. Que me lo joden unos alemanes, cambio las leyes. Normal. Que de paso me paso por el forro a Bruselas, pues me la paso. Normal.

Harán lo imposible porque la presa no se escape. Como la chapuza de la conferencia del Mediterráneo que hubo que sacar como sea (el como sea le va a perseguir toda la legislatura). Pero si la saca como sea que nadie se extrañe si un día llama Ángela Merkel para avisarle a Zapatero de que Volkswagen cierra su planta de Barcelona, porque los modelos se fabrican más baratitos en Chequia. O a ver qué le dice a ese prodigio de modernidad que es Evo Morales cuando le reviente el petróleo y el gas a Repsol, o si no le revientan el petróleo y el gas, qué le dice a cualquier gran petrolera que se la quiera comprar con sus beneficios de un año, porque van sobrados.

Pero tú José Luis, de las cosas de comer no sabes mucho. Es sorprendente: el héroe de cómic ya no habla de productividad, esa palabra que se aprendió para que le creyéramos profundo y conocedor: no entiende una mierda. ¿A qué dedicó el tiempo en el banquillo en el congreso cuando no era nadie?. Propuesta de pregunta para la sesión de control del Gobierno: Sr. Zapatero, ¿ha sido usted alguna vez presidente de su comunidad de vecinos?. Es para saber si queda un resquicio para que comprenda lo que es administrar los dineros de otros (entre ellos, los dineros con los que servidor y todos nosotros le pagamos el sueldo).

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Euzkadi colonial (venta de ultramarinos)


Una nota de prensa leída a vuelapluma me restalla a la vista por su virulencia. No es la contundencia, pues tratándose de política vasca nadie puede sorprenderse por ello. Es la ausencia de ambigüedad que también es notoria en las posiciones públicas de todo lo que rodee a ese ente conocido por PNV. Cuatro puntos, cuatro, proclama el Gobierno vasco:

...el Gobierno vasco señaló a Rodríguez Zapatero que la autodeterminación es un derecho «democrático» reconocido por la Carta de Naciones Unidas y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de la ONU, y advirtió de que «no es negociable», ya que se trata de un derecho «que todo pueblo posee». «Su negación implica negar la propia existencia de los pueblos en general y de Euskadi en particular», indicó.

Es más, el Gobierno vasco consideró que lo único que debe ser objeto de pacto es «el ejercicio de ese derecho». Un pacto al que, en su opinión, debe llegarse «por medio del diálogo y el acuerdo entre las formaciones políticas».


La manipulación de conceptos es una constante de ese conjunto de ideas que no se avergüenza de calificarse de "nacionalista" (uno piensa que en el siglo XXI ese es un término que debiera producir rechazo social, pues parece que en el entorno intelectual serio hace tiempo que está suficientemente desmontado, desconstruido y superado). Hábilmente, determinados sectores tradicionalmente vinculados a la derecha conservadora (que, a veces, se proclaman liberales: suele ser porque asumen que la democracia se hace con votos, que debe existir la libertad de mercado pero se ponen muy, muy, desagradables si se les toca la iglesia católica y la sagrada nación española) reconvierten la "c" en "z" y nos recuerdan que la plaga totalitaria y racista más famosa de la historia se hacía llamar nac(z)ional socialista. Y es que la etnia y la imposición no parece exclusivo de seguidores de Mein Kampf, ese libro que en la nueva ética de prohibición de ofensas puede que sea inhabilitado para al cita.

Perdonen la digresión, pero es que cuando se tocan las patrias todo se vuelve extrañamente cercano, aunque (excepcionalmente) no confuso. Decía que el nacionalismo manipula conceptos. Y como Hitler inspirado en los británcos y su aprendiz Goebbels sabían bien, las mentiras bien grandes son mucho más creíbles. Porque el derecho de autodeterminación de la ONU es algo que sólo se aplica a las situaciones coloniales, algo en lo que el derecho internacional parece no tener dudas. Equiparar Euskal Herría, ese concepto etéreo a una colonia, tampoco parece inocente. Tampoco es inocente decir siempre autodeterminación, que no suena a independencia, eso que no me atrevo a decir y pedir con todas las consecuencias (con todas, no a gritar un poquito en una marcha). Pero, nosotros los vascos de verdad repetiremos hasta cansarnos que nos den la autodeterminación, esa que Pepe Luis dice que no negocia, hasta que lo haga.

Quizá al gobierno vasco, a los de las pistolas, a los de la gasolina, haya que recordarles que son ellos los que insisten en que se negocie sin condiciones previas. O a lo mejor hubiera que recordarles que lo innegociable es que lo único que se puede negociar es dónde y cómo se entregan las armas y que el código penal está para cumplirse: ¿es aceptable aceptar en nombre de la paz que lo que ha habido es una guerra civil? Nadie quiere hoy recordar que todos los presos de ETA, todos, salieron libres en la amnistía del 77 y que acto seguido se fueron a matar, especialmente a los señores de la UCD. Alguien debería recordar el número de muertos producidos desde que existe la Constitución (que, según otro mito, no fue aprobada por los vascos) o, si lo prefieren, desde que se aprobó el Estatuto (que nadie niega que fue aprobado por los vascos), con el número de muertos de ETA antes del deceso del general nacido en El Ferrol.

La paz tiene precios. Hay que ser ingenuos para negar la realidad. El problema es qué paz y qué precios. El problema no es negarse al derecho de secesión, sino aceptar la autodeterminación como principio. Es mucho más grave la carencia de un planteamiento ideológico verdaderamente democrático por parte del Partido Popular y no digamos al Partido Socialista para poner en evidencia los conceptos totalitarios del nacionalismo, que tiene tan buena prensa entre la población afectada del virus. Los que recuerden mis peroratas sobre el modelo canadiense entenderán lo que digo: la esencia del concepto es que nada en el derecho internacional permite decir que tal cosa como la autodeterminación sea aplicable a Quebec (a Euzkadi que lo llamó Sabino, ese hombre), que ningún demócrata puede negar que si existe una mayoría suficiente que desee la secesión pueda ser negada, pero que esa decisión debe ser tomada con total claridad sobre las consecuencias y sólo tras un proceso negociador entre las partes que llevara a la modificación de la constitución junto con un reparto claro de activos y pasivos.

