viernes, enero 19, 2007

Incisos desde Babia


Babia no es un lugar recóndito de la provincia de León donde uno se retira en busca del sosiego: la babia del blogger es su propia condición de amateur, una curva de elección entre renta y ocio en la que no cabe la posibilidad de elegir: la renta es lo primero. El laburo consume la espontaneidad, los gramos de creatividad propietarios de este juntaletras que tanto se asombra de que allí, tras los píxeles, hay alguien.

De León salió Luis Gómez para el mundo. Va y viene pero, por fin, Desde el Exilio ha regresado: Luis es un ser tierno de espíritu enorme. Cuando no habla de política, me enseña pintura desde la barra de un tugurio y yo me voy con su corazón de caballero andante.

Si de corazón hablamos, un niño de siete años, tocayo de Berlin Smith, muere en Salta, Argentina: "fuiste un ángel que no tuviste tiempo en la tierra porque el buen Dios te necesita en el cielo, pide a la divina madre, quien te llevo a su lado, sepamos aceptar tu partida; da paz a tus familiares y alivio al corazón de tus papis". Que me quede tiempo para dar sosiego al corazón de mis papis.

La distancia que se tiene desde Babia no deja de asombrarse ante una vida cotidiana que permite comprobar que las ideologías sí cuentan: este aserto propio de rescoldos marxistas o izquierdismo al café con leche de tarde anodina en selecto establecimiento de cualquier ciudad europea, adquiere toda su dimensión cada día en la ciudad de Barcelona. Mientras un señor vuelve a su casa, se encuentra la cerradura cambiada y unos desconocidos ocupantes se otorgan el derecho a vivir en ella, ni policía ni justicia con el título de propiedad en la mano son capaces de devolverle lo que es suyo.

Supuestamente abrumados por lo que se dice es un serio problema (el acceso a la vivienda digna: uno se alegra de que, en el fondo, los occidentales, en su propio éxito, consideren indigno todo lo que no sea casa con calefacción, agua caliente, plaza de garage y piscina), los señores elegidos para resolver estas cosas encuentran remedios de la mejor farmacopea: expropiar al que no alquila, multar (imponer una tasa, dirán) al que tenga la casa vacía o enriquecer el castellano y las otras lenguas cooficiales aportando el término kelifinder al acervo común. ¿Cómo se llamaba esta señora? Desde Babia no se la ve.

La pregunta ideológica que yo hago es si todo esto no es más sencillo si ese Estado benefactor, misericordioso y del bienestar que nos quiere dar vivienda digna dictara unas simples leyes y pusiera su monopolio de la violencia al servicio de quienes cumplen los contratos: si hay quien no te paga el alquiler o si hay quien sin previo aviso ni consentimiento se queda a dormir en tu casa no parece descabellado que mediando aviso pertinente en treinta días deba dejarte incólume y sin remedio, a poder ser sin Guardia Civil y si no hay más remedio con ella, el solar legítimamente obtenido. Se trata de dar apetito de arriendo al arrendador.

Oiga, Berlin, usted llamando a la Guardia Civil. Cuánto ha cambiado España, me digo yo. Fíjense que el valiente Zapatero no se ha atrevido a que deje de ser un cuerpo militar. Me refuerza la idea de que las ideologías sí cuentan, pero que los humanos, en el fondo, no tienen la más remota idea de cuál es la suya, la de su propia conducta.

Me sirvo un té y una tostada en el castillo de Babia. Anoto deudas con Mapuche (caro: no, no era provincianismo, ya me dejará que le explique, es que no le he podido poner atención, la merecida) y recuerdo que tengo que hablarles de Oriente, siempre al Oriente, y que es un pasivo más antiguo aún y...