Regalo de Reyes para Mapuche:
El nuevo experimento de David de Ugarte, que seguro que nos dará mucho que hablar. Sobre esto hemos discutido un poco y mi estimado amigo Albert suele pelearse conmigo por el acento en la jerarquía, esa cosa que las redes reducen, disuelven y deconstruyen. Como, en realidad, estamos siempre más cerca en lo que pensamos que en lo que no pensamos, yo me divierto en explotar las debilidades de cada enfoque seguramente casi tanto o menos (usted, Mapuche, siempre más) que él: el problema de ver las redes como puros elementos desjerarquizadores es que no resuelven el problema del poder duro. Ese que yo sospecho que, salvo mutación feminizante y tras la eliminación de la propensión al fraude y la mentira que los prometdores resultados de un análisis objetivo de costes y beneficios que todo individuo efectúa varias veces al día, supervivirá mientras llega el hombre nuevo que la biología evolutiva promete. Preguntas al Dr. Mapuche.
Por otro lado, extraigo esta interesante cita que De Ugarte para empezar a repartir tomates por todos lados:
En países como España, Nigeria o Marruecos donde el estado no ha podido imponer de una forma clara y homogénea estos mitos -es decir, donde el estado ha fracasado al menos parcialmente como proyecto nacional- se dan fragmentados en la forma de nacionalismos alternativos y un cierto protagonismo de las identidades y pertenencias pre-modernas como la familia, la cuadrilla, la religión o el linaje. Y precisamente por eso en estos países la Cultura es parte central del debate más que en ningún otro lado.Por cierto, acaban de matar un Mapuche en una manifestación en Santiago reclmando las tierras de sus antepasados. Cultura ancestral que se defiende en cultura "moderna". ¿Serán lo uno o lo otro? Bueno, al final, lo que uno más o menos pretende decir es que descompongamos la nación española para descomponer luego la catalana, la vasca y hasta la andaluza con su pescado frito. Lo de la nación "Europa" no me convence nada por razones diversas generalmente muy francesas. Las culturas como tótems me tocan verdaderamente el pie.
Pero vayan a Francia donde la homogeneidad identitaria hace aguas por la presión migratoria. O a Brasil, Argentina, México, Cuba o Bielorrusia, donde el proyecto moderno, en su dimensión nacional vive con pujanza. En estos países hasta la alteridad, hasta el presunto antagonismo al estado nacional lo es por el estado, a cuyos gobiernos o dirección social se les reprocha, en todo caso, su falta de sentido nacional.
Esta subsunción del conflicto en el estado de cultura, en la identidad que nos es dada desde el propio estado nacional, es especialmente clara en los debates sobre la propia cultura y en especial sobre sus formas de jurídicas de propiedad. No es casualidad si la Unión Europea se resiste con fiereza a abrir sus mercados a Estados Unidos en todo aquello que considera digno ser considerado excepción cultural, del cine al camenbert. No es casualidad si los derechos de autor han sido elevados a la categoría de derecho humano universal y se han impuesto, por primera vez desde el Antiguo Régimen, verdaderos sistemas privados de imposición (como el canon sobre los CDs o el ADSL) para proteger a unos pocos centenares de privilegiados autores.
Que seguro que me dejo algo que matizar y precisar, pero dará igual, nos saldrán en las cajitas 80 ó 90 mensajes hasta que se vuelva cansino seguir bajando la barra de navegación.
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