Pero claro, los pueblos, nos dicen, son anteriores y tienen derechos originales. Esa es la gran, gran, mentira: nada más nazi que la idea de pueblo. Los ancestros no sabían nada de nuestro futuro, ni eran pueblos, ni reclamaban derechos de nada que no fuera su presente. Sólo estamos nosotros, ciudadanos de hoy que a lo que debiéramos aspirar es a que no nos jodan con sus patrias. Con la patria del Cid (pobre Rodrigo, él que sabía, si sólo le pidió cuentas al rey) o con la patria de San Javier Arzalluz, ese hijo de carlista con estanco que piensa que su pueblo es, efectivamente, suyo. De él. Es aplicable a Ibarreche.


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jueves, febrero 23, 2006

Los mercados son importantes, pero los ciudadanos más (sic)


Me pide Citoyen, estimado lector y crítico de esta página, que no me meta tanto con el probe José Luis. Pero es que me lo pone a huevo: cada día una nueva que choca contra mis idearios políticos y económicos, consciente como soy de sus limitaciones y empeñado en que mis convecinos aprecien sus virtudes.

La expresión repetida por doquier del señor primer ministro "los mercados son importantes, pero los ciudadanos más" es la típica expresión de demagogia socialdemócrata. Claro, es cierto, se supone que él lo es, que no engaña a nadie. Pues sí, sí que engaña.

Para empezar, los mercados son instrumentos de los ciudadanos libres que permiten el intercambio de mercancías y el incremento de la riqueza individual y, por agregación, colectiva. Vamos que no veo por qué los ciudadanos están debajo de algo que ellos mismos hacen. Ah, es cierto, no es gratis, hay riesgo. Hay gente que puede perder: pero no es un juego de suma cero. Gracias al buen funcionamiento de los mercados, los precios deben ajustarse al mínimo nivel y la cantidad de bienes producida al máximo: es decir, los ciudadanos salen favorecidos por el funcionamiento de los mercados. Esto incluye los mercados laborales y no es cuestión ahora de extendernos en si el trabajo es una mercancía como cualquier otra o condiciones laborales injustas que sería objeto de otro debate. La cuestión es que el mercado es el instrumento superior para la asignación de recursos que mejor favorece la prosperidad de los ciudadanos. La socialdemocracia se hizo eco de ello, después del fracaso del socialismo real y la parálisis del estatalismo presuntamente solidario europeo.

La oposición clásica a los mercados libres es la de que los mercados fallan. Por eso debe intervenir el gobierno. Bueno, hoy sabemos que cuánto menos lo hagan mejor. Y en el caso de Endesa es clamoroso:

- Endesa es de sus accionistas, no del Gobierno.

- Han invertido su patrimonio a la espera de un retorno, en forma de dividendo o de incremento de patrimonio. Es decir, han ejercido su libertad con el riesgo que conlleva.

- No sólo eso, sino que son libres de vender sus acciones en un mercado perfectamente regulado como es la bolsa de comercio.

- En este caso, al porvenir de un monopolio público, el estado se dejó esa mal llamada acción de oro para evitar compras indeseadas. Tiene un fundamento: yo liberalizo y someto a los antiguos monopolios al mercado para que, precisamente, mejoren sus prestaciones y sometidos a la disciplina de los mercados financieros busquen la máxima eficiencia. No es justo que venga otro monopolio estatal que no me deja competir en su mercado y se quede con éste: es decir, nos protegemos frente a quienes no cumplen las reglas de mercado. Pero no se me ocurre otro motivo serio para ejercerla. Y tiene un límite en el tiempo, claro. A Endesa se le agota. Gracias, Unión Europea, que has trabajado para acabar con este timo a los ciudadanos y que suelen perpretar con soltura esos europeístas consumados que son los gobiernos franceses (eso me recuerda que insistíamos mucho en dejar el eje Atlántico y alinearnos con Francia y Alemania, precisamente los dos países más inmovilistas y con las economías más estancadas). Ya saben, soy europeo cuando le va bien a Francia, pero no si me compran las empresas de yogur o las autopistas: ¿podría Zapatero explicarnos por qué las mejores ofertas, que eran españolas, para la privatización de las autopistas francesas no se han venido para acá? (bueno, una sí, pero no la mejor). Pero es que son estratégicas, podríamos mandar nuestros tanques a París a toda prisa o subirles los peajes y arruinar su transporte.

- Como nuestro gobierno es intervencionista, se inventa la operación de Gas Natural como moneda de cambio en una batalla política basada en los intereses de una Caja de Ahorros que financia a su partido más que generosamente (y que digan que sacar esto es partidista e interesado: es una vergüenza, otra más, de la democracia española). Pone la alfombra roja para que sin poner un duro los accionistas de Endesa se vean obligados a cambiar de compañía sin que nadie vele por sus intereses o, por lo menos, que les dejen a ellos decidirlos. Es verdad que pueden ir a la OPA o no, pero si, como está ocurriendo con el caso de los alemanes, el gobierno amenaza con su poder al que no quiera jugar su partida se está perpretando un atentado a los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos y en su bienestar, eso que precisamente dice que es más importante que los mercados.

- Pero ahora vienen los alemanes y ¿qué pasa?: ponen dinero contante y sonante. Ponen más dinero que los otros. No desmantelan la empresa y perviven las condiciones de competencia que se suprimirían con la opa de Gas Natural.

