La lectura de breves relatos como éste te dejan una sensación estomagante de cómo la intromisión de los gobiernos en la vida de las personas te dejan más convencido de que tienen demasiado poder, de que las cosas crearán nuevos problemas y más justificaciones para que sigan incrementando sueldos, edificios y funcionarios dedicados a administrar cosas que antes no hacía falta administrar porque se hacían solas. Si te descuidas, alguien nos sacará un ejemplo europeo y lo equiparará a la palabra "verdad":
"El borrador del proyecto de Ley de Vivienda considera inmueble desocupado «el que no ha sido utilizado por su dueño durante un año». Se excluyen las segundas residencias, las viviendas abandonadas temporalmente por razones laborales, de salud o para cuidar personas dependientes y quienes aleguen otras causas debidamente justificadas. La Ley obligará a los ayuntamientos a crear un registro con la declaración oficial de piso vacío. El lío va a ser importante porque tendrán esta declaración todos los pisos donde no figure persona alguna empadronada. Se considerarán también sospechosos los consumos «anormalmente bajos» de luz, agua y gas; que el propietario reciba correo en otro domicilio; que se comunique por Internet o por teléfono desde otros lugares; o que declare una dirección diferente a la del DNI o a la de otros trámites. Serán también válidos los testimonios del vecindario o de los inspectores oficiales. El Gobierno vasco, que tendrá que montar un cuerpo policial, prevé cobrar un canon diario de 9 euros en el primer año (12 euros en el segundo y 15 en el tercero), independientemente de si el ayuntamiento sube el el IBI. Los expertos consultados califican este proyecto de «incautación»."Escucharemos palabras de propaganda diciéndonos que ayudan a los jovenes, a facilitar la vivienda digna y tantos grandes principios. Y resulta que el que tiene una casa vacía es tonto y pudiendo ganar dinero con ella no lo hace ¿Por qué será? ¿Una malvada conspiración del capital? Años ha que el que quiere alquilar pide seguridad jurídica. Una competencia del estado cuya incompetencia en prestar resuelve con nuevos mecanismos incompetentes. Se inventarán un cuerpo de inspectores de casas desocupadas que espiarán lo que gastas en agua. Frente a la reinvindicación del estilo de vida, no es de lo más cool pensar en Margaret Thatcher y en su sentido común de ama de casa. A lo mejor si me pongo trenzas sí resulta extravagante y, por tanto, merecedor de atención. En Babia, me convencí de que la idelogía sí importa aunque fuera una nebulosa gris, aunque se corra el riesgo de convertirse en religión (vade retro, satanás). Soy liberal. Es el nombre que mejor encaja en mis sensaciones.
(Al menos, mientras duren; y por simplificar. Que las etiquetas quitan la complejidad y, con ello, parte de la diversión)
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