¿Dónde ganan más los ciudadanos? Con unas condiciones de competencia más duras que mejoran los precios (de entrada, en esta guerra, Endesa ha bajado el precio del gas, corro a apuntarme en este duro invierno en el que pago más de 150 euros por factura) o con más regulación y menos competencia. ¿Dónde ganan más los legítimos propietarios? Con el que más pague. Ah, pero el centro de decisión de los españolitos se desplaza a Alemania. Ah, pues el centro de decisión de Abbey, un banco inglés clásico donde los haya, se ha trasladado a Santander. Y si Ferrovial gana la opa que piensa presentar por la gestión de los aeropuertos británicos el centro de decisión se trasladará a Madrid. Y no parece que el gobierno de su graciosa majestad británica esté llamando a Rafel del Pino para decirle que se ande con cuidado. Los aeropuertos, oigan, eso que la Generalitat reclama para sí. Casi na.

Las noticias que leemos son terribles: los fontaneros de Moncloa y Montilla amenazando a los alemanes con subirles las tarifas, ¡en contra de los intereses de los ciudadanos! ¡la luz más cara para los pobres y menos favorecidos!. Pero hay más: Zapatero le pedirá al afamado líder cocalero que no reviente los intereses de Repsol (la Caixa, de nuevo) en Bolivia. Espero que no tenga que convencerle de la libertad de los mercados y de su bondad para la riqueza porque el del jersei a rayas le va a decir que tus cojones José Luis, tú también lo haces. Eso de coger el mercado cuando me gusta y cuando no me gusta no, es cargarse su eficiencia y el beneficio colectivo a largo plazo. Los directivos de las empresas opadas aprenderán a no vivir cómodos con sus grandes sueldos para que no les echen y en su egoísmo maldito nos bajarán la luz, de eso se trata. Manipulando, te cargas el sistema querido hombre del consenso (consenso mentiroso, todo hay que decirlo).

Qué triste. Que use la acción de oro, es más decente. A las armas, amigo Citoyen.

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La soledad de las víctimas (¿un clásico?)


Este es un país cainita y contradictorio como pocos. Un extraño y cálido país donde la gente suele ser generosa en palabras y emociones. Un vendaval arrasa cualquier población de América Central y allá estarán los españoles enviando dinero, medicinas, sangre, lo que haga falta, en una orgía de solidaridad publicitada por la televisión. Vemos las aves empapadas en petróleo en las costas gallegas y hordas de jóvenes irritados y asustados por las consecuencias corren a llenarse los pulmones de azufre para limpiar la mancha física y moral.

Extrañamente, el país es poco sensible a las víctimas políticas o las que representan un mal colectivo. Puede que no nos guste la guerra de Iraq, pero los que están (estaban) allí son soldados salidos de nuestros hogares, hijos de nuestras mujeres, hermanos de nuestros vecinos, que por una decisión equivocada o no de nuestro gobierno están en el fin del mundo jugándose la vida en nombre de nuestro estado, o sea, de nosotros. No fuimos capaces como sociedad de generar mecanismos de apoyo moral a nuestros soldados. Sólo hubo protestas masivas, pero ni una palabra para los que estaban allí. Nosotros no somos una cultura que fríamente digamos "es su trabajo", pero...

Con los muertos y heridos de ETA pasa lo mismo. Somos capaces de ir a manifestaciones, pintarnos las manos de blanco, emocionarnos con la entereza de Irene Villa (nadie ha podido olvidar a esta criatura segada en plena adolescencia) pero (me incluyo) no hemos sido capaces de desarrollar un movimiento social de apoyo sostenido y real a los afectados, sobre todo de reconocimiento público. A veces, arropar es más que cualquier otra cosa. A veces, pararse simplemente en una calle de Mondragón y darle la mano a la concejala del PSOE amenazada y escoltada puede ser mucho más que cualquier dinero, cualquier acto. Digo del PSOE porque es a la que yo he visto físicamente. La prueba de este abandono emocional es la reiteración con la que solemos hablar de ello. También hemos sido incapaces de separarlo de la lucha, no política, sino partidista. Hace algunas semanas publicaba aquí las circunstancias del estreno de Trece entre Mil y el poquito, poquito, relumbrón que las instituciones públicas y la prensa concedieron a un acto y un producto audiovisual tan especial, tan poco partidista (bueno, sí, del partido de las víctimas sin mirar su carné).

Y ahora tenemos a las víctimas del 11-M. Un servidor esta vez sí pudo hacer algo: no lo contaré ni presumiré, pero me dio acceso a ciertos pequeños fenónemos. Mucha gente quiso cooperar en muchas cosas. Una noche, en un cine de la Gran Vía, se estrenó un largometraje compuesto de pequeñas piezas que se llamaba Madrid 11-M: Todos Íbamos en ese Tren. La película le gustó a los afectados por el tratamiento ausente de amarillismo del fenómeno y sus víctimas. La entrada era gratis, el cine inmenso, más de mil personas cabían allá. A la salida se habilitaron unas urnas para donaciones y unas mesas para vender libros con las fichas de las piezas de la película. ¿Saben cuanto se recaudó? Poco más de ochocientos euros. Estaban advertidos en el acto de apertura de que las urnas estaban, pero la gente ni siquiera dejó el importe de una entrada de cine normal. Parece, y no se trata de acusar, que cuando las cosas son anónimas, a todo el mundo le cuestan más. Los generosos españoles puede que sean así de contradictorios cuando su ayuda ha de ser discreta.

Ricardo Royo-Villanova me remite una nota (él trabaja en el Ayuntamiento de Rivas) en la que me pide que divulge la inicitativa de su Ayuntamiento de entregar una pequeña pero probablemente significativa subvención para la asociación de víctimas del 11-M. Pilar Manjón declara que gracias a ella podrán apoderar a los abogados en sus causas judiciales. Pero bueno, ¿no hay notarios que donen el coste de las escrituras? ¿los mejores despachos del país no se pegan por representar gratuitamente a estos desgraciados que son vecinos nuestros?. En fin, lo mismo estoy siendo fácil, me falta información y soy injusto, pero la sensación de que colectivamente no somos gente que sepa estar a las duras no me la quita nadie. Juzguen y júzguenme ustedes.

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miércoles, febrero 22, 2006

Es paradójico, José Luis


Es paradójico, José Luis, que tú, el campeón del buen rollito, el diálogo, la paz y el acuerdo con todos y con todas, no hubieras logrado un acuerdo, un pacto, una componenda - amenaza regulatoria incluída - con los señores de Endesa antes de bendecir y llenar de munición la OPA de Gas Natural.

Es paradójico, José Luis, que tú defensor de las palabras y las entendederas, abogado de la armonía, te propongas solucionar el largo y complejo problema territorial español sin llegar a un arreglo con el otro gran partido del país, más que nada para asegurarte de que será suficientemente aceptado.

Es paradójico, José Luis, que después de no haber tenido en cuenta (aunque ellos no hayan puesto, seguramente, mucho de su parte) al principal partido del país que lo es a la vez que el tuyo y con mucha diferencia sobre los demás, tampoco tengas un acuerdo con los otros firmantes del acuerdo y que lo vayas a sacar como unas tragaderas: qué cabreo tiene Maragall contigo y tú con él, que no os habláis. Qué cabreo tiene Carod, que sigue su fiesta. Es paradójico porque buscando el equilibrio todos han quedado desequilibrados. Es paradójico que tú, defensor de los pobres, te lances con tanta llama ardiendo a la busca de un fin de ETA sin tener la retaguardia, tus votantes no vascos, tu partido principal de la oposición, con un mínimo de concordia: bastante improbable porque se sienten agredidos por todos los desacuerdos anteriores.

Fué paradójico que tú, que siempre nos dices que al final todo estará mejor y será mejor, impusieras el matrimonio homosexual con la palabra matrimonio contra viento y marea (y eso que yo estoy a favor, pero me parece poco hábil desde el punto de vista de la política) cuando tu oposición conservadora hubiera aceptado perfectamente que se regularan los mismos derechos manejando la semántica. Es paradójico porque te hubieras reforzado como gobernante centrado, como gobernante integrador que es lo que nos dices que eres.

Es tan paradójico que empiezo a pensar que no es paradoja. Empiezo a pensar que eres un depredador. Que eres un idealista acérrimo con buenas intenciones y que crees que tus buenas intenciones te protegen de los errores y que, por el hecho de ser buenas intenciones, son justas por sí mismas. Por eso eres un tipo peligroso, porque estás jugando con el poder, estás confiando en tu propia habilidad personal para desarrollar tu particular venganza contra el destino y contra los que mataron a tu abuelo, que están muertos ya, porque crees que puedes cambiar el mundo y traernos tu paraíso. Tu paraíso, que seguramente no es el mío.

Eres peligroso, José Luis, porque no sabes lo que estás haciendo (en realidad, nunca hiciste nada) y los daños de tus experimentos, tu juego de prueba y errores de todo principiante va dejando heridas. Te has caído del guindo con los alemanes y puede que ahora que ves la derrota se te olvide la palabra pacto y sólo quieras ganar. Ganar tú. No nosotros. No todos. Como sea.

Qué paradoja, José Luis, qué paradoja.

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La Opa no es política, no cabe duda


¿Cómo se enteró José Luis Rodríguez de la opa alemana?

Por una llamada de Ángela Merkel, cancillera alemana. Es decir, un cargo electo, lo que usualmente se llama un político.

¿Qué es lo primero que ha hecho el consejero delegado de E-On?

Entrevistarse con José Luis Rodríguez, presidente del Gobierno español. Es decir, un cargo electo, lo que usualmente se llama un político.

¿Qué le ha dicho José Luis Rodríguez al consejero delegado de E-On?

Que no le gusta. No se sabe si el consejero delegado de E-On se ha echado a temblar.

¿Qué ha dicho el portavoz de José Luis Rodríguez?

Que es un sector estratégico y que no está muy bien que el opante sea alemán. Algo me recuerda a los argumentos del gobierno francés ante posibilidades similares. Como todo el mundo sabe, es precisamente en Francia dónde es más fácil adquirir una compañía por parte de otra empresa extranjera.

¿Qué insinúan los periódicos?


Que al alemán le advireten de la acción de oro y el poder regulatorio del gobierno. Vamos, amenazas, porque el gobierno es neutral y desde siempre esto ha sido una operación empresarial

¿Y qué va a hacer José Luis Rodríguez?

Misterio. Pero se me ocurre preguntarle si está de acuerdo con que las empresas españolas compren empresas británicas e incluso alemanas, que ejemplos de ambos hay, y no se pueda comprar empresas españolas. Pero sobre todo se me ocurre algo más:

Sr. Rodríguez: usted que es tan europeo y que siempre pone la bandera azul de las estrellitas amarillas al lado de la española y que tanto nos habla de nuestro posicionamiento correcto al lado del eje franco-alemán, ¿les va a hacer ese feo a los alemanes? Si son europeos es que son buenos, hombre.

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martes, febrero 21, 2006

No te sale, José Luis


Al héroe de cómic no le salen las cosas:

- No le va a salir la OPA de Gas Natural

- No va a cerrar el Estatut con el consenso ansiado y todo terminará en nuevo ciclo reivindicativo

- No le llega la tregua

- No le va a salir la pluralidad de TVE por ningún sitio. Menos sus cuentas, que con la caída progresiva de audiencia se va a convertir en una pesadilla ejemplo mundial de la catástrofe de lo público.

Puede que los problemas del héroe de cómic sean los siguientes:

- si gobernar es elegir damnificados, ha elegido muchos a la vez

- querer cambiarlo todo en tan poco tiempo, puede que sea demasiado

- esas cosas pueden ocurrir por poca experiencia

- también por un idealismo carente de un pragmatismo mínimo

En su honor, debemos decir:

- que ha sacado el matrimonio homosexual, con excesivos costes políticos en mi opinión.

- que ha aprobado la ley de dependencia, pero no sabemos si va a tener el dinero en el futuro.

Y sigue prometiendo.

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lunes, febrero 20, 2006

En busca de la coherencia, ese fenómeno evanescente


Siempre me pareció asombroso que "la negación del holocausto" pudiera calificarse como delito. He leído a algún musulmán quejarse de ésta diferencia de rasero, aunque no sea estrictamente religiosa la cuestión, con respecto a las ya cansinas representaciones de Mahoma.

Efectivamente, una nota de la web de El Mundo dice que "el historiador David Irving es condenado en Viena a tres años de cárcel por negar el Holocausto". Lo más chocante es que el tipo se ha arrepentido en el juicio y reconocido su error aunque, es obvio, el tribunal no le ha creído. No lo entiendo: la negación del holocausto es algo cuya evidencia científica (y no me refiero a la Historia como ciencia, sino a la criminología) es tan apabullante que el negador es un imbécil al que sólo se puede tomar por inconsistente o caradura que quiere ganar dinero con el escándalo. ¿Es coherente que la caradura sea delito y las caricaturas de Mahoma no? En Occidente tenemos mucho que decirnos a nosotros mismos.

También hoy un tribunal ha aceptado a trámite la demanda de esa asociación para la defensa de España contra Pepe Rubianes por aquella exclamación de España prostituta supuestamente jaleada por un presentador de la televisión de Cataluña. De nuevo, que España sea una puta puede ser delito, las blasfemias contra Mahoma no.

Antonio Asencio recuerda hoy como hace no tanto Esperanza y sus muchachos en perfecta concordancia con la prensa afín retiraron del cartel y vilipendiarion una obra de teatro que se llamaba "Me cago en dios". Lo recuerdo perfectamente. Toma ya coherencia. ¿Alguien ha leído el ABC en esta batalla de las caricaturas? Que me cuente lo que han dicho para saber lo coherentes que somos. Bien es cierto que nadie ha imputado delito por la obra en cuestión, pero fue retirada de cartel. A eso se le llama censura. Pedazo de coherencia.

Pues ya se imaginan dónde estoy.

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domingo, febrero 19, 2006

Que no salga de nosotros


Me dice Santiago Navajas en un correo que es muy peligroso:



Miguel el otro día creía injustas mis palabras contra M. Ángel Bastenier, a quien acusé de tibio, remilgado y unas cuentas burradas más por ser otro de los que han optado por una supuesta responsabilidad no publicando los dibujos de la ira. Los días pasan y la razón de mi (nuestra) indignación crece en contra de quienes siguen creyendo en eso del respeto mal entendido: la clave esencial en nuestra renuncia a la supuesta ofensa es que dejamos desarmados a quienes sí luchan en el mundo opresivo del islam por imponer la razón. Este sábado, el periódico del Sr. Bastenier publicó un artículo intenso, emocionante, necesario y que le propongo a Santiago convierta en lectura y comentario de texto a sus alumnos: Soy una disidente del islam, de Ayaan Hirsi Alí, diputada holandesa y de quién "sólo" voy a reproducir unos párafos de lo que debiera reproducir entero y que no sé por qué no lo hago (¿aquéllo de que puede que tenga copyright y debo respetarlo?):


No se trata de raza, color ni tradiciones. Se trata de un conflicto de ideas que trasciende las razas y las fronteras.

¿Por qué yo? Yo soy una disidente, como aquellos habitantes de la parte oriental de esta ciudad que huían a Occidente. Yo también he huido a Occidente. Nací en Somalia y crecí en Arabia Saudí y Kenia. Seguí con fidelidad las normas dictadas por el profeta Mahoma. Como los miles de personas que se han manifestado contra los dibujos daneses, pensaba que Mahoma era perfecto, la única fuente del bien, el único criterio para distinguir entre el bien y el mal. En 1989, cuando Jomeini ordenó que mataran a Salman Rushdie, pensé que tenía razón. Ahora no.

Creo que el profeta se equivocó al situarse a sí mismo y sus ideas por encima de las críticas.

Creo que el profeta Mahoma se equivocó al dictar que las mujeres estuvieran subordinadas a los hombres.

Creo que el profeta Mahoma se equivocó al decretar que se asesinara a los homosexuales.

Creo que el profeta Mahoma se equivocó al decir que había que matar a los apóstatas.

Se equivocó al decir que a las adúlteras había que azotarlas y lapidarlas y a los ladrones había que cortarles las manos.

Se equivocó al decir que quienes mueren en nombre de Alá serán recompensados con el paraíso.

Se equivocó al afirmar que sólo se podía construir una sociedad justa basándose en sus ideas.

El profeta Mahoma hizo y dijo cosas buenas. Animó a ser caritativos con los demás. Pero pienso que también fue irrespetuoso e insensible hacia quienes no estaban de acuerdo con él. En mi opinión, está bien hacer dibujos y películas que critiquen a Mahoma, y es necesario escribir libros sobre él, para educar a los ciudadanos.

No deseo ofender ningún sentimiento religioso, pero no estoy dispuesta a someterme a la tiranía. Exigir que unas personas que no aceptan las enseñanzas de Mahoma se abstengan de hacer dibujos de él no es reclamar respeto, sino sumisión.


¿A que el dibujo es mono?


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sábado, febrero 18, 2006

Tras el rastro de la bala asesina


Diálogo entre Juan Aranzadi y Jon Juaristi sobre la razón de las muertes (los asesinatos), milenarismos y violencias funcionales y miméticas:

"Esta sociedad ha vivido feliz y prósperamente instalada en el franquismo. Cuando el régimen empezó a cuartearse llegaron los problemas. Culpan al franquismo de todos sus males, pero se han inventado una historia torcida, lo que Girard llama un mito. Según este mito, el franquismo habría reducido el país vasco a la condición de colonia, explotando sus recursos y arruinándolo. El franquismo no sólo es el régimen, con su policía y sus jueces, sino también la oligarquía y los numerosos franquistas de a pie. Lo que queda de él es todo eso sin Franco, es decir, el amplio territorio social donde ETA escoge a las víctimas. Quizá a los nacionalistas tradicionales no les parezca bien que las asesine; ellos no lo harían. Pero piensan que lo tienen merecido. Inconscientemente, les acusan de no haber sido capaces de aguantar. Como eso no pueden reconocerlo, les endosan la responsabilidad de la opresión imperialista que nunca existió". Pero sí hubo opresión, me interrumpió. "Sí -contesté-. También en Córdoba o en Vicálvaro. Una opresión tan insoportable que todo el pueblo se levantó en armas para derrocar al dictador, como bien sabemos".

Juaristi, el tipo más odiado al norte del Ebro, era capaz de reducir todo a una esencia mínima todavía más cruel verso en mano:

¿Te preguntas, viajero, por qué hemos muerto jóvenes
y por qué hemos matado tan estúpidamente?
Nuestros padres mintieron: eso es todo


(Los versos sé que los tengo en algún otro libro, no recuerdo en cuál, pero se puede encontrar todo en Cambio de Destino, publicado hace poquito)

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viernes, febrero 17, 2006

A todos esos que repiten la palabra paz


En varios telediarios, comentarios verbales, notas de prensa, escucho entre expresiones esperanzadas que se habla del posible fin de la violencia. Qué sarcasmo: ¿por qué se llama violencia al asesinato y la extorsión?

Hagamos el ejercicio de acudir al diccionario de esa institución tenida por real y académica, limpiadora, fijadora y lustradora de la lengua castellana y que cada uno elija como tiene que llamar a las cosas por su nombre:

Violencia
1. f. Cualidad de violento.
2. f. Acción y efecto de violentar o violentarse.
3. f. Acción violenta o contra el natural modo de proceder.
4. f. Acción de violar a una mujer.



Asesinar
(De asesino).
1. tr. Matar a alguien con premeditación, alevosía, etc.
2. tr. Causar viva aflicción o grandes disgustos.
3. tr. Dicho de una persona en quien se confía: Engañar en un asunto grave.



Extorsión
1. f. Amenaza de pública difamación o daño semejante que se hace contra alguien, a fin de obtener de él dinero u otro provecho.
2. f. Presión que, mediante amenazas, se ejerce sobre alguien para obligarle a obrar en determinado sentido.


Me da que alguien quiere dar gato por liebre. Nadie espera que un tipo como Otegui diga: "hemos terminado de asesinar". Por clarificar las cosas.


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Un poco más de Dinamarca


Por darme el gusto. Vía Imperialista, veo que puedo seguir dando la lata:






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jueves, febrero 16, 2006

¿Qué hay de lo tuyo, George?


Pues como en todas partes cuecen habas, resulta que es público y notorio que las armas de destrucción masiva nunca existieron, que lo de las torturitas es algo que además de dolor y vergüenza produce recochineo (¿quién y por qué se divierte grabando todo eso en video?) y que lo de detener a la gente en Guantánamo, coranes al váter aparte, no es que se haga sin tener en cuenta ninguna ley respetable, es que simplemente se hace fuera de la ley.

Cuando se libró la primera guerra del Golfo algún editorial americano o británico, no recuerdo de dónde pero debo equivocarme poco si digo que era del New York Times, decía, asombrándose ante los argumentos de la guerra y la realidad política de Kuwait y Arabia Saudí, amenazada ella, "esta es la extraña libertad que defendemos". Como saben que soy proamericano y no lo escondo, me dirán si todo esto es la extraña libertad (o, mejor, justicia) que defiendo.

Desde el conservadurismo español y ¿dentro o fuera de ello? el grueso de los públicamente conocidos liberales españoles no se ha puesto nunca en tela de juicio la guerra de Iraq de modo serio ni las habilidades de Bush junior en toda esta historia: de entrada uno se asombra que no estemos ante un juicio político por mentiras e incompetencia de tomo y lomo después de que tuvimos la que tuvimos por una felación debajo de la mesa y un vestido con rastros de semen (oigan, siempre me quedé con la duda: ¿por qué no lo lavó? ¿era fetichismo eso?). Los conocedores de la mentalidad de la patria de Elvis Presley siempre nos recuerdan, o recordamos, que más grave que la succión de la becaria era haber mentido y mucho, mucho peor, haber engañado a Hillary Rodham Clinton, a la sazón su esposa y en opinión de muchos futura presidenta (Bill de primera dama, puede ser de lo más queer!).

Pero coñes, Bushito, ese señor del que se ríen tanto los españoles y no son capaces de ver el nivel técnico e intelectual de la gente que le rodea en la Casa Blanca (eso suele valer para los demócratas también, son cosas de los EE.UU. que tanto quiero), ha mentido o se ha dejado engañar de forma muy, muy gorda. Y encima ha costado más muertos que los de las Torres que tanto echo de menos en cada foto del skyline.

Lo que les decía en el titular: ¿qué hay de lo tuyo, George W.? Los Bush en EE.UU, si alguna vez llegaran a pensar en este comentarista, le calificarían como un repugnante liberal. Claro, que liberal pronunciado en las llanuras del medio oeste es sinónimo de peligroso izquierdista, dentro de lo izquierdista que puede ser un nortamericano que es, afortunadamente, poco para los estándares europeos. Cualquier encuestita de posicionamiento político en términos gringos me pondría en un especto liberal/libertarian lo que quiere decir, ni más ni menos, lo que el señor Xavier Sala i Martí suele decir, que no se metan con mi cartera ni con mi bragueta. Y eso no es ser anarco-capitalista: el señor Adam Smith advirtió muy bien que sin un estado capaz de hacer justicia y controlar la seguridad poca cosa se podría hacer.

Un amigo de la red, Citoyen, a quien desde aquí doy las gracias, me referencia en su blog sin mencionar su (mi) título, simplemente dice: "porque ser liberal no es incompatible con ser progresista". Pinchas, y salgo yo. El amigo Ricardo Royo me lo dice: cuidado con los de tu grey y ha llegado a escribir en sus respuestas a mis comentarios en su blog que servidor de ustedes es progresista. Uno detesta la estética y la propraganda de lo tenido por progre, pero desde siempre ha estado con el progreso científico y racional. Me horroriza la apropiación que efectúa la izquierda rancia (que la hay, como hay derecha rancia) y la socialdemocracia a la violeta alimentada ideológicamente por memos tan peligrosos e inteligentes como Juan Luis Cebrián y Joaquín Estefanía de la palabra progreso, esa llama.

Bush no es lo que llamaría yo un liberal como yo lo soy. Es americano, por tanto la parte económica no hay ni que discutirla. Pero el tipo pertenece al ala dura del partido republicano, una gente muy poco misericordiosa a pesar de todo lo que rezan y con un concepto de democracia que suele basarse en te impongo mi mayoría como una condena, algo que es capaz de ponerme los pelos de punta casi tanto como la derecha religiosa española y sus cardenales, que me dan menos miedo porque no tienen botones de misiles delante.

Otro amigo, Viladesau, defiende desde su blog de forma constante la necesidad de la honestidad intelectual. De ahí su independentismo coherente e inteligente. Desde las posiciones liberales debemos clamar por la honestidad intelectual. No lo pido a esas huestes de esas webs antizp y esas otras que dan vivas a Aznar que han cambiado a los guerrilleros de Cristo Rey por una página electrónica (lo que es un avance) y que han encontrado la palabra liberal como una fuente de legitimización a una idelogoía extremadamente conservadora y de profundo totalitarismo católico en el mejor de los casos. Esas que ahora braman por el fenómeno de las caricaturas y se ceban en lo mahometano como antidemocracia pero que no gritan al ver lo de Guantánamo.

Por eso hay que hacerlo. Por coherencia liberal, por coherencia pronorteamericana, no hay nada más proestadounidense, por su tradición y por sus principios, que clamar contra Guantánamo y sus presos sin ley ni jueces, contra las torturas de los soldados - nuestros soldados, los hago míos aunque no me guste(n) nada la(s) guerra(s) - y las mentiras orquestadas por un gobierno elegido democráticamente para conducir a su país a una guerra por muy victoriosa o beneficiosa que sea. Clamar por toda la exigencia de responsabilidad a W. sin que haya que lincharlo por ello, esa otra tradición del Far West. Exactamente con la misma energía que hemos dedicado, en especial frente a los comprensivos, en defensa de la libertad de expresión, la que nos permite ver sin que nadie censure ni pueda decir que se ofende las escenas de presos iraquíes torturados. Y por Liberty Valance, John Ford y Truman Capote. Good night and good luck.

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miércoles, febrero 15, 2006

Diagnóstico: el español es un mandado


Henry Kissinger, no en vano un europeo trasladado a Estados Unidos, era un entusiasta seguidor del fútbol de acuerdo con el significado que le damos en Europa a la palabra: no incluye un balón con forma de melón. La tentación era inevitable: hace un montón de años que le leí un artículo no sé dónde ni por qué en el que relacionaba el estilo de juego típico de un país con su política exterior. Olvídense, España no aparecía. Italia, por supuesto que sí, y no recuerdo si había menciones al Vaticano, pero imagínense el tópico convertido en pizarra de vestuario.

Como los tópicos son verdad, que decía el clásico, fútbol y antropología deben tener un gran futuro por delante cuando se profundice en la mente europea occidental del siglo XX. Seguramente del XXI también. Están esos antropoólogos que hacen prospecciones en los vertederos para ver lo que tira la gente y así saber sin encuestas de mentira qué es lo que la gente consume de verdad, por lo que no es de extrañar que a alguien le dé por recrearse en las imágenes y mitos del fútbol no para hablarnos del portero freudiano como madre de la cohorte tocapelotas y su soledad frente al penalty, sino cosas más mundanas: el espectáculo de la gestión de los clubes de fútbol españoles debe de ser todo un reflejo de lo que el carpetovetónico común y corriente, supuesta especie en extinción, entiende por organización de la cosa pública.

Otro aspecto de la antropología es que no hay nada como el forastero para describir una cultura. Pensemos entonces que si el tópico es verdad y el que mira es un extraño, puede que el diagnóstico no sea impreciso. Hoy me desayuno con una entrevista a Van Gaal, ese señor antipático que entrenó al Barcelona y que quería trabajar con un grupo de deportistas y se encontró con que era el general del ejército simbólico de Cataluña a las ordenes de un emperador que no quería ejercer de virrey del Principado, un serio problema para la causa. Muchos han dicho que sí que lo era, pero nunca he pensado que el Sr. Van Gaal fuera tonto. Así que tomen su diagnóstico como quieran:

La cultura española es hacer lo que le dice el que manda. En Holanda la gente quiere mandar. En España prefiere que le manden.

Servidor de ustedes sin ser entrenador de fútbol ni holandés hace años que piensa lo mismo. No me reconforta nada ir de listillo, más bien me llena de desesperanza: ¿saben ustedes por qué el pensamiento liberal y la iniciativa individual son algo que crece tan mal en este solar ibérico? Pues yo no soy tan sabio, pero me da que ese afán por esperar la autoridad del machito, del capo, el jefe y el caudillo tiene que ver, sea como causa o como consecuencia. Nos queda la pregunta malévola a Van Gaal, ¿cree usted que a vascos y catalanes (usted vivía allá) les es aplicable la sentencia? Las consecuencias son terribles: fíjense que no resultaran tan españoles y resulta que quieren mandar y no esperar a que les manden. Dejaremos que Mariano Rajoy reflexione sobre ello, ahora que quiere proponer un referéndum sobre cómo se tiene que mandar. Porque de eso se trata, ¿no?.

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sábado, febrero 11, 2006

La resurrección del irresponsable


La memoria es algo esencialmente erróneo, un artefacto que recuerda como quiere y lo que quiere pero que tiene la rara virtud de ser nuestra única patria y puede, filósofos y sacerdotes me perdonen, que sea el único yo posible. Del marasmo del ruido y las voces grandilocuentes, los recuerdos aparecen como luces en la niebla.

Recuerdo ahora que en esos años de plomo diluido que fueron los del descubrimiento de los propietarios de los GAL, de la exuberancia de la corrupción y el uso y abuso del poder para construir un mecanismo blindado de perpetuación en el poder y riquezas varias, el gran comendador Felipe González solía atribuir a todos sus críticos el calificativo de irresponsable. Eras irresponsable por sugerir que el dinero del gobierno y una decisión tomada sin taquígrafos en despachos silenciosos se había utilizado para ordenar secuestros y cometer asesinatos.

Era irresponsable sugerir que el dinero del gobierno, es decir, el nuestro, se había empleado en forma de pagas extra a los altos cargos policiales sin ningún tipo de control. Era irresponsable cualquier insinuación de que el partido en el gobierno había organizado una trama de fraude fiscal y mercantil para financiar sus campañas electorales. Y se era irreponsable por sugerir que el máximo responsable de ese gobierno y de ese partido fuera siquiera interrogado para decirnos qué sabía del asunto. Nadie parecía en reparar que resultaba manifiestamente incompetente y, por tanto, irresponsable, que el primer ministro de ese gobierno dijera que se enteraba de cosas como ésta por los periódicos.

El gran comendador Felipe González era capaz de introducir grandes términos para aguar el escándalo. Por ejemplo, fué él el primero en hablar de crispación (¿es mi memoria fiable? pero como si reviviera aquélla rueda de prensa...) a lo que era indignación y escándalo ante el crimen organizado. Se crispaba y se era irreponsable. Y entonces el diario El País y las tertulias de la SER empezaban a repetir cual descubridores de un nuevo grial los términos mágico-manipuladores del gran comendador.

Ya somos irresponsables otra vez. El Sr. Navajas ha desmenuzado concienzudamente los entresijos de toda esta falacia de falsos conciliadores y de comprensivos y serenos demócratas indignados por la mala fe de los caricaturizadores de ídolos. Miguel Ángel Bastenier publicaba uno de sus análisis de política exterior ficción y nos leía la cartilla:

...el hecho de que haya tal desproporción entre ofensa y reacción, no hace menos irresponsable la actitud del que ofendió sin mirar a quién. Abstenerse de encargar o publicar las viñetas, no habría sido en este caso autocensura, sino comportamiento responsable.

La abstinencia, ese remedo de castidad, solución recomendada por el Vaticano para evitar la extensión del SIDA es el mérito que nos proponen. Y yo me pregunto, Bastenier, quién eres tú, santo pope del periodismo, santo defensor de las libertades, para hurtar a los lectores que dices defender la capacidad de ejercitar su propio juicio observando por ellos mismos el contenido de la polémica; quien eres tú para pensar que no soy lo suficientemente adulto para hacerme mi opinión y mi escándalo. Pero vale la hipocresía: no lo publico pero le digo dónde puede usted verlas.

En el siglo XXI pervive la confusión para preservar las ideas de libertad y modernidad que tanto ha costado construir. Batalla sin fin contra las limitaciones de nuestras entendederas. Pero hay luces en la noche, hay faros que marcan los caminos que debiéramos saber de memoria:

En una situación en la que se están quemando embajadas, ¿es denunciar las caricaturas lo mínimo que Occidente puede hacer para mostrar su respeto por el islam y evitar el tan temido choque de civilizaciones?

No. Hay muchas cosas que los países occidentales pueden decir y hacer con provecho para facilitar las relaciones con el islam, pero cerrar la boca a sus periódicos no es una de ellas. Las personas que sienten que no son libres para dar voz a sus preocupaciones sobre el terrorismo, la globalización o la intrusión de nuevas culturas y religiones no querrán por ello más a sus vecinos. En todo caso, sucederá más bien lo contrario: las personas necesitan desfogarse. Y la libertad de expresión, recordemos, no es sólo un pilar de la democracia occidental, tan sagrada a su manera como lo es Mahoma para los musulmanes devotos. Es también una libertad que millones de musulmanes han llegado a disfrutar o aspiran a disfrutar para sí mismos. En consecuencia, extenderla y fortalecerla puede ser una de las mejores alternativas para evitar la incomprensión que puede conducir a las civilizaciones al conflicto.


The Economist, 11 de febrero de 2006



Actualización: bueno, pues el gran Fernando Savater ha hablado. Y cómo. El Señor de las Navajas reproduce y comenta hoy vastamente su artículo y otras joyas. Creo que se deja por reproducir la cojocita, vean:

"me preguntaría, como hizo el semanario jordano Shihane, "qué perjudica más al Islam, esas caricaturas o bien un secuestrador que degüella a su víctima ante las cámaras". Desgraciadamente no tendremos ya respuesta ni debate, porque el semanario fue de inmediato cerrado y su director despedido"

He podido comprbar gracias a él que no sólo Bastenier, hasta Goytisolo, al que quiero tanto, también se desliza por este tobogán de destrucción de la modernidad: también nos llama irresponsables. Qué cosas.



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